POESIAS DE MIRYAM ( III )


AMIGOS EN EL SEÑOR

Un día quiso el Señor, presentarnos a un
amigo, de esos que son de verdad que Él
puso en nuestro camino.

Jesús, un santo varón, que de Rosita es
marido. Son como parra fecunda que tienen
cuatro racimos. Rosita es una mujer con
carácter fuerte y vivo, pero, tiene un
corazón que todos nos da cobijo, nos
invita con frecuencia para todo
compartirlo

Voy a contar como son para mí estos
chiquillos. Primero, Jesús María. Que,
aunque es alto como un hombre, tiene un
corazón de niño. Pone cara sonriente
cuando sale a recibirnos, con dos besos
que nos da se queda más sonriente y
tranquilo.

Ahora se ha motorizado como todo
jovencito y de cabeza nos trae tanto a
papás como amigos.

Después les nació el segundo que le
pusieron Emilio. Es alto y fortachón, más
serio; aunque es un niño, su sonrisa es
más cortada porque es más joven, más
tímido. También le gustan las motos a
nuestro querido Emilio.

El tercero es Miguel Angel. Me hace reír
el chiquillo, a él le gustan los viajes,
más los coches, ¡qué capricho! Todo lo
que tiene ruedas le subyuga a este
chiquillo. Quiere ser pronto mayor para
poder conducirlos. Pero, ahora en
bicicleta él juega con los amigos.

Que diremos de Ana Rosa que es el último
racimo. Es vivaracha y risueña necesita
muchos mimos, porque es la única niña que
tienen estos amigos. Siempre en torno a
sus papás conquistando su cariño jugando
con sus hermanos, jugando con sus vecinos
siempre dispuesta a jugar, pues, todos
son sus amigos.

Aunque son cuatro veréis que los cuatro
son distintos. Me recuerdan las cerezas
que están hechas un racimo, pero, si las
zarandeas, se van por sitios distintos, a
veces, el zarande, por la tele es el
motivo, allí cada niño tiene su programa
preferido

Pero, hay cosas muy hermosas en casa de
nuestro amigo, las mejores que sabemos,
justo allí las aprendimos.

Jesús es un gran maestro en las cosas del
espíritu. Siempre dispuesto a enseñar lo
mismo a grandes que a chicos. Su vida es
un gran ejemplo, es el Evangelio vivido,
de lo que no se ve ahora de lo poco que
hemos visto.

Cuando le oyes hablar, dirías: Ya estamos
bebiendo de la Fuente de la Vida. Después
quedamos bien dispuestos para seguir en
esta vida llena de contratiempos. ¡Qué
hermoso, Señor, es tener conversación con
aquello que te hablan siempre al corazón!
Pues, pones Señor palabras en sus labios
de aquellos misterios más arcanos, y así
nos pasaríamos noche y día escuchando
aquellas cosas que él nos contaría.

Él a la Madrecita mucho ama, por eso
tiene conseguidas todas las batallas. El
Rosario lo reza noche y día, y mientras,
Ella le cuida la familia.

Que grandioso, Señor, tener amigos de
aquellos que Tú pones en nuestro camino.

¡Gracias, Señor, te damos gracias, porque
Tú sólo, Señor, mereces nuestras
alabanzas.

10.11.91 Miryam.


CUANDO EN LA SOLEDAD HABLAS, SEÑOR.

Oh Señor y Dios mío, para hablar a mi corazón
a la soledad me has
Conducido. En la soledad me estás colmando de
todas tus grandezas, porque me haces amarte a
Ti en mi pobreza. En esta soledad no
encuentro desatino, porque me has hecho
comprender que este era mi camino. A solas,
mi Señor, sin otra compañía, para que Tú
guíes mis pasos día a día. Así poquito a poco
estás mi alma conduciendo para llegar a
aquello que es arcano, que es eterno.

Es una estabilidad tan llena de paz y su
grandeza, que me haces amarme a mí en Ti en
mis miserias.

En la soledad me tienes, aunque sola. Un
Trono quieres hacer de mí para tu Gloria. En
esta soledad, Amado me has colmado, y segura
me tienes en tus brazos por medio de esta
soledad, verdadera libertad tiene mi
espíritu, que como una golondrina, en tus
atrios he colgado ya mi nido.

