La Imaginación (4)

Envuélveme Señor con tu Espíritu Santo, para seguir escribiendo según tu Voluntad. A la noche siguiente, satanás, otra vez me atacó; cuando lo hace así noche tras noche y llega otra noche, sentí temor; he tenido que sobreponerme y confiar plenamente en el Señor, me abandono en Él porque todo está en sus manos. En esta no- che mucho he gritado, porque, el Señor y su Santísima Madre que también he invocado, al no venir en mi ayuda, grité y grité más alto para que mis hermanos me oyesen y vinieran a socorrerme mientras pensaba me iría a dormir a la habitación que fue de mi madre que está cerca de ellos, entonces pensé en mi madre que ella me ayudaría, fue como si mi madre estu- viese aquí entre nosotros y al pensarlo así, me veo libre. Al verme libre con el pensamiento puesto en ella, me dí cuen- ta que mi madre hace años que falleció y aunque hay tantas cosas que no entiendo, sí pensé había sido ella quien me ayu- dó, por ello le dí gracias a mi madre y le dije que en mi nom- bre le diese gracias al Señor por haberlo permitido así. En esta noche que tanto he gritado en medio de mis gritos ante mi vista había un escrito extenso, las letras de este escrito nó a mano, eran del mismo estilo que hace tiempo en otra visión, satanás había escrito una breve frase, y al re- cordar lo que decía no quise leer lo que tenía ante mi vista, escrito con toda claridad; yo miraba para todo el conjunto superficialmente, de lo que sí me he dado cuenta que este es- crito era todo seguido y, como entre frases muy cortas había pequeñísimos dibujos, entonces me fijé en uno de ellos; eran dos cabezas de animales horribles, estaban muy juntas pero cómo sería lo que he visto que quité la vista en el acto, de- tuve la mirada en otro, era la imagen de la Virgen con el Ni- ño en brazos, ha sido en ese momento cuando la he invocado, me recordó una visión que he tenido hace tiempo en tamaño mu- cho mayor, y a partir de ese momento no tuve interés en fijar- me en todos los demás. Cuando todo pasó me quedé muy pensati- va preguntándome a mí misma si se trataría ese escrito con esos diminutos dibujos del contenido de esta historia y me quedé con la duda por no haber tenido el valor de prestar la debida atención. Lo sucedido en esta noche me lleva a expli- car otras cosas como también me extenderé en algunas que he resumido. Hace bastante tiempo he tenido una visión, en ella había un rostro horrible y sobre ese rostro había una frase escrita con el mismo estilo de letra que el escrito que acabo de men- cionar y en esa frase decia: " sabes quien soy " al tiempo que palabras horribles se agolpaban en mi mente; algo así me ha sucedido también cuando por primera vez he sabido que sata- nás era quien me cogía y por mi misma no podía librarme, he visto su rostro acompañado de palabras que acudían a mi mente, palabras que no quiero recordar, y yo para no escucharle lo combatía diciendo: Alabado sea Dios, Bendito sea Dios, Ben- dito sea su Santo Nombre, así una y otra vez hasta que todo pasó. Le tengo pánico, siempre está tratando de fastidiarme de maneras diferentes, él sabe lo latoso que és y aprovecha presentándome en mi mente la frase para que le diga que lo odio, entonces armándome de paciencia le digo al Señor que lo perdono porque no quiero tener odio en mi corazón por mu- cho daño que me hagan sea quien sea, el odio es todo lo con- trario del amor, corrompe los corazones, Dios es Amor, en Él descanso, es paz, lo es Todo. Cuando una de mis hermanas poco mayor que yo éramos muy jóve- nes, los domingos y días festivos íbamos a la Santa Misa más temprana de la mañana que se celebraba en una Parroquia cer- cana, era nuestro gusto ir temprano; alguien nos dijo que no había mejor despertador que rezar a las almas del purgatorio para despertar a la hora deseada y, como resultaba eficaz así lo hacíamos cada una particularmente. Pasó tiempo y un día mi hermana me dice que ella ya no les iba a pedir la desperta- ran porque la cogian de una manera que le daba mucho miedo; yo nada le dije pero a mí me estaba sucediendo lo mismo. Siempre he rezado por las almas que están en el purgatorio y ellas de cuando en cuando