DE BETANIA A JERUSALÉN
#Jesús quiere hablar a solas con los Apóstoles
#Quiero, en estas últimas horas de que dispongo, que conozcáis mejor al Mesías
#"Este mes será para vosotros el primero del año"
#"Que el cordero no tenga mancha, que sea macho y de un año"
#"Y Moisés dijo: '... meted un hisopo en la sangre y rociad los postes' "
#Ved a Sión allá en el fondo. Id a tomar la asna y el asno. Decid: "El Rabí Jesús los necesita"
Jesús camina entre los huertos y olivares en flor. Hasta las mismas hojas de olivos, bañadas de rocío parecen flores, al brillar al contacto de los primeros rayos de la aurora que un viento perfumado suavemente mece. Cada rama es obra de un orfebre y los ojos admirados la contemplan. Los almendros, revestidos otra vez de su verde ropaje, sacan su cara por entre los otros árboles y bajo las vides enseñan los primeros y caprichudos recortes de sus tiernas hojas, tan limpias y sedosas que se antojan una rociada de esmeraldas pequeñísimas o un trocito de preciosa seda. Arriba, un cielo de color turquesa oscura, sin mancha alguna, hermoso, bello. Por todas partes se oye el cantar de los pajarillo, y se siente el perfume de las flores. un aire fresco da fuerzas y vigor. Sin duda alguna que es la alegría que abril trae con su sonrisa.
Jesús está en medio de sus apóstoles. Están los doce. Habla.
Jesús quiere hablar a solas con los Apóstoles
"Dije que se adelantasen las mujeres porque quiero hablaros a vosotros solos. En los primeros días cuando nos encontramos, dije a los que estaban conmigo. "No molestéis a mi Madre con lo que me pasó". En aquellos tiempos parecían cosas descomunales... Tres de vosotros, Juan, _Simón, y tú, Judas de Keriot, fuisteis testigos de lo que no ha sido sino el empiezo de una cadena por la que será condenado el hijo del hombre. Podéis ver que lo que pasó en aquella ocasión no es más que un grano de arena si se le compara con la roca, con el peñasco de lo que ahora sucede. Pero entonces, tantos vosotros como mi Madre y yo no estábamos preparados para hacer frente a la maldad humana. El hombre jamás de improviso se hace experto en el Bien como en el Mal. Sube o se hunde gradualmente. Lo mismo sucede respecto al dolor. Vosotros que sois buenos, que habéis subido hacia el Bien, podéis comprobar, sin escandalizaros como en aquel entonces lo hubierais hecho, a qué punto de perversión puede descender el hombre que se hace Satanás, de igual modo como Yo y mi Madre podemos soportar, sin morir, todo el dolor que nos viene de los hombres. Hemos robustecido nuestro corazón. Todos. En el bien, en el mal, o en el dolor. Y sin embargo no hemos llegado a la cima. Todavía no la hemos tocado... ¡Oh, si supieseis cuán grande es la cima del bien, del mal, del dolor! Os repito las palabras que entonces os dije. No contéis a mi Madre lo que el Hijo del hombre va a deciros. Sufriría mucho. Al reo que va a ser ejecutado por compasión se le ofrece una bebida que lo duerma para que pueda esperar, sin miedo, la hora del suplicio. Vuestro silencio será la bebida piadosa para Ella, la Madre del Redentor. Quiero ahora que conozcáis el sentido de las profecías para que nada os quede oscuro. Os ruego que estéis conmigo lo más posible. Durante el día estaré con todos; a la noche os suplico que no os alejéis de mí. no quiero sentirme solo..."
Jesús está muy triste. Los apóstoles lo ven y se angustian. Se le acercan. También Judas lo hace como si fuera el más cariñosos de ellos.