No entiendo mucho, Señor, lo que conmigo
haces, ya que me muestras muchas cosas
celestiales.

¡Qué descanso y reposo a mi alma, pues, como
cierva sedienta estoy bebiendo de esas Aguas!
Ya están, Señor, vacías mis potencias, porque
las estás llenando Tú de Ti y de todas tus
riquezas.

¿Dónde están mis Santos Ángeles para
decirlos, que Tú has llenado todos mis
vacíos?

Gracias a esta soledad, Amado mío, sobre tus
hombros, como oveja perdida, me has tenido.
Ahora sólo tuya soy -mucho más tuya- para que
me llenes también de tus ternuras. ¡Oh
Señor!, qué amargo y triste será el desatino
de todos aquellos que pierden tus caminos.

Algo más, mi Señor, quisiera darte para que
todas esas almas -un día- puedan alabarte.
Déjame, mi Señor, buscar por las plazas y
caminos para traerte a ciegos, cojos y
mendigos. Así, nuestro banquete de nupcias
será lleno, no de aquellos que fueron
invitados los primeros.

Dame, Señor de tu sabiduría para que me vea
limpia de toda fantasía, así, más clara y
puramente entendería todas esas verdades que
Tú me mostrarías.

Muy hermoso y más puro es padecer para poder
gozar más y más saber. Si la puerta hacia la
cruz es padecer, mas luego, esa estrechura a
mí me hará entender. Cuanto más largo y duro
es el sufrimiento, más hermoso y sublime es
el entendimiento.

Mi voluntad, Señor, se hace más firme cada
vez que me muestras tus misterios más
sublimes.

Muéstrame, Señor, a mí tu gloria y veré que
Eres el mismo que tengo en mi memoria.

8.11.91 Miryam.


SER "MOJÓN" EN UN CAMINO.

Señor, sé que cada día tú me quieres más y
más, no por lo que yo valgo, sino, por lo que
me das.

Aunque me parece triste ser "mojón" en un
camino, estoy, quizás, yo cumpliendo la
voluntad del Dios vivo, y al hacer su
voluntad estoy marcando el camino que lleva a
la eternidad. Algunos pasan y miran; otros
pasan sin mirar, porque nada les preocupa por
el camino que van, entonces, siento gran pena
por no poder indicar que aquí el tiempo es
corto y largo en la eternidad.

Hay algunos peregrinos que al "mojón" miran,
quizás, para ver si éste les dice si caminan
bien o mal. Entonces, yo les sonrío para
poder dialogar, pero, marchan tan aprisa que
no les puedo ni hablar. Otros vienen a mi
lado, detienen su caminar, se sientan en mi
regazo para poder descansar. ¡Saben que es
duro el camino que lleva a la eternidad! Si
se entiende por eterno el poder de Dios
gozar, me miran y me acarician, porque saben
que allí está el "mojón" en el camino para
poder indicar.

Entonces me pongo alegre por los que alegres
se van, porque caminan seguros viendo que el
"mojón" está en aquel largo camino que les
indica al pasar; aunque, más tarde, se
olviden que les dejó descansar, que les tuvo
en su regazo, que allí comieron su pan y que
repusieron fuerzas en su largo caminar.

Ser "mojón" en un camino, ser una piedra,
quizás, la que algunos utilizan para más
tarde olvidar. Pero, nada me preocupa si
cumplo la voluntad, de quien de "mojón" me
puso de paso a la eternidad.

9.11.91 Miryam.


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Te invoco, ¡Oh Santo Espíritu!, con todo mi
corazón, Tú me alivias y consuelas, y porque
aumentas mi Amor. Ahuyentas mi sequedad por
medio de la oración, y ejercicio de virtudes
dame tú Consolador.

Cuando siento ese tu Viento, pronto me
pregunto yo: ¿Se abrirán todas las flores y
derramarán su olor?. Mi alma se inflamará, si
avivas con tu calor mi voluntad y memoria, mi
entendimiento y mi amor.

Embestirás de tal forma dentro de mi corazón,
que traerás a mi memoria los amores que tuve
con mi Señor.

Ahora puedes deleitarte, Espíritu Consolador,
porque te estoy esperando con todo mi
corazón.

2.6.92 Miryam.



LA PRIMAVERA

Es la primavera la estación más bella de
todas las estaciones. Cuando miras los campos
vestidos con lindos y alegres colores: ¡Qué
bellas son las rosas y, mucho más, si cerca
de ellas revolotean las blancas mariposas!
¡Qué corta vida tienen, pero son hermosas!

