La Imaginación (3)

Envuélveme Señor con tu Espíritu Santo, para seguir escribiendo según tu Voluntad. Soy consciente, que, esto de las visiones un día ten- drán fín, por ello, son varias las veces me sentí alivia- da ante el deber cumplido, pero...sigo escribiendo, por- que, es el Señor quien me facilita el argumento para que lo siga haciendo como una gracia que concede al mundo por su Amor, Bondad y Misericordia. Finalizada la segunda parte pasaron unos días sin vi- sión alguna; yo le decía al Señor se hiciese su Voluntad porque si mirase mi interés le pediría que esto terminase pero, no se trata de mí, es hacer su Voluntad lo único que importa. Fue la noche del 24 al 25 de Septiembre, veo un escrito largo, como otras veces he visto, sin poder leer lo escri- to, me quedé mirando pensando en este escrito y, al momen- to, entre los renglones del escrito aparece la cabeza de uno de los animales del grupo de los tres echando por la boca como humo, envuelta su boca de algo amarillento, que con su expresión me dió mucho respeto, temor, miedo. En ese momento me puse bajo la protección de Jesús, María y José y me sentí tranquila. Seguidamente recé y recé por to- dos y al haber perdido el sueño, sobre las siete de la ma- ñana empecé a rezar el Santo Rosario mientras con insisten- cia tenía ante mi vista el escrito de manera poco clara hasta que parte de los renglones se desencajaban y algunas palabras cambiaban de lugar. En noches sucesivas he vuelto a ver el grupo de los tres animales; en una de estas noches, con poca claridad he vis- to llover mucho, muchísimo, luego, como si fuese agua espu- mosa, blanca, veo como una poza grande llena y en el medio, la espuma se movía dejando ver un pequeño cuadro con rejas y por allí se deslizaba. En otra de estas noches veo al gru- po de los tres animales como si se transformasen, lo han he- cho así otras veces, anteriormente, enfurecidos, horribles. En otra visión veo las cabezas de dos animales muy juntas, eran iguales y con pelo muy largo, el pelo lo tenían de pun- ta dejando ver sus cabezas, con la boca abierta mirando ha- cia arriba, imponía verlos; no sé que animales eran. Durante noches seguidas he visto la mirada de personas, un ojo, otro..., como ya digo durante noches seguidas y me fui dando cuenta que cuando yo prestaba atención fijamente, desaparecian. Una noche me despierto dándome cuenta de que me miraban, eran los ojos de alguien que fijamente me mira- ban y cuando fijamente quise mirarle yo, desaparecen de mi vista. Otra noche era una paloma la que revoloteaba por de- lante de mi vista estando yo diría, semi- dormida, pero al darme cuenta y prestar atención, desaparece. Otra noche veo una mano en color natural, estaba sobre otra y, al fijar mi atención, aprecié que allí había más, el tiempo justo para darme cuenta y también desaparecen rapidamente. Otra noche, veo un punto plateado y como si hiciese explosión se dis- para en diagonal hacia arriba como cuatro metros formando como un rayo ancho y en el punto donde se paró se deja ver un ojo negro, haciendo mucho contraste lo blanco del mismo porque toda la visión era oscura, me quedé mirando con re- celo y poco a poco fue dejando ver su rostro, un rostro que imponía y junto a el había otro, me pareció había más pero desaparecen de mi vista; me quedé pensando si serian demonios, pero rechacé el pensamiento y me puse a rezar por si me estaban pidiendo ayuda. Intrigada yo por la manera de dejarse ver y desaparecian rapidamente, un día hablé de ello con uno de mis hermanos y me dijo que rezase, que podían ser personas necesitadas y satanás les impedía dejarse ver. En- tonces recordé la visión donde estaban los tres animales formando un cerco, algo separados y en medio se dejó ver una mano grande como pidiendo ayuda y fue como si tirasen de ella para abajo y quedó oculta a mi vista. Ahora, recuerdo en mis oraciones a esas personas, a todas aquellas que que- riendo salir del estado en que se encuentran necesitan ayuda. Veo como un calamar grande en posición vertical, con los tentáculos hacia arriba tratando de coger algo que yo veía en sombra de pequeño tamaño y logró cogerla y se la tragó pero al momento aparece otra sombra y entre los tentáculos veo su boca abierta y haciendo lo mismo que con la anterior desaparece también; yo ya no quise seguir mirando porque resultaba repelente ver el modo, sus movimientos para atra- parlas. Por ello dije:¡Que cosas desagradables, Señor, ten- go que ver!. Veo una mano del color natural y observo que lo que te- nía entre ella era como una víbora, porque no era larga y pasaba su mano entre ella y al ver un reflejo de su cabeza no quise seguir mirando; es superior a mí mirar para este tipo de reptiles, por ello dije:¡Que cosas horribles veo, Señor! pero hágase tu Voluntad. Empecé a ver algo en sombra cambiando un poco de color pero no se iba de mi vista, entonces digo: que és lo que hay ahí, Señor; al instante se dejó ver un ojo negro, me quedé mirando y se ocultó nuevamente. Era por la tarde, estaba yo rezando el Rosario, Miste- rios Dolorosos, y al concentrarme en Jesús Crucificado apa- rece ante mi vista una Cruz de donde salian hacia el medio destellos dorados. Fue como una respuesta, estaba pensando en Él y allí estaba. No tengo palabras para agradecérselo. Era la tarde de otro día y, veo un ojo hermoso, me que- dé mirando y digo: es tu mirada ¿ verdad, Señor ? y, al mo- mento sale de el como un destello plateado y sobre su mira- da aparece una pequeña Cruz dando destellos plateados. Me quedé mirando para tan pequeña Cruz mientras de ella brota- ban los destellos y su mirada bajo la Cruz seguía sin ocul- tarse. Fue de felicidad para mí, me sentí más que compensa- da por todo ¡Oh, Jesús mío! se me llenan los ojos de lágri- mas. Estaban los tres animales juntos en cuanto se podian distinguir, pero algo separados entre sí, los veía a mi izquierda, el que estaba a la izquierda del grupo se veía a más altura, el del medio más abajo y el de la derecha un poco más arriba que el del medio, formando como una peque- ña vuelta, no recuerdo si estaban con la boca abierta pero si con las cabezas hacia arriba, entonces a muy poca altura de sus cabezas leo DICIEMBRE, en letras grandes, del estilo que acabo de escribir, un poco más separadas unas de otras pero escrita esta palabra de derecha a izquierda según des- cribo la posición de los animales; era como si alguien a más altura mirando hacia abajo escribiera esta palabra, pe- ro yo la leí sin problema según mi posición. La visión era más bien oscura y las letras claras como la luz del día. Le expliqué esta visión a uno de mis hermanos y me dice... ¿De qué año? Solamente, le dije, he leido DICIEMBRE. Esta visión la tuve la noche del 11 al 12 de Noviembre. Veo como un hilo en medio de la oscuridad que abarcaba la visión, era como el día y la noche, el hilo se pone en movimiento formando circunferencias en linea recta vinien- do hacia mí de un diámetro como de veinte centímetros, y según venía hacia mí me doy cuenta que con ello marcaba el contorno