me seguian cogiendo hasta que despertaba, interpretando yo necesitaban oraciones; así pa- saron años, para mí era natural, al ser nuestra alma inmor- tal, y estas almas que necesitaban ayudan me tenían en cuen- ta porque rezaba por ellas; no recuerdo haber hecho comenta- rios de ello, lo hice cuando al suceder ya con mucha frecuen- cia, al igual que siempre me causaba mucha impresíón, eso de sentir de pronto que alguien te toca o te coge y te despier- tan con una mano sobre tí. Yo tengo hermanos profundamente es- pirituales pero és uno de ellos como el confesor para muchos de la familia y otras personas, le pedimos consejo, por ello le hice el comentario de lo que me estaba pasando y me dijo que si yo no quería que me molestasen, estas almas así lo ha- rían; entonces, les pedí que no me molestasen que yo seguiría rezando por ellas a no ser por olvido me lo recordasen pero sin miedo para mí. Y, me han escuchado porque cuando sucedía, lo hacian tan suavemente que aunque yo me daba cuenta eran ellas, no me causaban impresión alguna. Es ahora, he pensado algunas veces si el Señor se ha servido de ello, como prepa- ración, para lo que después empezó. Al quedar viuda mi madre y mi esposo estaba ausente por moti- vos de trabajo yo dormia en su habitación, nos hacíamos com- pañia mutuamente y, una noche empecé yo a gritar, así, en no- ches diferentes y mi madre pensando que estaba soñando, creo yo, me llamaba por mi nombre una y otra vez hasta que dejaba de gritar y las dos sin mediar palabra seguíamos en silencio pensando yo en lo sucedido porque, alguien me cogía y por mi misma no podía soltarme y por eso gritaba, pidiendo ayuda, al- go muy diferente a lo sucedido anteriormente que no necesitaba ayuda. Ha sido mi madre la primera en ayudarme pero al no sa- ber yo de que se trataba guarba silencio y me quedaba tranqui- la, lo importante para mí era estar libre de quien me cogía. Pasaron años sin que ello me volviera a suceder, yo acompa- ñaba durante meses a mi esposo y de haber permitido el Señor que ello me siguiera sucediendo, supondría para mí un impe- dimento serio para yo estar a su lado por el entorno donde mi esposo trabajaba. He dado y sigo dando gracias al Señor que así lo dispuso para felicidad nuestra; el caso era que cuando estábamos en la casa por vacaciones de mi esposo todo seguía normal. Ha sido cuando mi esposo ya jubilado, un tiem- po después, al igual que mi madre, mi esposo al sentirme gri- tar me llamaba una y otra vez hasta que dejaba de gritar, siendo esta la manera de verme libre de quien me tenía cogi- da; cuando empezó a sucederme con más frecuencia y yo pensa- ba que mi esposo se creía que era que estaba soñando, siem- pre le decia lo mismo: me cogen y no puedo soltarme por mi misma, por eso grito, pidiendo ayuda; mi esposo me escucha- ba en silencio sin otro comentario y yo como me sentía pro- tegida me quedaba de lo más tranquila. Una noche me pareció ver algo, era una paloma que posada sobre algo que yo no po- día ver abría sus alas para emprender el vuelo. Como yo se- guía rezando por las almas del purgatorio pensé si se trata- ría de una de ellas que subía al Cielo y pedí una señal para tener esa seguridad y, fue a la noche siguiente veo una luz como si me estuviesen enfocando con una linterna y al igual que con los ojos cerrados los abría y la luz la seguía vien- do, así durante bastantes segundos. Sin duda alguna para mí, aquella paloma simbolizaba una de estas almas que estaba en el purgatorio y subió al Cielo para gozar de Dios eternamen- te. Después empecé a ver una mano, desde el codo en posición hacia arriba como pidiendo ayuda, luego eran varias las ma- nos, también un grupo de ellas, así durante un tiempo y siem- pre en la misma posición, como pidiendo ayuda. Dejé de ver manos y lo que veía eran rostros con muchas arrugas y otros rostros, muchas veces, durante un tiempo; todo ello lo medi- taba yo en silencio ofreciendo oraciones al Señor, hasta que un día le hablé de ello a mi esposo pero solamente le dije algo, después, de cuando en cuando para que meditase, siempre me escuchaba en silencio con respeto, creo nunca puso en du- da lo que yo le decía, le