Con mi mirada voy de hito en hito haciendo un
pequeño o largo recorrido. Cuando veo entre
las matas detenerse a un lindo pajarito, él
mira para un lado y para otro con algo que
lleva en el piquito, quizás, porque allí
tiene en su nido con sus boquitas abiertas
esperando sus tiernos hijitos.

¡Qué hermosa es la primavera cuando todo lo
que miras ha dejado de ser una quimera! Los
árboles también con sus hojas se han vestido
para que no se deshaga este artificio.

Sí, hermoso es el campo, pero creo que aún
más hermosa me parece la campiña cuando está
cuajada de flores silvestres, blancas
margaritas, animalillos inquietos, olorosas
violetas, y cuando cruzan surcando los cielos
las blancas y negras cigüeñas. ¡Qué hermosa
es la vida, me digo, contemplando yo el campo
día tras día! Pero llama poderosamente mi
atención, la fuerte corriente de un río
cantor, que baja cantando entre peñas, su
dulce canción, y si te fijas en él, lo ves en
la llanura que va serpenteando y riega las
riberas con premura, las laderas de las
montañas acaricia y van cantando entre los
pueblos, las delicias de muchas lavanderas
que en sus orillas cantan de sus amores, las
alegrías y penas que esconden en sus almas.
Él, de todo se entera en su camino ¡Qué
jubiloso y alegre marcha el río porque él se
ha preocupado de aprender su recorrido, y
aunque él sabe que al llegar al mar, con un
abrazo ésta le recibe, pero sabe que deja de
ser río, porque en ese abrazo encuentra allí
su muerte!

¡Qué jubiloso y alegre corre el río, porque
él se ha preocupado de saber su recorrido!

En la primavera, muchas veces, contemplo el
cielo, y digo: Qué hermoso y grande Dios lo
ha hecho, quizás, para que el hombre se
extasíe en contemplarlo, aunque sólo sea unos
momentos, y si, por las noches, miro las
estrellas, no me dejan de decir: La vida es
alegre y bella, no dejes de sonreír. ¡Qué
hermosa es la primavera, pues cuando no te
hablan las flores o los pájaros, te hablan
las estrellas!

Y es, que todo para el hombre Dios lo ha
hecho, para que él se detenga en pensar: qué
de toda la creación, el hombre es su hijo
predilecto. Pero el hombre, como un "erial
cerril", camina por la vida como si a Dios le
tuviera ya ganada la partida porque el
hombre, hoy día, ya no sabe en la primavera
contemplar las flores, ni las aves; tal vez,
aún no ha comprendido, que aunque cante el
río, también él encontró piedras en su
camino.

Tanto el hombre dentro de sí está metido, que
se cree más importante que Dios mismo. Esta
es una estratagema que el demonio le prepara
para que no se percate el hombre que le tiene
entre sus garras.

Vuélvete a Dios, hombre, te suplico; y vete
arrancando de tu vida uno a uno todos tus
ídolos. No ves que el paso por esta vida es
breve, que sólo el que ama a Dios, libertad
tiene.

Has visto qué jubiloso y alegre iba el río,
porque él se preocupó de aprender su
recorrido.

Si tú, hombre, quieres aprende como hizo el
río, vuélvete a Dios y Él te mostrará el
camino. Así, por esta vida alegre irás si en
lugar de mirarte tanto a ti sirves a los
demás.

Ves que hermosa es la primavera si en ella
contemplas su Amor, a Dios te lleva. Ve
corriendo y pide a Dios perdón, porque el
perdón es la llave que abre su Corazón.

Así, un día, por la vida, diciendo, irás: Que
la primavera te ha enseñado a amar a Dios y a
los demás. Qué hermosa y radiante es la
primavera cuando ha dejado de ser, para ti,
una quimera.

