La Imaginación (16)

Envuélveme Señor con tu Espíritu Santo, para seguir escribiendo según tu Voluntad.

Me siento nuevamente frente al ordenador y sigo escribiendo todo lo que he visto durante este tiempo de silencio. Meses atrás en tiempo de lluvias, ha sido noticia, Andalucía, por la lluvia que día tras día fue cayendo sobre esa tierra. Du- rante ese tiempo recordé muchas veces una visión que está escri- ta en el capítulo anterior. La visión empieza así: Otra noche según estaba despierta me quedé mirando cómo, entre penumbra, el agua subía y bajaba como a la orilla de una playa sin ver romper las olas.... Hasta aquí creo es suficiente para fácilmente saber a que visión me refiero. Cuando escuchaba las noticias bien por radio o televisión sobre ello, a mi mente venía una frase escri- ta sobre esa visión que, como una inspiración, escribí:" La nie- ve, es agua también". Ha sido esta frase la que día a día me fue llevando a pensar que lo que estaba sucediendo tenía que ver con esta visión. Como mayormente todo lo que veo no encierra cosa buena, escribí la visión pero sin explicar se trataba de, Andalu- cía, como tampoco expliqué que el traje que llevaba la persona que he visto, aunque no miré para su rostro, era el traje de lu- ces con el capote en la mano. Invoqué, a la Virgen Macarena al recordar una de sus imágenes con los ojos llenos de lágrimas ca- yendo por sus mejillas, a Ella, le pedí por esa tierra. Ahora, pienso, que esta visión merece ser tenida en cuenta. Sucedio en la noche después de poner fecha en el último capí- tulo. Veo algo así como cuando el firmamento está nublado y todo de color grisáceo pero entre ello destacaba como dos nubes blan- cas que parecían formadas por una niebla espesa; todo ello esta- ba muy cerca de mi vista, en cuyas nubes, por decirlo de alguna manera, destacaban las cabezas de dos animales acercándose una a la otra como enfrentándose y, por instantes veía sus gestos de rabia, enfurecidos; estaban a la izquierda de la visión de mane- ra que a uno le quedaba poco margen por detrás mientras que el otro tenía libre todo el espacio hacia la derecha que abarcaba la visión, y, es en todo ese espacio por detrás de él y en fila india, había como nubecillas blancas menos visibles que las dos de tamaño grande donde destacaban ambas cabezas de animales. Me quedé mirando lo que expongo entendiendo que, las nubecillas blancas en fila india, eran también animales siguiendo a quien por delante de ellas se enfrentaba con el otro animal. Recuerdo otra noche cuando sin más, veo a un animal semejante a los de es- ta noche y era tal su aspecto de rabia y fuerza y lo que en él se percibía que parecía un monstruo; este animal me dejó muy pensati- va al verlo de un blanco blanquísimo con un brillo resplandecien- te. Una tarde veo como en el espacio un pequeño trozo de color lila con mucho realce y entre ello aparecen dos cabezas negras de ani- males enfrentándose entre sí abriendo sus bocas con los mismos gestos que otros animales cuando los veo enfurecidos. Como entre niebla espesa y gris vuelvo a ver el "objeto" for- mado por circunferencias de mayor a menor tamaño con la forma co- mo de un cono; su posición distinta a otras veces: estaba a mi derecha en la esquina de arriba de la visión inclinado hacia a- bajo pudiendo ver el espacio por dentro de las circunferencias de mayor a menor coincidiendo la menor cerca de la esquina don- de en ese pequeño espacio, en la misma esquina, había negrura y, entre ella había una pequeña luz del tamaño de una estrella. No le he visto girar, quizá debido a la espesa niebla. Ha sido po- cos días después lo vuelvo a ver de manera menos inclinado y en otro punto cercano al anterior pero de tamaño mucho más largo. En este caso le he visto girar a velocidad de izquierda a derecha. Siempre sin moverse del lugar. Otra noche vuelvo a tener una visión relacionada con el perro blanco del cual he escrito en el capítulo anterior. Sucedio de la siguiente manera: Aparece muy cerca de mi vista como una cor- tina igual a otra donde también le he visto; hacia la derecha de la visión y por arriba de la cortina había como una mancha blan- ca brillante y aunque algo así ya había visto en la última visión que le vi, en ese momento nada de ello pasó por mi mente; ha sido cuando de pronto esa mancha hizo como un brusco movimiento y se