hablé también de ello a mi hermano cuando empecé a ver otras cosas muy diferentes entre sí y a veces yo notaba se quedaba confuso al igual que yo y empezó a decirme que escribiera lo que veía que quizá algún día sa- bría el significado; por circunstancias familiares fue una época de muchas ocupaciones para mí y aunque a veces anotaba lo que veía, al no llevar un seguimiento terminaba rompiendo lo que había escrito, no obstante el Señor permitía que todo quedase grabado en mi mente. Cuando falleció mi esposo me quedé preocupada al saber poco tiempo antes quien era quien me cogía y como sería para mí sin ayuda a mi lado. Mi hermano me dijo que me fuese a dor- mir cerca de ellos y así cuando me sintieran gritar al igual que había hecho mi madre y después mi esposo, ellos me ayu- darían; meditando sobre ello, pensé en San José a quien el Señor confió a su Hijo Jesús y a la Madre de Dios. A San Jo- sé pediría ayuda. Durante un tiempo San José me ayudaba de maneras diferentes y me fue llevando de manera que, yo se lo pedía al Señor directamente; pensé en la humildad de San Jo- sé, recuerdo una vez entre las veces que satanás me atacó, yo lo llamaba una y otra vez y al no venir en mi ayuda llamé a mi madre y al instante me ví libre; yo sabía que mi madre fue muy devota de San José y convencida me quedé que San Jo- sé agradecido por su humildad, me llevó a mi madre para que ella me ayudara. Todos los días pido a San José me defienda y aleje de mí a satanás y también libre de él a los agoni- zantes, los libre del fuego eterno. Cuando mi hermano empezó a decirme que escribiera lo hacía con el fín por si algún día podría saber el significado, pe- ro después, cuando el Señor permitió que satanás me enseñase su rostro y comprendí se trataba de su obra, lo que está o- culto a los ojos de los hombres, mi hermano seguía insistien- do y que diese publicidad de ello como algo que el mundo de- bía saber. Como dejé escrito desde el primer momento, nunca pensé dar pu- blicidad, estaba segura no lo haría; en estos tiempos que vi- vimos con tan poca fe ¡cómo yo iba a publicar algo tan serio! cuando la apariencia es una y la fealdad que encierra a los ojos de Dios es otra con todas sus consecuencias, entre otras cosas. Para los sin fe estas cosas son anomarles como para pensar en la necesidad de ir a un psiquiatra, pero también hay católicos practicantes, que, por sus convicciones pasan de todo esto. Pero mi hermano seguía insistiendo mientras a mí nunca se me había ocurrido pensar si el Señor se estaba sirviendo de mi hermano para que escribiera; un día, llega a donde yo estaba y sin más me dice: qué ¿has empezado a escri- bir? Me sorprendió esta pregunta así sin más supuesto él sa- bía lo que pensaba yo sobre ello y fue en ese momento, como en un abrir y cerrar de ojos, pasó por mi mente las gracias especialísimas que tiempo atrás el Señor por mediación de su Madre Santísima concedió a mi hermano y me dije si el Señor me estaría diciendo por boca de mi hermano que escribiera y, ante esta inspiración, sin mediar palabra le digo: empezaré a escribir. Cuando me quedé sola al momento el Señor me ilu- minó el título para mí relato; "La Imaginación", título que me ha facilitado empezar a escribir y el más apropiado, y como el argumento no es mio, todo se me ha dado. En medio de todo lo expuesto el Señor empezó a preparar el camino, no facil para mí, y, entre otras cosas, un día me pasó como una película sobre algo personal que me había su- cedido para que yo supiera cual era su Voluntad, entendien- do yo guardaba relación con esta historia. Cuando yo empecé a escribir y seguía escribiendo, según el Señor iba obrando, comprendí que por mi cuenta no daría pu- blicidad, lo sabría en su momento y, cuando llegó este mo- mento, el destino del escrito era estar guardado en un ca- jón. Yo estaba contenta, así se lo decia al Señor supuesto Él todo lo sabe, le decía: Tú sabes, Señor, que estoy con- tenta, para mí es mejor así, pero hágase Tú Voluntad; al de- cirle al Señor, hágase Tú Voluntad, el Señor también sabía se lo decía porque no estaba convencida de que el destino del escrito fuese estar en un cajón; había