total de un bicho como de un metro de largo y por un momento veo su piel de color verdoso y mezcla de color amarillo, parecia de piel dura: el hilo desaparece y veo al bicho en su totalidad con la boca abierta, desafiante, frente a mí, parecía su boca la claridad del dia en medio de la noche mientras que el resto de su cuerpo lo veía con un tono de color más oscuro que el entorno. Este bicho es desconocido para mí. Una vez más satanás me atacó. Estaba pensando yo en lo que está sucediendo en cierto lugar del mundo y recordé la visión del dragón que además de su cabeza tenía otras ca- bezas...y, me puse a rezar pero antes acudí a las almas del purgatorio para que intercedieran ante el Señor por mi in- tención, ellas que nada pueden hacer por sí mismas pero sí por los demás. Después satanás me atacó; traté de librarme de él invocando al Señor una y otra vez pero el Señor pare- cia ausente, no obstante yo insistía y insistía para que viniese en mi ayuda y siento como satanás me dá dos palma- das que interpreté lo hacía para que me callase, entonces empecé a rezar Padre Nuestro que estás en el Cielo...y se- gún rezaba poco a poco me dejó. No ha sido la primera vez que mientras pido ayuda le molesta, recuerdo una vez, lo hizo dándome golpes en la espalda, otra vez fue algo así como cuando se está con otra persona y hablando con otra dice algún inconveniente y se la coge por el brazo apre- tándoselo varias veces, disimuladamente, para que se ca- lle. Le doy gracias al Señor, siempre me ayuda, mi con- fianza en Él es grande. Veo un pico de montaña muy alto, me llamó la atención su forma; hacia abajo a mi izquierda según yo miraba, por un momento se dejaron ver el grupo de los tres animales, poco más que sus cabezas y, al pié del pico veía muchas sombras extendiéndose hacia la derecha, entonces el pi- co se acerca a mi vista y todo lo que el abarcaba estaba lleno de hojas de árboles, del color propio de este tiem- po de otoño y lentísimamente se deslizaban hacia abajo. Ya a más distancia de mi vista sin poder apreciar sus ho- jas, al pié del pico hacia la derecha, en un punto, veo que salía como fuego, al igual que cuando se enciende una hoguera y va cogiendo fuerza hasta una altura más o menos de tres metros. Me quedé mirando para todo el conjunto tratando de saber qué podría haber entre aquellas sombras al pié del pico y como me era imposible, pensé entonces que quizá el Señor lo permitía así porque podía encerrar mucho mal y por ello el Señor podía estar concediéndome la gracia de no ver lo que allí había. De esta visión hi- ce un dibujo y se lo enseñé a uno de mis hermanos al cual también le llamó la atención la forma de este pico de mon- taña. Sucedió que, pasó muy poco tiempo y ante la noticia grave que dieron los medios de comunicación, mi hermano fue quien me recordó esta visión y juntos hemos delibera- do sobre ello. Cuando me quedé sola recordé mi pensamiento después de intentar saber que era lo que podía haber entre aquellas sombras, comprendiendo entonces lo acertado de mi pensamiento. Durante este tiempo seguí viendo como colocado en el es- pacio un escrito largo, todas estas veces lo he visto con poca luz, pero allí estaba. En la noche del 24 al 25 de Noviembre he tenido tres vi- siones que relaciono entre sí. Me desperté por la noche y me puse a rezar procurando concentrarme porque a veces me domina el sueño y fue en ese momento me doy cuenta que por delante de mi vista pasaba algo escrito, con letras gran- des plateadas, brillantes, sobre fondo muy oscuro; eran un renglón y medio que poco a poco se movian a un tiempo, has- ta desparecer hacia mi izquierda, al igual que tantas veces por la televisión hacia abajo de la pantalla nos van pasan- do lo que interesa que se sepa. En este caso y al darme cuenta presté la máxima atención pero imposible fue para mí enterarme de lo que decía, solamente distinguí una C y una O. Me quedé pensando como podía ser posible que estando to- do tan clarísimo, como lo describo, no me haya enterado de nada, solamente y como ya digo, distinguí una C y una O. Después, tuve otra visión. Veo a un grupo de personas muy juntas, fue como si pasase un reflejo sobre ellas abarcando todo el grupo para que yo me diese cuenta que eran personas, tengo la seguridad, me quedé mirando y sin poder distinguir con claridad a estas personas sí podía darme cuenta estaban cercando a alguien que en medio de ellas yo veia claramen- te vestido de blanco como si llevasen a esta persona en contra de su voluntad. Seguí mirando y digo: és el Papa. Seguí mirando para esta persona vestida de blanco con los brazos en alto, cruzadas las muñecas de sus manos y se apoyaban a la altura de su frente como para librarse de algo, no llevaba nada en la cabeza, y la zona de arriba se la veía sin pelo, me parecia más joven de lo que apa- renta; de esta persona vestida de blanco solo veia su bus- to, era como si yo estuviese a más altura pudiendo ver lo que había más abajo y me impedía ver su rostro las manos cruzadas sobre su frente, yo seguía mirando y siento con toda claridad ¡Por favor, por favor! sin acento especial. Yo seguía mirando consciente de la gravedad de lo que es- taba viendo y, desaparece la visión, pero seguidamente veo a un grupo de cuervos revoloteando ante mi vista has- ta que la mayor parte de ellos se posa sobre algo que yo no podía ver mientras que alguno seguía revoloteando a la izquierda del grupo según yo miraba hasta desaparecer la visión. Me quedé que imposible describir como me sentí; luego calculé yo cuantos cuervos había y me dije eran 10 o 12 pero fue dos días después convencida me quedé, eran más. Me asomé a una de las ventanas de la casa y aunque el panorama que se puede ver es maravilloso, mi vista se detuvo en un grupo de cuervos posados en un prado al fon- do de la casa; nunca fuera de la visión había visto tan- tos juntos, por ello al recordar la visión me quedé mi- rando y me puse a contarlos mientras picoteaban por el terreno separándose algo entre sí. Entonces pensé que yo había calculado mal y no eran 10 o 12 los de la visión, eran más. Como todo lo que sucede nada es fruto de la ca- sualidad, me quedé pensando que el Señor lo ha permitido así para que así lo escriba. 