RAZONES MÚLTIPLES DEL DON  

DE ESTA OBRA

 


#Las razones de esta Obra 

#mi amor por la Iglesia, docente y militante, y el deseo de ayudar a las almas en su ascensión hacia la perfección.  

#Esta es la razón más importante porque estáis en peligro de perderos y quiero salvaros. 

#La razón más profunda del don de esta obra radica en que, el modernismo, condenado por mi santo Vicario, sigue desencadenándose en doctrinas cada vez más dañosas, la santa Iglesia que representa mi Vicario tendrá materia para combatir mejor a los que niegan:  

#Despertar en los sacerdotes y en los laicos un vivo amor al Evangelio y a cuanto toca a Cristo 

  #Dar a los maestros de espíritu y a los directores de almas un auxilio en su ministerio  

#Objetarán algunos al leer esta Obra: "No se deduce del Evangelio que Jesús hubiera tenido contacto con romanos o griegos  

#Restituir en su verdad las figuras del Hijo del Hombre y de María,  

#Aun más, esta Obra tiene por objeto iluminar ciertos puntos que un conjunto de circunstancias han cubierto de oscuridad y forman así unas zonas oscuras en la luminosidad del cuadro evangélico 

  #Conocer exactamente la complejidad y duración de mi largo padecer que termina en la pasión cruenta  

#Demostrar el poder de mi palabra y los efectos diversos de ella misma,  

#Ponderen esto quienes examinan los múltiples efectos de mi palabra,  

#Los apóstoles que por su ignorancia y por mi humildad trataban al Hijo del Hombre con una confianza excesiva  

#haceros conocer el misterio de Judas, ese misterio que es la caída de un alma que Dios había socorrido tan espléndidamente.  

#Haceros conocer cómo se cae  #¿Y ahora?. ¿Qué decís a vuestro Maestro?. No me dirigís la palabra. 

  #Yo dije en la noche de la última Cena a los Once que me amaban: "Cuando el Espíritu Consolador haya venido os recordará todo lo que os he dicho". 

  #Y el espíritu del Evangelio, que es amor, lo puede dar a entender el Amor, esto es, el Espíritu Santo, 

  #Ahora bien si se objeta que si el Espíritu Santo es el Autor verdadero del Evangelio, no se comprende por qué no haya recordado cuanto se ha dicho en esta Obra  

#Además, si objetáis que la revelación terminó con el último de los Apóstoles, 

  #Levantaos. Venid a mi don.  

#También ahora lo digo a los doctores como a los samaritanos. 

  #No me rechazáis. Tengo sed de darme a vosotros, porque os amo.  

#"Tomad, tomad esta Obra, y "no la selléis", sino leedla y hacedla leer,

 


 

DESPEDIDA DE LA OBRA

 

Dice Jesús:

"Las razones que me han movido a iluminar y a dictar episodios y palabras al pequeño Juan son múltiples, además de la alegría de comunicar un conocimiento exacto de Mí a esta alma-víctima y amante.

En todas ellas está mi amor por la Iglesia, docente y militante, y el deseo de ayudar a las almas en su ascensión hacia la perfección. El conocimiento que se tenga de Mí es una ayuda para la ascensión. Mi palabra es vida.

Cito las razones principales:

I. El pequeño Juan pondrá aquí completas las razones dadas en el dictado del 18-1-47. Esta es la razón más importante porque estáis en peligro de perderos y quiero salvaros.

