Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 63
Conversión de Muriel Catherine.
P. Ramón María Andréu S.J. con Muriel Catherine y Máximo Foeschler, que se bautizaron en la FE católica después de sus visitas a Garabandal.
Conversión de Muriel Catherine.
En 1960, Muriel Catherine llegó a Burgos procedente de París. Era una estudiante de 18 años de edad, hija de padre judío y madre protestante, estaba ansiosa de aprender español.
Algunos amigos le dieron la dirección de Ascensión (Chon) de Luis, una mujer joven que vivía sola en su departamento y con quien la francesa podría quedarse por un par de meses.
El sábado siguiente a su llegada, Chon observó un velo en la valija de Muriel. Inmediatamente asumió que era Católica y le preguntó, "¿a qué hora iremos a misa mañana?". Ya que Muriel no entendía mucho de español y menos lo hablaba, sintiéndose un tanto tímida en este nuevo ambiente, no pudo explicarse fácilmente.
Al día siguiente fueron a Misa. Chon procuró que la recién llegada se sintiera como en casa, con toda libertad. Le explicó que tendría la oportunidad de aprender algo sobre el Catolicismo si ella lo desease y conocer muchachas de su misma edad.
Muriel iba a descubrir que estas jóvenes católicas podían ser profundamente religiosas y al mismo tiempo disfrutar del baile y la natación. También descubriría que ellas visitaban a los pacientes pobres en los hospitales.
El principio de la Conversión.
En Burgos, Muriel Catherine fue presentada a los Padres Carmelitas, con quienes tomó mucha confianza desde un primer momento. Ellos le proveyeron de un libro sobre Santa Teresa de Lisieux, el cual leyó, y Chon la instruyó sobre la Fe Católica.
Muriel respondía favorablemente, y un día, arrodilladas juntas frente a la imágen peregrina de Nuestra Señora de Fátima, rezó su primera Ave María.Por el tiempo en que Muriel debía retornar a Francia, ya estaba interesada en convertirse al catolicismo y se lo comentó a sus padres. Le contestaron que ella era libre de decidirlo cuando cumpliera la edad de 21 años.
Chon seguía sosteniendo correspondencia con Muriel, quien, en Julio de 1961, hizo una segunda visita a Burgos, esta vez con la firme intención de Bautizarse a los 21 años.
Primera subida a Garabandal.
Un día, Muriel pidió a su amiga un pequeño Crucifijo. Chon, no pudiendo encontrar uno en su departamento, decidió ir a una joyería y comprárselo.
Estando allí, se enteraron de los sucesos que estaban ocurriendo en un pueblo llamado San Sebastián de Garabandal, en Santander. Chon pensó: "¿Podría ser decisivo en la conversión de mi amiga?", y así partieron para Garabandal, ambas movidas por la Fe y la Esperanza.
Llegaron a Garabandal el Domingo, 27 de Agosto, pero su primera impresión no fue buena. Había por allí algunos forasteros que parecían estar solo interesados en divertirse, lo que había hecho a un cura Salesiano comentar que más daba la impresión de que fuera el diablo el que estuviera apareciéndose antes que la misma Virgen.
Al día siguiente, dos de las niñas videntes y sus familias, afectadas por lo que el sacerdote había dicho, prepararon una pequeña botella de agua bendita para arrojarla a la aparición la próxima vez que se presentara, por si fuera el diablo. Jacinta y Mari Loli guardaron celosamente su pequeño frasco de agua bendita.
Esa noche, Muriel y Chon entraron en la casa de Jacinta; estaba Jacinta con sus padres, Loli con los suyos y el Padre Valentín Marichalar, el Párroco del pueblo. Chon habló brevemente a las dos niñas de 12 años sobre la situación religiosa de Muriel, les pidió que rezaran por ella, y les dejó su propio rosario.
No mucho después, Jacinta y Loli entraron en éxtasis. Mencionaron en su hablar susurrante que un cura había venido y les había dicho que se trataba del demonio, y con expresión de tristeza y temor, le contaron a la Visión que le arrojarían agua bendita para que se alejara, si era el diablo.
Sin embargo, sus expresiones cambiaron de tristeza a alegría y sonreían felices mientras tiraban el agua bendita a la Santísima Virgen.
¡Ella no es Católica!.
Las dos niñas estaban sentadas sobre taburetes de cocina frente a Chon y Muriel, y sostenían los artículos religiosos que les dieron para que la Bendita Virgen los besase. Se les escuchó esta vez claramente diciendo:
-- Ella no es católica... no está bautizada... ven, ayúdala... ¡oh, a causa de sus padres!.