2-12-2000 Los días transcurrian sin visiones, motivo para yo pen- sar si el Señor tendría en cuenta mi propio interés de que esta historía llegase a su fín aunque siempre y por encima de todo lo más importante para mí es hacer su Voluntad, por ello y para tranquilidad mia, se lo recordaba con frecuen- cia, no obstante, a veces, me quedaba pensativa porque más quisiera no haber tenido interés alguno personal. Fue a partir de unas noches con visiones, satanás me atacó; lo pasé muy mal porque por más que yo gritaba pidiendo ayu- da al Señor, acudiendo también a su Santísima Madre, era co- mo si el Cielo cerrase sus puertas y mis gritos se perdie- ran en el vacio; me ví sin saber que hacer porque aunque intenté hacerle frente sé muy bien que por mi misma me és imposible librarme de él, me sentí sola ante algo horrible y, fue en ese mismo instante me veo libre, instante que tam- bién me doy cuenta apretaba con fuerza en una de mis manos un Crucifijo, que todas las noches me duermo con él para que me libre de todo mal. Me dí cuenta que no estaba sola y en mi otra mano tenía el Rosario. Me abracé a todo ello con fu- erza sintiendo una gran paz, haciendo ello contraste con los momentos antes vividos, mientras decia: te amo Señor, Se- ñor, te amo...al tiempo que satanás me enseñaba su rostro con rabia, procurando yo no mirarle. Comprendí en ese momen- to lo mucho que está en juego por el bien de tantas almas y me ofrecí al Señor para seguir implicada en esta historia si esa era su Voluntad. Pienso que el Señor lo ha permitido así concediéndome la gracia de poder recordárselo una vez más, después de pasar por momentos tan horribles para mí. Pocos días después a lo ya relatado satanás me volvió a atacar pero antes voy a dar publicidad a otras visiones. Co- mo ya explico, los días transcurrian sin visiones hasta que una noche me quedé mirando para un conjunto de sombras y en- tre ellas había movimiento. A la noche siguiente vuelvo a ver lo mismo, aunque quizá había menos movimiento entre las sombras; se me ocurrió preguntarle al Señor que era lo que allí había pero el Señor guardó silencio. Por tercera vez y a la noche siguiente esas sombras estaban nuevamente ante mi vista mientras yo en silencio miraba y, de entre ellas hacia un lado, se deja ver un ojo negro envuelto en oscuridad, me miraba, le miré y se ocultó. He tenido la sensación de que ello estaba relacionado conmigo, pero como para el Señor na- da hay oculto, me pongo bajo su protección y me siento tran- quila. Acudo también a nuestra Madre del Cielo, me cubra con su manto y a San José me defienda. De pronto, una noche con bastante rapidez veo pasar mu- chas palomas volando todas en la misma dirección unas detrás de las otras algo separadas entre sí pero como siguiendo un trazado, sin desviarse de él lo más mínimo por lado y lado, y que suavemente iban tomando altura. Creo fue en esa misma noche y también de pronto, veo a un grupo de hombres frente a mí, de pié, con los brazos caidos, vestidos iguales, con sencillez; me fijé en el que estaba delante hacia un lado, la chaqueta era recta con bolsos so- brepuestos y el pantalón más bien ancho del mismo género y color, gris-azul, parecian trabajadores...o, prisioneros...o, pobres hombres...Esto és lo que yo pensé de esta visión. Otra noche, de pronto, veo un barco de pesca de tamaño media- no fondeado en puerto, digo en puerto porque a poca distancia había como una explanada con cosas, el pesquero parecia re- cien botado al agua por su perfecto estado igualmente los co- lores de su pintura; todo pasó por mi vista rapidamente con el tiempo justo pero sin poder observar que era lo que había sobre la explanada. Otra noche, de pronto, veo la cabeza de una persona con su rostro frente a mí, en este rostro había mucha luz; me quedé mirando y supe de quien se trataba al tiempo que mencionaba su nombre. En ese momento pensé guardarlo como un secreto para mí al igual que estas visiones que así de pronto y con rapidez pasaban por mi vista y desaparecian, pero fue en esa misma noche, tuve otra visión relacionada con el rostro lle- no de luz que me hizo cambiar de pensar y és por ello y de ello doy publicidad. Era por la tarde, estaba yo descansando un rato y veo una pequeña sombra, y como son muchas las veces que ocul- tan lo que encierran, me quedé mirando y veo salir deste- llos plateados formando como una flor y al abrirse total- mente desapareció pero al instante nuevamente seguían sa- liendo destellos repitiendo lo mismo así varias veces. En la noche del 10 al 11 de Enero de este año 2001 veo un rostro de mujer, el tono de su tez como todo su rostro pare- cía pintado en tonos fuertes, todo su rostro parecia una mue- ca, resultaba totalmente desagradable mirar para este rostro, por ello yo miraba y no miraba porque pensaba si sería sata- nás para confundirme; por momentos su rostro aparecía doble uno sobre otro o parte de uno y otro; visiones como esta he visto no sabría decir cuantas veces a lo largo de esta his- toria, por ello lo que tenía ante mi vista no era novedoso para mí, pero en esta visión había algo más. Veo como un pa- nel con letras grandes colocadas en perfecto orden todas i- luminadas, solamente las letras, pero sin poder distinguir ni una sola letra, al igual que cuando se va al oculista a graduar la vista y es tal la ceguera que ni las letras gran- des se pueden distinguir. Más abajo de este panel con letras había renglones escritos con tinta oscura a máquina o ordena- dor, eran renglones largos escritos, pero sin poder leer una sola palabra. Me quedé mirando aunque como ya digo sin ente- rarme de nada y cuando desaparece de mi vista, en el mismo instante me sorprende una fecha que sin haberla visto escri- ta fue como si tal fuera y quedó en mi mente con toda clari- dad..."15 de Abril"; sorprendida yo con lo sucedido, me que- dé repitiendo una y otra vez esa fecha. Poco días después de esta visión que acabo de relatar me atacó satanás. Yo estaba durmiendo y soñando, y de pronto percibí algo tan extraño y horrible a mi alrededor, que, ello me llevó a pensar de que se trataba y fue al instante me sentí atrapada; empecé a gritar, empecé a rezar Padre nuestro que estás en el Cielo...entonces me di cuenta de o- tras cosas que al mismo tiempo sucedían y me quedé mirando para lo que tenía ante mi vista; era como las alturas de una cordillera con sus alti-bajos, pero en este caso pe- queños alti-bajos y en ella todo era negrura haciendo con- traste la claridad que sobre ella había; al mismo tiempo sen- tía ruidos a mi alrededor ¡Dios mio, sé que solamente por tu gracia lo puedo resistir! yo seguí rezando después de darme cuenta de todo lo que estaba sucediendo como también notaba algo en una de mis manos que esa fuerza invadía y seguía re- zando confiada en el Señor cuando noto algo en esa mano y me veo libre, entonces sentí y me dí cuenta que en ella tenía el Crucifijo, es un Crucifijo de unos veinte centímetros, y no dudé había sido Él quien me liberó. Sentí miedo, mucho miedo, pensé en encender la luz pero no lo hice porque tenía que confiar plenamente en el Señor unica manera de combatir el miedo, encendí la luz exclusivamente para coger un libro donde en su portada está grabado el rostro del Señor, ese be- llo rostro que tanto significa para mí y apagando la luz me abracé al Señor con el Crucifijo y el Rosario que tenía en la otra mano y en el instante de abrazarme a todo ello per- cibí: No temas; sentí estas dos palabras con toda claridad, no obstante, seguí abrazada para combatir el miedo y poco a poco me sentí tranquila. Pensando yo después en lo ocurrido, en el efecto que producia aquellos ruidos saqué la siguien- te conclusión: Era como si un ave de rapiña con su presa seguía moviendo sus alas y con la fuerza de sus movimien- tos sus alas golpearan en el suelo produciendo aquellos ruidos. Al día siguiente comentaba yo con