POESIAS DE MIRYAM ( IV )



QUIERO ESCRIBIRTE, SEÑOR

Quiero escribirte, Señor,
No sé por qué escribo nada,
Porque por más que te llamo,
No acudes a mi llamada.

Sólo siento ese silencio,
El que rodea mi alma,
Son las noches tan oscuras
Que en ellas no veo nada.

Qué frías se hacen las noches
Cuando el alma grita y llama,
Y no siente la respuesta
Del Amado de su alma.

Has huido de mi lado
Sin decir una palabra.
Yo creía, mi Señor,
Que de verdad Tú me amabas.

Ahora me encuentro sola
Y la muerte a mí me llama,
Siento miedo de esa voz
Que susurra a mis espaldas.

Y se me clava en mi mente,
Y se clava en mis entrañas,
Quisiera en esos momentos
Morir en paz y callada.

Porque vale más morir,
Que vivir sin tu Palabra.
Se oculta el Verbo del Padre
Cuando le llama su amada.

Y mis entrañas se hielan,
Y mi alma se quebranta,
Y la sangre de mis venas,
También detiene su marcha.

Añoro yo tu presencia,
Añoro yo tus palabras,
Añoro yo aquellos días
Que me esperabas al alba.

Siempre estabamos unidos
En esas noches tan claras,
Toda mi vida era un canto
Y en el canto te alababa.

10.2.97 Miryam.


LA OSCURIDAD

Que pena tiene mi alma,
Ansía tanto morir,
Pero más pena es vivir
Sabiendo que no me amas.

Si estuviera equivocada,
Pues me da miedo la cruz
Que me das cada mañana.

Quizás, esta es la verdad,
O ¿Será mi enfermedad
La que atenaza mi alma?

Al ver mi alma tan muerta
Y ver tan grande la cruz
¿Esa será mi inquietud?

Si temo tanto perderte,
Y amarte ya no consigo:
¿Dime si vivo o no vivo?

Vivir así es no vivir.
Ven muerte si lo deseas,
Porque prefiero morir,
Que vivir de esta manera.

7.6.97 Miryam


SON COSAS DE NUESTRO DIOS

Son cosas de nuestro Dios
Que lo dispuso Él así,
El profeta lo anunció,
Que en la ciudad de David
Nacería el Salvador.

Que hermoso es el Niñito,
En un pesebre dormido,
Y los ángeles cantando
Al buen Dios que allí ha nacido,
En un pobre portalito,
Que hasta los animalitos
De frío están tiritando.

Gloria a Dios, Tres veces Santo,
Gloria al Hijo Redentor,
Gloria al Espíritu Santo,
Que es Espíritu de Amor.

5.9.91 Miryam.


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

¡Ven, oh, Espíritu Santo!, ahuyenta,
de mi alma, con tu Luz, las tinieblas y
la sequedad que están marchitando y
secando las flores que en ella habían
crecido.

Derrama sobre esta pobre alma la
lluvia temprana y tardía. Haz soplar sobre
ella el viento de tu Santo Espíritu, para
que sus flores no se marchiten ni se
sequen, sino que aumentando, –con tu
lluvia-, el amor a mi Jesús, abran de nuevo
éstas a su gracia, y así Él pueda
deleitarse y sutentarse, a fin de que,
persevere en ella por toda una eternidad.
Amén.

30.1.91 Miryam.


A CRISTO MISERICORDIOSO

Señor de misericordia,
Tú, Buen pastor te has llamado;
Cuídame tú las ovejas
De este pequeño rebaño

Quisiera que todas ellas
Las llevaras a tu lado,
Pero sé que, algunas veces,
Rezagadas se han quedado.

Señor, te hablo de los débiles,
Los corderos escapados,
Los que heridos encontraste
En las zarzas enredados.

Los lobos suelen hacer
Estragos en los rebaños,
Sobretodo en los corderos,
Los débiles del rebaño.