Quiero, en estas últimas horas de que dispongo,
que conozcáis mejor al Mesías
Jesús los acaricia y continúa: "Quiero, en estas últimas horas de que dispongo, que conozcáis mejor al Mesías. Al principio di a conocer a Juan, Simón y Judas la verdad de las profecías relativas a mi nacimiento. Estas han dibujado mi amanecer y mi crepúsculo, mejor de lo que hubiera podido haber hecho un pintor. El alba y el anochecer son las dos fases que los profetas mejor pintaron. El Mesías que bajó del cielo, el Justo que las nubes soltaron en forma de lluvia sobre la tierra, el Retoño hermoso, va a ser entregado a la muerte. Va a ser despedazado como lo es un cedro por el rayo. Hablemos de su muerte. No suspiréis. No mováis la cabeza. No murmuréis en vuestros corazones, no maldigáis a los hombres. De nada sirve. Subimos a Jerusalén. La Pascua está ya próxima.
"Este mes será para vosotros el primero del año"
"Este mes será para vosotros el primero del año". Este mes será para el mundo el principio de una nueva era. Jamás conocerá fin. Inútilmente el hombre, de cuando en cuando, tratará de poner otro mes en su lugar. Los que así lo intentaren, serán fulminados y muertos. No hay más que un Dios en el Cielo y un Mesías en la tierra: el Hijo de Dios: Jesús de Nazaret. Como por Sí da todo, puede querer todo, y pone su real sello no sobre lo que es fango y carne, sino sobre el tiempo y el espíritu.
"En el día diez de este mes cada familia tome un cordero.
Si su número no pudiese acabárselo, invite a su vecino"
"En el día diez de este mes cada familia tome un cordero. Si su número no pudiese acabárselo, invite a su vecino". Porque el sacrificio y la hostia deben ser realizados y consumados. No debe quedar nada. Y así será. Son muchos los que están a punto de alimentarse del cordero. Es una multitud que no puede contarse, que asiste a un banquete sin límite de tiempo, y no es necesario que haya fuego, porque no habrá sobras. Aquellas partes que será ofrecidas o rechazadas por el odio serán consumadas por el fuego mismo de la víctima, por su amor. Os amo, ¡oh hombres!. A vosotros, doce amigos míos que Yo mismo escogí, en quienes están las doce tribus de Israel y las trece veces del linaje humano. Todo lo he juntado en vosotros, y todo en vosotros lo veo reunido... Todo."
"Pero en las venas del cuerpo de Adán están también las de Caín. Ninguno de nosotros ha levantado su mano contra su compañero. ¿Dónde está, pues, Abel?" pregunta Iscariote.
"Tú lo has dicho. En las venas del cuerpo están también las de Caín. Yo soy Abel, el amable Abel, pastor, a quien el Señor amó porque ofrecía sus primicias y lo mejor de sus cosechas, y antes que esto, a sí mismo. Os amo, aunque vosotros no me améis. El amor apresura y realiza la obra de los sacrificadores.
"Que el cordero no tenga mancha,
que sea macho y de un año"
"Que el cordero no tenga mancha, que sea macho y de un año". No hay tiempo fijado para el Cordero de Dios. El es. Aparece en el último día, como lo estuvo en el primero de esta tierra. El que es como el Padre no envejece en su divinidad. Hay una sola cosa que lo hace envejecer, cansarse. La desilusión de haber venido en vano para muchos. Cuando sepáis cómo fue matado -y en los ojos que verán a su Señor transformado en un leproso, cubierto de llagas, brillan las lágrimas y no ven esta hermosa colina- decid: "De esto no murió, sino porque a los que más amaba lo desconocieron y rechazaron por su demasiada tendencia a lo humano". Si el Hijo de Dios desconoce el tiempo, y por esto es diverso del cordero ritual, es igual a él en que no hay mancha, y está consagrado al Señor. Inútilmente los verdugos, los que me matarán con fierros, o con su deseo o con su traición, tratarán de excusarse a sí mismos diciendo: "Era culpable". Nadie que sea sincero puede acusarme de pecado. ¿Lo podéis vosotros?