1.992 Miryam.


OTOÑO

Comienzo con el otoño, estación que -como el
hombre en su vida- los árboles quieren
desprenderse de sus viejas hojas, cosas que
ya no le sirven , pero ¡cuánto le cuesta que
sus hojas pisen!. Y, aunque él lo comprende,
de estas hojas, como cosas viejas se
desprende. No quiere que nadie se las
quite, sólo el viento consiente que las lleve
rugiendo fuertemente. Por el suelo están
esperando un vendaval, pero, no obstante,
crujen bajo los pies del viandante,
amarillas, como el cadáver que la vida se ha
escapado de las manos. Pero nadie quisiera
que lo entierren, mas cuando todo absurdo nos
parece; pues, al menos, las hojas al pudrirse
nunca huelen, las barren y las retienen para
que sirvan de alimento al campo y hacer que
nazcan las mieses con los que el hombre ha de
alimentarse o mantenerse. ¡Cuánto la tierra a
estas hojas agradece!.

Sin embargo, ¿el hombre se preocupa de su
muerte?. Quizás, le sirva de alimento a los
gusanos, porque en su vida no se ha
aprovechado el tiempo, ni siquiera como el
árbol. Éste se ha encargado de dar sombra y
de dar fruto, pero el hombre tantas veces
camina por la vida como un bruto, que sólo si
le tiran de las riendas se detiene, no
piensa: ¿Qué es? ¿Para qué ha venido? ¿Por
qué muere?. El pensar le cuesta un sacrificio
mayor que el de la muerte.

¡Cuántas veces los hombres por la vida así
marchamos sin darnos cuenta -que sin fruto-
puedan comernos un día los gusanos; mas sólo
piensa aquel, en esta vida, aquel que como
loco o raro se le tiene.

Diréis que sólo hablo de la muerte, lo que
pretendo es que el hombre no tenga una vida
tan absurda, porque después de la muerte la
vida continúa para aquellos que se detuvieron
en pensar en Dios, aunque fuera cada día, tan
sólo, unos momentos.

Qué hermoso y bonito es el "Otoño" cuando sin
pensar en ti has vivido para el otro, así
hallarás la recompensa que Dios da a las
almas que vencieron sus miserias, y mirando
hacia el cielo comprendieron que en Dios se
vive más seguro y más contento.

Hombres los que camináis sin pensar en esta
vida, sabed que vuestra partida llega cuando
menos lo esperáis.

1.978 Miryam.



¡ABBA! (PAPÁ)

Cuando yo te digo: "Abba", qué hermosa es
esta verdad, porque sólo a Dios, mi Padre,
así le puedo llamar. Y si, digo: "Padre
nuestro", más grande es la realidad, pues de
todos eres Padre, de todos eres "Papá".

"Abba", que estás en los cielos ¿dónde los
cielos están? ¿Están lejos de los hombres o
dentro del hombre están? Parece que está muy
lejos lo que tan cerquita está, y lo hiciste
para el hombre para que fuera a morar en el
seno de Dios Padre y te llamara "Papá".

Así te llamó Jesús cuando nos vino a enseñar
y a decirnos que en los cielos estaba nuestro
"Abba".

La palabra más sublime que se puede
pronunciar. Cuando Él la pronunció, cielo y
tierra fue a juntar, y santificó tu Nombre
por toda una eternidad. Con esto quedaba
dicho que a Dios se le ha de alabar, que
todas las alabanzas a Él habían de llegar.
Que había de ser bendito su Nombre y su
Santidad, reconocer todo el orbe, que Dios
Padre es nuestro "Abba".

Ahora yo, como hija tuya, cuando te llamo:
Papá, parece que se desprende mi corazón y
hacía Ti quiere volar; y te siento yo tan
cerca, y siento tu respirar, y siento yo tu
dulzura, siento tu paternidad, y siento que
tus caricias nadie me las puede dar; y siento
ese tierno abrazo que un padre a su hija da,
y en ese abrazo fundidos va toda una
eternidad. Que en Ti la Vida comienza, en Ti
la Vida es estar disfrutando de la gloria en
tu seno Virginal. Por eso quiero llamarte con
el corazón: "Abba".

Venga a nosotros tu Reino, decimos a nuestro
"Abba" y su Reino está en nosotros cuando
amamos de verdad. Amor que nace en el alma,
alma donde fue a morar y poner su santuario
mi Dios, Eterno, Increado, tres veces Santo
mi "Abba".