Padre, ya llega la "Hora",(suprema)
Está a punto de llegarnos,
Mételas en el redil
O tenlas en tu regazo.

Dales, Señor, de beber
Del agua de tu costado,
Para que ninguna escape,
Ni se vaya de tu lado.

Aquí yo estaré, Señor,
Siempre siguiendo tus pasos,
Por sí alguna se dispersa
Llevártela entre mis brazos.

Vigilia bien a la Bestia
Que tanto me está atacando,
No vaya a ser que me encuentre
Entre sus zarpas sangrando.

¡Señor de Misericordia!
Cuando contemplo este cuadro,
Sé bien que eres el Pastor,
Que siempre está vigilando.

22.X.95 Miryam.


HOY NO ESCUCHAMOS TU VOZ

¡Ven pronto, Tú, a socorrernos,
Yo te lo pido, Señor!,
Que el mundo se está perdiendo
Por escuchar, ¡Ay! mi Dios
La voz que lleva a los hombres,
Camino de perdición.

Como me miran tus ojos,
¡Lo hacen con tanto amor!,
Que han taladrado mi alma
Y también mi corazón.

Yo soy tu víctima, Padre,
Que busco solo tu amor,
Para dárselo a los hombres
Y ellos te busquen, mi Dios.

Quiero sufrir por aquellos
Que te maldicen, Señor,
Amar por quien no te ama
Ni le preocupa tu amor.

Llorar por quien te blasfema,
Sin sentido ni razón.
Yo me ofrezco como víctima
De esas blasfemias, Señor.

Darte gracias por aquellos
Que se olvidan
Del Padre que les creó.
Adorarte por los hombres
Que no te adoran, mi Dios.

Te pido perdón, Señor,
Por los que no te lo piden,
Porque ellos nunca conciben
Que hayan pecado, Señor.

Esperar por quien no espera
En tus promesas de amor.
Creer por los que no creen
Que cerca tienen a Dios.

Con sus brazos extendidos
Y abierto su corazón.
Un Dios que solo les pide
Que se acuerden de su Amor.

¡Cuánto estoy sufriendo, Padre,
Viendo el mundo sin control!
Las lágrimas que derramo
Son lágrimas de dolor,
Que corren por mis mejillas
Y abrasan mi corazón.

¡Ay! este mundo me tiene,
Trastornada la razón,
Porque razón yo no encuentro
Ni razones hay, Señor,
Para que el mundo camine
Por sendas de perdición.
Mi voluntad tú la tienes,
Haz uso de ella Señor

21.X.95 Miryam.


HERMOSA PASTORA

Corderilla quiero ser
De tu pequeño rebaño,
Si de tus brazos me bajas
Iré tras de Ti balando.

Si como recién nacida,
Me llevaras en tus brazos,
Que dulce sería mi vida
En ese hermoso regazo.

Tú eres la hermosa Pastora,
Que siempre me andas buscando,
Para curar las heridas
Que el mundo me va dejando.

Yo, como débil cordera,
Refugio encuentro a tu lado,
Como tengo tanto miedo
Detrás de Ti voy balando.

22.X.95 Miryam.


AMAR SIN MEDIDA

Amar sin medida quiero,
Así Dios quiere que ame;
El amor es lo primero,
Para dar al mundo entero
La nueva forma de amarse.

Si la forma de este amor
El hombre pusiera a prueba,
Dios siempre lo bendijera
Con las gracias que nos da.

Porque si te ven amar
Con un amor sin medida,
Ellos querrán enseguida,
Amar como ven amar.

Yo quisiera ,de verdad,
Hacer, de este mundo, un cielo
Y vivir, con tal anhelo,
La nueva forma de amar

En este amar sin medida
Que me lleva hasta la cruz,
Así podré ver la luz,
La que te dice enseguida,
Que el amor es verdadero
Cuando se ama sin medida.

De medida no hay que hablar
Cuando Dios está por medio,
Pues Él, jamás mira aquello
Que cada día nos da.