permitido el Se- ñor ciertas cosas que me daban que pensar aunque siempre guarba silencio, pero a mi hermano sí le hablaba de ello y al igual que yo, había cosas que no entendía; yo siempre de- cia: ya el Señor irá diciendo. Dos meses después directamen- te del Señor supe su Voluntad, permitiendo también, no en- trase barrera alguna para dar publicidad. En este momento al recordar todas estas cosas he sonreido al Señor con todo mi agradecimiento y todo mi amor porque está aquí presente, aun- que no le vea. Unos días después de esta noche que tanto he gritado estaba en la cocina preparando la comida acompañada de mis pensamien- tos, ¡pensaba en tantas cosas! y como hablando conmigo misma sobre algo que venía al caso digo: ¡qué ignorante soy! pensé entonces en el Señor y le digo: Tú eres la Sabiduría; en ese instante percibí como respuesta: Apóllate en Mí. No sería la primera vez que el Señor me sorprende cuando menos lo pienso pero por ser algo tan maravilloso me quedé pensando si su res- puesta habría sido fruto de mi imaginación, aunque en el fondo de mi corazón todo me dice era el Señor porque sabe que nece- sito sentirlo cerca y lo mucho que se lo agradezco, por ello le dije: me abandono en Tí. Una tarde después de descansar un rato, seguí con los ojos cerrados y en una esquina, hacia abajo a la derecha como algo se movía, puse atención; allí había algo sirviendo de blanco a alguien como si disparara y producía el efecto de lo que yo veía, así dos o tres veces, no más, desparece de mi vista y allí mismo aparece una bandera oscura, yo diría negra, de ta- maño pequeño poco más de medio metro, con su pequeño mastil, ondeaba muchísimo, según yo miraba por su manera de ondear el viento era del Norte. Cuando me he dado cuenta desaparecen de mi vista; había muchas gallinas juntas, como esperando, estaban sueltas pe- ro reunidas, las había de diferentes colores y entre ellas una negra, también me he dado cuenta que alguien estaba con ellas, estoy segura, estaban en un cruce de caminos y me quedé muy pensativa porque reconocí este cruce de cami- nos. Siempre que recuerdo esto que he visto me quedo pen- sando cual será el significado. Veo la cabeza de un hombre abriendo y cerrando la boca, sus dientes pequeños algo separados, por un momento se que- dó con la boca abierta y le ví la punta de la lengua como si algo quemase su boca, su rostro parecia con mucho sufri- miento, pensé si sería un demonio o un condenado, creo ha- bía otro igual y más por lo que podía apreciar. Ha sido una visión desagradable y triste al mismo tiempo. Me desperté y al recordar lo que estaba sucediendo en Oriente Medio me puse a rezar, después estando para recupe- rar el sueño aparecen el grupo de los tres animales, gran- des, muy juntos abriendo sus bocas con esa luz que mayormen- te envuelve sus bocas y hacia la derecha y con más claridad veía algo que no podía definir todo el conjunto y, fue ello lo que me llevó a decir como preguntándome a mí misma ¿qué es lo que habrá ahí? pero, acto seguido digo: ¿ qué es, Se- ñor, lo que hay ahí? Entonces me creí eran nuevamente el grupo de los tres animales pero me doy cuenta eran más, es- taban formando un grupo, eran todos iguales, grandes, del estilo de los tres, sus cabezas como cuando se trasforman pero estas más pequeñas, estaban muy juntos, se movían en- tre sí y semi- desaparecian algunos, me desorientaban para saber exactamente el número, cinco por lo menos, los envol- vía como un conjunto de pequeñas nubes y todos abrian y ce- rraban la boca al mismo tiempo. Se van de mi vista y apare- cen nuevamente pero desaparecen rapidamente, entonces veo como picos de montaña, esta era su forma, totalmente oscu- ros, separados por pequeño espacio donde había claridad, co- locados en linea recta horizontalmente, frente a mí, todos exactamente iguales, al principio, de manera superficial conté cinco porque mí interés lo puse en querer saber qué podría ser lo que tenía ante mi vista, me fijé muchísimo en la forma de la cúspide, parecian como pequeñas cabezas de animales tratando de ocultarlas pero al no tener seguri- dad y no haber movimiento alguno pasé a contarlos pero desa- parece