Por eso digo a los hombres: No busquéis donde
no está, muy cerquita de vosotros tenéis a
vuestro "Abba", pero tenéis que buscar para
poderle encontrar. Cuando le hayáis
encontrado, postraros a vuestro Dios adorar,
y dejar a vuestras almas que ellas le llamen:
"Papá"


Tres veces Santo eres "Abba", quiero hacer tu
voluntad. Por tu incomprensible esencia, por
tanta benignidad, porque eres Bueno,
Clemente, por tu exceso de bondad, porque el
corazón inflamas en tu inmensa caridad. Por
ser misericordioso, todo sumo, todo igual.
Por eso, y porque eres "Abba", quiero hacer
tu voluntad; y quiero que aquí se haga como
en los cielos están Arcángeles, Querubines,
los Santos y Serafines haciendo tu voluntad,
porque eres Padre, eres Madre, por ser todo
Santidad.

"Abba" nos das cada día de tu vino, de tu
pan, de todos los alimentos que el hombre ha
necesidad, sin que te pidamos nada, por ser
Justo, como nadie lo será. ¡Sáciame, "Abba",
esta hambre que tengo de santidad!, y sacia
mi corazón de tu inmensa caridad. Sáciame de
tu sonrisa para ver, sonreír a los demás.
Mira que el mundo está triste y tiene hambre
de verdad, y no busca el alimento que al
hombre puede saciar, y triste, porque no
saben que tienen a su Papá, el que nos da el
alimento que lleva a la eternidad.

Te ruego que nos perdones tantas deudas que
pagar, porque somos pecadores, porque comemos
tu pan. Porque nos das cada día, fuerzas...
para poder trabajar. Nos das al hombre Tú
aquello que en la vida nadie da, y por si
esto fuera poco, quieres... que te llamemos
"Papá". ¡Oh, "Abba"!, también tú quieres que
nosotros perdonemos, ¡Oh "Abba"! a quienes
nos han injuriado, a quién robó nuestro pan y
a aquellos que han dañado nuestra honra y
dignidad, todo aquel que nos persigue, todo
el que quiere acabar con aquello que nos
diste y debemos custodiar; con aquellos tus
mandatos y... con llamarte: "Papá".

Tú, no nos dejes caer,. porque el Tentador
está acechando a estos tus hijos porque él,
hijo no fue más. Huérfano se hizo a sí mismo,
esa fue su voluntad. Por ser grande su
soberbia, él a Ti se fue a enfrentar y
derribó San Miguel el trono donde él se quiso
sentar. Ahora, a nosotros, él ,Abba,
huérfanos nos quiere dejar. Por eso, Tú,
líbranos del poder de Satanás, que con
envidias y engaños, él nos hace tanto mal y
nosotros seguiremos haciendo tu voluntad
postrándonos a tus plantas y... llamándote:
"Papá", y todos, amén diremos: hágase tu
voluntad.

26.5.92 Miryam.


SILENCIO

Ahora sé a cuantas preguntas el hombre se
queda sin respuestas.
Pregunto al mar y... en su murmullo no me
responde.
La duda me asalta, mas creo no entiendo su
lenguaje.
Las olas hablan tan quedo, que no puedo
captar el misterio que su vocabulario
encierra.
El cielo a mi pregunta, impasible me deja sin
respuesta.
Las nubes, como una gran cortina, le cubren
adivinando lo que pienso.
El sol, tras las montañas, con su guiños,
parece burlarse.
Se oculta cuando ve que estoy para hacerle
una pregunta.
La sabe, por eso me deja en el silencio del
ocaso.
La playa es hermosa cuando no hay nadie.
Prefiero, en el silencio, estar a solas, pues
no quiero que la voz de mi garganta escape.
La naturaleza, aunque mi pregunta sabe, a
nada me responde.
Silencio ante lo Grande.
Silencio ante un amor que arde.
Silencio ante lo que desconoces.
Silencio ante mi pregunta.
Si la pregunta es mía, no preguntaré, pues no
quiero que mi congoja me la robe el aire.

Jaraco, 7.8.79
Miryam


EN EL VACÍO DE DIOS

Siento el vacío de Dios, vacío de Su
presencia. Es el frío de la muerte el que en
mi alma penetra. ¿Dime, Señor, si estás
lejos, que mi alma está en tinieblas o
tinieblas Tú me causas porque te tengo muy
cerca? ¿Dime si todo es verdad o estoy
soñando despierta? ¡Es tan vehemente mi alma
que quiere hallar la respuesta porque
encuentro yo el vacío de todas las cosas
bellas! ¡Tal vez han desaparecido de mi vida
todas ellas!