Así haré su voluntad,
No para ganar el cielo
Sí, para que el mundo entero
Empiece amar de verdad.

La verdad está en mi Dios
Que me comprende y me anima,
Y me enseña poco a poco
Amar siempre sin medida

Cuando le busco a mi Amor
No quiero buscarme a mí,
Porque en el desierto, yo
Vivo sin poder vivir,
Este misterio de amor.

A veces le llamo yo.
El Señor no me responde,
Porque sin medida yo
No amo aún a los hombres.

Si yo amase sin medida
Aunque quedo le llamase,
Mi Señor respondería.

Darse hasta desaparecer
Es un amor sin medida,
Que sólo se puede hacer,
Si el Espíritu de El
En tu corazón anida.

1.X.95 Miryam.


EN TINIEBLAS

Quisiera yo pedirte
Señor de las alturas,
Y nunca desdecirte,
Pues sé que tú me escuchas.

Que siempre has escuchado
Y también has mirado
Mi alma oscurecida
A causa del pecado.

Por más que yo clamaba,
Señor, no aparecías;
Esto a mí me asustaba,
Tan pobre me veía,
Aunque llamé a mí Amado,
Él, no acudió a la cita.

Pensando que había muerto
Mi alma entre desdichas,
Pues eran tan medrosas
Las noches y los días,
No había luz ni lámpara
Que alumbrara mi vida.

Solo eran las tinieblas
Más densas cada día
Y yo ya no buscaba,
Pues me veía perdida.

Y toda acongojada
En nada le veía,
Y cuanto más gritaba
El menos respondía.

Yo comprendía entonces
Que al Señor no se grita,
Pero mi pobre alma
Ni a mí me respondía.

Estaba como muerta,
Aletargada y fría,
Ya todo la angustiaba,
Ya todo lo perdía

Quería comprender
Que sola no estaría,
Pero en su soledad
Ella estaba cautiva.

Nada la interesaba,
Ni siquiera la vida,
Porque ya no encontraba
Lo que ella más quería.

Tanta era su dolencia,
Tan amarga su dicha,
Tanta era su penuria,
Que estaba enloquecida.
Consuelo no encontraba
Para tanta desdicha.

Era su llanto suave
Y amargo en estos días.
Si a ella preguntaban
Llorando respondía,
Aún responde llorando,
Pues llora sus desdichas.

Ya no escribía nada,
Ya nada ella leía,
Pues las cosas hermosas,
Por feas las tenía.

En esta noche oscura
El alma no veía,
Y ya no preguntaba,
Pues nada comprendía;
Ni siquiera comprende
Aunque esto ahora escriba.

Aquellas oraciones
Tan bellas y tan lindas,
No rezaba ninguna,
Pues ninguna venía,
Aquesta su memoria
Que se hizo olvidadiza.

Cuanta contradicción
Vive aún el alma mía,
Pues no he vuelto a encontrar
Al que ama el alma mía.

Quisiera preguntar
Y nada he preguntado,
Pues todas las preguntas
Quedan entre mis labios.
Solo le pido fuerzas
Para seguir callando.

Hay noches tan oscuras
Que no tienen estrellas,
Entonces las preguntas
Se quedan sin respuesta.

13.1.96 Miryam.


SALVE MADRE

Salve Madre,
Salve Madre, Virgen, Reina,
Venga pronto tu Reinado,
El que tus hijos esperan.

Serán vuestros Corazones
Quienes vengan a la tierra,
A traer pronto la paz,
La que este mundo nos niega.

Tu misericordia, Madre,
Nos abre tu Corazón
Para que todos entremos
A calmar vuestro dolor.

Vuelve a nosotros tus ojos
Que misericordiosos son,
Será así nuestra esperanza
Fruto de tanto clamor.

Salve, Virgen, Madre y Reina,
Muéstranos pronto al Señor,
Que fue el fruto de tu vientre
Y quien Reina te nombró.