uno de mis her- manos lo sucedido y al explicarle la conclusión que yo ha- bía sacado, sin dudarlo dijo: quería llevarse la presa y no podía porque alguien se lo impedía; entonces yo sin du- da alguna le digo: Es el Señor, quien se lo impide. Sola- mente una vez he preguntado al Señor el por qué de esto y al saber que si confio en Él eso me basta, para mí me bas- ta eso sin necesidad de saber algo más; pienso es fruto de otras gracias que he recibido del Señor y estas me llevan a abandonarme en Él con confianza y gratitud, porque tengo la seguridad de que el Señor está vigilante y no le permi- tirá, a satanás, me haga daño alguno aunque tenga que pasar por momentos horribles; mi empeño consiste en vivir en su gracia, siempre se lo estoy pidiendo, pretendo no ofenderle en lo más mínimo, deliberadamente, aunque estoy llena de mi- serias, pero sé que me escucha, el Señor escucha siempre. Tiempo atrás pensaba yo como estaría mi alma ante sus ojos, y le pedía me lo hiciese saber de alguna manera y, ocurrió de la manera más sencilla que jamás yo podía imaginar. Una noche me desperté y me puse a pensar en ello y estando yo con mis pensamientos siento que me hacen una pregunta ¿No me pides mi gracia? al momento yo misma hallé la respuesta; recordé las muchas veces que le pedía vivir en su gracia co- mo también las veces que en algunos momentos percibía que el Señor me decía: pídeme una gracia, y, entonces yo le contes- taba, Tú gracia Señor. A veces percibía que el Señor insis- tia en ello y yo como acababa de recordarselo le decía: pe- ro si ya sabes, Señor, lo que te pido, vivir en tu gracia. Así fue como hallé la respuesta a lo que deseaba saber. Y, se lo sigo pidiendo una y otra vez porque lo demás me lo concede por añadidura, aquello que me conviene según su Vo- luntad. Esta visión pasó por mi vista algo más lenta que una es- trella fugaz. Veo como si fuese un escenario, eso fue lo que pensé, era un lugar espacioso y en el medio estaba una persona de pié, vestida de blanco, como visten normalmente los Papas, no había decoración alguna, ningún detalle, na- da de nada. Sucedió por la tarde, descansando, veo algo en movimien- to y aparece una Cruz grande, me doy cuenta que lo que te- nía ante mi vista era un Crucifijo, todo el conjunto bri- llante como el oro, lo veía en sentido vertical y poco a poco se vá inclinando y como en un abrir y cerrar de ojos veo en sombra una Cruz como apoyada en el suelo, solamente la Cruz y junto a ella veo la sombra de tres personas muy juntas, parecian cubiertas con mantos, me recordaron a las santas mujeres que acompañaron al Señor hasta su muerte y a un lado de ellas había muchas sombras y movimiento y por un momento he visto entre las sombras las cabezas de los tres animales; por encima de estas sombras todo era de co- lor rojizo, en esto puse mi atención varias veces. La vi- sión en sí me recordó lo sucedido la tarde de Viernes San- to. Algunas veces en diferentes noches, bien al encender la luz o cualquier otro movimiento me fuí dando cuenta de como a veces pasa por mi vista como relámpagos, aunque no es eso exactamente pero sí para dar una idea sobre algo que no sé explicar. No he dado importancia a ello y si ahora hago men- ción es porque al sucederme algo así, en este caso era de color plateado, como dando destellos rápidamente entre sí, como si salieran de mis ojos, creo que esto es más exacto y no como relampagos, al momento tuve una visión donde se- guía viendo lo mismo y ello salian de diferentes puntos; me quedé observando y veo como si fuesen postes de la luz, muy altos, separados como metro y medio unos de otros, esta- ban delante de mi vista en linea recta y, a muy poca altura del suelo en varios de estos postes, como si algo allí hi- ciese contacto, salía lo que acabo de explicar por más de un punto en cada poste aunque más o menos a la misma altura, era como un conjunto de destellos pero cada punto en dife- tes direcciones, formando como manojos de luz los más gran- des como de un metro y otros más pequeños. ¡Que dificil me es explicar esta visión! Sucedió esta visión en la noche de la visión anterior. Veo a poca distancia de mi vista un animal que parecia un perro, caminaba lentamente para un lado y otro siguiendo en linea recta lo andado, algo había en su modo de andar que me entró temor al pensar si sería satanás rondando pa- ra atacarme, su paseo era de pocos metros, lo veía como en penumbra, entonces veo muy cerca a una persona como tirada en el suelo, por su cabeza todo me decía era un hombre que- dando oculto a mi vista por mucha oscuridad pero allí don- de le he visto veo la cabeza del animal con toda claridad que estaba como dándose un banquete, con la cabeza hacia abajo, esta fue la impresión que yo tuve en ese momento y su cabeza era como una fiera del color de los leones, pero no era un león, su cabeza la veía de perfil. Aunque más o menos se deduce lo que allí sucedió, he dado gracias al Se- ñor por todo lo que quedó oculto a mi vista. Solo el Señor sabe lo que simboliza esta visión y otras, el horror que en- cierran. Veo a un niño de tres o cuatro años de pié frente a mí, me miraba con los ojos muy abiertos, ojos grandes, me que- dé mirando para él y, sentí como si me trasmitiera toda la angustia y dolor que encerraba en su corazón. He pensado muchas veces en este niño que quizá representa a otros mu- chos niños en su situación y me siento impotente para reme- diar tantos males que esta historia encierra; acudo al Se- ñor y también a la Santísima Virgen María pidiendo por to- dos para que el amor de ambos reine en todos los corazones unica manera de conseguir un mundo nuevo. Terminaba de rezar los quince Misterios del Santo Rosa- rio y me quedé pensando, recordé la última vez que satanás me atacó, el momento que me ví libre en el instante que no- té que algo sucedía en una de mis manos en la cual me dí cuenta tenía el Crucifijo y en la otra tenía el Rosario, y como hablando conmigo misma, digo: no estaba sola; en ese instante siento suavemente pero con toda claridad que me dicen: No estás sola, hija mía. Yo ya sabía que no estoy sola, sería una ingrata pensar lo contrario pero fue tan maravilloso para mí el oir esas palabras, el sentir ser llamada, hija mía, que, el Señor sabe lo mucho que signi- fica para mí, mucho más que el mejor regalo, ya que no es la primera vez que me lo dice. También recuerdo el momen- to que percibí el Señor decía...¡Hijos míos...! Compren- diendo yo como el Señor nos ama a todos porque todos so- mos sus hijos. 