Estamos frente a la muerte. Lo estoy Yo. También otros. ¿Quiénes? ¿Quieres saberlo, Pedro? Todos. La muerte avanza hora tras hora, y sigue adelante, aunque no se crea. Aun aquellos a quienes les queda todavía mucha vida, se van acercando hora tras hora a la muerte. El tiempo es como un relámpago en comparación de la eternidad. Cuando llega la muerte, aun la vida más larga se reduce a nada. Las acciones de decenas de años pasados, las acciones de la edad infantil, vuelven en tropel a decir: "Mira, ayer hiciste esto". ¡Ayer! ¡Siempre se trata de ayer cuando se muere! Y siempre es polvo el honor y el oro para el hombre que tanto se fatigó. El sabor insensato que se tuvo por el fruto, se pierde. ¿Mujeres? ¿Dinero? ¿Poder? ¿Ciencia? ¿Que queda de todo eso? Nada. Sólo la conciencia y el juicio de Dios ante el que se presenta la pobre conciencia sin protección humana alguna, pero sí cargada de sus acciones.
"Tomen su sangre y rocíen con ella los goznes y dinteles.
El Ángel no hará ningún mal, cuando pase, a las casas
en que hubiera la señal de la sangre"
"Tomen su sangre y rocíen con ella los goznes y dinteles. El Ángel no hará ningún mal, cuando pase, a las casas en que hubiera la señal de la sangre". Tomad mi sangre. Ponedla no sobre las piedras muertas, sino sobre el corazón muerto. Es la nueva circuncisión. Yo me circuncido por todo el mundo, no ofreciendo una sola parte de mi cuerpo, sino todo El. De mis venas abiertas tomo mi sangre y trazo sobre el linaje humano círculos salvadores, que son anillos de bodas con el Dios que está en los cielos, con el Padre que espera y a quien digo: "Mira. No los rechaces porque rechazarías tu sangre".
'... meted un hisopo en la sangre y rociad los postes' "
"Y Moisés dijo: '... meted un hisopo en la sangre y rociad los postes' " ¿No basta entonces la sangre? No basta. A mi sangre debe unirse vuestro arrepentimiento, sin éste que es amargo pero saludable inútilmente habré muerto por vosotros.
Este es el primer lugar de la Escritura en que se habla del Cordero Redentor. Sin embargo, el Libro está lleno de ello. De igual modo que cada día estas ramas se cubren de flores, de igual modo conforme van pasando los años y se aproxima el tiempo de la Redención, el florecimiento es mayor.
"Ved que el Rey viene lleno de mansedumbre montado
sobre un asno, en un pollino hijo de asna. Es pobre"
Digo ahora no ya a Jerusalén sino a vosotros, en su lugar, con Zacarías: "Ved que el Rey viene lleno de mansedumbre montado sobre un asno, en un pollino hijo de asna. Es pobre". Pero destruirá a los poderosos que oprimen a su prójimo. Es manso, y sin embargo cuando se levante su brazo para bendecir, vencerá al demonio y a la muerte. "Anunciará la paz porque es el Rey de ella". El, pese a que estará enclavado, extenderá su dominio de los confines de un mar a otro... "El que no grita, que no despedaza, que no extingue lo que no es luz sino humo, lo que no es fortaleza sino debilidad, lo que merece todo reproche, juzgará con rectitud". Tu Mesías, ¡oh ciudad de Sión!; tu Mesías, oh pueblo del Señor!; tu Mesías, ¡oh pueblo de la tierra!
"Sin tristeza, ni confusión llegará a establecer mi Reino".
El Reino del Mesías en donde está la salvación del mundo.
"Sin ser triste ni perturbador". Vosotros veis como en Mí no se da la tristeza del vencido, ni la vengativa del perverso, sino solo la ecuanimidad de quien ve a qué punto puede llegar la posesión de Satanás en el hombre. Vosotros estáis viendo cómo, pudiendo reducir a ceniza con sólo una chispa de mi voluntad, por tres años he extendido mis manos como invitación amorosa, a todos, sin descansos, y todavía estas manos mías se extenderán para ser heridas. "Sin tristeza, ni confusión llegará a establecer mi Reino". El Reino del Mesías en donde está la salvación del mundo.