mete por detrás de la cortina es entonces me doy cuenta que algo así había visto y cómo nuevamente se transformaba en el mismo pe- rro el cual solamente lo distinguía por un punto blanco moviéndo- se continuamente en el centro de la visión y, cuando se alejaba más y más en línea recta, entonces, para que no le perdiera de vista, digo yo, a su alrededor se formaba un circulo, como un va- cio sin puntitos del "tejido" de la cortina, resultando tan sim- ple detalle digno de ver. Como ya explico, se alejaba más y más y al poco retrocedía al medio de la visión donde el circulo desa- parecía mientras no dejaba de moverse en ese espacio pero cuando volvía a hacer el mismo recorrido y se alejaba, nuevamente se for- maba el círculo, así, varias veces. Al verlo por segunda vez por detrás de una cortina, dado que las cortinas siempre encubren al- go, no me quedó buena impresión. Una noche al instante de despertar veo ante mi vista algo de color dorado, destacaba al estar entre oscuridad; era como un ca- ble grueso de unos cinco centímetros de diámetro, estaba sobre el suelo desenrollado colocado de manera desordenada abarcando cierto espacio, parecía muy largo, de muchos metros; según lo mi- raba veo por donde el cable me podía indicar uno de los extremos del mismo supuesto que el cable seguía otra dirección como en li- nea recta y, ello me fue llevando hasta el comienzo llevándome la gran sorpresa al estar unido a él la cabeza de una serpiente cu- ya cabeza sumamente alargada al igual que sus mandíbulas me cau- só impresión aunque muy apropiada para aquel cuerpo tan largo que, de no verla, seguiría diciendo se trataba de un cable; es- taba como a un metro levantada del suelo en posición mirando ha- cia la derecha y de perfil a mi vista por lo cual solo le veía u- no de sus ojos grande y rasgado, totalmente negro, destacando en aquella cabeza de color dorado como su cuerpo que, al estar en- tre oscuridad, como ya he escrito, la impresión que me causó fue grande; estaba con la boca semi abierta sin moverse pero, me cons- ta, se daba cuenta de mi presencia mirándola. Cuando desapareció la visión me puse a rezar. Recé por aquellas personas que podían estar en peligro de una muerte inesperada; ello fue debido al te- ner presente las muchas veces que al despertar me encuentro con dibujos con diferentes formas también de color dorado formados como si de un rayo eléctrico se tratara o, con lucecitas doradas abarcando mayor y menor espacio. Sobre esto he escrito, pero no las muchas veces que me ha sucedido. No obstante, siempre que e- llo sucede me pongo a rezar al saber como sé lo que significa. Es por ello en esta noche al ver lo que vi pensé podía tener rela- ción su significado. Ha sido horas después de la visión que acabo de exponer, hacia el medio día, me enteré, por las noticias que dio la televisión, que un avión con más de doscientos pasajeros, rumbo a París, ha- bía desaparecido. Se supo había caído al mar y, entre otras cosas estaba la posibilidad de haber sido por un corto circuito afec- tando toda la instalación. En éste, como en otros casos que me llevan a recordar lo que he visto, mi mirada va hacia el Señor y, entre Él y yo quedan mis emociones y otros sentimientos no pudien- do evitar se me llenen los ojo de lágrimas. Lo dejo todo en sus manos, me limito a escribir lo que he visto y cómo ha sucedido. Dos o tres noches después he visto entre oscuridad rostros de personas unos encima de otros; al verlos me entró miedo y dejé de mirar. Luego, lamenté no haber tenido el valor de mirarles fija- mente. Si algo querían de mí, me queda el consuelo de que todos los días rezo por todas las personas que he visto en visiones. En dos tardes diferentes he visto lo siguiente: Era como una nubecilla negra de pequeño tamaño y según la observaba se divide en dos partes y en cada una de ellas aparece la cabeza de un ani- mal que frente a frente abrían sus bocas con gestos de rabia. Otras tardes se dejaba ver el color lila, alguna vez con mucha negrura entre ello, otras, lo que veía en movimiento entre ello to- do me indicaba se trataba de algun animal negro con piel finísima, otras, el color verde amarillento lo veía entre ello donde, me cons- ta había algun animal. El caso es que cada una de estas visiones algo simbolizan y me llevan a pensar y preguntarme muchas veces a qué especialmente