Permaneciendo en el mismo tema por un tiempo.
Chon de Luis, a la derecha, reza en los Pinos con Loli, a la izquierda, y Conchita, en el centro. Después de su primera visita a Garabandal con Muriel, Chon regresó varias veces y fue testigo de muchos éxtasis.
Siguen los diálogos de las niñas:
Después comenzaron a ofrecer a la Virgen los objetos que llevaban. Sin bajar la cabeza, tomaban los objetos uno a uno y los daban a besar a la Virgen.
Cuando llegó el turno del rosario de Chon, ella las escuchó decir:
-- ¡Oh, con este rosario ella aprendió a rezar! ... dijo su primera Ave María con él.
Loli se mantuvo repitiendo esto, lo bajó y lo puso entre los otros objetos religiosos. Jacinta lo tomó, lo levantó y dijo otra vez:
-- Su primer Ave María... su primer Ave María.
Finalmente, lo puso sobre las rodillas de Loli junto con los otros objetos. Chon se encontraba emocionada. Una vez que las niñas terminaron de ofrecer los objetos para ser besados, se les escuchó decir:
-- ¿Ahora?, ¡bien!.
Jacinta tomó, tras su taburete, el frasco con el agua bendita. Luego lo destapó y con fuerza lanzó su contenido hacia arriba, delante suyo.
Chon describe lo que pasó después:
-- El agua no siguió un curso normal. No cayó encima mío que estaba sentada precisamente frente a ella. Más bien, haciendo una curva misteriosa, cayó, como una pequeña lluvia, sobre Muriel.
El Padre Valentín, quien estaba detrás de Muriel, me aseguró que ni una simple gota había caído en él.
Nos recostábamos la una en la otra a causa de la emoción, puedo también testificar que nada del líquido cayó sobre mí.
Al contrario, Muriel sintió este "baño" misterioso no solo en su cabeza, sino también en su vestido y aún en sus pies. "Sí, me empapé," dijo. Esto era verdaderamente notable, ya que el frasco era muy pequeño y ni siquiera se encontraba lleno.
Era la señal de que la Virgen quería que Muriel se bautizase.
Un poquito después, vimos a Loli ansiosamente buscando algo mientras repetía:
-- el suyo, el suyo... ¿dónde está el suyo?. Es muy pequeño.
Finalmente, en esta cocina pobremente iluminada y como si su mano estuviera siendo guiada, recogió una estatuilla de Nuestra Señora de Lourdes de dos o tres centímetros que yo les había dado.
Estoy segura, a causa de la luz escasa que había, que no la podría haber encontrado si su mano no hubiera sido guiada.
Loli levantó la estatuilla para que fuera besada, pero aún alargando el brazo todo lo posible no pudo alcanzar a la Virgen, ni aún pudo llegar a sus pies.
Jacinta entonces se puso de pie, levantó a Loli por sus rodillas sin el mínimo esfuerzo y la elevó como si fuera una pluma. Todos estos movimientos fueron hechos con gran delicadeza, sus rostros resplandecían con una inefable felicidad.
Loli dijo:
-- ¿Debo dársela a ella?... ¿debo ponerla en su bolsillo?.
Entonces, se aproximó a Muriel y Loli, muy cuidadosamente, puso la estatuilla dentro del bolsillo de Muriel.
Las dos pequeñas se pararon frente a Chon y Muriel y se inclinaron hacia ellas como haciendo reverencia, pero de tal modo que parecían ir en contra de las leyes de gravedad, todo esto con gracia y naturalidad.
Después Loli, sin retirar sus ojos de la Virgen, empezó a inclinar su cuerpo hacia Muriel, hasta el punto de apoyarse casi encima de ella en una posición imposible de sostener y sin el más mínimo movimiento que indicara una pérdida de equilibrio.
Finalmente, las niñas decían a la Virgen:
-- ¿Aquí, debemos rezar aquí?.
Recitaron entonces una "estación" a Jesús Sacramentado.
Este éxtasis duró más de media hora. Chon finaliza su testimonio de esta manera:
Vimos la despedida, ellas presentaron sus mejillas para que las besase la Virgen, primero una de las niñas y luego la otra, mientras decían con ansia:
-- ¡No te vayas tan pronto... quédate un poquito más!.
