V."NO MEDITÁIS NUNCA 

EN LO QUE ME COSTASTEIS"

 


 

#Ahora te daré a conocer los dolores como fueron   

#Pero las cosas no tenían culpa alguna. La tenía sólo el hombre, que se hizo culpable el día en que dio oídos a Satanás, allá en el paraíso terrestre   

#La mano que Dios hizo al hombre para que se distinguiera de los animales, la mano que Dios enseñó usar al hombre se rebeló contra el Hijo de Dios,   

#Los pies del hombre que hubieran servido solo para correr a adorar al Hijo de Dios, se hicieron veloces para ir a capturarme, para arrastrarme...

La boca del hombre que debería haber pronunciado sólo alabanzas y bendiciones al Hijo de Dios, borbotó blasfemias y mentiras 

La inteligencia del hombre, signo de su origen celestial, no dejó ningún resquicio suyo para buscar algo con qué podría atormentarme   

#Todo, todo sirvió para atormentar al Hijo de Dios.

 


 

Dice Jesús:

 

Ahora te daré a conocer los dolores como fueron

 

"Conoces ya todos los dolores que precedieron a mi pasión. Ahora te daré a conocer los dolores como fueron. Los que más llaman vuestra atención, aun cuando, a decir verdad, muy poco meditáis en ellos. No reflexionáis en lo que habéis costado, y en las torturas que os dieron la salvación.

Vosotros que os quejáis de una picadura, de un golpecillo, de un dolor de cabeza, no pensáis que Yo era todo una llaga, que esas llagas estaban envenenadas de muchas cosas, que las mismas cosas eran empleadas como tormento por su Creador porque torturaban al Dios-Hijo ya torturado sin respeto a Aquel que, Padre de la creación, las había hecho.

 

Pero las cosas no tenían culpa alguna. La tenía sólo el

 hombre, que se hizo culpable el día en que dio oídos 

a Satanás, allá en el paraíso terrestre

 

Pero las cosas no tenían culpa alguna. La tenía sólo el hombre, que se hizo culpable el día en que dio oídos a Satanás, allá en el paraíso terrestre. No tenían ni espinas, ni veneno, ni dureza sino hasta ese momento. Dios había elegido al hombre como a rey, lo había hecho a su imagen y semejanza, y llevado de su amor paternal no había querido que las cosas le hiciesen daño. Satanás tendió la trampa, primero en el corazón humano, y después vinieron el castigo por el pecado, los cardos y las espinas.

Ahora bien, Yo, el Hombre, tuve que padecer por causa de las cosas además que por las personas. Los hombres me insultaron y atormentaron, las cosas fueron sus instrumentos.

 

La mano que Dios hizo al hombre para que se distinguiera 

de los animales, la mano que Dios enseñó usar al hombre

se rebeló contra el Hijo de Dios

 

La mano que Dios hizo al hombre para que se distinguiera de los animales, la mano que Dios enseñó usar al hombre, la que no era más que el instrumento de la inteligencia humana, la parte que es tan perfecta, la que debería haber dado tan sólo caricias al Hijo de Dios, de quien sólo se habían recibido beneficios y favores, se rebeló contra el Hijo de Dios, le dio de bofetadas, tomó el flagelo, se convirtió en tenazas para arrancar los cabellos de la cabeza, la barba del rostro, en martillo para enclavar.

 

Los pies del hombre que hubieran servido solo

 para correr a adorar al Hijo de Dios, se hicieron veloces

 para ir a capturarme, para arrastrarme...

 

La boca del hombre que debería haber pronunciado sólo

 alabanzas y bendiciones al Hijo de Dios, borbotó blasfemias 

y mentiras ...

 

La inteligencia del hombre, signo de su origen celestial, 

no dejó ningún resquicio suyo para buscar algo con qué

 podría atormentarme

 

Los pies del hombre que hubieran servido solo para correr a adorar al Hijo de Dios, se hicieron veloces para ir a capturarme, para arrastrarme por las calles, para darme puntapiés.

La boca del hombre que debería haber pronunciado sólo alabanzas y bendiciones al Hijo de Dios, borbotó blasfemias y mentiras, injurias y baba contra mi persona.

La inteligencia del hombre, signo de su origen celestial, no dejó ningún resquicio suyo para buscar algo con qué podría atormentarme. El hombre empleó todo su ser para atormentar al Hijo de Dios.

No dudó de pedir auxilio a la tierra para torturarme. Empleó las piedras como proyectiles para herirme, las ramas de los árboles para azotarme, las sogas para arrastrarme sin mirar que me cortaban, las espinas para que fueran mi corona, el hierro para que fuera mi azote, una caña para que fuera mi cetro, y las piedras flojas del camino para que no encontrase Yo un apoyo seguro a mis pies que se doblaban, y que debían seguir el camino que los conduciría hasta la cruz. 

A los elementos terrenales se unieron los del cielo. El frío del alba hirió mi cuerpo agotado ya desde el huerto, el aire golpeaba mis heridas, el sol las quemaba y las esparcía con polvo o les echaba moscas, y ofuscaba mis ojos con sus resplandores.

A los elementos del cielo se unió lo que el hombre emplea para cubrirse: el cuero se convirtió en flagelo, la lana que es suave y dulce se adhirió a mis heridas, de modo que cualquier movimiento me producía un nuevo dolor.

 

Todo, todo sirvió para atormentar al Hijo de Dios.

 

Todo, todo sirvió para atormentar al Hijo de Dios. Lo que fue creado por El, en los momentos en que se convirtió en Hostia de Dios, se convirtió en su enemigo. Tu Jesús, María, no encontró ningún consuelo. Todas las cosas se volvieron contra Mí como serpientes venenosas.

En esto deberíais pensar cuando sufrís, y comparando vuestras imperfecciones con mi perfección, mis dolores con los vuestros, veréis que el Padre os ama más que a Mí en aquella hora, y por lo tanto deberíais amarlo con todo vuestro ser, como Yo lo amé pese a su severidad."

X. 345-347

A. M. D. G.