Es el frío de la muerte o ¿es que mi alma
está enferma? Pues... no brota la alegría,
sólo aflora la tristeza o ¿qué todo esto
precede cuando Tú te hallas más cerca?

Mi alma está fatigada, que hasta le faltan
las fuerzas. ¡Quién me dará a mí, Señor, un
poquito de agua fresca, pues entre tantos
temores, me temo que desfallezca!

Cuando creía, Señor, que todo superado era,
me encuentro como aquel árbol que se le
enredó una hiedra. Siento que me falta el
aire, que la oscuridad me acecha y el frío
que me recorre me sumerge en las tinieblas.
¿He perdido todo aquello que da frescura y
belleza?

Tal vez, no supe velar, como las vírgenes
necias, ni mantener encendida la lámpara de
mi inocencia; ni he sabido serte fiel cuando
ha surgido la prueba.

¿Por qué, me pregunto tanto, si a nada hallo
respuesta?

La respuesta la da Dios cuando estás en su
presencia. Confundida se halla mi alma
Ante tanta inexperiencia, pues si experiencia
tuviere, estaría más contenta. No preguntaría
nada si la noche está serena o, si la noche
esta oscura, quizás, es porque faltan las
estrellas. Cuando ve llegar el alba, también
estaría más risueña.

Enséñame, alma querida, a discernir. Que mi
fe no desfallezca, dicen que, de oscuras
noches nacen criaturas nuevas. Cuánta más
oscuridad, la aurora rompe más bella, y el
alba viste de galas si la noche fue más negra
y hasta los ángeles cantan, si el alma ha
vencido a las tinieblas.

Cuando ruge el Enemigo, lo hace con tanta
fiereza, porque mi alma ha escapado a quien
él tenía presa. Con miedos y grandes temores,
la asustaba en aquellas noches negras.

Aumenta, Señor, mi fe; pues yo me hallo en
tinieblas. Que no tema al Enemigo aunque ruja
con más fuerza. Envíame a San Miguel, que su
ejército lo venza y me proteja en las noches
si las tinieblas son densas. Que no me haga a
mí dudar de tu Santa Providencia.

Verano l.993 Miryam.


ERES UN ANGEL DE DIOS


Él quiere hacerme creer,
El envidioso Enemigo,
Que tú me has dejado sola
En escabroso camino.

Esto sé que no es verdad,
Pues te tengo yo a mi lado,
Tú me guías, me consuelas
Y hasta conduces mis pasos.

Eres el Angel que Dios
Me tenía reservado,
Sigue extendiendo tus alas
Y sígueme cobijando.

Quiero escuchar hoy tu voz,
Quiero que me digas algo,
Quiero que siempre me mimes
Como siempre me has mimado.

Con el Amor que no une,
Cada vez más firme y santo,
Hagamos una guirnalda
A Jesús Sacramentado.

Que hermoso, Angel, sería,
Si hoy a los pies del Sagrario,
Me dijeras muy bajito:
Siempre te estaré esperando.

20.1.93 Tu esposa: Miryam.


Y... TÚ TE DEJAS LLEVAR

Me dices tú que no llore,
¡Cómo no voy a llorar,
Si veo que Dios te lleva
Y tú te dejas llevar!

Me miras, y una sonrisa
Me regala tu mirar,
Veo que feliz te sientes
Y que te dejas de llevar.

Todo tú te has entregado,
Tu vida y tu caminar,
Tú me dejas tu sonrisa,
Aunque te dejas llevar.

Aunque vas con el Señor,
No quiero verte marchar,
Pues se va mi corazón
Cuando te dejas llevar.

Hemos sido muy felices
Amándonos de verdad,
Y mucho más lo seremos,
Aunque te dejes llevar.

Tu recuerdo en mi memoria
Jamás se podrá borrar,
Aunque tú me dejes sola
Porque te dejas llevar.

Ansias de Amor tú tenías,
Y yo te las pude dar,
Por eso sé que te quedas,
Aunque te dejes llevar.

Cuando en el seno del Padre
Nos volvamos a encontrar,
De su Amor disfrutaremos,
Por toda una eternidad.

2.6.92 Miryam.


TU DULCE SUEÑO

Te fuiste, tú, sin decirme
Que te llamaba el Señor,
Porque su voz tú escuchaste,
Y su voz te cautivó.