Simón, padre de Jacinta, dice de este episodio:
Vino una judia aquí, Catherine, con una de Burgos. Los padres era judios, no eran católicos ninguno y ella, la hija, quería bautizarse. Venia aqui durante las Apariciones y siempre venía a mi casa con la de Burgos que se llamaba Chón(Asunción).
María estaba con miedo de si sería el demonio que se aparecía. Le dió a Jacinta y a Loli una botella de agua bendita y les dijo:
-- cuando tengáis Aparición se lo echáis a la Visión.
Cuando tuvieron Aparición, le echaron el agua bendita, pero el agua bendita no fue hacia la Visión sino que giró en sentido contrario y fue a caer donde estaba la judia. Era la señal de que la Virgen quería que se bautizase.
Dice María, esposa de Simón:
Resulta que yo no acababa de comprender estas cosas. Era lo primero de las Apariciones y yo le decía:-- Jacinta, estaba también Mari Loli, tengo aqui un botelluco de agua bendita. Cuando tengais Aparición, por si acaso es el diablo, le tiráis agua bendita para que se vaya.
Entonces tuvieron Aparición y se pone Mari Loli a tirar el agua bendita a la Aparición. La judia traía una blusa blanca.
Se pone a hechar el agua y le cae toda a la judia que estaba cara al otro lado.Después, ya normales, le decía Chón. A ver Jacinta, siéntate en esa mesa y, con agua natural, ponte a echarlo a ver donde cae. Y le caía delante de los piés pero aquel agua bendita fue para donde estaba la judia, no cayó enfrente.
El Bautismo de Muriel.
Después de haber conocido a Chon, el hermano de Muriel les dijo a sus padres que deberían permitir a Muriel regresar a Burgos donde era tremendamente feliz. Dieron su consentimiento y en 1963, vino de vuelta a aquella ciudad española.
Foto: Muriel recibe su primera Santa Comunión en las Teresianas.
Por sus cartas, Chon sabía que Muriel rezaba todos los días. Muriel ya había decidido que quería hacerse Católica y el 20 de Octubre de 1963, el Bautismo tuvo lugar en la Catedral de Burgos.
Para su nombre bautismal, eligió "María del Carmen" lo cual Conchita había sugerido con insistencia. La ceremonia fue presidida por el Padre Ramón María Andreu S.J., hermano del finado Padre Luis Andreu.
Muriel dijo:
-- Sentí una paz interior como nunca la he sentido antes.
Recibió su primera Santa Comunión en las Teresianas y un almuerzo festivo fue servido por las Esclavas, donde recibió pequeños obsequios de todos los que asistieron, incluyendo el de Máximo Foerschler cuya conversión del Protestantismo estaba también directamente relacionada con Garabandal.
Al día siguiente, Muriel y Chon fueron a la iglesia de los Jesuítas, a la capilla contigua de la Virgen de Fátima para hacer una visita de acción de gracias.
Fue aquí donde Muriel, por primera vez, entregó su alma y corazón a Jesús y María. Después, retornaron a casa y fueron a la habitación de dibujos de Chon, donde ella conservaba unas pocas ramas de los pinos de Garabandal, secas y pequeñas, que ya tenían un año, y cuyos últimos vestigios de fragancia podían solamente detectarse sosteniéndolas bien cerca de la nariz.
Entrando a la habitación, sintieron un fuerte aroma a pinos que llenaba toda la habitación. Chon y Muriel entendieron que esto era una señal de que la Virgen estaba feliz.
Muriel permaneció en Burgos por casi dos años enseñando Francés en una escuela regentada por las hermanas Salesianas. Sus Padres aceptaron su bautismo y vinieron a Burgos donde Chon de Luis los recibió en su casa. Se sorprendieron ambos de hacer tan rápido una amistad mutua.
El 28 de Junio de 1969, los padres de Muriel estaban presentes cuando ella y Eleuthere, propietario de un restaurante Griego en la Cuadra Latina, se casaron como matrimonio católico.
Hoy, Muriel Catherine vive en un suburbio de París con su esposo ortodoxo griego, Eleuthere, y sus dos hijos, ambos bautizados católicos, Jean Emmanuel y Christine Marie.
Muriel Catherine con sus dos hijos.
Cuando Muriel llegó a Burgos en 1960, no podía imaginar que tres años después regresaría otra vez a esa misma ciudad para ser
Bautizada en la Iglesia Católica en la Catedral de Burgos y todo ello por la intercesión de Nuestra Señora del Carmen de Garabandal.
A. M. D. G.