la visión; cinco sí eran...no menos, estaban asenta- dos en lugar llano oculto a mi vista. Es todo lo que puedo decir de esta visión. Era por la tarde, estaba descansando un rato y me fijé en una sombra que habia ante mi vista, su forma era la de un a- vión de combate, así lo pensé, se movía y dió como media vuel- ta como cuando hacen ejercicios de exibición, yo miraba fija- mente y veo que el morro era la cabeza de un animal, me recor- dó otra visión pero esta no era de un reptil, abría lentamen- te la boca, después algo pasó allí y veo hacia abajo en una esquina una sombra, estaba allí pero las alas quedaban ocul- tas lo tenía de frente mientras veía como abría la boca, yo lo miraba atentamente y creo él a mí también, su manera de abrir la boca imponía respeto. Veo como un grupo, parecian las cabezas de animales pero sus bocas todo me decía eran personas, abrian las bocas co- mo dando lamentos, reflejaban mucho sufrimiento, se movían, los veía como entre nubes oscuras, solamente los envolvía cierta claridad que en su conjunto causaba horror. Se iban de mi vista pero nuevamente estaban allí con mucha insisten- cia; por un momento y hacia un lado veo de perfil el rostro de una mujer con pelo de un largo hasta el cuello, negro, totalmente liso, su rostro lo veía normal pero con la pali- ded de la muerte, más bien joven, junto a ella había muchas sombras, negras, pero sin poder distinguir que encerraban, todo el conjunto resultaba muy fúnebre. En medio de mucha oscuridad veo dos ojos, eran unos ojos saltones, ello me indicaba eran ojos de animal, me miraban y de uno de ellos salió como un chorro de agua directo a mí; sentí el efecto como cuando se limpia una jeringa y se des- carga rápido, ese ha sido el efecto, por dos veces; sentí miedo y le pedí al Señor me protegiera. Más tarde veo a los dos animales que he visto otras veces colocados en sentido horizontal, frente a frente, como medio metro separados, pero no quise seguir mirando por temor a otras veces que me obli- gan a quitar la vista. Cuando me he dado cuenta y miré fijamente veo correr a mucha gente en la misma dirección, era un espacio abierto y llevaban puesto ropa de abrigo, todo me decia estaba su- cediendo algo grave; esa ha sido la impresión que he teni- do al ver lo que vi. Veo a un grupo de animales, pensé era el grupo de los tres pero todo me decía eran más, estaban muy juntos, for- mando una sombra grande, sus cabezas despuntaban moviéndo- se y abriendo la boca, estaban como puestos en pié, traté de contarlos pero no he encontrado el momento, alguno se ocultaba entre el movimiento de los otros y me fue imposi- ble saber cuantos eran, siempre abriendo y cerrándo la bo- ca, sus bocas eran como de peces grandes, los envolvía la luz que los dejaba ver y estaban como entre nubes. Eran semejantes al grupo de los tres; los observaba, cuando muy cerca de mí aparece un Crucifijo, lo vi tan cerquísima que pude besarle en el instante que me daba cuenta era igual al mio y que en ese momento tenía en una de mis manos. Al dar- le el beso desapareció la visión. En esta visión había mucha claridad y entre ella veía co- mo un conjunto de algo en un tono como marfil, con su brillo, yo miraba diciéndome qué habría allí, y seguidamente digo: qué es, Señor, lo que hay ahí; de allí aparece un animal con la boca abierta y hizo un moviminto rápido al igual que un pez para venir de frente hacia mí, todo él era como un pez grande como trasparente y se colocó a mi derecha en sentido horizontal dejando ver solamente su cabeza, abriendo y ce- rrando la boca, mientras yo sin dejar de mirar me decia era igual a los dos que a veces veo juntos cara con cara en posi- ción horizontal, pero este, seguí yo diciendo para mí, está solo; fue en ese instante y a su lado aparece otra cabeza igual, un poco más pequeña y los dos abrian y cerraban la bo- ca con ese algo que los envuelve tan dificil de explicar para mí, que con su expresión, es mucho lo que ello encierra y me quedo triste porque nada bueno simbolizan. Una noche al despertar, después de elevar mi pensamiento hacía el Señor y pedir por todos nosotros sus hijos y almas del purgatorio me dispuse a