2.INTRODUCCIONES DIVERSAS:
II."BASTA DECIR LA VERDAD
PARA SER ODIADOS"
#Nadie debe pensar que la Sabiduría de Dios no haya sido capaz de comprender aquel corazón
#No era cosa nueva que la gente fuese voluble
#¡La fragilidad de los apóstoles qué grande fue!
#Antes hay que beber todo el cáliz que Yo bebí
Dice Jesús:
Nadie debe pensar que la Sabiduría de Dios no
haya sido capaz de comprender aquel corazón
"Mis ojos habían leído en el corazón de Judas Iscariote. Nadie debe pensar que la Sabiduría de Dios no haya sido capaz de comprender aquel corazón. Pero, como dije a mi Madre, él era necesario. ¡Ay de él porque fue el traidor! Pero era necesario un traidor. Judas era doble, astuto, ambicioso, lujurioso, ladrón, inteligente, más culto que los demás, y había logrado imponerse sobre todos. Audaz, me allanaba el camino aun más difícil. Le gustaba entre otras cosas sobresalir y hacer resaltar su lugar de confianza que tenía cerca de Mí. No fue servicial por instinto de caridad, sino porque era de esos que en la actualidad llamaríais "fachendoso". Esto le valió tener la bolsa y acercarse a las mujeres. Dos cosas que amaba desenfrenadamente, además de la tercera: los puestos humanos.
Mi Madre, pura, humilde, que no amaba las riquezas terrenas, no podía menos de sentir asco por esa sierpe. También Yo lo tenía. Yo, el Padre y el Espíritu Santo sabemos cuántos esfuerzos hice para poderlo soportar junto a Mí. En otra ocasión te lo explicaré.
Igualmente no ignoraba la hostilidad de los sacerdotes, fariseos, escribas y saduceos. Eran viejas zorras que buscaban atraerme hacia su cueva para despedazarme. Tenían hambre de mi Sangre. Dondequiera trataban de ponerme trampas para capturarme, para tener con qué acusarme, para quitarme la vida. Por tres años duró la asechanza y no se calmaron sino hasta cuando me vieron muerto. Aquella noche durmieron felices. La voz del que los acusaba se había callado para siempre. Así lo creían. Pero no. No estaba apagada. Jamás lo será. Truena, truena y maldice a sus semejantes de ahora. ¡Cuanto dolor sufrió mi Madre por su culpa! Y ese dolor no lo olvido.
No era cosa nueva que la gente fuese voluble
No era cosa nueva que la gente fuese voluble. Es la bestia que lame la mano del domador si en ella tiene el látigo o si le ofrece un pedazo de carne para calmar su hambre, pero basta con que el domador caiga y no pueda usar más el látigo, o no tenga más que darle, que ella se arroja y lo desgarra. Basta con decir la verdad y ser bueno para que la gente lo odie a uno después de pasado el entusiasmo. La verdad es reproche y consejo. La bondad arranca el látigo y hace que los no-buenos no teman más. De esto surgió el "crucifige" después de haber gritado los "hosannas". Mi vida de Maestro se vio llena de estos dos gritos. Y el último fue el de "crucifícalo". El hosanna fue como el aliento que toma el cantante para dar un agudo. A mi Madre en la noche del Viernes Santo le pareció volver a oír los hosannas mentirosos, convertidos en gritos de muerte para su Hijo, y su corazón sintió un dolor sin nombre. También esto no lo olvido.
¡La fragilidad de los apóstoles qué grande fue!
¡La fragilidad de los apóstoles qué grande fue! Llevé en mis brazos piedras que tiraban hacia la tierra, y que quería elevar al cielo. Aun aquellos que no pensaban ser ministros de un rey terrenal, como Judas Iscariote, no dejaban con todo, si la ocasión se presentaba, de desear gloria. Llegó el día que aun mi Juan y su hermano ambicionaron esta gloria, que os ofusca como un espejismo aun en las cosas celestiales, y que no es un santo anhelo por el Paraíso, que quiero que tengáis. Es un deseo humano de que vuestra santidad sea conocida. No sólo esto, sino una cosa detestable de cambistas, de usureros, porque por el poco amor que dais a quien se le debe dar todo el ser, pretendéis un lugar a su derecha en el cielo.
Antes hay que beber todo el cáliz que Yo bebí
No, hijos, no. Antes hay que beber todo el cáliz que Yo bebí. Todo: con su caridad en lugar del odio; con su castidad contra los gritos de los sentidos; con su heroicidad en la pruebas; con su holocausto por amor de Dios y de los hermanos. Y después que se haya cumplido el propio trabajo decir: "Somos siervos inútiles" y esperar a que mi Padre y vuestro os conceda, por su bondad, un lugar en su Reino. Es necesario despojarse, como viste que me despojaron en el Pretorio, de todo lo que es humano, quedándose sólo con lo indispensable, que es el don de la vida, y recordando que podéis ser más útiles a vuestros hermanos desde el cielo que en la tierra, en el cielo donde Dios os revestirá de la estola inmortal, lavada en la Sangre del Cordero".
X. 337-339
A. M. D. G.