 

La razón más profunda del don de esta obra radica 

en que, el modernismos condenado por mi santo 

vicario, sigue desencadenándose en doctrinas 

cada vez más dañosas, 

la santa Iglesia que representa mi Vicario 

tendrá materia para combatir 

mejor a los que niegan: 

 

La razón más profunda del don de esta obra radica en que en estos tiempos en los que el modernismo condenado por mi santo Vicario Pío X (Decretum S.Officii "Lamentabili", 3 de julio de 1907; Epistula encyclica "Pascendi dominici gregis", de 8 de sept. de 1907; Litterae motu propio "sacrorum antistites":Iusiurandum contra errores modernismi, 1 sept. de 1910), sigue desencadenándose en doctrinas cada vez más dañosas, la santa Iglesia que representa mi Vicario tendrá materia para combatir mejor a los que niegan: 

la sobrenaturalidad de los dogmas;

la divinidad de Cristo; la verdad de Cristo Dios y Hombre real y perfecto tanto en la fe como en la historia, que de Él ha sido transmitida (por los Evangelios, Los Hechos de los Apóstoles, las Cartas apostólicas, la tradición);

la doctrina de Pablo y Juan y de los Concilios de Nicea, Efeso y Calcedonia, como mi doctrina verdadera que Yo verbalmente enseñé;

mi ciencia ilimitada puesto que es divina y perfecta;

el origen divino de los dogmas, de los Sacramentos de la Iglesia Una, Santa, Católica Apostólica;

la universalidad y continuidad, hasta la consumación de los siglos, del Evangelio que di a todos los hombres;

la naturaleza perfecta, desde el principio de mi doctrina, que no se ha formado como a través de sucesivas transformaciones; la naturaleza perfecta de mi doctrina que ha permanecido siempre la misma desde un principio y no por medio de sucesivas transformaciones : doctrina de Cristo, del tiempo de gracia, del reino de los cielos y del reino de Dios en vosotros. Doctrina divina, perfecta, inmutable, Buena Nueva para todos los que tienen sed de Dios.

Oponed al dragón rojo de siete cabezas, diez cuernos y siete coronas sobre la cabeza, el dragón que con su cola arrastra tras sí la tercera parte de las estrellas del cielo y las echa abajo -en verdad os digo que caen más abajo que en la tierra- que persigue a la Mujer; a las bestias del mar y de la tierra a quien muchos, demasiados adoran, seducidos como lo están por sus aspectos y prodigios, oponed a mi Ángel que vuela por medio del cielo llevando el Evangelio eterno bien abierto también en las páginas aun hasta aquí cerrada, para que los hombre puedan salvarse por medio de su luz de los anillos de la gran serpiente de siete fauces, que los quiera ahogar en sus tinieblas, y a mi regreso Yo encuentre todavía fe y caridad en el corazón de los que han perseverado y sean más numerosos de cuantos la obra de Satanás y de los hombres no permiten esperar que puedan serlo.

 

Despertar en los sacerdotes y en los laicos un vivo 

amor al Evangelio y a cuanto toca a Cristo.

 

II. Despertar en los sacerdotes y en los laicos un vivo amor al Evangelio y a cuanto toca a Cristo. Ante todo un amor renovado a mi Madre, en las oraciones, donde está el secreto de la salvación del mundo. Mi Madre es la triunfadora del Dragón maldito. Ayudad su poder con vuestro amor renovado por Ella y con una fe renovada y un conocimiento de cuanto se refiera a Ella. maría dio al mundo el Salvador. El mundo tendrá una vez más por Ella la salvación.

 

Dar a los maestros de espíritu y a los directores 

de almas un auxilio en su ministerio

 

III. Dar a los maestros de espíritu y a los directores de almas un auxilio en su ministerio, estudiando el mundo de espíritus diversos que se agitó a mi alrededor y los diversos modos que Yo empleé para salvarlos.

Sería una cosa absurda querer tener un único método para todas las almas. Es diverso el modo de atraer a la perfección a un justo que espontáneamente tiende a ella, del que debe usarse con uno que cree, pero que es pecador, del que debe usarse con un gentil. Tenéis tantos entre vosotros, si tomáis a la manera de vuestro Maestro, como gentiles a esos pobres seres que han sustituido el ídolo del poder y prepotencia, del oro, de la lujuria, de la soberbia de su ciencia, por el Dios verdadero. Es diverso el modo de usarse para salvar a los modernos prosélitos, esto es, a los que han aceptado la idea cristiana pero no la ciudadanía cristiana, perteneciendo a iglesias separadas. A nadie se le desprecie, y mucho menos a estas ovejas dispersas. Amadlas y tratad de volverlas al redil único para que se cumpla el deseo de Jesús el Pastor.