será entre lo que va sucediendo. Una noche entre mucha oscuridad destacaban los raíles de una vía ferroviaria al estar totalmente llenos de luz blanca, cuya luz me permitía ver una pequeña parte recta por donde por lado y lado con poca separación de la vía todo era negrura alcanzando cierta altura que me impedía ver lo que había más allá por ambos lados; seguido a esa recta los raíles formaban una suave vuelta entre bastante espacio y se internaban al fondo de la visión en- tre mucha negrura con formas con más y menos altura abarcando to- do el fondo hacia la izquierda de la visión sin poder definir lo que allí había. Otra noche al darme cuenta de que algo había ante mi vista sin poder definir que era me quedé atenta; ello se fue de mi vista y es entonces veo la cabeza y rostro de un hombre cuyo cuerpo, por lo que veía, estaba envuelto hasta el cuello como de nubecillas de muy pequeño tamaño unas por encima de las otras de color gris claro, pero, algo terrible debía ser ello porque resultaba horri- ble el sufrimiento que reflejaba su rostro. De pronto, otra tarde según estaba descansando, veo muchas lu- ces de color dorado, yo diría eran bombillas encendidas, en su conjunto formaban como un monumento colocado hacia el lado dere- cho en un lugar que por lo que he podido ver parecía espacioso; adornando este conjunto de luces destacaban varios candeleros con varios brazos de luces en cada candelero con forma escalonada. En su conjunto como para detenerse a mirar, y, ha sido así miran- do para ello desapareció de mi vista. Por la belleza de lo que a- cababa de ver pensé en alguna celebración importante, no obstante, y como si de otro lugar se tratara seguidamente veo el color lila con mucho realce abarcando un espacio rectangular y, hacia abajo unido a ello, había otro espacio también rectangular de color ne- gro brillante como si se tratara de la piel finísima de algun ani- mal, algo que he visto en otras visiones. Una noche veo como una cortina igual a otras que he visto todo puntitos de color marfil más o menos cargado y como entre niebla del mismo color; los puntitos los veo como si flotaran en el espa- cio en continuo movimiento pero en el mismo lugar y de varios ta- maños, ello para dar una idea de como veo estas cortinas que no me es fácil explicar. Por detrás de la cortina destacaba algo de tamaño grande que parecía trataba de traspasar la cortina; ha si- do al pensar en satanás no me fuera a sorprender, sin más dejé de mirar. Estas reacciones mías no las puedo evitar. Otra tarde veo un trozo de color lila y según lo miraba apare- ce entre ello algo negro cuya forma era la boca abierta de una serpiente que al poco desapareció, entonces veo mayor tamaño del color lila y entre ello trozos de negrura todo en movimiento co- mo olas que iban hacia arriba, incluso formando círculo. En estas visiones que he tenido en diferentes tardes algunas veces segun pensaba en lo que acababa de ver, decía:¡ Qué estará sucediendo, Señor! Otra tarde veo la boca abierta de una serpiente, simplemen- te eso pero lo que llamó mi atención fue que por dentro de la bo- ca estaba llena del color lila en cuyo color lila se aprecia como una niebla espesísima de ese color, así siempre que lo veo. A una hora temprana próxima a levantarme me quedé unos segun- dos mirando qué podía ser algo de pequeño tamaño como de cinco por seis centímetros de color tostado claro con un grueso poco más de medio centímetro, estaba sobre algo apenas perceptible entre bas- tante como niebla gris formando como nubes entrelazadas y por par- tes con mezcla de color más claro; miraba para ello atentamente cuando de manera bastante velada veo que alguien cogía aquello y se llevaba a la boca, detalle que me llevó a pensar lo que podía ser y, es entonces veo que a su alrededor había otras personas, lo supe de manera muy difícil para mi de explicar, quedando solo ante mi vista los dedos índice y pulgar de esas personas que co- gían de aquello y se llevaban a la boca; solamente por la posi- ción de sus dedos y el movimiento que hacían de manera muy signi- ficativa me daba cuenta de lo que estaban haciendo y, a juzgar por sus dedos largos y esqueléticos que imponía verlos junto con lo que envolvía todo ello me fue fácil entender que todo era dia- bólico, personas endemoniadas celebrando el momento de la Consa- gración, lo cual me llevaron a pensar si estarían dando culto al diablo. Luego, sucedio lo mismo con el copón. Visto lo que vi, con gran tristeza me puse a rezar en desagravio al Señor, no obs- tante, al sentirme como impotenmte ante tanta maldad, entendí, lo mucho que debemos Adorar y dar Culto a Dios por encima de todo lo demás. