MARÍA DEBE ANULAR A EVA

 


#"La pareja Jesús-María es la antítesis de la pareja Adán-Eva.  

#Para cancelar la obra de los dos primeros, ... han tenido los Segundos que obrar en todo y completamente de modo opuesto a como procedieron los primeros.  

#¿Fue nuestro el amor? 

  #El "perfecto amor" fue nuestro. ¿Qué es, entonces, vuestro amor? Es odio.  

#Llevamos el amor a la cumbre de la perfección 

  #Teniendo en cuenta nuestro querer ilimitado, fue posible hacerlo, pero el Eterno sabe cuánta heroicidad fue necesaria 

  #Cuando Caín mató a Abel, la boca de su madre profirió las maldiciones que su corazón,... 

  #María debe anular a Eva.  

#María: la nueva Eva. Ella os enseña la nueva religión que empuja el amor a perdonar  

#María, la nueva Eva, tuvo de Dios un nuevo hijo  

#La vida nueva para el linaje humano y para cada uno de los hombres empieza con María.  

#Pero ya era "madre". Todos los seres lloraron amargamente la inocencia de su reina profanada. 

  #Dios Padre alejó al hombre, cuya desobediencia era clara, del lugar de las delicias  

#El hombre había querido ser dueño de todo, y se opuso a que Dios fuera el dueño del tesoro de ser el único Creador.  

#El Génesis añade: "Adán conoció, pues, a su mujer Eva".Habían querido conocer los secretos del bien y del mal.  

#Llamo la atención sobre un hecho que escapa a casi todos.  #Lágrimas y lágrimas corrieron por la cara de Eva por la dureza de su hijo,  

#Dijo el Señor a Caín: "¿Por qué te encuentras de mal humor?" Si faltas contra Mí, ¿te enojas que no te mire con ojos benignos?  

#Dios dijo: "¿No es verdad que si obrares bien, bien te irá, y que si mal, el pecado estará inmediatamente a tu puerta?".  

#Pero Dios añadió: "Podrás controlar el deseo, puedes ser su dueño" 

  #"Caín dijo a su hermano: Vamos afuera"  

#Eva sube de la expiación.  

#Pero tened en cuenta, me refiero a los justos: que si el remordimiento y la oscuridad de un corazón culpable crean y fomentan la alucinación, a nadie es lícito creerse juez de su hermano, mucho menos sentenciarlo  

#Nació Set, y de éste EnoC, el primer sacerdote.  

#Vosotros que habláis de glándulas  y ponéis en ella el asiento de la vida,...la que os hace herederos eternos en la vida, es vuestro espíritu. 

  #Cuanto más se desarrolla el espíritu tanto más conoceréis a Dios.


Dice Jesús:

"La pareja Jesús-María es la antítesis de la pareja Adán-Eva. La primera está destinada a anular todo lo que hicieron Adán y Eva, y devolver al linaje humano al punto en que fue creado: rico en gracias y en todos los dones que el Creador lo dio. La raza humana se ha encontrado con una regeneración total por obra de la pareja Jesús-María, que son sus nuevos fundadores. Todo el tiempo pasado ha sido borrado. El tiempo y la historia del hombre empiezan desde este momento en que la nueva Eva, por un cambio de la creación, saca de su seno inmaculado, por obra del Señor Dios, al nuevo Adán.

Para cancelar la obra de los dos primeros, causa de mortal enfermedad, de perpetua mutilación, de empobrecimiento, aun más, de pobreza espiritual -porque después del pecado de Adán y Eva se vieron despojados de todo lo que el Padre les había dado, riqueza infinita- han tenido los Segundos que obrar en todo y completamente de modo opuesto a como procedieron los primeros. Por esto llevaron la obediencia hasta la perfección que se aniquila y se inmola en la carne, sentimiento, pensamiento, voluntad para aceptar todo cuanto Dios quiere. Por esto llevaron la pureza a una castidad absoluta por la que la carne... ¿qué significó para Nosotros, los dos puros, la carne? Un velo de agua sobre un espíritu triunfante, una caricia de viento sobre el espíritu que era rey, cristal que aísla al espíritu-señor y no lo corrompe, impulso que levanta, y no peso que oprime. Esto fue la carne para Nosotros. Menos pesada y sensible que un vestido de lino, sustancia leve interpuesta entre el mundo y el esplendor del "yo" sobrenatural, medio para realizar lo que Dios quería, y no otra cosa.

