Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 322

 

Consagración del Obispo y de la Diócesis
 a la Virgen Bien Aparecida.

 

 

En la homilía en la explanada del santuario y ante cientos de personas monseñor Jiménez dijo: «llegamos ante tu sagrada imagen, reina y madre de La Montaña, unidos por la devoción. Vengo ante ti, madre y reina, para postrarme ante tus plantas y confiarte mi ministerio episcopal. Me consagro a ti, madre Bien Aparecida. Tuyo soy y tuyo quiero ser. Vengo a darte las gracias y a pedirte que me ayudes a ser un buen obispo».

 

CANTABRIA

El Diario Montañés.

16.09.07 - JUAN CARLOS FLORES-GISPERT

En el collado de Somahoz y en el santuario de la Virgen Bien Aparecida, patrona de Cantabria, el nuevo obispo de Santander y Valle de Mena, monseñor Vicente Jiménez desarrolló su primera gran celebración cántabra, ante la pequeña y venerada imagen que preside los principales actos de la vida de Cantabria, y a quien fue consagrada como su protectora oficialmente en el año 1905, siendo Papa San Pío X.

Se cumplían en aquella fecha tres siglos desde que unos pastores descubrieran la imagen de la Virgen María (año 1605), en una ventana de la ermita de San Marcos. Hoy, cuatro siglos después, la veneración por la patrona sigue estando viva.

Así lo demostraron ayer las miles de personas que se dieron cita ante el santuario en una misa celebrada en la explanada del templo, solemne acto oficiado por el nuevo obispo. Ceremonia a la que no faltó el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; el presidente del Parlamento, Miguel Ángel Palacio; el delegado del Gobierno, Agustín Ibáñez; la alcaldesa de Ampuero, Nieves Abascal, y otras autoridades locales y regionales.

En los actos tuvieron especial relevancia los monjes trinitarios, con el padre superior al frente, Antonio Arteche. Los trinitarios dirigen el santuario desde el año 1908. Habitualmente viven en él siete monjes, pero con ocasión de las celebraciones en honor de la Virgen su número se multiplica pues el trabajo previo al día de la Bien Aparecida la atención a los fieles es constante. Arteche dirigió ayer la celebración indicando, entre otras cosas, que «hoy no han sonado las campanas, porque a las siete se rompió la mayor».

Ayer en su misa en el santuario de la Virgen Bien Aparecida, el nuevo prelado de la Diócesis se consagró a la patrona de Cantabria poniéndose él mismo y a la Diócesis en manos de María para que los proteja. Y para que él, como cabeza de la iglesia católica de Cantabria sea fecundo en su servicio al Señor y a los fieles de Cantabria.

Monseñor Vicente Jiménez ya se postró ante la patrona Bien Aparecida hace una semana cuando, de camino a Santander para su toma de posesión, se detuvo en Somahoz para visitar el Santuario y orar ante la Bien Aparecida a quien llamó «nuestra única madre».

Ayer, en la homilía en la explanada del santuario y ante cientos de personas monseñor Jiménez dijo que «llegamos ante tu sagrada imagen, reina y madre de La Montaña, unidos por la devoción. Vengo ante ti, madre y reina, para postrarme ante tu plantas y confiarte mi ministerio episcopal. Me consagro a ti, madre Bien Aparecida. Tuyo soy y tuyo quiero ser. Vengo a darte las gracias y a pedirte que me ayudes a ser un buen obispo».

Fue claro el obispo al decir que la acción de renovar cada año el amor a la Virgen en Somahoz, a la que acuden multitudes «no es nostalgia del pasado, es vivir el memorial de una tradición que sigue muy viva y que llega hasta nosotros, impulsándonos a mirar hasta el futuro con esperanza». Monseñor Jiménez destacó que «sin las raíces del pasado los pueblos y las gentes no tiene densidad ni profundidad. La historia es lo que otorga espesor y sentido a la existencia humana. No hay proyecto sin historia ni utopía sin memoria».

En Somahoz, la historia de Cantabria y sus tradiciones estuvo muy presente, en las actuaciones de los grupos folklóricos, en los puestos de venta de productos de Cantabria en los que no faltaron rosquillas, esencial en cualquier romería. No faltaron tampoco los romeros que subieron andando hasta el santuario los más de cuatro kilómetros ni faltaron las familias comiendo en las campas que rodean el santuario. Fueron esas mismas familias las que escucharon las palabras del obispo Jiménez llamando a comprometernos «en la construcción de un mundo nuevo, sin dejarnos dominar por el miedo y las desesperanzas actuales. Debemos comprometernos en la construcción de un mundo nuevo en paz, sin violencia y sin terrorismo, más justo y más fraterno».

Las celebraciones religiosas comenzaron con una procesión con la imagen de la Virgen alrededor de la campa, en la que participaron no sólo el obispo sino también las autoridades, los seminaristas de Monte Corbán y los representantes de las fuerzas de seguridad del Estado. En la procesión destacó la presencia del grupo de danzas Covadonga que bailó ante la imagen de la patrona de Cantabria.

La importancia de los santuarios marianos en el mundo es notoria y en Cantabria la del la Virgen Bien Aparecida quedó ayer renovada. Los santuarios marianos son los que en el mundo actual mueven multitudes de fieles. La importancia de la fiesta en torno a la Bien Aparecida fue destacada por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla y añadió que: «yo lo que pido a la patrona es salud, y lo pido también para todos los cántabros. La sociedad ha evolucionado y las problemas se solucionan. Cantabria ha dado un gran paso adelante y, hoy, pido salud, viviendo una jornada festiva con esta multitud de gente que ha subido hasta la Aparecida, disfrutando con ellos y con el nuevo obispo, con el que he estado reunido hora y media me parece una persona extraordinaria».

 

 

A. M. D. G.  et   B. M. V.

Ad Maiorem Dei Gloriam  et  Beatae Mariae Virginis

A Mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.

 


 

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