Objetarán algunos al leer esta Obra: "No se deduce del Evangelio que Jesús hubiera tenido contacto con romanos o griegos, y por lo tanto rechazamos estas páginas". ¡Cuántas cosas hay que no se deducen del Evangelio, o que se transparentan apenas tras gruesas cortinas d silencio, que los evangelistas dejaron caer en episodios que, por su inquebrantable mentalidad de hebreos, ellos no aprobaban! ¿Pensáis que conocéis todo lo que hice?

En verdad os digo que ni aun después de haber leído y aceptado esta ilustración de mi vida pública, conoceréis todo lo referente a Mí. ¡Habría acabado con mi pequeño Juan, que se esforzaba en ser el cronista de todos los días de mi ministerio, y de todos mis actos que realicé en cada uno de ello, si le hubiese dado a conocer todo para que todo os transmitiese! "Hay otras cosas que hizo Jesús, que si estuviesen escritas a una por una, creo que en el mundo no cabrían los libros que se debieran escribir" dice Juan. Fuera de la hipérbole, os digo en verdad que si se hubieran debido escribir cada uno de mis actos, cada una de mis lecciones particulares, mis penitencias y oraciones para salar un alma, hubieran sido necesarias salas de una de vuestra bibliotecas, y una de las mayores, para poner los libros que hablaran de Mí. Y también os digo en verdad que sería mucho más útil para vosotros entregar a la hoguera tanta ciencia inútil, llena de polvo y de veneno para dar lugar a mis libros, que saber tan poco de Mí y tener en tanta estima esa propaganda casi siempre sucia de libídine y de herejía.

 

Restituir en su verdad las figuras 

del Hijo del Hombre y de María,

 

IV. Restituir en su verdad las figuras del Hijo del Hombre y de María, verdaderos hijos de Adán según la carne y la sangre, pero de un Adán inocente. Los hijos del hombre, si el Primogenitor y la Primogenitora no hubieran envilecido su perfecta humanidad, hubieran sido como nosotros -en el sentido de hombre, esto es, de criatura en la que existe una doble naturaleza, la espiritual, a imagen y semejanza de Dios, y la naturaleza material- pero como sabéis, lo hicieron. Sentidos perfectos, esto es, sometidos a la razón aun en su mayor perfección. En los sentidos incluyo el moral con el corporal. Por lo tanto amor completo y perfecto, y para el esposo al cual no la une la sensualidad, sino sólo un vínculo espiritual de amor, y para el Hijo. Amadísimo. Amado con toda la perfección por una perfecta mujer por la criatura habida de ella. Así Eva debería haber amado: como María: esto es, un amor por el hijo no debido a un goce carnal, sino porque el hijo era hijo del Creador y obediencia completa a su mandato de multiplicar la especie humana.

Y haber amado con todo el ardor de una perfecta creyente sabiendo que su Hijo no en figura sino en realidad era: Hijo de Dios. Yo digo a los que piensan que el amor de María por Jesús fue un amor sin medida que se pongan a considerar quién era María: la mujer sin pecado y por esto su caridad no tenía ningún defecto para con Dios, para con sus padres, para con su esposo, para con su Hijo, hacia el prójimo; que reflexionen que cosa veía mi Madre en Mí fuera de ver al hijo de su seno, y en fin de no olvidar la nacionalidad de María. Raza hebrea, raza oriental y tiempos muy lejanos de los actuales. Por tal razón, de estas consideraciones mana la explicación de ciertas amplificaciones verbales de amor que pueden parecer exageradas. Estilo florido y pomposo aun en el modo de hablar diario, estilo oriental y hebreo. Todos los escritos de aquel tiempo y de esa raza son un documento, que ni siquiera ha cambiado mucho de su estilo oriental con el correr de los siglos.