Sabía que tú te irías
Cuando oyeras, tú, su voz,
Pero que a mí me dirías:
Me llama ya mi Señor.

Y es tan dulce su llamada,
Tan subyugante su voz,
Que se va tras Él mi alma,
Mi vida y mi corazón.

Ahora, estás en mi memoria,
También en mi corazón;
Hoy, sólo busca mi alma
El consuelo en el Señor.

Hoy se cumplen doce años
Que nos unimos los dos,
Doce días que te fuiste
A unirte con el Señor.

Siempre será tu recuerdo
El que alivie mi dolor,
Porque sé que me dejaste
Para marcharte con Dios.

Que dulce tuvo que ser
Cuando escuchaste su voz,
Pues tus ojos se cerraron,
Para escuchar su canción.

Un coro de serafines
Suavemente te posó
En los brazos de la Madre,
Quien al cielo te llevó.

Era tan dulce tu sueño
Que nadie te despertó,
Era tu rostro el reflejo
Del alma que sigue a Dios.

9.8.92 (Doce aniversario de
nuestro matrimonio) Miryam.


NUESTRO DÍA

Hoy, es tu día y mi día,
Hoy es un día feliz,
Porque me diste, Mamita,
Aquello que te pedí.

Aunque la Bestia me acose
Y me haga mucho sufrir,
Soy feliz porque, Mamita,
Tengo lo que te pedí.

Me amenaza con robarme
Lo que me diste hoy a mí,
Pero estás tú aquí, Mamita,
Para este robo impedir.

Ahora estoy entre tus brazos,
Ahora me siento feliz,
Ahora disfruto, Mamita,
De aquello que te pedí.

No temo yo al enemigo,
No temo yo su rugir,
No temo porque, Mamita,
Siempre me refugio en Ti.

Siempre triunfará el amor,
Pues sin amor no es verdadero vivir,
Y hoy has querido, Mamita,
Demostrármelo Tú a mí.

Miryam.


AL LLEGAR LA NAVIDAD

Aunque la cruz me tortura
Al llegar la Navidad,
De mi corazón abriré
Las puertas de par en par.

Aunque mi ofrenda sea pobre,
Quiero ponerla a tus pies,
Por si elige mi regazo
Para poder Él nacer.

Con mi alma, le daré,
Un poquito de calor,
Y así le acurrucaré
Cerca de mi corazón.

Para poder recibirle
Ha de estar limpia mi alma,
Pues no quiero que se encuentre
También mi puerta cerrada.

712.92 Miryam.

LA VIOLETA

Dos florecillas hablaban,
Sus voces eran muy quedas,
Una a la otra, decía:
Sé que te llaman violeta.

Tu delicado perfume
Tiene fama entre princesas;
Tu humildad está presente
Entre los grandes poetas.

No debes vivir oculta,
Ni sonrojarte debieras,
Cuando te digo que eres,
Entre todas las más bella.

La violetilla responde,
Trémula y hasta violenta:
El Señor me dio sus galas
Para alegrar la pradera.

Jamás quiero yo soñar,
Ni brillar en esas fiestas,
Ni que en el ojal me luzcan,
Ni en la pechera me prendan

Mi deber es perfumar,
Quien a su paso me encuentra,
Esconderme a sus miradas,
Ser feliz y ser discreta.

Qué delicia es escuchar
La finura, la belleza,
El sentimiento y lenguaje
De esta sencilla violeta.

20.5.1974 Miryam


COMO EL ÁRBOL SECO

Estoy, Señor, más seca,
Que aquel árbol
Que a su lado plantaron
Una hermosa hiedra,
Y creía el árbol que
Quería ser su amiga,
Ser su consejera,
Pues él la veía cada día acercarse,
Un poquito más a aquella hiedra.
El árbol muy gentil
La daba sombra,
A aquella hermosa enredadera.
Él era su ángel protector,
Ella, como su enamorada
Más perfecta.
Y poco a poco fue enredándose
Ella en el árbol,
Y poco a poco sus raíces
Hundió ella,
Para chupar la savia de
Aquel tronco,
El alimento que tanto
Le gustaba a ella.
El árbol se dejo llevar,
Porque creía que era amor,
Lo que buscaba, la linda enredadera.
Cuando quiso recordar,
Al árbol le faltaban ya
Las fuerzas,
Y vio que no podía,
Aguantar el abrazo que le
Daba ella.
Así fue el árbol perdiendo
Su grandeza,
Y fue envejeciendo,
Casi sin darse cuenta,
Y fue a morir el árbol
En los brazos
De una linda y graciosa
Enredadera.