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este es el Primero de los Mandamientos de la Ley de Dios. Era por la tarde, estaba descansando, veo como un pequeño tro- zo del color lila y hacia el extremo del lado derecho de la vi- sión destacaba en color oscuro una boca semi abierta y semi de perfil con los labios bastante gruesos; me detuve mirando tratan- do de saber si eran de hombre o algun animal supuesto que en su entorno la envolvía como una nubecilla negra viendo por algun ins- tante echaba algo blanco por la boca que a veces he visto echar a animales. Así las cosas me quedé con la duda. Ha sido más tarde poco antes de rezar el Rosario, cuando, me quedé atenta al ver nuevamente el color lila, estaba hacia lo alto de la visión como en el espacio y entre dicho color destacaba como un tubo de co- lor plata con un diámetro de ocho o diez centímetros, despuntan- do hacia afuera del color lila como treinta centímetros colocado en sentido vertical un algo inclinado; según miraba veo salir con bastante presión por la boca del tubo algo de color amarillo; al salir con fuerza hacia abajo parecía como un rayo de luz, pero al poco veo cómo se iba extendiendo por el espacio más y más cuyo co- lor de un amarillo tostado según se extendía formaba como nubes muy grandes, más cargado ese color por unas partes que por otras y seguía extendiéndose mientras allá en lo alto seguía viendo el tubo sin moverse del lugar. Cuando todo ello desapareció veo pa- sar muy cerca de mi vista un trozo de color lila con mucho real- ce y también negrura dándome la impresión como si entre ello se o- cultase algun animal. Ante lo que acababa de ver mi pensamiento fue hacia el Señor pidiéndole nos libre de todo mal, como también acudí a su Santísima Madre intercediera por nosotros; entonces, empecé a rezar el Rosario. Una noche según estaba despierta veo como niebla espesa de co- lor grisáceo y entre ello había algo de color blanco; ha sido en esto blanco me quedé atenta aun cuando lo veía con poca claridad pero yo diría con toda seguridad que allí algun animal lo había echado por la boca como tantas otras veces que los he visto; se- gún me fijaba en ello se dejó ver con toda claridad y cómo bri- llaba, todo cerquísima de mi vista; entonces, veo un suave movi- miento y, efectivamente, allí estaba la cabeza grande y negra de una serpiente, colocada de perfil sin moverse pero me consta se daba cuenta la estaba mirando. Una tarde veo el color lila y, según desapareció, veo el hueco de una puerta cerrada con barrotes de abajo a arriba, éstos como pintados de color lila claro, estaban muy cerca como cerrándome la entrada, no obstante, podía ver a través de los barrotes se en- traba a una pequeña estancia rectangular de la cual la parte que podía ver estaba vacía y, haciendo esquina a mi derecha dentro de esa estancia había el hueco de otra puerta cerrada también con ba- rrotes y en el espacio que se veía por detrás de esos barrotes en esa estancia estaba llena como de una niebla espesa también de co- lor lila. Me quedé mirando para todo lo que explico porque sin du- da para mí se trataba de celdas de alguna prisión. Llamó mi aten- ción algo colocado al lado de los barrotes sobre el suelo por fue- ra de esa estancia llena de niebla como si alguien colocara aquello allí, de color lila, pero me fue imposible saber que podía ser. Es- ta visión me dejó pensativa y triste y recé al Señor por tantas victimas inocentes privadas de libertad. Ha sido a la tarde sigui- ente vuelvo a ver el color lila y por momentos entre ello negru- ra, así, hasta que llamó mi atención algo que me recordó había vis- to sobre el suelo la tarde anterior; era una flor de tamaño muy grande, como una rosa con muchas capas de pétalos abiertos y entre ellos hacia el medio de la flor, brotaban como chispitas platea- das; el conjunto de esta flor era de color lila con matices del mismo color más y menos claros, algo hermoso. Como en la tarde an- terior recé al Señor y también a su Madre Santísima por todas esas