 

El "perfecto amor" fue nuestro.

 ¿Qué es, entonces, vuestro amor? Es odio.

 

¿Fue nuestro el amor? Ciertamente. El "perfecto amor" fue nuestro. No es, hombres, amor el hambre de los sentidos que os empuja a saciaros de la carne. Esto es lujuria, no otra cosa. Y tanto es verdad que al amaros de este modo -pensáis que es amor- no sabéis compadeceros, ayudaros, perdonaros. ¿Qué es, entonces, vuestro amor? Es odio. Es sólo un delirio paranoico que os empuja a preferir el sabor de alimentos pútridos al alimento sano, fortalecedor de sentimientos nobles. Poseemos el "perfecto amor", Nosotros, los castos perfectos. Este amor abrazaba a Dios en el cielo y unido con El -como las ramas unidas al tronco del cual se nutren- se extendía y bajaba a la tierra y sobre sus habitantes en forma de reposo, de refugio, de alimento, de consuelo. Ninguno es excluido de este amor. No los que se parecen a nosotros, ni los inferiores; no la naturaleza vegetal, ni las aguas, ni los astros. Ni siquiera los malos están excluidos de este amor, porque, aunque miembros muertos, son para siempre miembros del gran cuerpo de lo Creado, y por esto en ellos vemos la santa imagen del Creador -sucia y afeada por su maldad- que los creó a su imagen y semejanza.

 

Llevamos el amor a la cumbre de la perfección 

para llenar con nuestro océano de amor 

el abismo que por la falta de él abrieron 

los primeros padres que se amaron más 

que a Dios, queriendo conseguir lo que 

lícitamente no les era permitido; 

ser superiores a Dios.

 

Alegrándonos con los buenos, llorando sobre los no-buenos, orando (amor práctico que es expresa con rogar y obtener protección para quien se ama) y suplicando por los buenos para que fuesen siempre mejores y así pudieran acercarse siempre más a la perfección del Bueno que nos ama desde el cielo, suplicando por los vacilantes entre la bondad y lo malo para que se fortaleciesen y pudiesen persistir en su santo camino, orando por los malvados para que la Bondad hablase a su espíritu, los aterrorizase, tal vez, con un rayo de su poder, pero los convirtiese al Señor, su Dios, Nosotros amamos, como ningún otro ha amado. Llevamos el amor a la cumbre de la perfección para llenar con nuestro océano de amor el abismo que por la falta de él abrieron los primeros padres que se amaron más que a Dios, queriendo conseguir lo que lícitamente no les era permitido; ser superiores a Dios. Por esto, a la pureza, obediencia, caridad, despego de las riquezas terrenales: carne, poder, dinero, el trinomio de Satanás, opuesto al trinomio de Dios: fe, esperanza, caridad, por esto al odio, a la lujuria, ira, soberbia: las cuatro pasiones perversa, antítesis de las cuatro virtudes santas: fortaleza, templanza, justicia, prudencia, tuvimos que juntar una práctica constante de todo lo que era opuesto al modo con que obró la pareja Adán-Eva.

 

Teniendo en cuenta nuestro querer ilimitado, 

fue posible hacerlo, pero el Eterno sabe cuánta 

heroicidad fue necesaria en determinados 

momentos y en determinados casos. 

No quiero hablar más que de mi Madre, no de Mí.

 

Teniendo en cuenta nuestro querer ilimitado, fue posible hacerlo, pero el Eterno sabe cuánta heroicidad fue necesaria en determinados momentos y en determinados casos. No quiero hablar más que de mi Madre, no de Mí. De la nueva Eva que rechazó, desde sus tiernos años, lisonjas de Satanás para seducirla a que mordiese el fruto, y saborear la dulzura que hizo necia a la compañera de Adán. Quiero hablar de la nueva Eva, que no sólo había rechazado a Satanás, sino que lo venció aplastándolo con su querer de obediencia, de amor, de castidad tan inmensas que el Maldito quedó aplastado y domado. ¡No, Satanás no puede erguirse bajo el calcañal de mi Virgen Madre! Babea, echa espuma, ruge, blasfema. Pero su baba cae al suelo; su aullido no toca la atmósfera que rodea a mi Santa, que no percibe el hedor, ni las carcajadas diabólicas; no ve, y no puede, la baba asquerosa de la Serpiente eterna porque las armonías celestiales y los celestiales aromas enamoradas le rodean, rodean su hermosa y santa persona y porque sus ojos, más puros que el lirio y más enamorados que los de una tórtola, miran sólo a su eterno Señor de quien es Hija, Madre y Esposa.

