Érase una vez... la Imaginación; estaba sentada en cual-
quier parte, todo el campo inmenso a su alrededor y más allá del
horizonte era de ella, no tenía fronteras, y...¡empezó a soñar en
tantas cosas! porque todas estaban a su alcance; entonces se di-
jo ¡Que bien, todo es mío! Y empezó a recorrer mundo, contenta,
muy contenta, sin ningún estorbo. Ella se decía; que hermoso es to-
do lo que voy viendo en mi recorrido. Contempló las montañas, los
mares... se sumergió en las profundidades de ellos ¡cuantas maravi-
llas! siguió contemplando los ríos, la subida y bajada de las ma-
reas, las plantas, la gran cantidad de flores con su colorido dife-
rente, los animales, la fuerza de los vientos, las tempestades y, se-
guía volando con su Imaginación mientras se decía; tanta belleza me
enamora.
Pensando y pensando se dijo: Con todo esto a mi alcance cons-
truiré un Imperio, pero tengo que meditar como será este Imperio, por-
que enamorada de tanta belleza y perfección, caminaré lo más posible
junto a ella, procurando estar dentro de lo que cabe a su altura.
Absorta en tanta belleza y perfección, no se dió cuenta que
paseándose como ella, había otras Imaginaciones, que también soñaban
y recorrían mundo. Parándose nuevamente a pensar se dijo: Este Impe-
rio que yo quería construir para mí sola ya es de muchas Imaginacio-
nes, y, siguió pensando...Bien, se dijo, si todas nos reunimos, to-
das juntas a soñar y pensar ¡Que gran Imperio construiremos!
Pero...empezó a mirar a su alrededor y, eran muchas las ve-
ces, se admiraba de lo que se imaginaban muchas, otras veces se sor-
prendía de lo que se imaginaban otras, y la mayoría de las veces se
horrorizaba de lo que se imaginaban la mayoría.
Entonces se dió cuenta que en este Imperio habría muchas
divisiones, conflictos, egoismo, envidia, venganzas, odio...pero,
también se dió cuenta que habría paz, bondad, solidaridad, genero-
sidad, amor...y la fe, que mueve montañas. Y se dijo ¡Vale la pena,
en ello pondré todo mi empeño!
Era una noche muy clara y la Imaginación meditaba...cuan-
do inconscientemente levanta la mirada y se fija en el firmamento,
en su inmensidad; allí estaba la estrella sirio la más brillante de
la constelación del Can Mayor, y próximas a ella estaban las conoci-
das por las tres Marías; se fijó en otras estrellas, la dubhe, de la
Osa Mayor y otras muy conocidas y en las muchas sin conocer y que
imposible poder contar; allí estaba también el satélite luna, con la
luz que recibe del sol alumbrando la noche...todo funcionando perfec-
tamente. La Imaginación seguía contemplando el firmamento y de pron-
to se pregunta ¿ Y más allá, qué ? y volvía a repetir ¿ Y más allá,
qué ? Se quedó triste la Imaginación, consciente de su torpeza, por-
que en este más allá, estaba la belleza y perfección de la que se ha-
bía enamorado. En tanta belleza y perfección estaba el Creador Todo-
poderoso, el dueño y Señor de todo y de todas las Imaginaciones. Y
su tristeza fue en aumento porque teniendo a su alcance las Sagradas
Escrituras, nunca se paró a recorrerlas con su Imaginación. ¡Que pe-
na! se dijo, lo que me he perdido, son la Sabiduría y la Verdad de
toda su Obra; no puedo descuidarme, tengo que recuperar el tiempo
perdido, así que, volaré y volaré recreándome en ellas.
Leyó y leyó meditando profundamente durante un tiempo y
se dió cuenta de que su Imperio a construir ya tenía dueño y que to-
das las Imaginaciones eran de su Creación, y que pensando en ellas
les había dado la libertad para pensar y trabajar en su Imperio, en
beneficio de todas las Imaginaciones, dentro de un orden. Estaban
Los Mandamientos, Las Bienaventuranzas, Las Virtudes Cardinales y
un etc. de reglas a cumplir. Pero lo importante para ella, se de-
cía...sigo siendo libre, soy libre...
Dió gracias al Señor porque era libre, y se repetía, soy
libre, y ahora, con el conocimiento adquirido, volveré a volar, so-
ñar y recorreré el mundo; sigue estando todo a mi alcance aunque no
sea mío, pero, sí sé que al no ser mío este Imperio, un día sí que
tendré que dar cuenta de la obra que realice con mi Imaginación.
Y volando, soñando y recorriendo el mundo, miraba de cerca a las
demás Imaginaciones, y como tiempo atrás, muchas veces se admiraba
de lo que se imaginaban muchas, otras veces se sorprendía de lo que
se imaginaban otras y la mayoría de las veces se horrorizaba de lo
que se imaginaban la mayoría.
Un día, la Imaginación, se dió cuenta que seguía senta-
da en cualquier parte, y se quedó pensativa diciéndose; si estando
do aquí he recorrido tanto y estuve en tantas partes, desde aquí
empezaré a caminar y trabajar por este Imperio. Y...empezó una vez
más a pensar...Con todo el conocimiento adquirido, se dijo, se-
rá hermoso caminar en medio de tantas Imaginaciones, pero, pasando
desapercibida; así que caminaré entre las que como yo, pasan desa-
percibidas. Pero ...no quisiera caer en la vulgaridad, no es la
vulgaridad lo que me atrae, es ese mirar hacia la Perfección del
Creador de tanta Belleza, porque todo en sí me habla de su Amor.
¡Oh, Amor! ¡Mi Dios! Tú serás mi dirección...
Y se decía, que gran tesoro encierra, el pasar desaper-
cibida. Me siento libre como la que más, sin ataduras, me meto por
todos los rincones, porque nadie se fija en mí y ello me da lugar
a observar...pensar...y profundizar en todo lo que me rodea, y es-
to me lleva a trabajar en otras muchas direcciones. Y si caminar
es caer, ayúdame Señor, a levantarme. Tú que eres el Amor, que to-
do lo perdonas y olvidas. La Imaginación se decía; Que sea ante tus
ojos, Señor, como la que más, Tú sabes a que ropaje me refiero. Cuan-
do Tú naciste de María - Nuestra Santa Madre del Cielo - allá en Be-
lén de Judá, eres el ejemplo de todas las Imaginaciones. Se quedó
nuevamente pensando y se dijo: Volaré hacia allá y ante Tí me pos-
traré para adorarte y amarte.
Después se dió cuenta la Imaginación, que no es del to-
do necesario volar y volar a lugares Santos, que sí es bueno y pro-
vechoso espiritualmente, dando además con ello testimonio de Fe don-
de el Señor dispuso sucedieran acontecimientos importantes, para
mayor gloria de su Santo Nombre y que su Santísima Madre, que lo es
también nuestra, sea venerada por todos sus hijos. Todo ello es
bueno y muy grato al Señor, que lo dispuso así, siempre para bene-
ficio nuestro. La Imaginación se quedó pensando y su mirada fue ha-
cia todos los Sagrarios del mundo y que mayormente los tenemos muy
cerca de nosotras; ella sabía que todos eran uno sólo, donde estaba
el Amor único, por ello, se acercó y se postró ante Él agradeciéndo-
le el haber quedado entre nosotras. Se daba cuenta de que estaba an-
te el Rey de reyes y que con la máxima reverencia se debe estar en
su presencia; le adoró y tan a gusto se encontró que estaría así ho-
ras y horas; pensó en lo mucho que lo amaba y así se lo dijo. Tam-
bién se dió cuenta que movida por ese amor, se ama desinteresadamen-
te a todas las Imaginaciones, debiendo hacer por ellas lo que esté
a nuestro alcance y que en todas partes hay campo para trabajar, em-
pezando por las pequeñas cosas; un saludo con amor, un ceder el pa-
so humildemente, un mirarse cara a cara sin rencor y que solamente
amándole a Él, se puede llegar a lo más alto.
Seguía sentada la Imaginación en cualquier parte, sabía
que ello no era obstáculo para ella, y en su pensar y pensar, se que-
dó profundamente dormida, y, como durmiendo también se sueña, empezó
a soñar...Tenía la Tierra ante sus ojos, redonda, como es la Tierra,
y giraba y giraba, pudiendo ver así cualquier punto de ella. Le lla-
mó la atención una paloma que posada sobre algo que no podía ver em-
prendía el vuelo y subía y subía...Pensativa, muy pensativa se que-
dó la Imaginación; recordó entonces a las muchas Imaginaciones que
habiendo estado entre nosotras ya habían partido hacia el más allá
y que siempre rezaba por ellas, por ello se decía, si esta paloma
podría ser una de tantas de estas Imaginaciones; ante la duda, de-
cía para sí; cuanto me gustaría saber si esta paloma, significa una
de esas Imaginaciones que va hacia Tí, Señor. ¡Si lo pudiese saber
de alguna manera, cuando menos me lo piense! Y fue cuando menos se
lo pensaba, ve una luz como si la estuviesen enfocando con una lin-
terna, y, para asegurarse bien de lo que estaba viendo abría y ce-
rraba los ojos pero la luz la seguía viendo. Fue algo tan natural
para la Imaginación el pensar que estas Imaginaciones que están en
el Purgatorio un día irán al Cielo que, al ver lo que vió se dijo:
¡Que bien, esta Imaginación ya está gozando de Dios! Pensó, en ese
dicho tan conocido..." Aquel que se salva sabe, y el que nó, no sa-
be nada." Y, aunque soñando, se decía; es de Imaginaciones inteli-
gentes este decir, tengo que profundizar en ello porque es toda la
eternidad la que me juego.
En su dormir profundamente, seguía soñando...y le llamó
la atención una mano, luego varias manos, después un grupo de manos.