¿Pretenderíais que, porque vosotros después de 20 siglos, y cuando la malicia de la vida ha acabado con tanto amor, vais a examinar estas páginas, iba Yo a presentaros una María de Nazaret como una mujer árida y superficial de vuestro tiempo? María es lo que es, y no cambia la dulce, pura, amorosa Doncella de Israel, Esposa de Dios, Madre Virginal de Dios, en una mujer excesiva, morbosamente exaltada, o en una glacialmente egoísta de vuestro siglo.

A los que juzgan que Jesús fue muy amoroso para con María, su Madre, les recuerdo que consideren que en Jesús estaba Dios y que Dios Uno y Trino recibía sus consuelos amando a María, a Ella que recompensaba del dolor de todo el género humano, el medio para que Dios pudiera volver a gloriarse de su creación que brinda ciudadanos a su cielo. Y piensen en fin que cualquier amor se hace culpable cuando se convierte sólo en amor desordenado, esto es, cuando va contra la voluntad de Dios y el cumplimiento del deber.

Pensad ahora: ¿hizo esto el amor de María? ¿Lo hizo mi amor? ¡Me impidió ella por un amor egoísta de cumplir toda la voluntad de Dios? ¿Dejé a un lado por un amor desordenado a mi Madre de cumplir con mi misión? No. Uno y otro amor tuvieron un solo deseo: cumplir la voluntad de Dios para la salvación del mundo. Y la Madre dio todos los adioses al Hijo, y el Hijo todos a la Madre, la cual entregó al Hijo a la cruz del magisterio público y a la cruz del calvario, y Él la entregó a la soledad e intensa agonía, para que fuera Corredentora, sin tener en cuenta nuestra humanidad que sentía desgarrarse, y nuestro corazón que se destrozaba en medio del dolor. ¿Es esto debilidad? ¿Sentimentalismo? Es amor perfecto, ¡oh hombres que ignoráis cómo amar, y no comprendéis más de lo que es el amor y sus reclamos!

 

esta Obra tiene por objeto iluminar ciertos 

puntos que un conjunto de circunstancias han 

cubierto de oscuridad 

 

Aun más, esta Obra tiene por objeto iluminar ciertos puntos que un conjunto de circunstancias han cubierto de oscuridad y forman así unas zonas oscuras en la luminosidad del cuadro evangélico y puntos que parecen presentar fisuras, y no son sino puntos oscurecidos entre uno y otro episodios, puntos indescifrables, y en aclararlos está la llave para comprender exactamente ciertas situaciones que se habían formado con mis continuas exhortaciones al perdón, a la mansedumbre y  humildad, ciertas posiciones duras contra los obstinados e incorregibles adversarios. Recordad todos, que después de haber usado toda la misericordia, Dios, por honor a Sí mismo, también sabe decir  "Basta" a aquellos que, porque es bueno, creen poder abusar de su longanimidad y ponerlo a prueba. De Dios nadie se burla. Es palabra antigua y sabia.

 

Conocer exactamente la complejidad 

y duración de mi largo padecer 

que termina en la pasión cruenta

 

V. Conocer exactamente la complejidad y duración de mi largo padecer que termina en la pasión cruenta llevada a cabo en pocas horas, que me había consumado en un tormento diario durante lustros y lustros, y que había ido siempre en aumento, y con mi padecer el de mi Madre a quien atravesó la espada del dolor durante igual tiempo. Y animaros por este conocimiento a amarnos más.

 

Demostrar el poder de mi palabra y los efectos 

diversos de ella misma

 

VI. Demostrar el poder de mi palabra y los efectos diversos de ella misma, pues quien la aceptaba, pertenecía a la fila de los hombres de buena voluntad, o a la de aquellos que tenían una voluntad sensual que no es nunca recta.