seguir durmiendo tranquilamente y veo estando con los ojos cerrados como un relámpago al tiempo que sentí como un estallido; pensé se trataba de al- guna colisión o algo parecido y acudí al Señor nuevamente pidiéndole ayuda para quien estuviese en apuros invocando también a nuestra Madre del Cielo. En esa noche algo nueva- mente pasó por mis ojos no pudiendo quedarme indiferente al saber como sé lo que ello significa. Durante este tiempo me ha sucedido más veces con diferentes matices, sucede todo muy rápido, en mis ojos, pero me doy perfecta cuenta por que siempre va acompañado de luz de diferentes maneras. Pienso que accidentes de vehiculos que chocan etc. los hay a diario, pero solo el Señor sabe por qué en algunos casos permite que yo por lo que veo sepa de que se trata para que acuda a Él en ese momento, supuesto en mis oraciones siem- pre tengo a todos presente. Ha sucedido en la tarde del 1 de Julio, estaba despreo- cupada mientras descansaba y me doy cuenta del tono color ladrillo que destacaba según tenia los ojos cerrados, era como un tejido grueso y hacia mí izquierda en un punto de- tuve la mirada, todo me decía que allí había algo; apare- ce un ojo, me miraba y yo le miraba, así estuvimos unos segundos y, en el momento que desaparece, de manera muy original, veo las ventanillas de detrás al tiempo que al ocultarse el ojo comprendí se trataba del conductor de un pequeño vehículo sin ningún ocupante en la parte de de- trás; como ya digo, sucedió de una manera tan original y significativa que me quedé como admirada mientras pensaba qué ocultaría el resto del tejido. Poco después comentaba lo que había visto con uno de mis hermanos y me dijo sería para que rezase por todos los que se desplazan en estas fechas; después yo pensé podría tratarse de un alma agra- decida al recordar las veces que cuando voy por la calle y pasa tanto tráfico pido al Señor por todos, los proteja y libre de una muerte eterna, porque por encima de todo pienso en sus almas, igualmente elevo mi pensamiento cuan- do estando en la casa veo pasar mucho tráfico. Siempre di- go y lo repito que el Señor escucha siempre, por ello debe- mos orar con fe y confianza. Una noche pregunté al Señor qué era lo que había don- de fijamente detuve la mirada pero, el Señor no me dió respuesta; yo siempre me quedo muy conforme porque pien- so que entra en sus planes y aunque a veces me pregunto si debo o no debo preguntar al Señor, llegado el caso le sigo preguntando y cuando me responde a través de lo que acontinuación veo, me conforta al pensar que con su res- puesta o nó está igualmente presente. Ha sido a la noche siguiente me despierta una visión la cual me llevó a pen- sar si sería la respuesta a mi pregunta de la noche ante- rior porque al ser tan repelente para mí lo que he visto más quisiera no haber visto lo que ví si esa fuese la Vo- luntad del Señor, por ello pensé que el Señor sabe hasta que punto resisto yo mirar para lo que tengo ante mi vis- ta y siempre es por mi bien aunque no me dé respuesta; en todo esto he pensado con esta visión. Había mucha clari- dad y en medio veo un grupo de animales muy juntos pero poco más que sus cabezas, uno de ellos estaba un poco más abajo con la boca totalmente como mirando hacia arriba y de ella le salia algo que suavemente subía como estirán- dose llegando hasta la altura del que estaba más cerca mientras este también con la boca abierta se le veía den- tro de ella como parte de una araña grande y según movía la boca era como masticando o soportando lo que tenía den- tro, resultaba repelente y a su lado habia dos más con sus bocas en movimiento, muy juntos, eran todos iguales su color marrón oscuro, destacaban todos sus movimientos ante la mucha claridad que los envolvía y he retirado la vista por la fealdad y horror que encerraba esta visión; su forma y manera de abrir y cerrar la boca en los que nada tenian en ella era semejante al grupo de los tres cuando se transforman. 