Era como si, Imaginaciones, se estuviesen ahogando y sacaban sus ma-
nos, desde el codo, para pedir ayuda ¿ Que puedo hacer yo ? se pre-
guntaba la Imaginación. ¿ Serán Imaginaciones, que están en el más
allá y me estarán pidiendo ayuda ? no siempre, se decía, se alcanza
la felicidad, existe previamente el tener que purificarse...y pen-
sando, ve algo nuevamente: Eran los rostros de Imaginaciones, con
muchas arrugas; son rostros con muchos años, se decía, a juzgar por
sus arrugas. ¡Como será, quizá ya nadie se acuerda de ellas! pero
...vuelve a ver otros rostros, unos con lágrimas en los ojos, lá-
grimas que rodaban por la mejilla, rostros como con sudor, insec-
tos andando por sus rostros, cerca de los ojos, dando la impresión
que nada podían hacer para quitarlos, rostros con mucho sufrimien-
to, sus bocas deformadas...Y la Imaginación, en su sueño se pregun-
taba nuevamente, ¿ Que puedo hacer yo, ante lo que estoy viendo ?
y levantando los ojos, pensó en el Amor ¡Oh, Señor, Misericordioso,
Tú que todo lo perdonas, ten piedad! y la Imaginación siguió rezan-
do...rezando por ellas.
Se quedó pensativa, la Imaginación, porque en su sueño,
al levantar la mirada, se fijó en el firmamento todo azul, sin nin-
guna nube, y en el espacio iban tres animales, iguales los tres de
tamaño y color, se sostenían por sí mismos y por sí mismos, seguían
su ruta. Iban en fila india, a unos metros unos de otros, y los
tres del color mostaza. Su cabeza alargada, parecía un triángulo,
y su cuerpo también alargado, pero con algo de forma. La Imagina-
ción se dijo, ¡Cuanta belleza encierra lo que estoy viendo! pero no
entiendo yo el por qué de lo que estoy viendo.
Y así, fue de sorpresa en sorpresa, cuando vuelve a ver
otros tres animales, también iguales los tres, y la Imaginación, se
decía; no soy capaz de saber si estos tres animales iguales los
tres, guardan alguna relación con el sueño anterior. Estos tres ani-
males siempre estaban juntos, pero uno de ellos siempre estaba como
descansando tranquilamente, eran los otros dos que suspendidos a
cierta altura, se enfrentaban los dos, abriendo sus bocas como si
estuviesen aullando y también por momentos echaban fuego por la bo-
ca. Estos dos animales los veía en sentido horizontal, cara con ca-
ra a medio metro uno del otro. La Imaginación en su sueño prestaba
mucha atención, porque la bola de la Tierra, desde el principio de
su sueño no dejaba de moverse, y empezó a darse cuenta que siempre
que veía a estos tres animales, que en su sueño los veía una y otra
vez, y muchas veces más, en la Tierra, había tragedias, accidentes
sonados en la carretera, en las minas, actos terroristas etc. etc.
La Imaginación se decía; ¡Que casualidad! ¡Que triste es todo esto!
Y, para colmo, todo ello se alternaba con otro animal de las mis-
mas características, pero este enorme. A este animal también lo veía
a cierta altura, abriendo la boca, como dando aullidos, y a veces le
salían lenguas de fuego por la boca. Cuando veía a este animal tan
enorme, en la Tierra, las desgracias eran en gran escala, grandes i-
nundaciones, terremotos...y, todo tipo de desgracias. ¡Que triste es
para mí, se decía la Imaginación! y muchas veces se ponía a rezar por
tantas Imaginaciones que estaban en peligro.
La bola de la Tierra, giraba y giraba, mientras La Ima-
ginación, en su dormir profundamente, seguía soñando...
Se dió cuenta, la Imaginación, que ante sus ojos tenía
una estampa del Sagrado Corazón de Jesús, a la cual miraba y mira-
ba, pero se quedó sorprendida, cuando estando con las manos juntas
abre sus brazos la Imagen de esta estampa. Entonces la Imagina-
ción se dijo: No creo equivocarme si pienso, que es una invitación
para que acudamos a Él todas las Imaginaciones. ¡Oh, Señor, le di-
jo la Imaginación, ayúdanos!
Soñando en tantas cosas, con la mirada mucho más allá
del horizonte, la bola de la Tierra en algunos puntos se ilumina.
Pero muy absorta estaba la Imaginación, que no se daba cuenta. Y
es que estaba contemplando a dos Imaginaciones con mucha hermosura;
su ropaje no era de estos tiempos, y ambas Imaginaciones llevaban
su escudo, como las grandes Imaginaciones de aquí, en la Tierra. Pe-
ro el escudo que llevaban estas dos hermosas Imaginaciones no ten-
nian armas, se defendían con sus escudos de alguien que las atacaba
pero que la Imaginación no podía ver, pero al mismo tiempo estaban
defendiendo a otra Imaginación que estaba detrás de ellas, a la cual
podía ver de cuando en cuando asomándose en medio de las Imaginacio-
nes que la estaban defendiendo, como mirando lo que estaba pasando.
Era otra Imaginación hermosa...Se quedó muy pensativa la Imagina-
ción admirando la hermosura de estas Imaginaciones, el colorido de
sus ropas, su estilo...tratando de saber al mismo tiempo su signi-
ficado...Hasta que un día, muy especial para ella, comprendió, y
las lágrimas vinieron a sus ojos, elevando el pensamiento hacia el
Señor, pidiendo por esta Imaginación a la que estaban defendiendo,
para que su protección y ayuda no le falte nunca.
La Imaginación, con tantas cosas que pasaban en su sue-
ño, estaba muy atenta, no quería perderse nada, se decía; ya ten-
dré tiempo de pensar y profundizar, de momento, dejemos todo como
está. Se da cuenta que lo que tenía ante sus ojos era el pico de
un monte, las copas de los árboles se movían suavemente, y de pron-
to se iluminó de tal manera que no supo que pensar. Ha sido después,
cuando la Imaginación así sin más, se ve rodeada por los medios de
comunicación, dando la noticia, de que un avión de pasajeros se ha-
bía estrellado en una montaña, pereciendo todas las Imaginaciones
que lo ocupaban. La Imaginación no alcanzaba a comprender tanta ca-
sualidad, mientras la bola de la Tierra giraba y giraba, iluminándo-
se en un punto exacto, allá donde el avión de pasajeros se había es-
trellado.
Se detiene la Imaginación en otro punto iluminado de la
Tierra, cuando esta iluminación desaparece así sin más, dándose
cuenta la Imaginación, correspondía a una Nación entre las muchas
que hay en los cinco continentes. Todo quedaba grabado en su Ima-
ginación, todo le daba que pensar, mucho que pensar. Y así perdien-
do la noción del tiempo, en ese punto se vuelve a iluminar la Tie-
rra, y la Imaginación comtempla las siglas de una de tantas orga-
nizaciones, que recorre ese punto iluminado de la Tierra de Norte
a Sur, y al desaparecer este detalle, en el centro de la zona ilu-
minada, empieza a abrirse, como si hubiese una explosión, saliendo
una gran Cruz, quedando posada sobre esa zona de la Tierra, en sen-
tido vertical, toda ella también iluminada. Son cosas muy serias se
decía la Imaginación, y se preguntaba, el por qué otras veces también
en su sueño, con relativa frecuencia veía la Cruz. La Cruz Redento-
ra de Cristo, encierra dolor, sufrimiento, pero al fin es " Salva-
ción "
Profundamente dormida, seguía la Imaginación, pero sin
dejar de soñar, y en su sueño, a veces se sentía cansada de tanto
mirar para la bola de la Tierra, que siempre tenía ante sí, dando
vueltas y más vueltas, pudiendo darse cuenta como en muchos puntos
se iluminaba y centelleaba, para llamar la atención de graves pro-
blemas que en ella sucedían. Levanta la mirada, y ve, hacia lo al-
to una figura de mujer, pero por alguna causa no podía ver su ca-
ra. La Imaginación se decía; esta figura de mujer todo en ella me
dice que es la Imagen de la Virgen, pero al no poder ver su cara,
se fijó atentamente en la posición de sus brazos abiertos, y, aun-
que la veía como si estuviese mirando una estampa, le llamó la aten-
ción el ademán de sus brazos abiertos. Era como, desde lo alto don-
de se encontraba, mirase a todas las Imaginaciones de aquí abajo,
acogiéndolas bajo su protección. La Imaginación, dió un suspiro de
alivio, agradeciéndole su atención. No estamos solas, se dijo; La
Madre de Dios que también es nuestra Madre, vela por nosotras. De-
bemos serle agradecidas, procurando dirigir siempre nuestra mira-
da hacia Ella. ¡Oh María! Por el poder que os concedió el Padre E-
terno, por la Sabiduría que os concedió el Hijo y por el Amor que
os concedió El Espíritu Santo, líbranos de vivir y morir en pecado
mortal. La Imaginación, comprendió, que esta oración encierra, la
puerta abierta, si queremos vivir eternamente. Nuestra decisión y
empeño debe ser firme o moriremos eternamente. Se quedó la Imagina-
ción meditando profundamente, cuando la sorprende, un ojo, un ojo
grande que la miraba...fijamente...