Eres vida, eres dulzura,
Pide por nos al Señor
Para que dignos seamos
De tus promesas de amor.

Somos nosotros tus hijos,
Los hijos de tu dolor,
Porque Tú nos concebiste
A los pies del Redentor.

Quieres meter a tus hijos
Dentro de tu Corazón,
A todos te los dio Cristo
Y todos tus hijos son.

¡Salve, Madre,
Ruega, por nos, al Señor!

1.995 Miryam


ALGO QUE A MI ME DIJERON

Desde que a mí me dijeron lo que
pasaría, Madre, está mi pequeña alma
que solo canta la Salve.

Quiero que a tu Corazón le llegue
este canto, Madre, y lo cante todo el
mundo, diciéndote: "¡Salve Madre!"

¡Madre de Misericordia! Te grita mi
corazón, cómo liberar al mundo,
dímelo Tú, dímelo. Haré cuanto
quieras, Madre, para calmar tu dolor
y secarte tantas lágrimas que brotan
de tu "pasión".

¿Por qué lloras, Madre nuestra? Si
vendrá tu Corazón a reinar en
nuestras almas que en el fondo tuyas
son. También vendrá el Reinado de tu
Hijo y mi Señor. Así, los dos
Corazones, a quienes tanto amo yo,
les haremos, Madre mía, un Trono con
nuestro amor

¡Ay, Madre! Como veo el mundo, ya no
lo puedo mirar, porque se me parte el
pecho de tanto y tanto llorar. ¡Cómo
salvar tantas almas que no dejan de
pecar! Te suplico, Madre mía,
sálvalas Tú, sálvalas.

Todos estamos tan ciegos que no vemos
el pecado, y caemos y caemos, sin
pensar que te hacemos tanto daño.
Hasta que vemos tu rostro sumido en
tanto dolor; luego, Madre, te
decimos: perdónanos, perdónanos.

Madre, quisiera yo hacer, hacer algo
por las almas; mas luego, soy la
primera que no sabe como amarlas.
"Quiero yo amar sin medida" al santo
y al pecador, y darme hasta que no
quede en este mundo un rincón donde
se sufra, se llore; donde haya un
pecador, que no quiera reparar
pecados que cometió.

Tan dolorosa es la prueba, que se me
parte a mí el alma, y lo
hace en mil pedazos del dolor que nos
aguarda, mas todos dicen a una: En el
mundo nada pasa, sólo hay hombres que
no dejan de amedrentar a las almas. Y
al final de cada siglo se repite esta
llamada, mas luego nada sucede, ya
nunca sucede nada.

Pero el eterno Enemigo cree la
batalla ganada, con mentiras, con
engaños va seduciendo a las almas.
Hace creer que no existe, y conduce
su manada; y mi alma, aunque esto
grita, nadie quiere escucharla.

Dame fuerzas, ¡Madre mía! Y cambia mi
corazón, porque sin amor no puedo
traerte estas almas yo; entrar dentro
del rebaño y robarle las ovejas,
traértelas a tu lado para que tú,
la Pastora de ellas seas.

Porque somos, ¡Madre mía!, Hijos
nacidos de Eva y su sangre envenenada
nos corren por nuestras venas, así
nuestros corazones envenenados los
deja.

Pero un "Nuevo Nacimiento" espera mi
corazón. De Ti todos naceremos y...
Del Espíritu de Dios. Será este nuevo
nacer como un torrente de Amor, y
transformará las almas que Satán
encadenó.

¡Ay!, Espíritu Divino, Espíritu
Consolador, sólo pienso en esa "Hora"
que el Padre estableció.

Agosto 95.
Miryam.


ANTE EL SAGRARIO


¡Oh, Mi dulce Prisionero!
Que Tú, por mí estas penando,
Alabarte es lo que quiero,
Quiero morir y no muero,
Quiero amarte y soy amado.
A Ti a consolarte vengo
Y yo me voy consolado.