13-2-2001 Sucedió en la noche del 12 al 13 de Febrero, horas antes de poner fecha como cierre de otras visiones. Veo a muchos niños de corta edad, ello me llevó a pensar estaban en una guardería, estaban de pié como saliendo por una puerta y otros esperando para salir, iban unos detrás de otros pero nó en fila india; la visión era en color, bonita visión, al- gunos de estos niños con su delantal puesto. La visión fue breve, es todo lo que puedo decir de ella. Esta visión la tuve la misma noche que la visión anterior. Había una sombra frente a mí de poca altura y al final de es- ta sombra poco a poco fue asomando algo hasta una altura de medio metro, por su forma parecia una serpiente y desaparece; entonces en esta sombra se deja ver la cabeza de una fiera, envuelta su cabeza de algo como cabellos enredados y todo ello se movia como oscilando; por un momento pensé si sería un animal peloso y me fijé bastante para salir de la duda, pero nó, estaban como flotando envolviendo su cabeza, era como si ese algo que no sé explicar, los mantenía en movi- miento causando una sensación de temor; veo cómo esta fie- ra con un hocico alargado abre y cierra la boca como para a- tacar y desaparece de mi vista. Esta sombra ocultaba a este animal, por ello convencida me quedé de que este animal de- bía de tener el rabo muy largo para poder colocar el extre- mo de su rabo en la posición que yo bien creí parecia una serpiente. El grupo de los tres animales los sigo viendo aunque es- tos últimos tiempos con menos frecuencia, destaco dos visio- nes; estaban los tres muy enfurecidos, los veía en sombra muy oscuros como puestos en pié sobre las patas traseras como si se transformasen, hasta cuando abren las bocas, sobre todo uno de ellos, al cerrarla con rabia la retuerce de una mane- ra extraña. En otra visión estaban los tres como mayormente los veo, pero en este caso como trasparentes, estaban a cier- ta altura de mi vista entre nubes muy blancas, solamente veía sus tres cabezas pero tremendamente enfurecidos a juzgar por su manera de abrir y cerrar sus bocas, los envolvía algo es- pecial, junto con algo de color amarillento; quisiera saber describir que és lo que los envuelve que tanto horror a mí me dice encierran. Sucedió en la noche del 13 al 14 de Febrero de este año 2001. Estaba durmiendo y, solamente el Señor puede decir en que momento de consciencia me dí cuenta de lo que tenía an- te mi vista y presté atención; muy cerca y a la altura de mi vista había una chimenea de unos sesenta centímetros de altura, pintada como del color fusia claro, estaba incrusta- da sobre una pequeña plataforma pintada de blanco, y, esta pequeña plataforma sobresalía de la chimenea en su contorno como treinta centímetros formando un cuadro, su altura poco más de veinte centímetros, según mis cálculos, entonces veo que por la chimenea salía humo, un humo blanquísimo, alcan- zando una altura como de un metro, me fijé en la boca de la chimenea por donde seguía saliendo humo con fuerza y a muy pocos centímetros de altura como si hubiese corriente de aire hacía como remolinos formando un conjunto de pequeñísimas nubes blancas que subían como formando espiral hasta poca al- tura, detuve nuevamente la mirada en la boca de la chimenea, en el humo muy blanco que seguía saliendo con fuerza y, fue en ese instante me dí cuenta del significado de lo que esta- ba viendo como también me dí cuenta que lo que estaba viendo se trataba de una visión, visión que desaparece de mi vista. --------- --------- --------- Era la noche del 21 al 22 de Febrero, nuevamente he vis- to llover bastante; también en varios momentos y diferentes puntos veía como si fuesen personas abriendo la boca como si estuviesen en apuros. Son bastantes las veces que he visto y sigo viendo ojos que me miran, no sé que me quieren decir con ello, algunas veces por lo que veo pienso necesitan oraciones, algunos me recuerdan a personas conocidas, algunos su mirada es serena, uno de estos ojos, veladamente, he visto su rostro un rostro sereno como su mirada, con una leve sonrisa en los labios, me recordó a una persona muy querida. Destaco un ojo gran- de rasgado, bonito, y por dentro del ojo en todo el borde de abajo destacaba como una linea gruesa brillante como el oro. En un punto que brillaba he fijado la mirada y se fue formando una corona igualmente brillante de color dorado; su forma era como la del Niño Jesús que tengo sobre la có- moda de mi habitación. Ello me llevó a recordar lo que to- dos los días le pido cuando lo saludo con cariño. Hace al- gún tiempo el Señor me concedió otras gracias, quiso, por su Bondad, Amor y Misericordía para conmigo, que yo supie- ra su pensamiento, muy diferente al mio, pero que guardaba relación con algo que me estaba dando muchos quebraderos de cabeza y como todo lo que viene del Señor encierra Sa- biduría me abrió camino y ahora sigo adelante sin quebra- deros de cabeza y al comunicarme cual era su pensamiento, ahí está la gracia que le recuerdo a Jesús Niño. Por ser algo muy personal pienso si debo o nó escribir sobre ello, lo haría si con ello podría ayudar a otras almas pero, ya el Señor irá diciendo cual es su Voluntad. Esta visión sucedió por la tarde, estaba descansando cuando veo un ojo que con mucha insistencia me miraba, y como seguía y seguía mirándome pensé si esta persona ne- cesitaría oraciones y le dije que en la Santa Misa, ho- ras más tarde, la tendría presente, no obstante me puse a rezar y según rezaba me doy cuenta que algo de color negro tenía ante mi vista, entonces fijé mi atención y era una piel con un pelo de unos cinco centímetros de largo, muy brillante, preciosa, y se vá de mi vista pe- ro en ese instante veo frente a mí a poca distancia co- locado en sentido horizontal un perro totalmente negro con muy buena facha, me llamó mucho la atención sus pa- tas, parecía llevaba botas porque su pelo abundante iba de menos a más ocultando sus pezuñas en forma muy origi- nal desde el juego de sus patas, era de tamaño normal co- mo un perro de caza; por detrás del perro todo me hacía pensar que no estaba solo al distinguir formas con colo- res diferentes. Al desaparecer la visión pensé que la piel negra que había visto antes era el perro, como también, a- quel ojo que con tanta insistencia me miraba; me sentí enga- ñada al pensar si sería satanás para que me fijase en él y por ello dije para mí: se trataba del gran mentiroso. En o- tro momento contaba yo lo sucedido a uno de mis hermanos y me dijo que podría no ser así y me contó de una santa muy devota de las almas del purgatorio que, algunas, se le ma- nifestaban con formas de animales. Yo, ya no supe que pen- sar. Pasaron dos o tres días me dan la noticia de algo que había sucedido, yo no conozco caso igual, y al causarme mu- cho impacto, mi pensamiento ha ido directo a esta visión por todo lo que encerraba lo ocurrido. Sigo ofreciendo ora- ciones al Señor porque, este suceso, lo tengo presente siem- pre que recuerdo esta visión o viciversa. Sucedió a primeros de Marzo. Esta visión estaba como en penumbra, me quedé mirando y veo la cabeza de un animal, al ser esta de color negro, destacaba; al momento me dí cuenta era una vaca, su cuerpo quedaba oculto, la vaca sin moverse me miraba, la tenía no del todo frente a mí, después empezó a mover la cabeza y entre sus movimientos como si estuviese posando para mí levantó la cabeza y me puso el morro muy cer- ca de mi vista comprobando era de color más bien claro, des- pués hizo lo mismo con uno de sus cuernos, este era grande y del color normal de estos animales y por fin se quedó quie- ta, sus cuernos grandes abrian un poco hacia ambos lados; era una cabeza digna de una fotografia. ¡He visto tantos anima- les horribles!. La vaca bajó la cabeza haciendo los mismos movimientos que cuando se las ve en los prados pastando pe- ro, en ese momento, veo subía humo como si saliese de la tie- rra y la vaca dejó de pastar levantando algo la cabeza, la inclinó hacia un lado mientras yo observaba como abría y ce- rraba la boca tratando de comer de aquello que yo veía era humo; pensé entonces que no tenía pasto y tenía hambre y, un tanto sorprendida, me dije: si de la tierra sale humo es porque está quemando y si quema la tierra no hay pastos, y, tampoco habrá cosechas... habrá hambre...