personas que injustamente se ven privadas de libertad. Una noche trataba de saber si lo que tenía ante mi vista era el grupo de los tres animales muy juntos formando una sombra ne- gra entre oscuridad; sus cabezas hacia arriba un tanto escondidas que no podía contar porque entre ellas se movían y solo una luz tenue amarillenta era toda la ayuda de la que disponía aunque es- taba sobre sus cabezas; entonces separado de ello más hacia mí veo la sombra negra de otro animal con forma de serpiente. Mira- ba para todo ello cuando, hacia la izquierda de la visión empiezo viendo el reflejo de otro animal que poco a poco se fue dejando ver con toda claridad; se trataba de un perro muy grande de color gris con pelo no muy largo y por partes con mezcla de color blan- co, caminaba lentamente por el mismo medio como de una carretera de un solo carril en dirección recta cara hacia donde estaba la serpiente, pero, a cierta distancia se paró y se echó cuan largo era como descansando; me quedé mirando para el perro, los gestos de su boca claramente avisaban a aquel que se atreviera a pasar a su territorio. Veo, cómo la serpiente se le va acercando pero a unos metros se detuvo. El perro se veía con años encima y su as- pecto desagradable. Perro y serpiente desaparecieron y me quedé mirando nuevamente para la sombra negra donde estaba el grupo de los otros animales, creo eran cuatro, no obstante los seguía ob- servando para estar segura pero es entonces se van de mi vista. Era por la tarde cuando de pronto me doy cuenta de que tenía ante mi vista el color lila, apenas se distinguía al haber entre ello mucha negrura de tal manera que fácilmente podía pasar sin enterarme y, ello por el momento fue todo. Ha sido mas tarde vuel- vo a ver el color lila y entre ello como luces abarcando un espa- `cio cuadrado que venía hacia mí y desaparecen; entonces, empecé a ver otras cosas: Me quedé atenta porque lo que seguí viendo e- ra el interior de un templo donde algo se estaba celebrando o se iba a celebrar; destacaba una mesa alargada cubierta con un man- tel blanco separada varios metros del retablo muy alto y ancho, con mucho espacio alrededor de la mesa por donde había otras co- sas que no distinguí; con suficiente claridad vi gentes ocupando los primeros bancos, éstos a bastantes metros de la mesa, mi si- tuación estaba a cierta altura sobre la gente de los primeros ban- cos llamando mi atención la altura del templo lo cual en su con- junto por lo que veía sin duda alguna era un lugar importante. La visión sin más desapareció. Una noche entre mucha oscuridad veo un ojo grande y negro que me miraba y, según le miraba trató de ocultarse por detrás de al- go aunque lo seguía viendo; por su actitud conocida para mí no du- dé era satanás una vez más mirándome, ha sido al dejarse ver sin dificultad empecé a dudar si sería él o otra persona que necesita- ba oraciones, por ello le dije al Señor que si así era tuviese piedad y misericordia. Luego me quedé convencida de que era él. Ha sido horas más tarde al medio día me enteré que en esa noche habían fallecido cuatro jóvenes en accidente de coche. Esta noti- cia me llevó a recordar lo sucedido y aunque sigo pensando era sa- tanás quien me miraba y he visto, pienso que el Señor lo permitió así como explico porque alguien en lucha con él necesitaba ayuda. Una tarde según estaba descansando encendí la radio y según es- taba escuchando con los ojos cerrados veo a un hombrecillo; estaba sentado como en un primer peldaño de escalera con los codos apoya- dos en las rodillas y las manos hacia la boca que parecía se esta- ba mordiendo las uñas; me quedé mirando para su joven y pobre as- pecto pero, ha sido al fijarme en su rostro lleno de arrugas como con siglos encima y su fealdad, mirándome, que, rápidamente dejé de mirarle. Sin duda para mí era, satanás. Me quedé triste dicien- do: ¿por qué, Señor, le he visto sentado? Como quien se sienta, sa- tisfecho, después de la faena bien hecha. Esa fue la impresión que me quedó. Una noche al igual que la mayoría de las veces al despertar me pongo a rezar aunque sea una breve oración, son bastantes las ve- ces que en ese momento aparece ante mi vista una tenue luz amari- llenta entre mucha oscuridad o negrura indicándome que allí hay algo, pero, eso es todo. En esta noche también apareció esa luz a- marillenta pero