Los apóstoles y Judas. He aquí dos ejemplos opuestos. Aquellos, muy imperfectos, rudos, ignorantes, violentos, pero con buena voluntad. Judas, más docto que la mayoría de ellos, más pulido en su contacto con la capital, pero de mala voluntad. Observad la evolución de los primeros en el bien, su ascensión. Observad la evolución del segundo en el mal y su descenso.

Tengan en cuenta esta evolución en la perfección de los Once buenos, sobre todo quienes, por un defecto visivo mental, están acostumbrados a desnaturalizar la realidad de los santos, pensando que el hombre que llega a la santidad con una dura, durísima lucha contra las fuerzas poderosas y oscuras, es un ser anormal, sin acicates ni arrebatos, y por lo tanto sin méritos. Porque el mérito procede ciertamente de la victoria sobre las pasiones desordenadas y las tentaciones, victoria conseguida por amor de Dios y para conseguir el fin último; gozar de Dios en la eternidad. Ténganlo en cuenta quienes pretenden que el milagro de la conversión deba provenir sólo de Dios. Dios da los medios para convertirse, pero no hace fuerza a la voluntad del hombre, y si el hombre no quiere convertirse, inútilmente tiene lo que a otro sirve para su conversión.

 

Ponderen esto quienes examinan 

los múltiples efectos de mi palabra

 

 

Ponderen esto quienes examinan los múltiples efectos de mi palabra, no solamente en el hombre humano, sino también en el espiritual. No tan sólo sobre el espiritual, sino también sobre el humano. Mi palabra aceptada con buena voluntad transforma al uno y al otro, llevándolos a la perfección externa e interna.

Los apóstoles que por su ignorancia y por mi humildad trataban al Hijo del Hombre con una confianza excesiva -un buen maestro entre ellos, no más, un maestro humilde y paciente con quien podían tomarse ciertas libertades un poco excesivas; pero no era que ellos faltasen al respeto, era fruto de su ignorancia que se excusaba- los apóstoles pendencieros entre sí, egoístas, celosos por ver quién me amaba más y a quién amaba Yo más, impacientes con el pueblo, un poco orgullosos de ser "los Apóstoles", ansiosos del estupefaciente que los señalaba ante las multitudes como dotados de un poder extraordinario, lenta pero progresivamente se transformaban en hombres nuevos, avasallando primero sus pasiones para imitarme y darme gusto, después conociendo siempre más mi verdadero Yo, cambiando sus modos y amor hasta verme, amarme y tratarme como Señor divino. ¿Son acaso al llegar el término de mi vida sobre la tierra los compañeros superficiales y alegres de los primeros tiempos? Y sobre todo después de la Resurrección ¿son los amigos que tratan al hijo del Hombre como amigo? No. Primero son los servidores del Rey, después los sacerdotes de Dios. Son ya del todo diversos, completamente transformados.

 

Piensen esto los que encuentren tal vez y juzguen 

anormal la naturaleza de los apóstoles, que era 

como ha sido descrita.

 

Piensen esto los que encuentren tal vez y juzguen anormal la naturaleza de los apóstoles, que era como ha sido descrita. Yo no era un doctor difícil, un rey soberbio, un maestro que tiene por indignos a los demás hombres. Supe compadecer. Quise formar, tomando en mis manos un material basto, quise llenar de perfección de toda clase a vasos vacíos, demostrar que Dios lo puede todo, de un pedernal sacar un hijo de Abraham, un hijo de dios, y de un inútil un maestro, para confundir a los maestros jactanciosos de su ciencia, que muchas veces ha perdido el perfume de la mía. 

 

haceros conocer el misterio de Judas, 

ese misterio que es la caída de un alma 

que Dios había socorrido tan espléndidamente. 

 

VII. En fin: haceros conocer el misterio de Judas, ese misterio que es la caída de un alma que Dios había socorrido tan espléndidamente. Un misterio que en realidad se repite muy frecuentemente y que es la herida que molesta tanto al Corazón de vuestro Jesús.