¡hambre!. Era tan tremendo las consecuencias de lo que acababa de ver, para la humanidad, que he tenido el atrevimiento, inconsciente- mente, de decirle al Señor, que si quería que trasmitiera al mundo algún mensaje así lo haría. El Señor guardó silen- cio pero en ese instante de manera inexplicable para mí, en- tendí: Estoy hablando através de lo que has visto. Con esta y otras visiones son muchas las veces se me escapa el sueño y como en este caso me quedé pensando cómo efectivamente el Señor nos habla através de los acontecimientos, es Nuestro Padre que está vivo entre nosotros, que nos llama y avisa de muchas maneras diferentes, todo consiste en que nos de- mos cuenta. Y al igual que al principio de este escrito, una vez más con la imaginación empecé a recorrer mundo tratando de saber qué nación tiene por ley las Leyes del Señor, y que yo sepa, no he encontrado ninguna; son sus ha- bitantes quienes forman los pueblos y, por los hechos los co- nocereís, dice el Señor. Pido al Señor por todos los que creen en Él y se esfuerzan para caminar dentro de sus Mandamientos, nos alcance a to- dos la perseverancia final y conceda el Don de la fe a los que no la tienen y así todos unidos implorar su perdón y nos conceda por su Misericordia, gracias y bendiciones pa- ra este mundo tan lleno de calamidades. ¡Oh María, Santa Madre de Dios, y Madre Nuestra, inter- cede por nosotros para que así sea!. Pasaron días y al igual que en la visión anterior también esta estaba en penumbra; veo la cabeza de un animal en posi- ción más bien hacia arriba con la boca abierta, todo me ha- cia pensar se trataba de una oveja pero como si una luz la enfocase observo que en la mandíbula superior tenía como bi- gote, me he fijado mucho en este detalle, era un bigote con poco pelo, formando vuelta; en ese momento veo a su lado un poco más arriba la cabeza de la vaca de la visión anterior, estaba en la misma posición, se mantuvo quieta como mirándo- me, después, allí algo empezó a moverse y lo que quedó ante mi vista era solamente el cuerpo de la vaca, su piel de co- lor negro como su cabeza; me llamó la atención su cuerpo por que a juzgar por su cabeza resultaba desproporcionado; eso es lo que me ha parecido. Ha sido en la noche de la visión anterior, veo un bicho desconocido para mí, como de un metro de largo, parecia un gusano gigante, totalmente negro, destacaba en medio de su entorno oscuro, en la boca tenía algo amarillento, brillan- te, entonces aparece entre la oscuridad algo del mismo co- lor y el bicho con la boca abierta lo atría formando como una lengua de fuego que se iba tragando, era como si al as- pirar lo atraía entrando poco a poco por su boca. Compren- dí que al ver a este bicho como si tuviera la boca llena de algo de color amarillento, brillante, era porque se ha- bía tragado más de lo que yo he visto como muestra. Pare- cia como con el vientre hinchado. Estaba durmiendo y me despierto en el instante que de mis ojos o por mis ojos veo como un rayo formando un pequeño di- bujo, al igual que cuando hay tormenta, pero de manera espe- cial sin invadir el espacio, es allí mismo en mis ojos. ¿Co- mo puede ser eso? Quisiera saber describirlo, pero sabedora del significado, digo: es un choque, se trata de una coli- sión, y, me puse a rezar por aquellas personas o persona que estaban en apuros o como premonición para que el Señor nos libre de todo mal, sobre todo espiritualmente. No sé cuanto tiempo pasó y me quedé dormida pero vuelvo a des- pertar en el momento de tener ante mi vista una visión. Ha- bía mucho fuego en diferentes puntos y detengo la mirada en su conjunto; era como si aviones habían colisionado en el lugar de despegue, el lugar parecía espacioso como una ex- planada, y en uno de los puntos donde el fuego alcanzaba mayor dimensión como si estuviera quemando combustible, to- do me indicaba que allí estaba lo más grave del suceso. La visión era en color y cuando desaparece, lo que tenía ante mi vista eran muchas sombras y en ellas había movimiento. Lo sucedido en esta noche lo he relacionado entre sí, pero también para mí ha sido el testimonio de estar en lo cier- to del significado de lo que primero he visto. He pensado que el Señor lo ha permitido así como una respuesta para mí. Para que se entienda voy a explicar lo siguiente: Ha pasado muy poco tiempo los medios de comunicación, en este caso la televisión, dieron la noticia acompañada de imágenes, de un accidente grave donde se vieron implica- dos un turismo y dos trenes; en el lugar del suceso en uno de los lados de la via del tren, había postes de la red eléctrica y algunos de estos postes se veían inclina- dos por el impacto al descarrilar los trenes, detalle es- te insignificante ante la gravedad de lo ocurrido y por lo tanto quizá inadvertido para todos, no así para uno de mis hermanos quien me dijo me fijase en las imágenes en sucesivos telediarios cuando normalmente repiten las noti- cias de interés general; al comprobar yo lo ya expuesto, mi hermano y yo hemos relacionado lo ocurrido con una de las visiones que con antelación he dado publicidad. En esta visión explico cómo en diferentes noches bien al encender la luz o cualquier otro movimiento me fuí dando cuenta co- mo a veces pasaba por mi vista como relámpagos aunque ex- plico no es eso exactamente pero sí para dar una idea so- bre algo que no sé explicar y que no daba importancia, pe- ro al sucederme algo así en esa noche, dando destellos co- mo si saliesen de mis ojos, creo esto es más exacto, y te- ner seguidamente esa visión explicando de ella había como unos postes de la luz muy altos y hacia abajo, a poca altu- ra del suelo "en algunos de estos postes como si algo hicie- se contacto" a la misma altura por diferentes puntos, salían como un conjunto de destellos en todas las direcciones, los mismos destellos que habia visto al principio antes de la visión. Mi hermano y yo, como ya digo, hemos relacionado lo ocurrido con esta visión pero, para mí lo ocurrido no acabó ahí, me vino la luz para comprender el significado de lo que otras veces pasaba por mi vista y que no daba importan- cia y que tan dificil de explicar es para mí. Por ello cuan- do en la noche que he visto como un rayo formando un peque- ño dibujo sin duda alguna y como hablando conmigo misma di- je: es un choque, se trata de una