entonces veo lo que había entre mucha oscuridad: Por su negrura destacaban un grupo de serpientes, supe eran ser- pientas al verles parte de sus cuerpos porque sus cabezas eran to- talmente diferentes a todas las que conozco, parecian como de hom- bres con rostros horribles gesticulando entre sí algunas frente a frente; por lo que veía de sus cuerpos y cabezas eran enormes, for- mando un grupo, yo diría eran seis, podía saberlo exactamente pe- ro resultaba tan repelente que con detenimiento no me paré a con- tarlas. De horror pienso es, el significado de esta visión. Una tarde veo el color lila con mucho realce y entre ello en sentido horizontal a lo ancho de la visión había como tiras mas o menos anchas de color verde amarillento también con mucho real- ce; se movían hacia arriba desapareciendo entre el color lila, así, las mismas u otras aparecían nuevamente moviéndose siempre desde abajo hacia arriba, como también por momentos entre ello quedaban espacios en blanco. Lo que escribo es solamente para dar una idea de lo que he visto, digno de ver pero difícil de explicar todo ese movimiento siempre entre ambos colores con diferentes matices el color verde amarillento. Estaba atenta mirando cuando todo ello desaparece entre un espacio en blanco como atraido por un imán y es entonces veo la cabeza de una serpiente que poco a poco fue desapareciendo hasta quedar solamente su hocico grueso con la bo- ca entre abierta. Estaba semi de perfil sin moverse pero me cons- ta atenta ante mi presencia. Esta serpiente u otras como ella las he visto más veces, su hocico no pasa desapercibido, además es co- mo si tuviese interés en que ello me llame la atención para dis- tinguirla entre otras serpientes. Cuando la visión terminó, me que- dé diciendo:¡Qué estará sucediendo! No era la primera vez que lo decía para mí como una pregunta sin respuesta. Ello era debido por- que a fuerza de ver tantas visiones en la tarde, donde siempre es- tá presente el color lila alternando entre ello el color verde ama- rillento y negro, he llegado a pensar que estas visiones guardan re- lación con aquellas cosas del vivir de cada día donde satanás hace de las suyas a través de sus instrumentos para confusión de muchos, Basta oir la radio, también por televisión, para darse cuenta que, sobre el mismo tema, hay opiniones para todos los gustos. Una noche al igual que tantas noches al despertar invoqué al Se- ñor y a su Madre Santísima y cuando me disponía a seguir durmiendo veo como una masa negrísima colocada en sentido vertical cuya masa en movimiento trataba de atrapar y envolver a una persona vestida de blanco como visten los Papas; esta persona trataba de librarse de aquella masa negrísima que más y más lo iba envolviendo aunque por un momento logró sacar sus brazos con un gesto como abrazando a todos, fue algo de manera tan significativa que llamó mi aten- ción, pero, nuevamente sus brazos quedaron atrapados por aquella fuerza; era la fuerza del mal que se percibía en aquella masa que poco a poco fue envolviendo a esa persona hasta que sin poder li- brarse de ella, así, termina la visión no sin antes acercarse a mi vista, tan cerca, que pude ver su rostro... Terminada la visión mi pensamiento fue hacia el Señor al recordar otra visión donde un grupo de personas acorralaban a una persona en contra de su volun- tad, también vestida de blanco como visten los Papas y, entonces, dije: ¿Nos quieres decir, Señor, con lo que acabo de ver, que es- tá cerca lo que sucederá en tu Iglesia?. Sobre esto he escrito en el capítulo catorce. Más tarde, en ese día le hablé a uno de mis hermanos sobre lo que había visto como testimonio. Una noche vuelvo a ver otra cortina igual a otras que he visto y, lo que había por detrás era como si tratara de traspasar la cor- tina; según me fijaba en ello, todo sucedio en un instante, la cor- tina desaparece y veo se trataba de un cañón apuntando hacia afue- ra, cuyo cañón estaba colocado sobre ruedas cubierto como de una masa negrísima que, por sus movimientos me llevó a pensar se tra- taba de un pulpo gigante extendiendo sus tentáculos por encima y hacia atrás del cañón quedando solamente al descubierto una de las ruedas donde estaba colocado. Según miraba me recordó los cañones que utilizaban en guerras en siglos pasados; la rueda de hierro con radios estaba bastante oxidada, como