Me dice el Padre, el Señor eterno: "Te he llamado,
te he tomado de la mano, te he puesto cual pacto
entre los pueblos, te he hecho luz de las naciones"
Me dice el Padre, el Señor eterno: "Te he llamado, te he tomado de la mano, te he puesto cual pacto entre los pueblos, te he hecho luz de las naciones". Y lo he sido. He sido luz para abrir los ojos a los ciegos, he sido palabra para que hablasen los mudos, llave para abrir las cárceles de oscuridad de los que estaban en el error.
Y ahora que he sido todo esto, voy a la muerte. Penetro en las tinieblas de la muerte. La muerte ¿lo entendéis?...
Ved que se están cumpliendo las primeras profecías que se anunciaron, digo al igual que el profeta. Las demás os las diré antes de que el demonio nos separa.
Id a tomar la asna y el asno.
Decid: "El Rabí Jesús los necesita"
Ved a Sión allá en el fondo. Id a tomar la asna y el asno. Decid: "El Rabí Jesús los necesita". Decid a mi Madre que no tardo. Está con las Marías sobre aquel promontorio. Me espera. Es mi triunfo humano ¡Que sea también el suyo! Unidos siempre. ¡Oh, unidos!...
¿Qué corazón de hiena es el que con un solo zarpazo desgarra lo que más ama el corazón materno: a Mí, su Hijo? ¿Es de hombre? No. Todo hombre nace de una mujer. Por instinto y por reflejo moral no puede herir a una mujer que es madre, porque piensa en la "suya". No es pues, un hombre. ¿Qué es entonces? Un demonio. Pero ¿puede un demonio hacer mal a la Vencedora? Para hacerlo debe tocarla. Satanás no soporta la luz virginal de la Rosa de Dios. ¿Y entonces? ¿Quién decís que sea? ¿No habláis? Os lo diré.
"¡Oh, si en esta hora que se te ha concedido supieses venir
al Salvador!" ¡No hay amor mayor que el mío!
No hay poder mayor. El mismo Padre asiente si afirmo:
"Quiero"
El demonio más astuto se ha metido en el hombre más corrompido, y como el veneno está oculto en el diente del áspid, así está encerrado en él, que puede acercarse a la Mujer, y así morderla traidoramente. ¡Madito sea este monstruo híbrido que es Satanás y hombre! ¿Lo maldigo? No. El Redentor no pronuncia maldición alguna. Pero sí digo al alma de este monstruo híbrido lo mismo que dije a Jerusalén: "¡Oh, si en esta hora que se te ha concedido supieses venir al Salvador!" ¡No hay amor mayor que el mío! No hay poder mayor. El mismo Padre asiente si afirmo: "Quiero". No sé decir otras palabras que de piedad para aquellos que han caído y que del abismo me tienden sus brazos. ¡Oh alma del más grande pecador! Tu Salvador en los umbrales de la muerte se inclina sobre tu abismo y te invita a tomar su mano. No evitaré la muerte... pero tú... te salvarías; tú a quien amo todavía. El alma de tu Amigo no se estremecería de horror al pensar que por causa tuya debe conocer el horror de la muerte y de esta muerte concreta..."
Jesús oprimido... se calla...
Los apóstoles hablan en voz baja y se preguntan: "¿Pero de quién está hablando? ¿Quién es?"
Judas desvergonzadamente miente: "Ciertamente ha de ser uno de los falsos fariseos... Me imagino que ha de ser José o Nicodemo, o bien Cusa y Mannaén. Tienen mucho qué perder y bienes... Sé que Herodes... Sé que el Sanedrín. ¡Él se fió mucho de ellos! ¿No caísteis en la cuenta que ayer tampoco estuvieron presentes? No tienen el valor de estar con Él..."
Jesús no le oye. Ha ido adelante y llegado a donde se halla su Madre que está con las Marías, con Marta y Susana. Del grupo de las mujeres piadosas no falta sino Juana de Cusa.
X. 364-368
A. M. D. G.