colisión. Esto es el sig- nificado de lo que yo no daba importancia al no saber que pensar sobre ello, y a veces me decia si sería por vista cansada, aunque por la forma de sucederme esas cosas, no quedaba convencida. Ahora aunque no sepa explicar como su- cede, tengo claro que encierra diferentes matices y aunque sucede en cuestión de un segundo me doy perfecta cuenta. Pienso no debo preocuparme aunque no sepa explicar esto o lo que sea, ello entra en los planes del Señor; hace unos días según estaba escribiendo me dí cuenta que lo que aca- baba de escribir era cosa del Señor; Él sabe como a veces me cuesta redactar lo que veo, hasta el punto de decirle ¡Oh, Señor, a quien has escogido para esta misión! por ello en ese momento me dí cuenta como el Señor me echó una mano de manera muy clara para mí; al momento dejé de escribir y según me levantaba del asiento pensando como el Señor está presente, percibí como el Señor me decia: Confia en Mí. Me sorprende el Señor cuando menos lo pienso, así sencilla- mente, por eso en ese momento solamente se me ha ocurrido decirle: Gracias, Señor. Es después cuando pienso en ello me invade un sentimiento de felicidad que me emociona lleno de agradecimiento. Me quedé mirando tratando de saber si lo que veía era que estaba lloviendo, luego parecia granizo pero me quedé un tanto desorientada cuando el espacio que ello abarcaba se transforma en dos animales, estaban muy juntos, abrien- do sus bocas, envueltas en ese algo que impone verlos, pe- ro que para mí es dificil describir. Las cabezas de estos animales me son conocidas, eran iguales a las cabezas de los animales del grupo de los tres pero en esta visión es- tas cabezas eran más pequeñas. En noches bastante seguidas he visto al grupo de los tres animales; en una de estas noches de manera constante estaban ante mi vista; en otra de estas noches uno de ellos estaba como puesto en pié sobre las patas traseras, muy en- furecido como cuando se transforman, abriendo la boca como con rabia, su expresión encierra algo extraño dificil de definir, los otros dos muy juntos estaban hacia una esqui- na sin moverse y hacia el fondo de la visión, como si fue- se el firmamento, había una mancha muy grande de color ro- jizo. Son muchas las noches los veo cuando me pongo a re- zar, otras veces veo sombras y entre ellas están ellos. Otra noche estaban como formando un cerco y en medio de ellos había como un pozo lleno de agua; los animales se movian y por un momento veo el rostro de una joven, esta- ba con la cabeza como apoyada en algo que yo no podía ver y el rostro mirando hacia arriba sin moverse. Estaba durmiendo y me despierto con una visión; muy cerca de mi vista veo a uno de los animales del grupo de los tres, solamente veía algo de su cuerpo y cabeza, es- taba hacia una esquina a mi izquierda mirando hacia mí, me llamó la atención porque en la mandíbula superior lle- vaba como una linterna de donde salía la luz alumbrando la visión; se apoyaba sobre la superficie de algo que no he sido capaz de saber de que se trataba, parecía como agua helada, entonces y en la misma posición que estaba empezó a moverse como deslizándose sobre ello hasta lle- gar como a la esquina del fondo, allí se paró alumbrando toda la superficie de aquello que más bien parecia una pista de hielo. Era algo así como cuando la luz solar re- fleja en las aguas de un rio estas totalmente quietas. Una tarde, estando descansando, veo aparecer hacia una esquina una Cruz grande, oscura, formada por dos ta- blas de un ancho poco más de veinte centímetros, estaba colocada como en un pequeño pedestal; todo el conjunto empezó a moverse, haciendo un recorrido de arriba abajo formando una curva pronunciada y va subiendo hasta lle- gar a la altura del punto de partida pero separada de es- te; al desaparecer la Cruz en el espacio por donde ella había pasado aparece la forma de un pais europeo, en os- curo, más o menos como el color de la Cruz y con insis- tencia se mantenía ante mi vista; me detuve mirando en la zona del sur de este pais porque allí algo había suce- dido, abarcando bastante altura y mucho espacio a la re- donda. A este pais me refiero en otras visiones, siempre viendo su forma como si lo estuviese viendo en un mapa, por ello inconfundible. Siempre he oido decir que la ora- ción es el arma más poderosa ante Dios, el Señor dice: pe- did y recibireis; unámonos espiritualmente implorando su ayuda para bien de todos. Veo dos animales grandes, muy grandes, colocados en sentido horizontal, cara con cara, abrian y cerraban la boca mirándose, se acercaban, luego dejé de mirar porque se me ocurrió pensar que ellos significaban todo lo que vá contra el sexto Mandamiento, recordando entonces otra visión idéntica y que por los mismos motivos dejé de mi- rar. Las cabezas de estos animales eran iguales al grupo de los tres. Era por la tarde, según estaba descansando un rato con los ojos cerrados veo mucho fuego en la misma dirección, abarcaba bastante extensión de terreno como si empezase a quemar a la orilla de un corta fuegos no del todo horizon- tal, el terreno en parte era llano otra parte era como una colina y aunque las llamas alcanzaban bastante altura, en la zona de la colina más aún; en ese terreno no había árbo- les. Cuando esta visión del fuego se vá de mi vista veo co- mo una finca grande, el terreno llano, totalmente sembrada de algo que formaba pequeños manojos y entre ellos tupido como si fuese hierba, todo verde, parecia una bendición del Cielo. En la noche del 4 al 5 de Abril me desperté y en ese mo- mento recordé no había puesto el despertador y al dar la vuelta hacia la mesa de noche me dí perfecta cuenta como en mis ojos algo había pasado como haciendo...chas, chas, chas, algo así percibí en ese momento y todo en cuestión de segun- dos; al pensar se trataba de una colisión pedí al Señor nos libre de todo mal y también si en aquel momento alguien ne- cesitaba ayuda. Más tarde, hacia la mañana, veo un escrito largo, escrito a máquina o ordenador pero las letras de ma- yor tamaño que estas; lo veía como si estuviese escrito en el espacio, pero no con toda claridad, si bien desde el pri- mer momento me he dado cuenta de qué se trataba, aparecía y desaparecia de mi vista así bastante rato, pero sin poder leer ni una sola sílaba; por un momento en medio de este es- crito aparece un ojo negro, me miraba... no es la primera vez que este ojo aparece y me mira; cuando todo ello se fue de mi vista pensé por un momento si sería satanás. Al poco rato estando yo con los ojos cerrados, en medio de la oscu- ridad, leo... " Ejer"- cito, dije yo completando la palabra; me quedé pensando por qué se me habría ocurrido añadir lo ya expuesto, supuesto hay otras palabras que empiezan así; es- taba escrito a mano, la primera letra en mayúscula y las restantes en minúscula, se apreciaba buena caligrafia. Lo escrito se distinguía perfectamente porque era como la luz del día en medio de la noche. Era de madrugada cuando desperté y al cambiar de posi- ción para encender la luz, de mis ojos o por