Aún no había salido de su asombro la Imaginación, cuan-
do vuelve a ver este ojo grande que fijamente la seguía mirando, y
poniendo toda su atención en lo que soñaba la Imaginación; esta se
decía: Parece el ojo de Dios que he visto en alguna estampa o dibu-
jo o en alguna otra parte, pero este sin los rayos alrededor. Luego
recordó donde estaba expuesto, como un símbolo, el ojo de Dios en me-
dio de un triángulo, que significa, La Santísima Trinidad, rodeado
de Luz es el significado de sus rayos alrededor. Pero...este ojo que
veía en sus sueños, mucho le daba que pensar, nada comprendía, eran
muchas las veces que se decía para sí ¡Cuanta confusión la mia! no
comprendo lo que estoy soñando y ahora son tan diferentes unos de o-
tros todo lo que encierran, cuando, ante sí, ve dos rostros de dos
Imaginaciones, a muy poca distancia la una de la otra, así que se
fijó primero en la que estaba un poco más hacia delante que refle-
jaba tener la cara de una fiera y, por la boca le salían lenguas de
fuego. Puso la atención en el rostro de la otra Imaginación, que
con la boca abierta se le veía dentro como un tubo en blanco que
se movía hacia fuera y volvía para dentro, pero siempre con la boca
abierta viéndose siempre lo que tenía en ella. ¡Que torpeza la mía!
se dijo la Imaginación, por más que pienso y pienso, no sé lo que
puede significar todo ello, llevo muchos días pensando y me encuen-
tro cansada, volaré por aquí y por allá para despejar un poco por-
que sigo sin entender nada de nada. Así que volando de aquí para a-
llá, se ve la Imaginación dentro de una sala donde había muchos te-
levisores y se le ocurre pulsar el botón en uno de ellos, lleván-
dose una gran sorpresa. Estaban dando por la televisión, una pelí-
cula de ciencia ficción y la sorpresa ha sido grande cuando al per-
sonaje principal de la película, le salía por la boca lo que ella
había visto, exactamente igual que lo que ella había visto. Enton-
ces, se dijo: ¡Que casualidad, esto no me lo pierdo yo! y...siguió
mirando. Cuando el personaje de la película movía hacia fuera lo
que tenía en la boca, le salían unos rayos con tal fuerza que todo
lo que tocaba, quedaba destruido. Se quedó la Imaginación pensando
profundamente sobre lo que acababa de ver, no le cabía en la cabe-
za tal coincidencia, pero la realidad era esa y se preguntaba ¿ Se-
rá ese el significado ? Y mirando a su alrededor, le pareció enten-
der que, un día sí que sabremos las Imaginaciones, todo lo que ha
sido destruido de vital importancia...
En su sueño porfundo seguía soñando...pero aquel ojo
grande la seguía mirando... siempre mirando...
Tenía ante su vista dos caballos que, juntos hacia una
esquina, se alzaban de las patas delanteras, pero uno de ellos se
quedó tranquilo, era el otro a quien se le veía nervioso, pero ya
tranquilo sale de donde estaba; iba sin montura, era un gran caba-
llo de color oscuro, y, montado de él en sentido diagonal iba un
gran lagarto, este de color plateado, brillante...La bola de la Tie-
rra seguía en movimiento, con todas las Imaginaciones ocupadas, to-
das a lo suyo, pero todas como dormidas, un tanto despistadas, aún
cuando es mucho lo que trabajan. Hay una mezcla de todo en muchas
de ellas, otras saben lo que quieren, pero la mayoría de ellas cami-
nan sin rumbo aunque creen saber lo que quieren. La Imaginación muy
triste se quedó, no comprendía como trabajando tanto todas las Ima-
ginaciones, siempre en movimiento de aquí para allá, la bola de la
Tierra seguía centelleando por todas partes, dando avisos de que po-
co o muy poco está funcionando según la Voluntad del Creador, dueño
y Señor de todo. Nada es nuestro se decía la Imaginación, y no veo
mas que barreras por todas partes, acaparando para su interés lo que
pertenece a todas.
Miró la Imaginación hacia lo alto y cual no sería su
sorpresa al ver un reptíl de seis o siete metros de largo atrapado
en una nube; como era tan largo, su cola la tenía fuera de la nube
y su cabeza de forma alargada y parte del cuerpo también estaba fue-
ra. Levantó este reptíl la cabeza y parte de su cuerpo, intentando
salir de donde estaba atrapado, pero por más que lo intentaba no lo
conseguía; estaba panza arriba y tenía cuatro patas cortas, dos y
dos de cada lado. La Imaginación se dió cuenta que no era serpien-
te, pero no sabe decir que especie de reptíl era, lo observaba muy
extrañada y se decía, esto debe de ser un sueño, sin darse cuenta
que estaba soñando. Se quedó con la mirada fija hacia abajo porque
escrito había un nombre de un día de la semana en letras grandes,
cada letra era doble y en este espacio había unos puntos, como es-
trellas, pequeñitas, encendidas...Pensando y mirando para la bola
de la Tierra, que con tanta frecuencia centelleaba, dando avisos,
se quedó la Imaginación y así mirando estuvo bastante tiempo, has-
ta que volviendo a recordar, se dijo: Estaré pendiente ese día. Pe-
ro con tantas cosas en su Imaginación, se olvidó totalmente. Llegó
la tarde de ese día y la Imaginación al encontrarse cansada, dis-
traidamente se dijo: Volaré por este entorno o más allá para despe-
jar un poco, pero volaré a poca altura. Se mete por un callejón que
formaban grandes rascacielos y se para donde estaban otras Imagina-
ciones mirando la televisión a través de un escaparate, pero, al no
ser de interés para ella, pensando en la pérdida de tiempo, cuando
se disponía a seguir su ruta, cortan lo que estaban dando y dicen
que habían sido detenidas importantes Imaginaciones de una banda
terrorista en un país cercano ¡Que cosas, se dijo la Imaginación,
hoy es el día de la semana que yo debía estar pendiente! y como ha-
blando consigo misma se decía; debo de estar soñando en cosas que
a través de símbolos algo quieren decir, porque entonces recordó
cuando paseándose por el campo, saliendo por una esquina la había
sorprendido una serpiente muy grande, con su bello colorido, bri-
llante su piel. La Imaginación que nunca había podido mirar para
las serpientes, era algo superior a ella, en ese momento se quedó
fijamente mirando, pero, no era serpiente, era un dragón enorme,
que además de su cabeza tenía otras cabezas que no se paró a con-
tarlas porque le resultaba todo tan horrible y su forma de moverse,
que, imposible seguír mirando. Pero, sorprendida estaba la Imgina-
ción, porque mientras ella estaba con este sueño, allá en otro con-
tinente, en el desierto, había sucedido un accidente...
Estaba la bola de la Tierra en movimiento, algo natural
en ella, y la Imaginación la miraba; contemplaba con admiración to-
das las bellezas que encerraba. Fíja su mirada, en un bello jardín
por su originalidad. Todas sus plantas eran iguales, con tallo alto
como de sesenta centímetros, aunque era una planta desconocida para
ella, todas tenían el mismo colorido, entre varios azules y blanco,
algo separadas unas de otras; ve con gran sorpresa, como una de es-
tas plantas con su flor, se transforma en una hermosa cara de mujer
pero de perfíl. La Imaginación puso toda su atención y observa co-
mo a cierta distancia otra planta también con su flor, empieza a mo-
verse en dirección a donde estaba la hermosa cara, y al llegar jun-
to a ella esta se transforma en una carita de un niño que se acer-
ca a la bella cara para darle un beso y así una y otra vez. La Ima-
ginación admirada de lo que estaba viendo, se decía; tengo la impre-
sión de que es esa hermosa cara la que como si tuviese imán, lo atre
hacia sí. ¡Oh imaginación se decía la Imaginación! pienso y pienso
queriendo saber el significado de este jardín, quizá sean bellas Ima-
ginaciones que han alcanzado la santidad, pero solamente es una la
Reina de este jardín, la dueña de atraer hacia sí, según le plazca,
a cualquiera de las demás Imaginaciones plantadas en ese jardín, que
también habrán alcanzado la santidad. Todas las Imaginaciones esta-
mos llamadas a caminar por esta senda, se decía la Imaginación; no
hay duda que nos encontraremos con un sin fin de obstáculos, que ha-
brá que ir superando, valientemente, si tenemos muy claro en nues-
tro corazón, que al final, en la meta, allí estará Jesús esperándo-
nos, quien dió la vida por todas las Imaginaciones, muriendo en la
Cruz; será la Luz de su Espíritu Santo quien nos guiará y dará fuer-
zas para llegar. La Imaginación seguía pensando en este bello jar-
dín porque, también podría ser otro su significado, igualmente her-
moso...
Se quedó meditando la Imaginación, en la Belleza y Per-
fección de quien se había enamorado y fijó una vez más su mirada en
la bola de la Tierra, en este Imperio que ella hacía mucho tiempo
pensaba construir, antes de darse cuenta que había otras muchas Ima-
ginaciones que también pensaban y soñaban...Miró hacia el horizonte
y allá en la lejanía, en números grandes ve una fecha, en la cual
puso toda su atención. Se dió cuenta que pertenecía a un futuro no
lejano y en su afán de comprender tantas cosas de sus sueños, se di-
jo; tendré presente esta fecha, no puedo olvidarme.
El terreno que tenía ante sus ojos era como arenoso y
en este espacio de terreno había Imaginaciones sin vida, con sus ro-
pas de colores diferentes; los cuerpos de estas Imaginaciones se ha
llaban esparcidos y la Imaginación contemplaba todo ello en silen-
cio, sin comprender la gravedad de lo que estaba viendo. Muy cerca
de donde ella estaba, había otra Imaginación que aún con vida, dió
la vuelta a la cabeza para mirar para ella como pidiendo ayuda de
alguna manera...su rostro era de color...de un país lejano. La Ima-
ginación se quedó muy triste y se puso a rezar por aquellas Imagi-
naciones que estaban en tanto peligro. Primeramente pensó en todas
aquellas Imaginaciones que se quedan a mitad del camino por acci-
dente, cuando buscan en otra parte de la Tierra otro modo de vivir
con la esperanza de mejorar su situación. La Tierra es de todas las
Imaginaciones que la habitan, así lo dispuso el Creador para bien
de todas las Imaginaciones. Pero, fue después cuando supo de las
primeras matanzas en un país entre los muchos que hay en otro con-
tinente. Sucede que, en muchas partes de la Tierra, al no tolerar
y respetar la libertad de otras Imaginaciones, sin reparar en me-
dios, movidas por su egoismo, creyéndose dueñas de la situación, a-
tan y desatan a su antojo cometiendo toda clase de crímenes. Biena-
venturados los perseguidos por la justicia, dice el Señor, porque
de ellos será el Reino de los Cielos. Se quedó pensando la Imagina-
ción en el Amor, en el Amor de Dios, pidiéndole que Reine en todos
los corazones.
Estaba distraida la Imaginación, cuando se da cuenta que
nuevamente ese ojo grande la seguía mirando fijamente en lo que es-
estaba soñando...