 

Cuando Caín mató a Abel, la boca de su madre 

profirió las maldiciones que su corazón,... 

Esa maldición fue la mancha en el reino de lo moral 

humano, como el crimen de Caín la mancha 

en el reino del hombre arrastrado de sus 

instintos bestiales.

 

Cuando Caín mató a Abel, la boca de su madre profirió las maldiciones que su corazón, separado de Dios, le inspiraba contra su prójimo más cercano: contra el hijo de sus entrañas que Satanás profanó y que hizo tan feas por un deseo desenfrenado. Esa maldición fue la mancha en el reino de lo moral humano, como el crimen de Caín la mancha en el reino del hombre arrastrado de sus instintos bestiales. Sangre sobre la tierra, sangre que mano fraterna derramó. La primera sangre que -como imán milenario- atrae toda sangre que mano humana derrama, extrayéndola de las venas del hombre. Maldición contra la tierra, maldición que la boca del hombre profirió. Como si la tierra no fuera ya maldita por causa del hombre que se rebeló contra su Dios y no hubiese tenido que saborear los cardos y espinas, la dureza de los terrones del campo, las sequedades, granizadas, heladas, calores. La tierra que había sido creada perfecta y a la que ayudaban todos los elementos para que fuese una habitación cómoda y bella al hombre, su rey.

 

María debe anular a Eva.

 

María debe anular a Eva. María ve al segundo Caín: a Judas. María sabe que es el Caín de su Jesús, del segundo Abel. Sabe que la sangre de este segundo Abel fue vendida por ese Caín y que ya se derrama. Pero no maldice. Ama y perdona. Ama y llama.

¡Oh, maternidad de María, mártir! ¡Maternidad sublime, virginal y divina! Dios te dio esta segunda como un don. Pero de tu maternidad de mártir tú, Madre santa, Corredentora, te hiciste don porque tú, tú supiste, en aquella hora, decir, con el corazón quebrantado por los azotes que me habían herido mi cuerpo, a Judas aquellas palabras. Tú, Tú eres la que supiste en aquella hora, cuando sentías ya que la cruz te partía el corazón, amar y perdonar.

María: la nueva Eva. Ella os enseña la nueva religión que empuja el amor a perdonar a quien mata a un hijo. No seáis como Judas que cierra su corazón a esta Maestra de la gracia y pierde toda esperanza diciendo: "El no me puede perdonar" poniendo en duda las palabras de la Madre de la Verdad y por lo tanto las mías que había Yo repetido siempre, Yo que había dicho que había venido a salvar, y no a destruir. A perdonar a quien, arrepentido, se acercaba a Mí.

María, la nueva Eva, tuvo de Dios un nuevo hijo "en lugar de Abel a quien había matado Caín". No lo tuvo con una hora de brutal alegría que adormece el dolor bajo el influjo de los vapores de los sentidos y el cansancio de la fatiga. Lo tuvo en una hora de dolor total, a los pies de un patíbulo, entre los estertores de su hijo moribundo, entre los improperios de una gentuza deicida y en una soledad inmerecida y total porque Dios tampoco la consolaba.

 

La vida nueva para el linaje humano y para 

cada uno de los hombres empieza con María.

 

La vida nueva para el linaje humano y para cada uno de los hombres empieza con María. Vuestra escuela está en su virtud, en su modo de vivir. En su dolor, que tuvo todas las facetas, aun la de perdonar al asesino de su Hijo, está nuestra salvación."

Se lee en el Génesis: "Entonces Adán puso a su mujer por nombre Eva, pues es la madre de todos los vivientes".