mis ojos, ahí mismo, veo como pequeñísimos destellos de luz, cuestión de un segundo poco más; entonces me dije: se trata de una coli- sión y, me puse a rezar para que el Señor conocedor de todo echase una mano a quien podía necesitar ayuda. Cuando me di cuenta el sueño se me había escapado y tranquilamente me quedé pensando recordando unas imagénes que pusieron en un telediario dos o tres días antes relacionadas con lo ocu- rrido entre un avión de Norteamérica y otro de China. En es- tas imágenes se veian dos aviones captados por satélite y en uno de ellos puse la atención porque me recordó una vi- sión que hacia mucho tiempo yo había tenido que guardaba, en parte, semejanza con lo que estaba viendo y al no haber es- crito sobre ella pensé en ese momento, al estar contemplan- do uno de estos aviones, había cometido error supuesto tengo muy claro que todo lo que escribo nada es cosa mia, lo en- tienda o no. Esto era lo que recordaba yo en ese momento y pensé que el Señor podría servirse de lo que fuera, en su Sa- biduria, para que yo escribiera sobre esa visión si así era su Voluntad; ha sido en ese momento recibo del Señor la res- puesta con estas palabras: Me estoy sirviendo de lo que has visto. Entendí se refería a esas imágenes captadas por saté- lite donde en uno de los aviones puse mi atención. Ante esa respuesta inesperada en ese momento, sentí tal emoción que mientras secaba mis lágrimas le digo: Bien, Señor, escribi- ré. Esto ha sucedido en la madrugada del " 15 de Abril " fe- cha señalada en otra visión. Me pregunto si habrá alguna re- lación entre lo que acabo de exponer con esa otra visión an- te la coincidencia de la fecha y también la visión que voy a relatar. Esta visión la tuve hace ya mucho tiempo pero al igual que otras muchas visiones la conservo en mi mente y más cuando en su momento me ha dado que pensar. Veo algo a distancia que se acercaba hacia mí, pensé se trataba de un avión, no grande, su forma y en color oscuro me recordó a los murciélagos, había algo en el morro que brillaba con bastante intensidad y según se acercaba a mi vista veo que lo que brillaba era como una barra de varios metros de largo como de acero y al final de la barra formaba como un disco como si terminase en punta; esta barra saliendo del morro que yo bien me creía era un avión, me desorientó totalmente porque nunca había visto un avión así y en mi ignorancia lejos estaba yo de imaginarme un avión semejante. Recuerdo que al final de la visión, el disco de la barra estaba pegado en el medio de aquello que por su forma parecia un murciélago y brillaba como un dia- mante, lo tenía de frente a cierta distancia. Es ahora des- pués de lo que he visto por la televisión pensé estaba en lo cierto al pensar al principio de la visión se trataba de un avión y entiendo ahora que la barra puede ser movi- ble, se ve o no se ve en el exterior, según convenga. Aho- ra me pregunto por qué el Señor después de tanto tiempo se ha servido de lo sucedido para que yo dé publicidad de esta visión. Veo como tantas otras veces un escrito en el espacio, lo escrito formando cada renglón en oscuro y de un reglón a otro de fondo se veía bastante claridad y al igual que otras veces sin poder leer el contenido; sobre el escrito aparece una Cruz más bien grande, oscura también y, en ese momento no sé por qué, pensé que lo que estaba viendo se trataba de mí, como si el Señor me estuviese ofreciendo esa Cruz; entonces yo, de una manera clara, al sentirme ante la presencia del Señor, asentí con la cabeza, así sencillamente, pero como el Señor conoce lo más profundo de los corazones de sus hijos sabe que con ese simple gesto le estaba diciendo: la acepto, Señor. Sucedió en la noche siguiente de lo que acabo de exponer: estaba durmiendo y percibí algo muy cerca de mí, creo me he dado cuenta de qué se trataba y al momento la sensación que he tenido es que ese algo pegó un salto sobre mí dejándome totalmente paralizada; era nuevamente satanás, empecé a gri- tar, esta reacción mia pienso no la puedo evitar, hay que vivirlo para saber lo horrible de ello; mi pensamiento fue directo al Crucifijo que siempre duermo con el entre mis ma- nos pero en ese momento lo que ví era como una pluma estilo- gráfica y aunque me extrañó ese detalle lo importante para mí en ese momento era que el Señor viniese en mi ayuda mien- tras gritando invocaba su Nombre pero el Señor parecia ausen- te y yo seguía gritando diciendo, Señor ayúdame...al tiempo que detuve la mirada ante lo que tenía ante mi vista; era un escrito largo, como escrito en el espacio, y, sobre el apare- ce un ojo, entonces puse mucha atención tratando de saber si era el mismo ojo negro que en una visión parecida había vis- to pero en esta visión aunque se trataba de un escrito que tantas veces he visto, con matices, lo que estaba viendo en- cerraba mucho de especial; era como si el sol reflejase en el todo su fulgor y el ojo que estaba sobre el escrito no pudiendo soportarlo rebotase hacia fuera ese fulgor al igual que en el escrito había mucho resplandor; el ojo como ya di- go parecia no soportarlo y su mirada parecia extraviada y peor aún, a juzgar por los movimientos que hacía, y por lo tanto, no pude saber si era el mismo ojo negro o nó, como tanpoco se podía leer lo escrito; al mismo tiempo se sen- tía un ruido como si viniese del exterior, era como si, mo- tores, estuvieran funcionando todos al mismo tiempo y al quedarme atenta a ese ruido, algo pasó en mí que percibí co- mo si el mundo estuviese asustado ante lo que estaba suce- diendo. Como yo seguía en apuros y el Señor no venía en mi ayuda recordé que tenía el libro donde está grabado el ros- tro del Señor allí mismo en la mesa de noche y traté de co- gerlo abrazándome a Él diciendo: Te lo pido humildemente Se- ñor, ayúdame, y...me veo libre. Cuando me abracé a Él le di- je así porque me dí cuenta que al pedirle ayuda más bien se lo estaba exigiendo al estar pasando por esos momentos ho- rribles y al darme cuenta ¡Oh, Señor! dóblese toda rodilla en el Cielo y en la tierra; por ello se lo pedí humildemen- te. Es el Omnipotente pero todo Amor, es el Señor. Cuando me ví libre lo primero que sentí fue el Crucifijo en mis manos ¿por qué entonces cuando me sentí atrapada por sata- nás he visto como una pluma estilográfica? Seguí por un mo- mento sin moverme y cuando de entre mis brazos iba a coger el libro donde está grabado el rostro del Señor veo que no estaba, estaba donde lo había dejado al acostarme. Me que- dé tan sorprendida que todo ello es superior a mí para en- tenderlo. Lo importante para mí es que el Señor, ante el deseo de abrazarme a Él pidiéndole humildemente ayuda, ha escuchado mí súplica. Gracias, Señor, gracias, porque siem- pre me ayudas. Después, cuando todo pasó, me quedé pensando en aquel ruido y como hablando conmigo misma, digo: Parecía, ruido de guerra.
BIENAVENTURADOS LOS PACÍFICOS, DICE EL SEÑOR, PORQUE ELLOS SERÁN LLAMADOS HIJOS DE DIOS.


ENVIA TU ESPIRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. AMÉN.

Volver al índice.