Y de pronto se presenta ante ella un borrico, cuyo bo-
rrico le llamó mucho la atención, porque de su especie un ejemplar,
parecía estar de fiesta por lo que llevaba encima y su mucho colo-
rido, que si le dicen que era carnaval para él, no lo pondría en du-
da la Imaginación.
Recordando estaba al borrico cuando la sorprende otro
ejemplar de animal; este se asemejaba a un perro, estaba plantado
delante de ella pudiendo apreciar toda su belleza, su pelo muy cor-
to y brillante, de un color dorado oscuro, era grande, único.
El tiempo iba pasando y seguía dormida y soñando, y aun-
que de algunas cosas le parecía entender algo, este entender suyo
era algo así, como una gota de agua en la inmensidad del mar. Pero
todo, todo quedaba en su recuerdo como si nuevamente lo volviese a
soñar, todo estaba, ahí, en su Imaginación.
Lo que estaba observando le parecía tenebroso. ¿ Que es
lo que estoy soñando ? Se preguntaba así misma la Imaginación. Ha-
bía mucha obscuridad y hacia una esquina, empieza a despuntar una
claridad que, si cabe, entre el conjunto de sombras, parecía aún
más tenebroso. Formando un grupo, de estatura mas bien baja, veía
a todo el grupo con caras de fieras. Recordando estaba en sueños su
sueño, lo tenebroso que le había parecido, vuelve a soñar lo mismo,
con la diferencia que observando lo que ya había visto, las caras de
estas fieras, se van iluminando todas ellas, transformándose al mis-
mo tiempo en el rostro de Imaginaciones con tal sufrimiento refleja-
do en ellas, que quedaban desfiguradas en caras de fieras. La Imagi-
nación, sobrecogida, pensó entonces en la muerte eterna de estas I-
maginaciones.
Sucedía que no siempre era desagradable y triste lo que
soñaba, y... con un bello colorido, empieza a ver en sueños algo
que poco a poco se fue formando; era un rostro hermoso de mujer jo-
ven, muy joven, tenía una melena muy bonita, el color del pelo mas
bien claro y le llegaba hasta la mitad de la espalda, estaba medio
de lado y por ello podía ver su melena, pero su rostro miraba di-
rectamente a la Imaginación que la estaba contemplando; tenía la
boca cerrada pero en sus labios dejaba ver una suave sonrisa. La I-
maginación se quedó mirando, pensando que aquella sonrisa era para
ella y, le dió las gracias una y otra vez. No se imaginaba, el por
qué de aquella sonrisa, pero se sintió feliz. Lo que sí pensó, que
aquella joven tan hermosa, no podía ser otra que quien ella creía
que era, y por ello le dió las gracias una y otra vez.
Estaba la Imaginación que parecía ausente, recordando
tantas cosas...
Y así, recuerda, como en aguas que parecían un río, iba
un barco navegando, navegaba tranquilamente...Se quedó mirando, pen-
sando al mismo tiempo en esas Imaginaciones que trabajan en la mar;
cuantos recuerdos van hacia ellas con cariño, el cariño y oraciones
de aquellas Imaginaciones que viven preocupadas por ellas, con la
esperanza de un regreso feliz. Y como si estuviese recordando algo,
fijó la mirada allá en medio de cualquier océano, con un mar embra-
vecido, donde tantas Imaginaciones metidas en un casco, que flota
al vaivén de las olas, se ganan el pan de cada día, expuestas a to-
do tipo de peligros; és, como si la Tierra no existiera para ellas,
solamente el mar y el firmamento es lo que tienen ante su vista.
¡Que gracia tan especial tienen estas Imaginaciones! que en sus
ratos libres, no pudiendo disfrutar de las cosas de la Tierra, no
se imaginaba la Imaginación, que alguna de ellas no pudiera perci-
bir, la " Grandeza " de su entorno. ¡Oh Dios, que estás en todas
partes! que sepamos encontrarte.
Pasó un tiempo y vuelve a ver otro barco, pero este nave-
gaba con mucha dificultad, en medio de un fuerte temporal; lo veía
medio hundido entre las aguas. La bola de la Tierra seguía girando
llamando la atención, centelleando en varias Naciones, unidas entre
sí. Había problemas en asuntos relacionados con la mar. La imagina-
ción, dándose cuenta de lo que sucedía, una vez más se decía ¡Que
casualidad! Se quedó pensando en ese barco medio hundido entre las
aguas por un fuerte temporal...y se preguntaba si su significado se-
ría lo que estaba pasando. Cuantos problemas laborales y de toda ín-
dole tienen las Imaginaciones que trabajan en la mar.
Era un día explendido, así lo veía en su sueño la Imagi-
nación, y se sentía contenta; tenemos un Padre en el Cielo que nos
ama y vela por nosotras, se decía para sí; nos ha dado la libertad
que tanto amamos todas las Imaginaciones y por la que tantas veces
luchan muchas Imaginaciones. Pero que contradicción, estas mismas I-
maginaciones que, conscientes o nó, implantan leyes con derecho a
que otras Imaginaciones priven de libertad a quien sin consultarles,
también tienen derecho a la vida. Y así, son muchas las Imaginacio-
nes que se felicitan, porque según ellas, viven estos pueblos con
todas las libertades. Se quedó triste la Imaginación...
La Tierra seguía ante sus ojos dando vueltas, ella se
encargaba de llamar la atención iluminándose por aquí y más allá.
Sucedía que en otro continente, estaba llamando la atención, mun-
dialmente. Imaginaciones desprotegidas totalmente, caminaban sin
rumbo expuestas a todo tipo de peligros. Obligadas a abandonar sus
hogares por la tiranía de otras Imaginaciones, caminaban y camina-
ban sin tener que comer, enfermas, quedándose a mitad del camino
muchas de ellas, exhaustas, pero en silencio, pedían ayuda. Era mu-
cho el ruido para tenderles una mano, pero ellas seguían sin rum-
bo abandonadas a su suerte. La Imaginación, recordó entonces aque-
lla fecha que como una interrogación estaba suspendida en lo alto,
y comprendió se refería a lo que tenía ante su vista, por los me-
dios de comunicación. El gran éxodo de la historia reciente en ese
continente. La verguenza para los paises ricos, tanto derroche, tan-
ta ostentación y lo más importante por solucionar. Todas las Ima-
ginaciones son hijas de Dios con los mismos derechos.
Nuevamente estaba ahí ese ojo, con la mirada fija, siem-
pre mirando atentamente.
Eran muchas las veces que la Imaginación se quedaba medi-
tando... Lo que tenía muy claro es que todo se lo guardaría para sí,
se decía; para qué voy a hablar de ello, de todos estos sueños, las
más pensarán que hay muchas maneras de no estar bien de la cabeza y
no perderán el tiempo escuchando, me dirán que vaya a un psicólogo
o psiquiatra, como un buen consejo. Pero ella sí que sabía que aun-
que no estaba a su alcance lo que estaba soñando por mucho que pro-
fundizara en ello, se daba cuenta de lo mucho que encerraba. Se de-
cía; En estos tiempos que vivimos con tan poca Fe y mucha menos Fe
para aquellos casos que por decirlo de alguna manera, especiales,
cuando se pasa de todo y lo que es peor, de Dios, Padre Nuestro, que
de todo lo que disfrutamos és porque Él nos lo ha dado y aún así se
vive con indiferencia hacia Él ¿ Que crédito se le puede dar a todo
esto...? Pero la Imaginación daba gracias al Señor por el Don de la
Fe que ha depositado en ella. Abiertamente se decía; yo, como santo
Tomás de Aquino, cuando se cuenta que miró hacia arriba cuando un
monje le dijo que iba un caballo volando, ¿ Es que para el Señor, el
Omnipotente, Creador de todo, si así le conviene, como y cuando le
plazca hay algo imposible ? Meditando en ello seguía la Imaginación
cuando ante sus ojos puede contemplar un cuadro, este impresionan-
te. Mirando hacia arriba había una claridad especial y bastante ha-
cia abajo había un hoyo tremendo, no pudiendo ver lo que había en a-
quel hoyo, pero de lo que había, reflejaba hacia arriba el color del
fuego. Con esto ante su vista, observa, como desde cierta altura una
Imaginación va bajando lentamente, en posición vertical, por el mis-
mo medio del hoyo, reflejando en su rostro todo el horror de su pe-
na. Pasó un tiempo...cuando la Imaginación recordó este cuadro, en
sí impresionante ante el sufrimiento de esta Imaginación protagonis-
ta en él; cerró los ojos y se quedó pensando, pensaba en el perdón
para aquellas Imaginaciones que pasan a nuestro lado, egoistamente,
y se decía si allá se necesitará de este perdón, para menos sufri-
miento. El bien o el mal que hacemos en este caminar por la Tierra,
allá nos vendrá de rebote y si somos misericordiosos alcanzaremos
misericordia.
Todavía estaba meditando la Imaginación, cuando lenta-
mente va pasando ante sus ojos otro cuadro...Era otra Imaginación
con el rostro todo tiznado de negro, hacia contraste el blanco de
sus ojos y, en uno de ellos, asomaba un gran lagrimón. La Imagina-
ción se daba cuenta que esta Imaginación miraba para ella, cruzán-
dose entre ambas la mirada, y como en un abrir y cerrar de ojos,
la Imaginación ve colocada sobre una especie de parrilla a la mis-
ma Imaginación, tiznada de negro, que la seguía mirando; la Imagi-
nación no salía de su asombro, porque por el bordillo de esta es-
pecie de parrilla, todo alrededor, había llamas de fuego, todas i-
guales, como de treinta centímetros de altura, pero estas llamas
de fuego no la alcanzaban. Ante este cuadro, a la Imaginación se
le ocurrió pensar en las cosas pequeñas, que, en nuestro caminar,
no damos importancia o muy poca importancia, pero que al final de
la vida... Sucede, como en las aguas de un estanque, que si no se
purifican, el polvo que se va acumulando las enturbia de tal mane-
ra que la luz con dificultad penetra en ellas. Es por ello que al
final de la vida, para disfrutar plenamente de Dios, antes tendre-
mos que sacudirnos el polvo del camino.