dejado en el olvido. Pro- curo escribir todo detalle que veo en cada visión porque pienso que el más mínimo detalle guarda relación con su significado. Una noche veo como piedras grandes sueltas por el espacio y se- guidamente veo otra clase de piedras cubriendo el suelo de algun patio o plazoleta, también de tamaño grande con forma ovalada, de color blanco, quiza ello no eran piedras y era otro material cuyo tamaño de largo eran como de un metro, colocadas con toda perfec- ción sobre tierra de manera que a su alrededor se veía césped muy verde cortado a ras del suelo muy bien cuidado de manera que al llamar mi atención lo que estaba viendo, veo, cómo el césped en- tre la tierra se va separando de lo que cubría el suelo que, al verlo, dije: es un temblor de tierra, un terremoto. Entonces veo, aunque de manera bastante velada, algo de la fachada de un edifi- cio y uno de sus ventanales, todo ello pintado con suaves colores lo cual me llevó a pensar que aquel suelo pavimentado con gusto y muy bien cuidado pertenecía a la misma propiedad. Otra noche según estaba despierta veo como niebla espesa gris y de pronto aparece entre ella el "objeto" formado por circunfe- rencias de mayor a menor tamaño con la forma de un cono; fue ver- lo y al instante, como en un abrir y cerrar de ojos, veo se alarga más y más y lo que quedó ante mi vista fue algo muy distinto: era como un túnel, donde según mi situación, podía ver la boca de sa- lida debido a la luz del día; me quedé observando y veo cómo la boca del túnel se iba cerrando poco a poco al aparecer por fuera de la boca y por lado y lado como dos manchas negrísimas que se- gún se acercaban una a la otra sin cerrar la boca del túnel total- mente, retrocedían y se ocultaban apareciendo nuevamente haciendo lo mismo, así, varias veces. Yo diría que esas dos manchas tan ne- gras por su forma de moverse eran dos animales y por lo tanto de algo serio se trataba. Creo que, este túnel no tenía las dimensio- nes normales como para pasar camiones de gran tonelaje. Es lo que me ha parecido. Otra noche de pronto veo entre bastante claridad, como la boca de un arma de fuego, solamente la boca, negrísima y como de hie- rro; lo que salía con fuerza por esa boca era como un producto blanquísimo que bramaba, producto que otras veces he visto echar por la boca a animales y que sé quema como el fuego; estaba a la derecha de la visión disparando de eso hacia la izquierda; como solamente veía lo que explico aunque de mayor tamaño que la boca, digamos, de un rifle, no teniendo claro qué podía ser miraba aten- tamente cuando, veo deja de echar de aquello por la boca y se ha- ce más pequeña al mismo tiempo que se alarga y veo era de un ani- malito cuya cabecita muy pequeña tenía un hocico largo como de quince centímetros. Al suceder como en un abrir y cerrar de ojos, la visión se oscureció destacando en ella aquel animalito total- mente negro y de pequeño tamaño como un conejito moviéndose a ras del suelo, con sus ojitos pequeñitos destacando por su brillo. Ha ha sido en uno de sus movimientos, capté me miraba. Una noche veo la cabeza y rostro de un hombre, estaba bastante cerca de mi vista, se fue dejando ver poco a poco, no se si para no asustarme o más bien para que no le reconociera, no obstante, se dejó ver con toda claridad unos segundos que yo aproveché tra- tando de saber quien podía ser al resultarme su rostro de alguien conocido como también percibí en su rostro que necesitaba oracio- nes. Desapareció sin reconocerle y al poco de desaparecer veo una cortina negra bastante tupida llamando mi atención su "tejido" formando como diminutos nidos separados entre sí como con finos cordones que se cruzaban en diferentes direcciones, algo difícil de explicar exactamente. Lo que había por detrás de esta cortina trataba de hacer un hueco y por ello dejé de mirar. Un día, estaba yo con mis pensamientos, pensaba, en la situa- ción actual del mundo, su falta de espiritualidad, donde se ofen- de a Dios a cara descubierta como algo tan natural que no admite vergüenza, ni se le ama y tampoco se le teme, pensaba, en la gra- vedad de lo que ello significa... cuando, mis pensamientos se ven interrumpidos al sentir dentro de mi una voz que decía: "Venid a mí, hijos mios". Estas palabras dichas con inmenso amor y dulzu- ra, percibiendo en ellas cierta tristeza, me