Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 259

 

Por el Beso que he dado, Mi Hijo hará prodigios.

 

La alegría en la cara de este niño habla por sí misma. Un momento antes, su brazo derecho estaba sin vida, y ahora, ante las miradas de todos, con absoluta seguridad, levanta un pequeño crucifijo, tan alto como puede.

El muchacho, sonríe feliz al ver que ya puede mover su brazo derecho que estaba paralizado y sin vida. Y no solo mueve su brazo derecho sino que levanta la Cruz tan alto como puede. A los pies, Michael Rozeluk, que también está emocionado al ver la curación de este muchacho después de las Oraciones y de besar y ser tocado con la medalla de Garabandal.

 

 

 

Y este niño, por primera vez en su vida, no solo pudo sostenerse en pié, sino que también anda en compañía del P. Zenovy Kasko, párroco de la villa de Radcha. Su curación tuvo lugar después de los rezos que se hicieron por él y después que el muchacho besó la medalla de Garabandal.

 

Después de caminar por la alfombra de un lado a otro, con el niño curado, el Padre Zenovy Kasko entrega el muchacho a sus padres.

 

¡Grandes e insondables son Tus Obras, Oh Señor!

En Ucrania, niños paralíticos se levantaron y empezaron a andar, ciegos comenzaron a ver, mudos comenzaron a hablar, sordos empezaron a oir. Y lo que has visto en estas páginas es solo una pequeña parte de lo que sucedió.

Al final de su segunda visita misionera a Ucrania, los esposos Rozeluk escribieron estas palabras en su diario:

 «¡Qué inestimable regalo Tú nos has dado, Madre María! ¿Quién podría imaginar que todos estos milagros de los que fuimos testigos, sucedieron por Tu Beso? Sí, querida Madre María, ¡Tu Beso viaja por todo el mundo!»

 

A. M. D. G.

 


 

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