Como anteriormente, seguía meditando la Imaginación, y
se da cuenta que otro cuadro tiene ante su vista. Era la habitación
de un hospital, y en la cama estaba una Imaginación. Hacia lo alto
había una claridad especial y en la cabecera de la cama a unos dos
o tres metros de altura, estaba, como si fuese en un cuadro, la Ima-
gen de la Virgen con el Niño en brazos, pero este sin el marco, so-
lamente la Imagen, y, cuando la Imagen desaparece, la Imaginación
que estaba en la cama, empieza a incorporarse poco a poco y en sen-
tido vertical, va subiendo, y, al llegar su cabeza a esa claridad
especial, su rostro reflejó la admiración de lo que estaba viendo.
La Imaginación se quedó en silencio, pero estaba pensando si en rea-
lidad vale la pena afanarse tanto por las cosas de esta vida; un día
partiremos hacia la eternidad, dejándolo todo, entonces, cuando mi-
remos hacia atrás, sí que podremos decir que la vida ha sido un sue-
ño, ante esa puerta abierta que es la eternidad que nunca tendrá fin.
Que no sea tarde, Señor, cuando nos demos cuenta, Tú que eres la in-
finita bondad y todo misericordia, esperando siempre que nuestra mi-
rada vaya hacia Tí; estás constantemente a nuestro lado para ayudar-
nos, solamente depende de nosotras, las Imaginaciones. Que todas nos
demos cuenta, en nuestro caminar, en ese dicho de San Agustín..." Nos
hiciste Señor para Tí y nuestro corazón no tiene sosiego hasta que
descanse en Tí." Como esta Imaginación, que desde el primer momento
descansó y descansa en Tí. Sólo Tú Señor, conoces los corazones de
tus hijos.
La Imaginación seguía sentada en cualquier parte, le era
indiferente estar aquí o allá porque a todas partes llegaba con su
imaginación, y aunque dormida pero soñando, todo cabía en su sueño,
nada la podría sorprender, pero sin embargo sí que iba de sorpresa
en sorpresa. Ante sus ojos empiezan a pasar kilómetros...y kilóme-
tros de terreno, todo desierto, sin otras señales de vida; solamen-
te veía como pequeños manojos de hierba poco crecida o las plantas
que fueren, como si el terreno fuese pedregoso y hubiese poquita
tierra por donde salían como pequeños manojos y separados unos de
otros, las plantas que fueren. Así...pasaron ante su vista, kilóme-
tros...y kilómetros de terreno, sin otras señales de vida.
Había una pequeña sombra de donde sale un pajarraco gran-
de, como de un metro, que abriendo sus alas negras, como su cuerpo,
emprende el vuelo. Recordó entonces la Imaginación, las muchas ve-
ces que había visto a este pajarraco que le resultaba desagradable
verlo, y según el vuelo que hacía podía ver su cuerpo, no llegando
la Imaginación a poder describir su forma...esto la intrigaba...pe-
ro, todo el conjunto de este pajarraco lo tenía grabado en su Imagi-
nación. Fueron muchas las veces que lo había visto; primero se pre-
sentaba ante su vista una sombra que se trasformaba en un pajarraco
emprendiendo el vuelo, pero la última vez que lo vió fue de la si-
guiente manera: Estaba una Imaginación cogida de una cuerda con las
dos manos, a bastante altura, y mirando hacia abajo era tremendo el
abismo; cuando de pronto, se presenta este pajarraco y empieza a pi-
cotear y venga de picotear a la Imaginación que no podía soltarse
para no caer en el abismo...Mucho le dió que pensar a la Imagina-
ción este pajarraco, pero, pasando un tiempo tuvo otro sueño que le
ayudó a comprender el significado de ello. Es alucinante, este pa-
jarraco, que bajo sus alas, esconde un cuerpo semejante a una hor-
miga gigante; teniendo la hormiga fama de ser trabajadora, no es
de extrañar que a este pajarraco siempre le viera emprendiendo el
vuelo de un lado para otro, trabajando para la perdición de todas
las Imaginaciones. Es satanás. La cuerda a la que se aferra para no
caer en el abismo esa Imaginación, es la Gracia Santificante y, sata-
nás, en forma de pajarraco que picotea y picotea una y otra vez a es-
ta Imaginación, se llama en la vida espiritual, tentación, y esta I-
maginación que soporta todos sus picotazos, resiste y resiste para
no ofender a Dios y no caer en el abismo que es el pecado.
Que gran descubrimiento ha sido para la Imaginación, es-
te sueño ¡Que gran sorpresa se llevó! Porque soñando nuevamente, te-
nía ante ella ese ojo...ese ojo que tantas veces la miraba y contem-
plaba la mayoría de sus sueños. ¡Dios mio, se dijo la Imaginación!
porque sin dejar de mirar para ese ojo, poco a poco fue dejando ver
su rostro; era el rostro de satanás, que mientras la Imaginación so-
ñaba y soñaba en tantas cosas diferentes, satanás, estaba contemplan-
do su obra... su gran obra...
¡Dios mio! nuevamente se dijo la Imaginación...
Comprendió entonces la relación entre el borrico y el
animal que se asemejaba a un perro, con este ojo grande, que ahora
ha dejado ver su rostro, el rostro de satanás, y por qué el borrico
con tantas cosas encima y el mucho colorido que parecía estar de
fiesta como si fuese carnaval, es el engañador en las cosas de la
vida...nos seducen...nos dejamos llevar...Y ese animal que se ase-
meja a un perro, hermoso y único, es el becerro de oro, que signi-
fica las riquezas, donde están puestas la mayoría de las miradas
con todas sus consecuencias.
La Imaginación ya no sabía si estaba despierta o seguía
soñando, cuando en un punto de la Tierra, se ilumina; se dió cuenta
entonces que seguía soñando, porque la bola de la Tierra seguía an-
te sus ojos al igual que siempre, centelleando, y, contempla cómo en
uno de los puntos donde se había iluminado, se dejaba ver la cabeza
de un lagarto, pero esta cabeza era gigante. La Imaginación se que-
dó fijamente mirando y se dió cuenta de que este lagarto era de los
que andan por las fuentes, esas fuentes que aún muchas Imaginaciones
recordarán, cuando no había agua corriente en la mayoría de los pue-
blos, y se hacía uso de este agua para todo; aún con estos lagartos
dentro de las fuentes, se bebía de este agua con normalidad, resul-
tando según decian veneficiosa. La Imaginación, se daba cuenta de
que el lagarto la observaba y miraba al mismo tiempo en otra direc-
ción; cuando al sonido de un Chic, como cuando se abre la llave de
un grifo y sale el agua con mucha fuerza, también la Imaginación di-
rige la mirada en la dirección donde estaba puesta la mirada del la-
garto, y ve como una fuente, de las que hay en las plazas de ciuda-
des o pueblos, que hacia arriba, era como si un gran chorro de agua
se esparciera. Nada comprendía, fue después, que, volando con su I-
maginación hasta el lugar donde una vez más centelleaba la bola de
la Tierra, se dió cuenta que estaba inundado por lo mucho que había
llovido, ocasionando muchas pérdidas. Pero aún así, se quedó sin com-
prender el significado de su sueño...
Sus sueños se sucedian unos tras otros y así iba pasando
el tiempo...Era un atardecer en primavera, no había empezado a obscu-
recer y la Imaginación, así de pronto se ve sentada en un lugar muy
conocido para ella, pero donde se sentó, ella misma se sorprendió.
Se dió cuenta que había ido para allí ensimismada por algo que la
preocupaba y aunque estaba entretenida en otras cosas, así sin más
lo dejó todo para sentarse donde ella misma se extrañó. Levanta en-
tonces la mirada y ante lo mucho que abarca el firmamento, su mira-
da va al punto exacto, llamándole la atención unas estrellas como
si hubiese en ellas una explosión, y ve como se va formando sobre
ellas con una luz potente, tirando a rojiza, algo que cuando ter-
minó de formarse, eran como cuatro pétalos, dos hacia arriba y dos
hacia abajo unidos entre sí, pero que no resultaba ni con mucho re-
dondo. Así estuvo, el tiempo más que sobrado para dar esta explica-
ción, mientras la Imaginación no salía de su asombro, y, como quien
tiene algo en la mano con una sola cara, ello va girando lentamente
hacia la izquierda hasta desaparecer totalmente. Entonces la Imagi-
nación se dió cuenta que algo especial había sucedido allí y aunque
luego pudo ver que allí estaba la luna, era día de luna llena, nada
era igual a lo que había visto. Muy pensativa se quedó la Imagina-
ción, su pensamiento fue hacia el Señor, pidiéndole perdón y mise-
ricordia para todos, sintió que algo grave estaba cerca de todos,
recordando el Mensaje de la Virgen en Garabandal y, siguió pidiéndo
al Señor, piedad y misericordia para todos. Horas después la Tierra
empezó a temblar en muchos kilometros alrededor de su entorno. El
caso fue que la ciencia nada dijo de este fenómeno en el firmamen-
to, pero la Imaginación sí que lo entendió...Es el Señor Todopode-
roso, el único que tiene la llave de todo.