16-7-2001 Pocos días después de dar publicidad a mis últimas visio- nes, una noche veo un rostro horrible entre sombras, desta- caban sus ojos grandes clavados en mí; no dudé era satanás y no quise mirarle, por ello he abierto los ojos pero allí seguía frente a mí, yo trataba de no verle y al no conseguir- lo cerré nuevamente los ojos y, allí seguía con su mirada dura, penetrante, clavada en mí, así, hasta que desaparece la visión. No es nada novedoso para mí seguir viendo un escrito aun- que con matices diferentes, me fijo en ello sin poder leer ni una sola palabra; siempre he pensado se trata de este es- crito y algunas veces me pregunto por qué será. Una noche contemplaba yo un conjunto de pequeñas nubes blancas montadas unas sobre otras formando en un punto co- mo la boca de un hueco y, me sorprende cuando por allí veo salir parte de un animal enorme, totalmente negro, su cuer- po tenía la forma de un tubo largo como de setenta centíme- tros de diámetro y su cabeza no del todo puntiaguda, así era la forma de este animal que he visto a cierta distan- cia y más o menos a la altura de mi vista. En este caso y como tantas otras veces no podía definir lo que había delante de mi vista y me decia qué podría ha- ber allí; dudé si preguntarle al Señor y, sin pensarlo dos veces le pregunté, si es que era su Voluntad que lo supiera; entonces veo a los dos animales que bastantes veces he vis- to colocados en sentido horizontal cara con cara algo se- parados y, instintivamente para no verlos abrí los ojos pe- ro los seguía viendo, los vuelvo a cerrar y allí seguían hasta que al fín desaparecen. Veo a un grupo de animales, solamente sus cabezas de dife- rentes tamaños, como peces, todos abrian y cerraban la boca al mismo tiempo, formaban como un cerco, detuve la mirada en el más grande que veía de perfil según el lugar que ocupaba, me pareció era diferente pero se ocultó, solamente su bo- ca quedó muy cerca de mi vista en el momento que la cerraba y no era como la boca de un pez. Miraba yo para un conjunto de sombras y sobre todo en un punto al haber más claridad cuando me sorprende que de allí algo viene hacia mí que me hizo retirar la cabeza hacia atrás para que no me alcanzara, era algo así como si me tiraran un caldero de agua; pensé entonces se trataba de satanás. Veo la cabeza de un reptil con la boca abierta, de perfil, y através de su boca abierta veo un ojo, verde azul, que me miraba, entonces pensé eran dos los que allí había. Veo un ojo hermoso que me miraba; pensé si sería la mira- da del Señor ¿como saberlo le dije? entonces empezó a hacer cosas raras con la mirada y me dije: se trata del maligno para confundirme y le preste atención. Era por la tarde. Veo poco menos que a mi altura sombras en linea recta des- puntando de ellas algo que bien me creí eran el grupo de los tres animales; ante la duda me quedé mirando y aquellas som- bras oscuras sin movimiento alguno, formaban como una tapia bastante alta y hacia abajo veo mucha gente con sus ropas de colores diferentes, el terreno era llano y grande, mucha gen- te estaba colocada de pié mientras otras gentes caminaban ha- cia adelante donde yo veía había lugar. Todo me indicaba que algo se iba a celebar en aquel lugar pero lo que no estaba claro para mí eran aquellas sombras oscuras a las que miraba fijamente tratando de saber qué encerraban aparte de formar como una tapia, y, desaparece la visión. Estaba, yo creo, semi-dormida, cuando algo daba vueltas por delante de mi vista y ya con cierta consciencia digo: es un avión de combate; al decir yo, es un avión de combate, me doy perfecta cuenta se trataba de una visión mientras este pequeño avión seguía ante mi vista, hizo como una pirueta y viene hacia mí pasando cerquísima de mi vista. La forma del morro de este avión era semejante a la cabeza de un pez, y sin cabina, su diseño me llamó la atención y me quedé con la duda si en realidad era un avión de combate. Me puse a rezar, Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, líbranos Señor de todo mal... Como entre nubes blancas veo un grupo de algo, cada uno con mucha luz del color del oro; le pregunté al Señor que era aquello y, seguidamente el de mayor tamaño se transfor- mó en una fiera, con brillos de luz diferentes formando ello su forma de mayor tamaño que un león. Eran como cañones largos de fusil, no entiendo de