Haceros conocer cómo se cae, transformándose de siervos y hijos de Dios en demonios y deicidas que dan muerte a Dios con darla a la gracia, para impediros poner los pies en los senderos de donde se precipita al abismo, y para enseñaros cómo hacer para lograr que los corderos imprudentes no se arrojen allí. Reunid vuestras fuerzas intelectuales para estudiar la horrenda y muy común figura de Judas, una maraña en que se agitan cual serpientes todos los vicios capitales que encontráis y que debéis combatir en este o aquel. Es la lección que debéis sobre todo aprender, porque será la más útil en vuestro ministerio de maestros de espíritu y directores de almas. Cuántos hay en todos los estados de la vida, que imitan a Judas entregándose a Satanás y encontrando así la muerte eterna.

 

Siete razones como siete son las partes:

 

I. Preevangelio (desde la Concepción Inmaculada de la Virgen María hasta la muerte de san José).

II. Año primero de la vida pública.

III. Año segundo de la vida pública.

IV. Año tercero de la vida pública.

V. Antes de la Pasión (del Tebet a Nisán, esto es, de la agonía de Lázaro hasta la cena de Betania).

VI. Pasión (a partir del adiós a Lázaro hasta mi sepultura y días siguientes hasta el alba pascual).

VII. De la Resurrección hasta Pentecostés.

Reténgase esta división de partes como lo he indicado. Es la correcta.

 

¿Y ahora? ¿Qué decís a vuestro Maestro? 

No me dirigís la palabra.

 

¿Y ahora? ¿Qué decís a vuestro Maestro? No me dirigís la palabra. Pero habláis en vuestro corazón y con tal de que podáis hacerlo, habláis al pequeño Juan. Pero en ninguno de estos dos casos habláis con aquella justicia que Yo quisiera ver en vosotros. Porque habláis al pequeño Juan para molestarlo, hollando la caridad para con una cristiana, hermana e instrumento de Dios. En verdad os digo una vez más que no es una cosa alegre ser mi instrumento: pues significa fatiga y esfuerzo continuos, en todo hay dolor porque a los discípulos del Maestro el mundo da lo que dio al Maestro: dolor; y sería necesario que por lo menos los sacerdotes, y sobre todo los hermanos, ayudaran a estos pequeños mártires que siguen adelante bajo su cruz... Y por tal motivo al hablar a vosotros mismos abrigáis en vuestros corazones lamentos de soberbia, envidia, incredulidad y otras cosas más. Pero Yo daré una respuesta a vuestros lloriqueos y a vuestra admiración que se escandaliza.

Yo dije en la noche de la última Cena a los Once que me amaban: "Cuando el Espíritu Consolador haya venido os recordará todo lo que os he dicho". Cuando Yo estaba hablando tenía ante mi mente además de los presentes, a todos los que llegarían a ser mis discípulos en el espíritu, verdadera y amorosamente. El Espíritu Santo que ya infunde con su gracia en vosotros la capacidad de recordar a Dios, sacando las almas del atolondramiento de la culpa original y librándolas del ofuscamiento que, por la triste herencia recibida de Adán, envuelven la luminosidad de los espíritus que Dios creó para que no gocen de la vista y conocimiento espiritual, terminada su obra del Maestro, "recodando" en el corazón de ellos que Él los ha conducido y que son hijos de Dios, todo lo que Yo dije y que constituye el Evangelio. Recordar significa aquí iluminar el espíritu de ellos, porque de nada sirve recordar las palabras del Evangelio si no se comprende su espíritu.

Y el espíritu del Evangelio, que es amor, lo puede dar a entender el Amor, esto es, el Espíritu Santo, el cual, así como fue el verdadero Escritor del Evangelio, es también su Comentador, porque sólo el autor de una obra sabe el espíritu de de  ella, y lo comprende, aun cuando no logre hacerlo comprender a los que la lean. Pero donde un autor humano no llega, porque cualquier perfección humana contiene muchas lagunas, llega el Espíritu perfectísimo y sapientísimo. Por esto sólo el Espíritu Santo, autor del Evangelio es también el que lo trae a la memoria, lo comenta y completa en el fondo de las almas de los hijos de Dios.