¡Oh, sí! La mujer había nacido de la "Virago" que Dios había creado como compañera de Adán, sacándola de su costilla. Había nacido con su destino doloroso porque había querido nacer, porque había querido conocer lo que Dios le había ocultado, reservándose el placer envidiable de darle una posteridad sin la humillación de los sentidos. La compañera de Adán había querido conocer el bien que se oculta en el mal y sobre todo el mal que se oculta en el bien, en la apariencia de bien. Como Lucifer la había seducido deseaba ardientemente conocer cosas que sólo Dios podía conocer sin peligro, y se había hecho creadora. Al haber usado esta buena fuerza indignamente, la había corrompido en maldad, porque había desobedecido a Dios revolviéndose contra El con sus sentidos desordenados.

Pero ya era "madre". Todos los seres lloraron amargamente la inocencia de su reina profanada. Amargo llanto de la reina por la profanación cuya realidad comprende y que sabe que no puede cancelarse. Si cataclismos y tinieblas acompañaron la muerte del Inocente, también negrura y tempestad acompañaron la muerte de la Inocencia y de la Gracia en el corazón de los primeros padres. El dolor sobre la tierra había nacido sobre ella. La Providencia de Dios no quiso que fuese eterno, dándoos después de años de dolor la alegría de salir de él para entrar en el gozo si sabéis vivir con ánimo recto. ¡Ay del hombre si se hubiera convertido en dueño de la vida, y hubiera vivido con el recuerdo de sus crímenes y con otros  más que fuera cometiendo, porque vivir sin pecar es más imposible que vivir sin respirar, para vosotros que habíais sido creados para conocer la luz y a quienes las tinieblas envenenaron haciéndoos sus víctimas!

¡Las tinieblas! Os rodean continuamente. Os envuelven despertando lo que el Sacramento había borrado, y como no resistís a ellas queriendo ser de Dios, logra inyectaros el veneno que el Bautismo había convertido en inofensivo.

Dios Padre alejó al hombre, cuya desobediencia era clara, del lugar de las delicias para que no pecase otra vez y no se atreviese a levantar su mano de ladrón hacia el árbol de la Vida. El Padre no podía fiarse más de sus hijos, ni sentirse seguro en su Paraíso terrestre. Satanás había entrado para poner trampas a sus criaturas predilectas; y, si había logrado inducirlas a la culpa cuando eran inocentes, con mayor razón lo obtendría, ahora que no lo eran.

El hombre había querido ser dueño de todo, y se opuso a que Dios fuera el dueño del tesoro de ser el único Creador. Se marcó con su riqueza adquirida por violencia, y se la llevó a su destierro para recordarle siempre su pecado, a él, que era un rey humillado y despojado de sus dones. El hombre del paraíso se había convertido en un hombre terrenal. Debían pasar siglos de dolor para el Único que podía alcanzar la mano al fruto de la Vida viniera a recoger en nombre del linaje humano el fruto. Lo alcanzase con sus manos atravesadas y lo diese a los hombres para que volviesen a ser coherederos del cielo y poseedores de la Vida que no muere jamás.

El Génesis añade: "Adán conoció, pues, a su mujer Eva".

Habían querido conocer los secretos del bien y del mal. Justo era que conociesen ahora también el dolor de tener que reproducirse a sí mismos en la carne teniendo directamente la ayuda de Dios sólo en lo que el hombre no puede crear: el espíritu, chispa que parte de Dios, soplo que Dios infunde, señal que lleva el sello del Creador eterno. Y Eva dio a luz a Caín. Eva estaba cargada de su culpa.

Llamo la atención sobre un hecho que escapa a casi todos. Eva estaba cargada de su culpa. Ni siquiera el dolor había sido suficiente para disminuir su culpa. Como un organismo drogado, ella había transmitido a su hijo cuanto había en ella. Caín, primer hijo de Eva, nació con un carácter duro, envidioso, iracundo, lujurioso, perverso, muy poco diverso de las bestias en su instinto, muy arriba respecto a lo sobrenatural porque en su ser íntimo feroz negó la reverencia debida a Dios a quien consideraba como a enemigo, y a quien no debía rendírsele culto sincero. Satanás lo empujaba a burlarse de Dios. Y quien se burla de Dios no respeta ni siquiera al mundo. Por esto los que tienen amistad con los que se burlan del Eterno, saborean el llanto amargo porque no tienen esperanza de un amor respetuoso en su prole, ni seguridad de amor fiel en su consorte, ni amistad honrada en el amigo.