Pasó algún tiempo y nuevamente la Imaginación se ve sen-
da en el mismo lugar; era un día a primera hora de la mañana, y
sin objeto alguno se da cuenta en donde estaba sentada. Entonces
dijo para sí ¡que cosa más extraña! sabía que iba caminando en o-
tra dirección y que sin objeto alguno tuerce el camino para ir a
sentarse en ese lugar. Recordó lo que le había ocurrido tiempo a-
tras y sintió como un escalofrio al pensar que como entonces algo
iba a suceder...Miró a su alrededor, tenía la seguridad de que al-
go iba a pasar y seguidamente su mirada va hacia el firmamento y a-
llí estaba el sol, ante su mirada. Se quedó fijamente mirando para
el sol, sin darse cuenta en ese momento de que el sol no tenía bri-
llo, estaba opaco, mientras la Imaginación se decía...ahí está el
sol, lo veo normal, como siempre, cumpliendo con su cometido...Aún
no se daba cuenta de que el sol no le dañaba los ojos, lo seguía mi-
rando, cuando de pronto empieza a oscilar movido por una luz poten-
te dando la impresión era impulsado por esta luz fuera de su órbi-
ta así bastantes segundos. Fue entonces cuando la Imaginación se
dió cuenta de que el sol estaba sin brillo y por ello podía mirar
fijamente para él, mientras esa luz potente giraba alrededor del
sol; La Imaginación no salía de su asombro hasta que todo vuelve
a ser como al principio, repitiendo las mismas palabras...ahora el
sol vuelve a estar normal, sigue opaco pero nada sucede, cuando...
nuevamente empieza a oscilar con mayor intensidad y sale de su ór-
bita impulsado por esa luz potente, viniendo hacia la Tierra en di-
rección donde la Imaginación se encontraba. Fue tal la impresión
que le causó, que la Imaginación se puso de rodillas mientras mira-
ba lo que venía hacía ella, diciendo...Te adoro, Señor, aquí me tie-
nes, aquí me tienes, Señor. Entonces se paró y dando marcha atrás
todo quedó como al principio, mientras la Imaginación seguía de ro-
dillas mirando, diciendo nuevamente...ahora vuelve a estar como al
principio, todo es normal - aunque seguía opaco, pero todo normal-
y la Imaginación se decía; estos cambios es para que yo me dé cuen-
ta de lo que está sucediendo," es algo extraordinario," cuando por
tercera vez, empieza a oscilar aquella luz potente alrededor del sol
pero que estaba detrás de él, como si el sol estuviera fuera de su
órbita, dándose cuenta la Imaginación que también el sol por algún
momento se iluminaba todo con el mismo resplandor. Así estuvo bas-
tantes segundos. La Imaginación aún seguía de rodillas, con la segu-
ridad de que, el Señor, algo importante quiso decir con lo que aca-
baba de ver.
Ante su vista y desde donde estaba sentada la Imagina-
ción, contemplaba el mar, las verdes praderas, las montañas, los pá-
jaros en las ramas de los árboles, las gaviotas y otras aves acuá-
ticas por la marisma, los gatitos paseándose de huerta en huerta,
pero todos ellos saben la hora, cuando una Imaginación a quien co-
nocen muy bien, les lleva el alimento a un lugar determinado. Todos
acuden al banquete, se pelean entre sí para coger la mejor tajada,
y, a veces, alguno, ni come ni deja comer, mientras todos esperan
con paciencia a que se canse, observando todos sus movimientos, has-
ta que todos ellos pueden seguir comiendo. Algunas veces la Imagina-
ción con admiración, se fija en esta Imaginación, observa, lo mucho
que ama todo lo que ha sido Creado por Dios. Recuerda, con que amor
cogió entre sus manos a un bichito que, caminando tranquilamente por
cierto lugar, para que no molestase a otra Imaginación, lo protegió
para que siguiese viviendo. La Imaginación seguía recordando...y al
mirar a cierta distancia, fija su mirada en un grupo de pequeños bar-
cos que, flotando sobre las aguas en el puerto de una hermosa villa
que és, Navia, donde se le canta a la Virgen de la Barca, Patrona de
esta villa; " Ya que de la humanidad, eres Barca salvadora, Navia te
pide Señora, misericordia y piedad. " La Imaginación, paseándose por
este entorno y como hacía algún tiempo, se decía; que hermoso es to-
do lo que voy viendo en mi recorrido, sin darse cuenta que se encon-
traba ya ante la Imagen de Nuestra Señora de Villaoril. La contempló
en silencio con agradecimiento, mientras se decía; de cuantos peli-
gros, Madrecita, me has librado. Somos muchas las Imaginaciones que
acudimos a Tí, escucha nuestras oraciones y cúbrenos con tu manto.
Soñando la Imaginación, contempla, como si estuviera mi-
rando una estampa, la Imagen de la Virgen con el Crucifijo a sus
pies, un poco más arriba, porque daba la impresión como con su man-
to lo quisiera proteger. Se quedó la Imaginación mirando fijamente,
y se dió cuenta era la Imagen de Nuestra Señora de Covadonga, Patro-
na de esta Tierra que és, Asturias. Ella está ahí, diciéndonos a los
asturianos, pero también a todos sus hijos, que alcemos nuestra voz
donde quiera que nos encontremos, que nuestro eco resonará en sus
montañas llegando hasta Ella, para ayudarnos a salir adelante, en
todos los problemas que nos afectan a todos, tanto espirituales co-
mo materiales.
Se dió cuenta la Imaginación que aún seguía sentada en
el mismo lugar y mirando a su alrededor estaba el pueblo de El Es-
pín, y para sus gentes dedica la Imaginación un recuerdo. Tiene pre-
sente a todas las Imaginaciones que desde la niñez han convivido jun-
tas; cuantos recuerdos...Fuimos como una familia en nuestros juegos
y en nuestro vivir de cada día. Muchas Imaginaciones ya han partido,
pero, estemos igualmente alegres, si están gozando de Dios ¡Que fe-
licidad la suya! Se detiene la Imaginación en la Capilla del pueblo,
dedicada a San José, este gran santo a quien el Señor confió a la Ma-
dre de Dios y a su Hijo Jesús; confiémos nosotras también en él, que
nos proteja y ayude. La Imaginación se quedó con la mirada fija en
el Sagrario, donde está Jesús, siempre esperando nuestra visita...
diciéndole...Te pido, Señor, por este pueblo donde habitas, escucha
mi plegaria y por ello te doy gracias, Señor.
La Imaginación seguía con sus pensamientos y se decía si
habría estado soñando basándose en la realidad...
Y como en sueños atrás, la Imaginación, vuelve a ver un
rostro que reflejaba mucho sufrimiento. La Imaginación, no quería
mirar, pero el rostro de esta Imaginación insistía y insistía, hasta
que la Imaginación se dió cuenta que le estaba pidiendo ayuda, y,
cuando empezó a rezar por ella, se fue de su vista.
Era una tarde de verano, invitaba el ambiente al descanso
y, así, despreocupada, estaba la Imaginación, cuando ¡Que sorpresa
se llevó! Era como un río de sangre lo que tenía ante sus ojos, sus
aguas estaban quietas, sin corriente alguna; la Imaginación se quedó
fijamente mirando porque en medio de estas aguas asomaba la cabeza
de un reptíl que con la boca abierta la tenía llena de lo mismo. La
Imaginación con la máxima atención observaba todos sus movimientos
tratando de saber a que especie de reptíl pertenecía aquella cabeza,
que ya sin nada dentro de la boca, la abría y cerraba con rabia has-
ta el punto de retorcer el hocico todo cuanto pudo. Fue la casuali-
dad, que la Imaginación supiera, era la cabeza de un gavial, muy pa-
recida a la de los cocodrilos...
La Imaginación se daba cuenta que solamente la Sabiduría
Infinita de Dios podía abarcar todo el contenido de lo que estaba
soñando. Y... pensando en ello, recuerda una noche, horrible para
la Imaginación. Estaba asustada por lo que acababa de sucederle,
cuando ya tranquila, se queda mirando para lo que tenía ante su vis-
ta; había una mesa ovalada cubierta con un mantel en blanco y, senta-
das alrededor de la mesa había un grupo de Imaginaciones a las que
la Imaginación no podía ver con claridad, pero se dió cuenta que así
era porque sobre el conjunto de lo que estaba viendo, pasó como un re-
flejo y por ello tiene esta seguridad; a la Imaginación que presidía
la mesa, sí que la veía con bastante claridad como para darse cuenta
perfectamente que llevaba ornamentos puestos; era una casulla en blan-
co con un pequeño adorno delante en rojo, pero su cabeza y rostro
quedaba totalmente oculto. La Imaginación se quedó mirando para todo
el conjunto y aunque sobre la mesa no había nada de nada, lo que es-
taba mirando le recordó la última cena del Señor, y pensando en ello,
la visión se hizo más amplia; en el mismo medio de la mesa, a bastan-
te altura había una gran Cruz, estaba suspendida en lo alto sin apoyo
alguno. La Imaginación se quedó fijamente mirando para la Cruz, y le
llamó la atención el tronco de la Cruz porque era más largo de lo nor-
mal. Cuando todo ello desaparece de su vista, hacia un lado, no a mu-
cha altura, aparece la cabeza de un animal que al abrír la boca, le
salió como una bocanada de humo, pero era del color del fuego y, co-
mo si hubiese corriente de aire se iba hacia un lado como formando es-
tela; en ese mismo instante aparece otra cabeza al lado de la otra, un
poco mas pequeña, pero iguales, y ambas abrían y cerraban la boca.
Un día la Imaginación, abrió sus ojos mirando a su alre-
dedor y, como al principio, se dió cuenta que seguía sentada en cual-
quier parte. No importa, se dijo; no he encontrado barreras y estu-
ve recorriendo el mundo...pero, el mal, ha dejado ver su rostro, lo
he visto, su obra... su gran obra...triunfando en este gran Imperio
que es la Tierra. El bien y el mal caminan juntos, pero por el fru-
to los conoceréis, dice el Señor.
¡Oh, Imaginación! Cuantas cosas de tu imaginación pue-
des inventar, para soñar y escribir; pero sabes muy bien que este
no es tu caso. Te has inventado, basándote en la realidad de que dur-
miendo también se sueña, y, dices has empezado a soñar, cuando sabes
muy bien que no has estado soñando porque todo pasó por tu vista es-
tando muy despierta...