"El Consolador, el Espíritu Santo, que os enviará el Padre en mi Nombre, os enseñará todas las cosas, os hará recordar todo lo que os he dicho (Ju. cap. 14, v. 26).

"Cuando hubiere llegado el espíritu de Verdad, El os amaestrará en todo lo verdadero pues que no os hablará de Sí mismo, sino dirá todo lo que ha oído y os anunciará lo que está por venir. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío, por esto he dicho que El recibirá de lo mío y lo anunciará". (Ju. cap. 16, v.13. 14. 15).

Ahora bien si se objeta que si el Espíritu Santo es el Autor verdadero del Evangelio, no se comprende por qué no haya recordado cuanto se ha dicho en esta Obra, y cuanto Juan da a entender que sucedió con las palabras con que termina su Evangelio, Yo os respondo que los pensamientos de Dios son diversos de los de los hombres y son siempre justos e inobjetables.

Además, si objetáis que la revelación terminó con el último de los Apóstoles, y no había nada más que agregar, porque el mismo apóstol dice en el Apocalipsis: "Si alguien añadiere algo a esto, Dios pondrá sobre él los castigos escritos en este libro" (cap. 22, 18), y esto puede entenderse de toda la Revelación de la que el Apocalipsis de Juan es su fin y remate, os respondo que con esta obra no fue añadido algo a la revelación, sino llenadas ciertas lagunas que se habían producido por causas naturales y querer sobrenatural. ¿Y si Yo me he querido complacer en reconstruir el cuadro de mi Caridad divina así como hace un restaurador de mosaicos que repone las piezas deterioradas y que faltan, restituyendo al mosaico su prístina belleza, y quise hacerlo hasta este siglo en el que el linaje humano se precipita al abismo de tinieblas y de horror, podríais impedírmelo? 

¿Podéis, tal vez, decir que no tenéis necesidad de ello, vosotros que tenéis el espíritu tan nublado, tan sordo, debilitado a las luces, voces e invitaciones de lo Alto?

En verdad deberíais bendecirme porque he aumentado con nuevas luces la luz que tenéis y que ya no es más suficiente para "ver" a vuestro Salvador. Por ver el camino, la verdad y la vida y sentir resurgir en vosotros esa emoción de los justos de mi tiempo, llegando a través de este conocimiento a una renovación de vuestros espíritus en el amor, que sería salvación, puesto que es una subida hacia la perfección.

No digo que estéis "muertos", sino que estáis adormecidos, amodorrados, semejantes a plantas durante la hibernación. El Sol divino os da sus fulgores. Despertaos y bendecid al Sol que se entrega, acogedlo con alegría porque El os calienta, desde la superficie hasta el fondo, que excite, os cubra de flores y frutos.    

         

Levantaos. Venid a mi don.

 

Levantaos. Venid a mi don.

"Tomad y comed. Comed y bebed" dije a los apóstoles.

"Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'dame de beber', tú misma se lo habrías pedido a Él, que te habría dado agua viva", dije a la samaritana.

También ahora lo digo a los doctores como a los samaritanos. porque ambas clases extremas tienen necesidad de ello, como también los que se encuentran en medio de los dos extremos. Los primero para que no se desnutran y se priven de fuerzas aun por sí mismo, y del alimento sobrenatural para quien languidece por falta de conocimiento de Dios, del Dios-Hombre, del Maestro y Salvador. Los segundo porque las lamas tienen necesidad de agua viva cuando parecen alejados de los manantiales. Los que están en medio de unos y otros, forman la gran masa de pecadores no graves, de los estacionarios en el avanzar por pereza, bien debido a un falso concepto acerca de la santidad, de los escrupulosos de condenarse, de ser observantes, de enredarse en un laberinto de prácticas supe4ficiales, pero que no se atreven a dar un paso en el camino escarpado, escarpadísimo de la heroicidad, para que por este medio tengan un empuje inicial para salir de esa quietud e iniciar el camino escarpado.