Lágrimas y lágrimas corrieron por la cara de Eva por la dureza de su hijo, arrojando así en su corazón el germen del arrepentimiento. Lágrimas y más lágrimas le obtuvieron que su culpa disminuyese, porque a quien se arrepiente, Dios perdona. Y el segundo hijo de Eva alcanzó un alma lavada en el llanto de su madre. Fue dulce, respetuoso para con sus padres, entregado a su Señor, cuya omnipotencia veía resplandecer en el cielo. Abel fue la alegría de la madre caída.

El camino doloroso de Eva debía ser largo, proporcionado al conocimiento que adquiría del pecado. Y en esto se encontraba el ardor de los sentidos, en aquél el de las convulsiones; en este, besos, en aquél sangre. De éste un hijo, de aquél muerte de un hijo... Abel llegó a ser el instrumento de purificación de la culpable. Pero ¡qué purificación más dolorosa! Llenó, con sus gritos, la tierra espantada por el fratricidio y mezcló sus lágrimas maternales con la sangre de su hijo, mientras que el que la había derramado por odio a Dios y a su hermano huía perseguido por el remordimiento. 

Dijo el Señor a Caín: "¿Por qué te encuentras de mal humor?" Si faltas contra Mí, ¿te enojas que no te mire con ojos benignos?

¡Cuántos Caínes hay sobre la tierra! Me dan un culto necio e hipócrita; o, de hecho, no me dan nada, y quieren que los mire amorosamente y los colme de felicidad. Dios es vuestro rey, no vuestro siervo. Dios es vuestro Padre, Y un padre jamás es un esclavo si se juzga rectamente. Dios es justo, vosotros, no. Y no puede menos de castigaros, aun cuando os da, a manos llenas, sus favores con la condición de que lo améis un poco, puesto que os burláis de El. La justicia no tiene doble camino. Uno solo es el suyo. Obrad así y alcanzaréis. Si sois buenos, tendréis el bien; si malos, mal os irá. Y pensad que siempre es mucho más el bien que tenéis respecto al mal que os tocaría por vuestra manera de vivir en rebelión a la ley divina.

Dios dijo: "¿No es verdad que si obrares bien, bien te irá, y que si mal, el pecado estará inmediatamente a tu puerta?". De hecho, el bien conduce a una constante elevación espiritual y hace cada vez más capaz al hombre de realizar algo bueno y superior siempre, hasta llegar a la perfección, para conocer el yugo del pecado que entra en el corazón y lo hace bajar gradualmente a una culpabilidad mayor.

Pero Dios añadió: "Podrás controlar el deseo, puedes ser su dueño" Sí. Dios no os hizo esclavos del pecado. Podéis controlar las pasiones. No están sobre vosotros. Dios os ha dado inteligencia y fuerza para conteneros. A los primeros hombres también, castigados con la ira de Dios, les dejó la inteligencia y la fuerza moral. Ahora bien, desde que el Redentor consumó en vuestro favor el sacrificio, tenéis para ayuda de vuestra inteligencia los ríos de gracia, y podéis y debéis dominar el deseo del mal. Debéis hacerlo con vuestra voluntad que la gracia ha fortificado. Por esto los ángeles en mi nacimiento cantaron a la tierra: "Paz a los hombres de buena voluntad". Había venido Yo para traeros de nuevo la gracia y mediante la unión de ella con vuestra buena voluntad, vendría la paz a los hombres. La paz: gloria del cielo de Dios.

"Caín dijo a su hermano: Vamos afuera". Palabras mentirosas cuyo veneno oculta bajo una sonrisa traidora. El crimen es siempre mentiroso, para con sus víctimas, para con el mundo que trata de engañarlo. Y quisiera engañar también a Dios, pero El lee los corazones. "Vamos afuera".

Siglos después, Judas dijo: "Salve, Maestro" y lo besó. Los dos Caínes escondieron su delito bajo una apariencia inofensiva y desahogaron su envidia, rabia, capricho e instintos malvados contra su víctima, porque no se habían dominado a sí mismos, se habían hecho esclavos.