Otra noche sucedió algo, entre los muchos, algo, que le ve-
nía sucediendo a la Imaginación, pero, este algo, fue espantoso...Es-
taba para dormir la Imaginación y a sus espaldas empieza a sentír rui-
dos, y por estos ruidos y su contacto, sacó la siguiente conclusión:
Era como si un gran grupo de ovejas - o corderos o una mezcla de to-
do - corrían despavoridas; iban arrastradas por una fuerza extraña,
pero que la Imaginación puede decir, horrible, porque ella la conoce
muy bien, y al llegar donde la Imaginación se encontraba, al tener
que torcer el camino para pasar por donde ella estaba, se caían en-
tre sí y algunas doblaban sus patas por lo despavoridas que corrían,
arrastradas por esa fuerza horrible que también alcanzaba a la Ima-
ginación, al pasar por encima de ella estas ovejas, que muy suavemen-
te sentía la Imaginación el contacto de sus patas sobre ella, y, có-
mo, alguna, daba un pequeño salto para no pisarla. La Imaginacion se
dió cuenta de que ella era libre porque, para librarse de esa fuerza
que la alcanzaba, podía rezar y rezar para que aquello tan horrible
que estaba sucediendo terminara y... terminó. La Imaginación siguió
rezando para quitarse el miedo de encima, sentía como escalofrios y
encendió la luz mientras seguía rezando, porque la oración le ayuda-
ba a tranquilizarse. Ella sabía que no tenía que temer, confiaba en
el Señor, y se quedó dormida. Aún era de noche cuando despertó y al
estar la luz encendida, recordó lo sucedido, pero, ella misma se ad-
miró de la tranquilidad que sentía y apagó la luz como si nada le hu-
biese sucedido. Pensando después en todo ello la Imaginación, su pen-
samiento fue hacia el Señor, diciéndole: ¡Dios mio! confío en Tí, sé
que nada malo me va a pasar, siempre me ayudas. Te doy gracias, Se-
ñor, confío en Tí.
Son más las visiones que podría contar, donde satanás mue-
ve sus fichas como cuando se empieza un juego del dominó. Pero la Ima-
ginación sí que comprendió el " mensaje " de todas sus visiones. Es
la oración la fuerza para vencerle. Debemos rezar y rezar, pidiéndo-
le perdón al Señor; solamente con una mirada hacia Él, basta para en-
dernos...no pide imposibles, nos da su gracia, es Paz y Amor, es Nues-
tro Padre, que continuamente nos está diciendo: Venid a Mí, hijos míos,
¡como me vais a conocer si no venís a Mí! Quiere nuestra conversión
para que el mundo cambie, para bien nuestro y de toda la humanidad,
pero sobre todo que comprendamos que en Él está la auténtica felici-
dad, esa felicidad que ciegos nos afanamos tanto en encontrar, sin
darnos cuenta que la tenemos a nuestro alcance; es por ello que Nues-
tro Padre que nos ama infinitamente, nos repite y repite: Venid a Mí,
hijos míos, ¡como me vais a conocer si no venís a Mí! Nos está brin-
dando la plena felicidad en su Reino y esta será por toda la eterni-
dad, pero aún aquí, en la Tierra, si vivimos en su gracia, da a cono-
cer, cuando a Él le place, una partícula de lo que encierra esa feli-
dad, algo incomparable a nada de esta Tierra.
En la ribera del Paraná, en San Nicolas de los Arroyos de
la Diócesis de Rosario, a 232 Kms al Norte de Buenos Aires, en la Ar-
gentina, hace muy pocos años, por la década de los 80, se empezó a
construir un Santuario en honor a la Madre de Dios, con la advoca-
ción de María del Rosario de San Nicolás. Ella, en uno de sus Mensa-
jes, al igual que pidió se construyera un Santuario en su honor, di-
jo..." La humanidad está siendo conducida por satanás al más profun-
do de los abismos " y en otro de sus Mensajes dijo..." El mundo tie-
ne extrema necesidad de oración..."
La Tierra, que el Señor Omnipotente creó para beneficio
de todas las Imaginaciones y que todas, le glorifiquemos, como las
florecillas del campo, las aves con sus trinos, el murmullo de las
aguas por el cauce de los ríos...y así todo el Universo desde su
Creación, canta Gloria a Dios, no seamos nosotras, las Imaginacio-
nes, a quien el Señor hizo a su Imagen y semejanza, nos empeñemos
en caminar entre el barro pegados a él.
Pensemos que es el mal el que atrae el mal, no puede ser
de otra manera. Nos creémos que son las demás Imaginaciones las cul-
pables, nos damos cuenta, se comenta, pero, empecemos por nosotras
mismas, por las cosas pequeñas que son la raiz de tantos males. Hay
Imaginaciones muy dignas de admirar, pero por delante de todas, está
Jesús, imitemos su ejemplo y no nos quejemos. Con la virtud, vaya-
mos sembrando a nuestro alrededor y veremos florecer la cosecha de
esta siembra. Nunca es tarde para empezar.
Estaba la Imaginación como otras muchas veces meditando;
en ese momento pensaba en algo que le había llamado la atención de
una manera especial. Había una vela encendida, solamente la vela,
su llama era pequeñita, y, aunque hay velas de muchos tipos, esta
vela le llamó mucho la atención porque era más alta de lo normal en
ese tipo de velas; recordando algunas veces lo que había visto, cre-
ía comprender el significado pero, siempre espantaba el pensamiento;
pensaba en lo mucho que ama el Señor la humildad y, este era el moti-
vo para espantar su pensamiento, pero un día, sin ver, vió: Estaba
la Imaginación al pié de una montaña, todo en ella eran picachos muy
grandes y menos grandes por todas partes y, se preguntaba, como po-
dría subír a lo más alto, porque sin nada en sus manos que le faci-
litara la subida, por sí misma le era imposible. Se dió cuenta que
desde lo alto le tendían una mano invitándola a subir y, ella como
tenía empeño en subír, sin pensarlo demasiado, le tendió la suya pa-
ra que se la cogiera, y, según subía y seguía subiendo se dió cuenta
de su pequeñez porque aunque lograba subír, el mérito no era suyo.
Por ello, cuando recordaba esta vela, ya no espantaba su pensamien-
to, este se quedaba fijo en el Señor, dándole gracias mientras se-
guía con la mano tendida hacía Él, porque sabía que tenía que seguír
subiendo y sin su ayuda no lo conseguiría. Se dió cuenta también de
lo mucho que ella amaba su libertad, esta libertad que tanto aman
todas las Imaginaciones, y recuerda las muchas veces que se decía...
soy libre...sigo siendo libre...pero ahora, temiendo por sí misma,
no solamente tendía su mano hacía el Señor, le entregó su libertad
para ser plenamente libre, haciendo su Voluntad.
¡ Oh, Imaginación ! " Que nuevamente empiezas a soñar dur-
miendo y te ves en lo alto de todos los campanarios del mundo, tocan-
do las campanas. " Has pensado que tienes que dar un toque de aten-
ción, a tí que siempre te ha gustado pasar desapercibida. Pero ahora
te das cuenta que debes lanzar al viento, lo que nada es tuyo pero se
te ha dado; que sea para tí un consuelo, que al ser así, igualmente
pasarás desapercibida, porque la atención no se fijará en tí.
NADA ES MIO, SE DIJO LA IMAGINACION, TODO SE ME HA DADO.
GRACIAS, SEÑOR
REFLEXION
A vosotras, Imaginaciones, si os gusta pensar... profun-
dizar...y meditar, yo os pregunto ¿ Que es para vosotras lo que a-
cabais de leer, un sueño...es realidad...o, es pura Imaginación ?
Si cualquiera de vosotras tiene el Don de interpretar,
POR LA GRACIA DEL SEÑOR, lo que este relato encierra con el título
" La Imaginación " lanza al viento, el fruto, de tu Imaginación.
GRACIAS
Segunda parte
" A M A M E "
Esto nos pide el Señor, el Omnipotente.
Lo dice al mundo. Amame. A todos nosotros sus hijos.
" DA A CONOCER AL MUNDO LO QUE SABES Y HAS VISTO "
El 5 de Noviembre de 1998
Juana Jardón Méndez
Como las cosas no suceden porque sí, durante algún tiempo me fuí
dando cuenta que el Señor iba preparando el camino para algo...
Le doy gracias por su Amor, Bondad y Misericordia hacia mi. Siempre le
digo que no quiero ser grande, egoistamente...cuanto más pequeña sea,
no podrá soltarme de su mano.
Veo un pajarraco negro con las alas abiertas dispuesto para em-
prender el vuelo, en el mismo borde de un barranco, sin vegetación al-
guna; el pajarraco, grande como de un metro, contemplaba el panorama;
yo diría que el paisaje resultaba maravilloso, si no fuera que a este
pajarraco lo conozco muy bien, és satanás; al verlo allí, perdió para
mí todo el encanto que encerraba esta visión, y, como siempre que lo
he visto, empredió el vuelo, porque, lo de él, es andar de aquí para a-
llá, buscando almas que atrapar.
Veo el firmamento todo azul, pero muy cerca unas de otras, había
cuatro nubes pequeñas blancas, parecían de algodón; una de ellas em-
pieza a cambiar de color hasta quedar totalmente oscura y poco a poco
va desapareciendo de mi vista, así, hasta llegar a la cuarta, que al
quedar totalmente obscura, me sorprende, porque como si fuese un avión,
el morro, era la cabeza de un reptil que abría y cerraba la boca de una
manera extraña, con furia...con rabia.
Fueron varias las visiones que muy seguidas unas de otras, veía reu-
nidos a un grupo de animales pequeños a juzgar por sus cabezas, y todos
al mismo tiempo abrian y cerraban la boca. En una de estas visiones, da-
ba la impresión estaban suspendidos a cierta altura, porque de fondo pu-
de ver el firmamento. En otra de estas reuniones pude ver hacia un lado
asomando la cabeza, a cierta altura, la cabeza de otro animal; esta era
grande, mientras los pequeños estaban reunidos abriendo y cerrando la bo-
ca, como ya digo, todos al mismo tiempo.
En esta visión, ondeando en la misma dirección había dos banderas
algo separadas una de la otra; una era pequeña de color azul claro, la
otra era del color del fuego mucho más grande que la otra, pero ninguna
de las dos llevaba adorno o dibujo alguno. En dos visiones diferentes
las he visto.