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Ante el Sagrario rendidos,
Junto a Ti, Señor, consideramos
¡Qué grandes son, oh Padre, tus designios!
¡Qué ingrato el corazón de los humanos!

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Rendidos ante tus plantas,
Absortas nuestras almas te contemplan.
En ese coloquio tan divino y tan humano
Reclinamos, Señor, sobre Ti nuestras cabezas,
Lo mismo que la reclinó el discípulo amado
Aquella noche en la Santa Cena.

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Cuanto más el alma conoce a Dios,
Tanto más le crece el deseo y pena por verle.

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Eres tan grande, Señor,
Que cuanto más te conozco,
Aún creo, que me queda más por conocerte.

25.2.92
Miryam.


SOY UN PENSAMIENTO DEL PADRE

Señor, soy la nada, pura miseria,
pero soy en Ti algo muy grande,
tremendamente profundo e inmenso,
porque soy un pensamiento del Padre,
al que Tú a gran altura elevaste
cuando le diste vida y le pusiste voz
para poder alabarte.

Ahora me quede sin voz y no puedo ni
cantarte, pero siento que en mi alma
te está cantando mi Angel, y canta
las maravillas que yo quería
cantarte.

Hoy le presto yo mi voz para que el
mundo te alabe en todas las criaturas
que para el hombre criaste. Estos que
no tienen voz, yo los oigo cantar,
Padre, y cantan tus maravillas como
las cantan los ángeles. Las cantan
con tanto amor, cada una en su
lenguaje, que me enseñaron a mí,
cada día a más amarte. Ellas salen a
mi encuentro, cantarinas como nadie.
Cantan tus misericordias que me
embelesa escucharles; cuanto yo más
las escucho, más ganas siento de
amarte, y me siento a contemplarlas
porque son hermosas, Padre. Ahí veo
tu belleza, la que contemplan los
ángeles. En ellas veo tu rostro
porque Tú las miras, Padre. Ellas a
mí me sonríen porque sonrío al
mirarles. ¡Qué grandes son tus
misterios cuando los descubres,
Padre!

93, 94
Miryam.


CAMINO DEL CALVARIO

Mira con cuanto dolor
Va camino del Calvario,
La Madre del Redentor.

Viéndola tan compungida,
Traspasado el Corazón,
Recuerdo la profecía
De Ana y de Simeón.

¡Ay, Madre!, si yo pudiera
Arrancarte esos dolores,
Y subir por Ti la cuesta,
Pero quieres ser Maestra
De estos hijos pecadores.

Cómo puedo yo arrancar,
Esta espada que atraviesa
Tu Corazón maternal.

También fuiste, Madre mía,
La Víctima del Amor,
Porque al ver así a tu Hijo,
Se partió tu Corazón

Todo ha terminado, Madre,
Viendo al hermoso Cordero
Colgado de ese madero,
Pidiendo perdón al Padre.

¡Oh, Madre de la Agonía!
Dímelo Tú que se siente,
Cuando tienes en tus brazos
Una Víctima inocente.

Quiero pedirte, Mamita:
Déjame un poco al Señor
Que está sangrando mi alma,
Y también mi corazón.

Déjame que yo le apriete
Cerca de mi corazón,
Porque aterido está, Madre,
Y quiero darle calor.

28.X.95 Miryam.


DIVINA PASTORA

Divina Pastora,
Hermosa Cordera,
Soy de tu rebaño
La oveja más negra.

Viví con tu Hijo
Las horas más bellas,
Los días hermosos,
Las noches serenas.

Entonces bebía
De la Fuente aquella,
No había en mi canto
Ni llanto, ni penas.

Siempre estaba alegre,
Feliz y risueña.
¡Eran tan hermosas
las noches aquellas!

Ahora son las noches
Cada vez más negras,
Me asaltan los miedos,
Me invaden las penas.

No hay en estas noches
Ni luna, ni estrellas;
Sólo oscuridad,
Dolor y tristeza.

El canto del gallo
A mí me despierta,
Como hizo con Pedro
En la noche aquella.