Yo les digo estas palabras. Os ofrezco este alimento y esta bebida de agua viva. Mi palabra es vida. Os quiero tener en la vida, conmigo. Multiplico mi palabra para contrabalancear las miasmas de Satanás que destruyen las fuerzas vitales de vuestro espíritu.

No me rechazáis. Tengo sed de darme a vosotros, porque os amo. Mi sed es inextinguible. Tengo un deseo ardiente de comunicarme a vosotros para que estéis prontos al banquete de las bodas celestiales. Tenéis necesidad de Mí para no desfallecer, para vestiros con vestidos adornados para las Bodas del Cordero, para la gran fiesta de Dios después de haber vencido la tribulación en este desierto lleno de acechanzas, zarzales y serpientes, que es la tierra, para pasar por entre las llamas y no sufrir ningún daño, pisar los reptiles y tener que beber venenos sin morir al tenerme a Mí en vosotros.

 

"Tomad, tomad esta Obra, y "no la selléis", 

sino leedla y hacedla leer

 

Y añado: "Tomad, tomad esta Obra, y "no la selléis", sino leedla y hacedla leer, 'porque el tiempo está cerca' (Ju. Ap. cap. 22, v.10) "y quien es santo se santifique más" (v.11).

La gracia de vuestro Señor Jesucristo sea con todos los que en  este libro vean un acercamiento mío y pidan que se cumpla, para protección suya, con el grito de amor: "¡Ven, Señor Jesús!"."

A mí en particular dice luego Jesús:

"En el proemio de la Obra pondrás el primer cap. del Evangelio de Juan, del verso 1 al 18 inclusive. Así integralmente como está escrito. Juan escribió estas palabras, como escribiste todas las que se hallan en la Obra, bajo el dictado del Espíritu de Dios. No hay nada que añadir o quitar, como no hubo nada que añadir o quitar a la oración del Padre nuestro y a mi oración después de la Ultima Cena. Cada palabra de estos puntos es una joya divina y no puede ser tocada. Para tales lugares no hay que hacer más que una cosa: rogar ardientemente al Espíritu Santo que os las ilumine en toda su belleza y sabiduría.

Cuando hayas llegado al lugar en que empieza mi vida pública, copiarás integralmente el primer cap. de Juan, del v.19 al 28 inclusive, y el cap. 3º de Lc. del v. 3º al 18 inclusive, el uno después del otro, como si fuesen un solo cap. Se trata todo del precursor, asceta de pocas palabras y de áspera disciplina y no hay más que decir. Después pondrás mi bautismo y seguirás adelante como te lo he indicado cada vez.

Tu fatiga ha terminado. Ahora queda el amor y la recompensa para gozar de ella.

Alma mía ¿qué puedo decirte? Tú me preguntas con tu espíritu sumergido en Mi: "Y ahora ¿qué cosa vas a hacer, señor, de mí, tu sierva?"

Podría decirte: "Romperé el vaso de barro para extraer su esencia y llevarla a donde estoy". Ambos nos alegraríamos. Pero todavía me eres necesaria por un poco, y otro poco todavía, aquí, a exhalar tus perfumes que son el olor de Cristo que en ti inhabita. Y entonces te diré como a Juan: "Si quiero que te quedes hasta que Yo venga a tomarte, ¿qué te importa el quedarte?"

La paz sea contigo, pequeñita mía, incansable voz. La paz sea contigo. Paz y bendición. El Maestro te dice. "Gracias". El Señor te dice: "Sé bendita". Jesús, tu Jesús, te dice: "Siempre estaré contigo porque es cosa dulce para Mí estar con los que me aman".

Mi paz sea contigo, pequeño Juan. Ven y descansa sobre mi pecho."

XI. 879-890

A. M. D. G.