Eva sube de la expiación. Caín baja en dirección del infierno; la desesperación se apodera de él y lo arroja. Con la desesperación, último golpe mortal dado a su espíritu ya débil por el crimen, llega el temor físico, castigo horrible. No puede acordarse del cielo, el hombre, cuya alma muerta es un animal que tiembla por su vida corporal. La muerte, ante la que los justos sonríen porque los lleva a poseer a Dios, es miedo horroroso para los que saben que para ellos significa pasar del infierno que llevan en su corazón, al infierno de Satanás; y eso, para una eternidad. Como alucinados, ven por todas partes venganzas prontas a castigarlos.

Pero tened en cuenta, me refiero a los justos: que si el remordimiento y la oscuridad de un corazón culpable crean y fomentan la alucinación, a nadie es lícito creerse juez de su hermano, mucho menos sentenciarlo. Uno solo es el Juez: Dios. Si la justicia humana ha creado tribunales, toca a ellos administrarla. ¡Ay de los que profanan el nombre de la justicia y sentencian, llevados de su propia pasión o porque otros los obligan! ¡Maldición sobre quien por sí mismo se convierte en juez de un semejante suyo! Pero todavía más maldito es el que fría, calculadamente, envía a la muerte o a la cárcel sin haber razón. Si el que mata al asesino será castigado siete veces más, como dijo el Señor refiriéndose a Caín, el que injustamente condena por servilismo a Satanás, con pretexto de autoridad humana, el castigo de Dios recaerá sobre él setenta veces siete. Esto deberíais tener presente sobre todo en esta hora, vosotros que os matáis mutuamente para hacer de los caídos el pedestal de vuestra estatua de triunfo y no sabéis que os excaváis la trampa en que malditos de Dios y de los hombres os precipitaréis. Porque Yo he dicho: "No matarás".

Eva sube por el camino de su expiación. El arrepentimiento crece según saborea el pecado. Quiso conocer el bien y el mal. El recuerdo del bien es para ella como el recuerdo que tiene del sol el que de improviso ha quedado ciego: el mal está ante ella, al contemplar los restos de su hijo asesinado y a su alrededor por el vacío que dejó el hijo fratricida y fugitivo.

Nació Set, y de éste Enoc, el primer sacerdote. Os hincháis vuestra inteligencia con vuestra ciencia y habláis de evolución, como si fuese una señal de vuestra formación espontánea. El hombre-animal que desarrollándose llega al súper-hombre. Así decís. Pero a mi modo, en mi campo, no en el vuestro. No pasando de la condición de cuadrumanos a la de humanos sino de la de estos a la de espíritus. Cuanto más crezca el espíritu, tanto más evolucionaréis.

Vosotros que habláis de glándulas y os llenáis la boca hablando de hipófisis o de la pineal y ponéis en ella el asiento de la vida tomada no en el tiempo en que la vivís, sino en tiempos pasados y futuros, tened en cuenta que la verdadera glándula vuestra, la que os hace herederos eternos en la vida, es vuestro espíritu. Cuanto más se desarrolle, tanto más poseeréis luces divinas, y evolucionaréis de hombres a dioses, a dioses inmortales, obteniendo así, sin contravenir al deseo de Dios, a su prohibición respecto del árbol de la vida de poseer esta, como Dios quiere que la poseáis, porque El la ha creado eterna y brillante para vosotros, un abrazo beatífico con su eternidad que os absorbe en Sí y os comunica sus propiedades.

Cuanto más se desarrolla el espíritu tanto más conoceréis a Dios. Conocer a Dios quiere decir: amarlo y servirlo; y, por lo tanto, ser capaz de invocarlo para sí y para los demás. Ser sacerdotes que desde la tierra ruegan por sus hermanos. Pues el consagrado es sacerdote, pero también lo es el creyente convencido, amoroso, fiel. Lo es sobre todo el alma víctima que se inmola a sí misma por impulsos de la caridad. Dios no mira lo que tiene uno puesto encima, sino el corazón. En verdad os digo que a mis ojos aparecen muchos tonsurados que no tienen nada de sacerdotes sino la tonsura, y muchos laicos en quienes la caridad que vive en ellos y que los consume es el Óleo de la ordenación que los hace mis sacerdotes, que el mundo no conoce, pero a quienes Yo bendigo."

XI. 544-552

A. M. D. G.