Y me siento sola
Llorando mis penas,
Lágrimas amargas
Que a mí me recuerdan.

Que huí del rebaño
Divina Cordera,
Por eso me siento
La oveja más negra.

Estoy esperando,
Pastora y Cordera,
Que vengas muy pronto
A calmar mis penas.

10.III.94 Miryam


SOLO EL PRESENTE

El pasado ya no se puede borrar,
El futuro es tan incierto,
Sólo viviré el contento
Que este momento me das.

Ya aquí no podré gozar,
Porque duro es el destierro.
¡Ven pronto porque no puedo,
Esta batalla ganar!

¡Vida tan larga me das
si vivo tan gran tormento!
Quisiera en este momento
En Ti poderme gozar.

¿Llegaré hasta el final
de este escabroso camino?
Sólo muerte es lo que vivo
Que ni fuerzas tengo ya.

¡Oh muerte! ¿Cuándo vendrás?
No es ya vivir lo que quiero;
Sólo gozar este encuentro
Por toda una eternidad.

Luego, ya en la eternidad,
Habrá sólo ese momento,
Pues todo será el contento
De vivir y de gozar.

13.2.94 Miryam.


LARGA ESPERA

Aunque todo parece ser perdido,
Aunque todo parece oscuridad,
El Señor me dice muy bajito:
Alma mía, no te dejes engañar.

El camino es largo y escabroso;
Cada vez se estrecha más y más,
Larga siempre la senda me parece,
Que jamás llegaré hasta el final.

Nada siento ya, dentro de mi alma,
Me atenaza tanto la obscuridad;
Hasta el sol oscuro, y me parece
Que el Señor, a mí nunca volverá.

Es tan fuerte el furor del enemigo,
Él me dice que sólo en mí hay maldad.
El Señor siempre me ha prometido
Que su fuerza jamás me dejará.

23.1,94 Miryam.


OJOS BELLOS

Plásmame tus ojos bellos
Dentro de mi corazón,
Para que siempre yo vea
Con tus ojos, mi Señor.

------- ------

¿Por qué amo esa canción
Que rompe todo el silencio?
Una canción que en mi alma
Hace resonar sus ecos.
Canción que sólo los ángeles
Pueden cantar en el cielo

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Tu celo a mí me devora,
Mi alma se hace una hoguera,
Mas sin poder evitarlo
Yo escribo de esta manera.

1.X.95 Miryam.


EL 13 DE MAYO

Quisiera escribirte hoy
Una hermosa poesía,
Porque hoy es tu día, Madre,
Hoy es tu día, Mamita.

Pero no sé que le pasa
A esta cabecita mía,
Que cuando quiere escribir
Mi alma entra en porfía.

Eres Madre tan hermosa,
Y siempre quisiera estar
Dentro de tu Corazón
Para allí encontrar la paz.

Antes, cuando te escribía,
Era mi alma una brasa,
Mi corazón se encendía
Y mis labios susurraban:

Te he amado siempre tanto
Que nunca pude decir,
El fuego que me abrasaba
No pude nunca escribir.

Ahora está mi corazón
Tan aterido, Mamita,
Que yo te quiero cantar
Y no puede el alma mía.

¿Qué pasa en mi pobre alma?
¿Dímelo Tú, Madre mía?
Sólo lo sabes Tú, Madre,
Lo que le pasa a tu hija.

Cuando no sale mi voz
Y se quiebra en mi garganta,
Mis ojos, de otra manera,
Te lo dicen con sus lágrimas.

Ya no te canta tu hija
A su Mamita no canta,
Y el corazón se me parte
Porque quisiera cantarla.

Quizás un día presté
Esta mi voz a otra alma,
Cosas que solía hacer
Cuando otras no te cantaban.

Hoy te ofrezco a ti, Mamita,
Esta miseria, esta nada.
Cantando te lo diría,
Pero mi voz ya no canta.

5.5.96 Miryam.


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