Empiezo viendo hacia un lado la cabeza de un animal, esta era gran-
de, con la boca muy abierta pero al punto desaparece y la vuelvo a ver
al otro lado, y al punto también desaparece; al instante, lo que tenía
ante mi vista era como un sapo, pero gigante, de color muy oscuro; es-
taba tranquilamente descansando con todo su cuerpo al rás del suelo, pe-
ro, algo lo sorprendió, que yo no podía ver, y se encrespó todo cuanto
pudo; se estiró con sus patas cortas y su cabeza mirando hacia arriba
puesto en guardia. Resultaba horrible su posición.
Sumergido en el agua veo un pez, gigante también, pero sín aletas,
tenía la boca muy abierta y por la forma de su boca, pensé era una mara-
gota, con la diferencia que la maragota tiene un bello colorido y este
era totalmente oscuro. La maragota cocinada al horno és muy sabrosa.
Con un bello colorido, veo como un jardín frondoso; había palmeras,
no altas y otros árboles todos más o menos de la misma altura, pero era
tal el viento que los azotaba que se movían y se doblaban entre sí, dán-
dome yo cuenta estaban sufriendo un fuerte temporal. En esa noche tuve
dos visiones más, separadas unas horas entre sí. Veo un candelabro al-
to, con la vela agotada pero por la boca del candelabro, salía una lla-
ma, de una altura de veinte centímetros, pero me llamó la atención por-
que esta llama, se extendía hacia un lado como si estuviese quemando al-
go pero para mí invisible, abarcando, ello, sólo esa llama. En la terce-
ra visión, veo lo siguiente: Había dos montones, como de arena y basu-
sura, como si alguien estuviera haciendo limpieza y los dejase allí pa-
ra recogerlos en otro momento; estaban estos montones sobre el pavi-
mento de una acera con pequeños dibujos. Esto que parece insignifican-
te, a mí me dió que pensar.
Veo un ojo lleno de agua, de su rostro era lo único que podía ver,
me miraba... Entonces pensé; alguien que sufre y llora... viene a mí,
y ¿ Que podía hacer yo ? Me puse a rezar... ¡ He rezado tantas veces,
por tantas personas que he visto sufrir...! Creo, que si el mundo vie-
se lo que yo he visto, estaríamos todos esperando con las lámparas en-
cendidas, como dice el Evangelio...
Paso por alto otras visiones, no menos importantes, pero lo que voy
a explicar, es" importantísimo que el mundo lo sepa "
Hacia mediados de septiembre empecé a ver a un grupo de tres anima-
les, estaban muy juntos pero me dí cuenta eran tres; los vi muchas ve-
ces, eran grandes, siempre mirando hacia arriba abriendo y cerrando la
boca, sobre todo dos de ellos, el otro siempre estaba como descansando;
ocupaba el centro de las visiones pero también de cuando en cuando, jun-
tos los tres abrían y cerraban la boca. Eran horribles, los veía siem-
pre en sombra. Como ya digo los he visto muchas veces, pero de estas
visiones destaco tres.
Primera: Era como si estuviese mirando la Tierra y estos tres ani-
males que yo veía en sombra, ocupaban algo más, diría yo, de las tres
cuartas partes de ella, abriendo y cerrando la boca, y en lo que que-
daba de la otra parte, pude ver el firmamento, todo azul.
Segunda: Estaban como siempre los tres animales juntos, dos de e-
llos destacaban del otro y habrían y cerraban la boca que daba miedo
verlos; miraban hacia arriba pero al mismo tiempo como si inclinasen
un poco la cabeza para mirarse uno al otro. En un pequeño espacio que
había entre las dos cabezas de estos animales, veo un Crucifijo sin
apoyo alguno colocado en sentido horizontal, mientras los tres anima-
les muy cerca abrían y cerraban la boca; como ya digo, grandes, yo di-
ría que muy grandes.
Tercera: Veo un pequeño resplandor en movimiento y me doy cuenta e-
ra como rayos del sol que se colocaban unos encima de otros haciendo
cuerpo hasta formar una Cruz resplandeciente, y posada en la Cruz veo
una paloma blanquísima, que se distinguía perfectamente en medio de a-
quel resplandor. Por un momento dejé de ver la paloma, pero nuevamente
estaba allí. Creo que el Señor lo quiso así para que yo no tuviese du-
da alguna, de, como desapareció y volvía a estar allí, por si no me ha-
bía dado cuenta. El resplandor de la Cruz iluminaba la visión, donde
allí estaban también los tres animales en sombra, enfurecidos como nún-
ca los había visto así. Dos de ellos se estiraban cuanto podían, era
como si estuviesen apoyados en las patas traseras para alcanzar la Cruz
que tan cerca tenían, parte de ella en medio de sus cabezas, en un pe-
queño espacio que los separaba, pero por más que lo intentaban, no lo
conseguían, mientras el otro ocupaba como siempre el centro de la vi-
vión, un poco más abajo; uno de ellos estiró una de sus patas como di-
ciéndole al otro, déjame a mi, pero sin conseguirlo, y mientras los
tres animales seguían abriendo y cerrando la boca, la Cruz poco a poco
fue desapareciendo y la visión terminó. Horas antes de tener esta vi-
sión, satanás me atacó una vez más, entre los muchos, algo, que me ve-
nía sucediendo. Mi confianza estaba puesta en el Señor, con la seguri-
dad de que nada malo me pasaría. Gracias, Señor.
Me quedé pensando en esta visión, y le dije al Señor que uno de mis
hermanos me decía le pidiese la gracía de comprender yo lo que veía, pe-
ro que en mi torpeza y ignorancía no sabía yo si debía pedírselo, por e-
llo se hiciese su Voluntad. En ese momento algo pasó en mí que me llevó
a pensar en el escrito La Imaginación que tenía guardado en un cajón; me
pareció que guardaba relación, pero, terminé no dándole importancia.
Pasaron diez días, era de madrugada, me puse a pensar en lo ocurri-
do en Centro América y en esta visión donde estaba la Cruz y la paloma
con esos tres animales horribles que siempre veía en sombra, y fue en
ese momento cuando el Señor quiso que comprendiera lo siguiente: Lo
primero que quiso el Señor que supiera, fue, que esa visión, era, única
visión; las visones que había visto eran como parcelas con diferente
contenido abarcando el espacio que ocupaban estos animales que yo veía
en sombra donde estaba el Espirítu del mal. Entonces mi pensamiento fue
hacia la visión donde como yo digo, era como si estuviese mirando la Tie-
rra, donde estos tres animales que yo veía en sombra, abarcaban, algo
más de las tres cuartas partes de ella, comprendiendo yo era la obscu-
ridad espiritual que existe en el mundo donde el Espíritu del mal se
desenvuelve libremente. Mi pensamiento fue hacia la visión donde esta-
ba el Crucifijo, y comprendí se refería a la Cruz y Muerte del Señor
por la Salvación del mundo...por su Amor...Misericordia...y todo lo que
ella encierra. Entonces mi pensamiento volvió al punto de partida, don-
de estaba la Cruz resplandeciente y la paloma, y ante tanto resplandor,
comprendí, que allí estaba la Luz del Espíritu de Dios. Allí estaba,
" Todo. " Comprendiendo yo la gravedad de como se encuentra el mundo,
le dije al Señor, qué podía hacer yo, me vi pequeña, y, fue en ese mo-
mento, recibí la luz del Señor que me decía: DA A CONOCER AL MUNDO LO
QUE SABES Y HAS VISTO. En ese momento comprendí las consecuencias que
ello podía suponer para mí, y mi pensamiento fue, a un día, que aún es-
taba escribiendo La Imaginación y, por un momento fui consciente de e-
llo, y me sentí angustiadísima; pero, al momento reaccioné, diciéndole
al Señor, que no se trataba de mí, se trataba de hacer su Voluntad y
que con su ayuda llegaría a donde Él quisiera que llegara.
Cuando terminó lo que acabo de relatar, percibí, decía el Señor...
" A M A M E "
Comprendí que esta palabra va dirigida al mundo. Es alentador. El
Señor nos quiere para Sí.
En esta visión, única visión, que lo es " Todo " comprendí que en
la Luz del Espíritu de Dios, está Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíri-
tu Santo, Tres Personas distintas un sólo Dios Verdadero. Es la Sabi-
duría, el Conocimiento, el Camino, la Verdad, la Vida. La Cruz Reden-
tora de Cristo, su Muerte, su Amor, Bondad, Misericordia infinita...
Meditando sobre ello, recibí la luz: La Cruz donde murió Mi Hijo, exis-
te, como también existe la Madre de Dios.
Las parcelas con diferente contenido donde habita el Espíritu del
mal en esta visión, encierra también, todas las consecuencias del peca-
do...
Todo lo que encierra esta visión, " única visión " se escapa a mi
entendimiento, solamente la Sabiduría infinita de Dios lo abarca todo.
¡Que gran descubrimiento, Señor, me has hecho! Sé que solamente
por tu gracia, lo que esta historia encierra, lo he podido resistir.
Por Tu Amor y Misericordia hacia mí, nó más que a todos tus hijos.
Fue a la noche siguiente; Veo salir el sol por una esquina y len-
tamente hizo un recorrido por algo menos de una cuarta parte de la Tie-
rra, pero era tal el resplandor que había en ella que el sol, resultaba
incomparable. En el resto de la Tierra, estaban el grupo de estos tres
animales, y era tal su negrura ante tanto resplandor, que todo el con-
junto, resultaba impresionante. Me llamó la atención un pequeño movi-
miento por donde salía de esa negrura una figura que no pude distinguir
con toda claridad, pero, no entró en ese resplandor; desapareció, ha-
cia otra parte... Pero... como esta visión era, como si estuviese mi-
rando la Tierra, comprendí, que el hombre es libre mientras habita en
ella, es libre de elegir su propio destino. El Señor, está a la puer-
ta esperando; por su Amor y infinita Misericordia, siempre tendremos
su perdón, nos invita constantemente a amarle; quiere nuestra felici-
dad, nos quiere para Sí, eternamente.
Gracias ¡ Dios mío ! Te pido perdón, te amo y te adoro.
ENVIA TU ESPIRITU SEÑOR
Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. AMÉN.