Así me siento yo,
Tan seca, tan seca, como el árbol
Que a su lado plantaron
Una hermosa hiedra.
Así recuerdo el árbol
De la quinta aquella
Que sólo su esqueleto
Sirve ahora
Para hacer que luzca
Aquella graciosa enredadera.

27.1.93 Miryam.


A JUANITA

Sentí una gran alegría
Al leer yo tus escritos,
Encierran tantos misterios,
Que nos hablan de un Dios vivo.

Son tremendas las visiones
De Dios, que sigue advirtiendo,
A los hombres que no escuchan
Los mandatos que Él a puesto.

Premoniciones divinas,
Eso he podido entender,
El sufrimiento del cielo
Desciende ya sobre él.

Es un regalo divino,
Lo que contigo está haciendo.
Sigue escribiendo, Juanita,
Y a nada le tengas miedo.

Escribe tú sin pensar,
Si viene o no viene de Él,
Porque toda profecía
Es difícil de entender.

La Apocalípsis de Juan,
Se refleja en tus visiones,
Con eso quiere avisarnos
Que Él ama mucho a los hombres.

Nos ama con un Amor
Tan infinito y profundo,
Por lo cual no entiendo yo
Que no se dé cuenta el mundo.

El mundo Él lo ha creado,
Y el mundo le da la espalda,
Pues Satán hace entender
Que ha ganado la batalla.

Cuántas gracias el Señor,
Juanita, hace a tu alma,
Reza mucho con amor,
Por el mundo tú repara.

Porque la lucha está ya
Entre las nubes tramada,
Pues el mundo está perdido,
Pero no así la batalla.

No busquemos como Juez
A un Dios que tanto nos ama,
Busquémosle como Amor,
Porque el amor siempre gana.

Con todo cariño para Juanita

18.X.98 Miryam.


A MIS HERMANOS Y SOBRINOS

Tengo hermanos y sobrinos,
Aunque no hablo mucho de ellos,
Yo les tengo un gran amor,
Yo a todos los llevo dentro.

Todos me son muy queridos,
Pero en otra dimensión,
Por eso me es muy difícil
Expresar como es mi amor.

Amor que brota del alma,
Del Padre que la engendró,
Por eso sale de dentro,
No nace de la razón.

Quisiera uno por uno,
Decirles cuánto les amo ,
Pero todas mis palabras,
Se quedan entre mis labios.

Es mejor hacerlo así,
Seguir amando y callando,
Pues un día premiará,
Dios con su inmensa bondad,
El amor que yo he guardado.

4.2.99 Miryam.


EL SILENCIO DE LOS PINOS

Qué tienen, Madre, esos pinos
Que cuando subí la cuesta
Yo vi inclinarse sus copas,
Sentí de Dios su presencia.

Y en el silencio sonoro,
Como dicen los poetas,
Al cielo elevan sus salmos,
Y el llanto de los que llegan.

Te están rindiendo homenaje
En la cima de esa cuesta,
Porque tú eres, Virgen Pura,
Reina de Cielos y Tierra.

Y también sé, que Tú eres
La Reina de los profetas,
Por eso, con tus mensajes
Bajas del cielo a la tierra.

1.988 Miryam.


YO QUISIERA ESCRIBIR, PADRE

Yo quisiera escribir, Padre,
Y no puedo hacerlo ahora,
Dime Tú porque me privas
De estas cosas tan hermosas.

Yo no he sabido rezar,
Pero te escribía, Padre,
Y lo hacía de verdad.
¿Sería tu voluntad?
Pues era mi rezo, Padre.

Ahora, ni rezo, ni escribo
Y mi alma grita al Padre:
Déjame escribir un poco,
Pues tengo ganas de amarte.

De decirte que me amas,
Aunque yo no sepa amarte,
Que me quieres y me mimas
Como nadie lo hace, Padre.

Yo no siento que me amas,
Pero sé que lo haces, Padre,
Y por saberlo te alabo
Como lo hacen los ángeles.

29.9.96 Miryam.


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