llevaron a recordar los rostros horribles desfigurados por el sufrimiento que he vis- to en visiones... Fue motivo de felicidad por lo mucho que supo- ne para mí sentirlo tan cerca, allí estaba el Señor, presente en mis pensamientos. Al ser sus palabras para toda la humanidad, su- puesto que todos somos sus hijos, como ha sucedido, así lo escri- bo. Si la humanidad fuese consciente de la gran tribulación que nos viene encima, en todos los aspectos, y que ya estamos en sus comienzos, pienso que, todos, tendríamos muy presente esa gran in- vitación que nos hace, Nuestro Padre Celestial. Te doy gracias, Dios mío, por todas tus gracias. Gracias. Una noche vuelvo a ver como una cortina igual a otras que ante- riormente he visto abarcando toda la visión, y, hacia la izquier- da y hacia arriba y sobre la cortina había como una etiqueta, des- tacaba al ser su "tejido" diferente, liso y brillante pero sin mar- ca alguna. Me quedé mirando para ello cuando, aparece un ojo ne- gro, el tiempo justo para saber, ambos, que le vi y me miraba. A- llí estaba satanás, la marca de esa etiqueta. Ello no me ha sor- prendido, pues bien sé que lo que voy escribiendo, ya lo he escri- to alguna vez, es su obra en el mundo actual. Una o dos noches después vuelvo a ver otra cortina igual a la anterior; se mantenía ante mi vista sin más. Lo que llamó mi aten- ción fue su insistencia en esa noche pues según despertaba allí estaba ante mi vista. Otra noche entre penumbra veo que alguien caminaba de espaldas a mi, despacio, muy despacio, se alejaba como tres metros y desa- parecia pero al instante estaba nuevamente muy cerca de mi vista y vuelta a caminar siempre de espaldas a mi, así una y otra vez; por lo que veía de esta persona se trataba de una mujer, iba ves- tida de negro, sus zapatos bastante cerrados con tacón bajo y an- cho, su modo de andar me decia se trataba de una persona mayor, la falda o abrigo cubría sus piernas como quince centímetro por encima de los tobillos y de altura solamente veía como cuarenta centimetros. Aunque me causó bastante impresión no dejé de mirar, como también, me puse a rezar confiando que al rezar por ella más pronto desaparecería la visión. Otra noche veo como una niebla espesa de color gris oscuro y hacia arriba en el mismo medio de la visión había un libro abier- to colocado sobre algo oculto; envolviendo el libro y por todo su entorno había una luz dorada en cuya luz había como una ligera niebla del mismo color, algo se percibía entre la luz que me es difícil explicar; estaba abierto hacia la mitad, con canto dorado, destacaban sus tapas de otro color y, como si hubiera corriente de aire algunas de sus hojas estaban más y menos levantadas pe- netrando entre ellas la luz dorada que daba realce al conjunto del libro. Según miraba para lo que explico se fue de mi vista. Enton- ces, recordé la Biblia, como también recordé el funeral del siervo de Dios, Juan Pablo II, cuando sobre el féretro estaba colocada la Biblia y, al estar abierta, el viento levantaba sus hojas. A los pocos días de empezar a escribir este otro capítulo, empe- cé a ver teclas de ordenador a cualquier hora del día, sin letras y también con ellas más y menos borrosas; las veo sin más, por fue- ra de mi vista como en el espacio; al empezar a verlas nuevamente, me dije: ya está ahí, satanás, no le agrada que escriba. Me hago como que no me doy cuenta y sigo a lo mío. He visto un escrito un tanto original, sus letras negras y muy pequeñas estaban sobre un fondo blanquísimo, yo diría con cierto brillo; el escrito era extenso y aunque lo miraba con recelo, es- taba dividido en partes formando grupos de cortas líneas y por o- tras, todo seguido, destacando en uno de sus punto y aparte una sombra negra. De pronto, lo escrito desaparece en parte como atrai- do por un imán hacia abajo de la esquina de la derecha quedando al descubierto parte del fondo blanquísimo que cubría el escrito; lo que quedó a la vista del escrito se hizo como un borrón pasando a ser como tinta espesa, negrísima, que se iba desparramando lenta- mente cuyo movimiento parecía tratarse de algun animal. El contras- te de lo blanco, tan blanco, y, lo negro, negrísimo, causaba impre- sión. ENVÍA TU ESPÍRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. AMÉN. 7-7-2010


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