AQUÍ TERMINA LA OBRA QUE OS HA 

DICTADO EL AMOR QUE OS TENGO

 


#Hoy ha terminado: Conmemoración de santa Zita de Lucca,  

#María-Juan ha transmitido mis palabras a los que languidecen en la ignorancia  

#La Obra ha terminado hoy, día en que la Iglesia eleva a los altares un lirio puro de los campos, a María Teresa Goretti,  

#También María-Juan es mártir del odio que no quiere mis maravillas celebradas con la Obra, arma poderosa que va a arrebatarle tantas presas.  

#Con su fin, con la venida del Espíritu Santo termina el ciclo mesiánico  

#Las obras manifiestas de Dios, del Amor de Dios, terminan con Pentecostés. A partir de ese momento continúa la obra íntima, misteriosa de Dios en sus fieles, unidos en el Nombre de Jesús en la Iglesia, Una, Santa, Católica, Apostólica, Romana, 

  #Y al fin de la Obra tengo que emitir una vez más el lamento dado al terminar cada año evangélico, y al ver con dolor que mi don es despreciado, os digo: "No tendréis otro porque no habéis sabido acoger esto que os he dado".


Dice Jesús:

"Aquí termina la Obra que os ha dictado el amor que os tengo, Obra que habéis recibido por el amor que una criatura me ha tenido y os tiene.

Hoy ha terminado: Conmemoración de santa Zita de Lucca, criada humilde que sirvió a su Señor en la caridad, en esta iglesia de Lucca a la que Yo, de lugares lejanos, he traído a mi pequeño Juan para que m sirviera en la caridad y con el mismo amor de santa Zita por todos los desgraciados.

Zita daba pan a los pobrecitos, recordando que en cada uno de ellos Yo estoy, y que serán dichosos a mi lado los que hayan dado de comer y de beber a los que tienen sed y hambre.

María-Juan ha transmitido mis palabras a los que languidecen en la ignorancia o en la tibieza o duda sobre la Fe, recordando que la Sabiduría dijo que los que trabajan por dar a conocer a Dios brillarán como estrellas en la eternidad, al dar gloria a su Amor, y haciendo que muchos lo conozcan y lo amen.

La Obra ha terminado hoy, día en que la Iglesia eleva a los altares un lirio puro de los campos, a María Teresa Goretti, destrozado su tallo cuando todavía su corola era un capullo. ¿Y quién lo destrozó sino Satanás, envidioso de aquel candor, más resplandeciente que su antiguo aspecto de ángel? Destrozado porque era algo sagrado al Amor divino. Virgen y mártir María de este siglo de infamias en que se vilipendia aun el honor de la Mujer, escupiendo la baba de los reptiles para negar que Dios puede dar una morada inviolable a su Verbo, que se encarnó por obra del Espíritu Santo para salvar a los que creen en El.

También María-Juan es mártir del odio que no quiere mis maravillas celebradas con la Obra, arma poderosa que va a arrebatarle tantas presas. Pero también María-Juan sabe, como sabía María-Teresa, que el martirio, cualquiera que sea su nombre y aspecto, es una llave que sirve para abrir sin vacilación el Reino de los Cielos a los que lo padecen para continuar mi pasión.

La Obra está terminada. 

Con su fin, con la venida del Espíritu Santo termina el ciclo mesiánico que mi Sabiduría ha iluminado desde su aurora: la Concepción Inmaculada de María, hasta su ocaso: la venida del Espíritu de Amor, para quien sabe ver. Es cosa justa empezarlo con el misterio de la Inmaculada Concepción de la Esposa del Amor, y terminarlo con el sello del Fuego Paráclito sobre la Iglesia de Cristo.

Las obras manifiestas de Dios, del Amor de Dios, terminan con Pentecostés. A partir de ese momento continúa la obra íntima, misteriosa de Dios en sus fieles, unidos en el Nombre de Jesús en la Iglesia, Una, Santa, Católica, Apostólica, Romana, y la Iglesia, esto es, la unión de los fieles: pastores, ovejas y corderos, puede avanzar y no equivocarse, por la acción espiritual, continua del Amor, Teólogo de los teólogos, el que forma los verdaderos teólogos, que son los que se  han sumergido en Dios y tienen a Dios en sí por la dirección del Espíritu de Dios que los guía, que son los que verdaderamente son "hijos de Dios", según el contexto de Pablo.

Y al fin de la Obra tengo que emitir una vez más el lamento dado al terminar cada año evangélico, y al ver con dolor que mi don es despreciado, os digo: "No tendréis otro porque no habéis sabido acoger esto que os he dado". Y os digo también lo que os mandé decir para volver al camino recto en el verano pasado: "No me veréis hasta que no venga el día en que diréis: '¡Bendito el que viene en nombre del Señor!'

Hoy a 27 de abril de 1947 fue terminada la Obra.

Viareggio -Via Fratti 113- María Valtorta.

XI. 822-823

A. M. D. G.