armas, apuntaban los cuatro en la misma dirección; de entre sombras salian los cañones. Todo era claridad en esta visión. Veo a mi derecha en la esquina de abajo la cabeza de un reptil abriendo y cerrando la boca, su color oscuro, y en la esquina de arriba, también a mi derecha, veo otra cabeza de animal diferente; me sor- prende porque me recordó lo sucedido en una visión donde so- lamente he visto dos ojos saltones de animal y de uno de ellos salía hacia mí como un chorro de agua y al sentir mie- do le pedí al Señor me protegiera; como si en esa visión alguien sacara una foto en ese momento, es lo que tenía ante mi vista al ver la cabeza de este animal que yo diría se a- semeja a uno del grupo de los tres animales cuando se trans- forman a juzgar por su manera de abrir y cerrar la boca. La boca la movía pero de su ojo derecho disparando como un cho- rro de agua estaba grabado como si fuese una fotografia. A- quellos ojos saltones que he visto eran los de este animal ocultando entonces su cabeza. Esta visión estaba en penumbra pero a mi derecha destaca- ba por su color muy oscuro como un reptil enorme, aún cuando parte de su cuerpo quedaba oculto; estaba en posición verti- cal igualmente su cabeza, había una luz especial por el bor- de de su cabeza que me permitía ver su actitud. Estaba sin moverse, después abrió la boca y dentro tenía aguijón, su manera de abrir y cerrar la boca era como de hastío, con des- gana, la cerró y por un momento separó algo la punta de su boca que bien pensé la iba a abrir nuevamente pero cerró la boca totalmente y se quedó sin moverse, como atento...Pare- cia protegerse al lado de algo muy alto. Veo la entrada de una puerta estrecha, formaba esa en- trada solamente el marco; en la parte de afuera había como una niebla espesa, oscura; dentro había claridad. Miraba yo para todo ello cuando dentro en la entrada aparece una Cruz y desaparece; me quedé mirando para aquella niebla espesa, oscura, que se mantenía afuera sin atravesar la entrada lo más mínimo de ella. He pensado que esta visión de manera sencilla nos indica su significado. La Cruz representa a Je- sucristo, Él es la puerta de entrada, sin Él, nadie entra. En estos tiempos que vivimos donde tantas corrientes nos in- vaden, que no nos confundan. Veo cuatro ojos fijos en mí al tiempo que como un refle- jo pude ver el perfil de dos rostros muy juntos; me pregun- to a mi misma por qué dejé de mirar rapidamente. ¡Estaban tan fijos en mí! pienso tuve miedo. Aparece frente a mi una Cruz oscura, yo diría negra, y ya en sentido vertical lentamente se va inclinando hacia atrás hasta quedar en posición plana y es entonces cuando la veo como trasparente, como suspendida y empieza a moverse lenta- mente como alejándose y desaparece, pero al instante la veo cerquísima de mi vista en la posición anterior y como tras- parente, la veo como suspendida a poco más o menos dos me- tros del suelo, empieza a moverse lentamente en linea recta alejándose poco a poco de mi vista mientras yo veía iba so- bre una pista larga, y, según se distanciaba todo me indi- caba se trataba de una pista de aterrizaje. Veo nuevamente un escrito y sobre él un ojo negro mirán- dome; al pensar quien era no quise mirarle. Mi confianza está puesta en el Señor y por su gracia me siento en paz. Gracias, Dios mio, gracias. 8-10-2001 Veo un grupo de pequeños animales a juzgar por sus cabe- zas, estaban muy juntos formando una sombra pero sus peque- ñas cabezas destacaban, todos con las cabezas y bocas hacia arriba y entre sus cabezas algo se movía pasando por encima de unos y otros; pensé si estos animalitos serían pelosos pero al instante de pensar en ello veo se trataba de diminu- tas barritas negras, finas, mientras los animalitos parecian jugar con ellas abriendo y cerrando la boca con sus cabezas en movimiento, entonces dejé de ver las barritas y veo como polvillo negro en medio de sus cabezas y a más altura for- mando como nubecillas y estos animalitos comían de aquello y algunos se estiraban para comer de lo que estaba a más al- tura; yo los observaba cuando aparece un escrito, cuyo es- crito las letras estaban sin tinta, estaban como grabadas, algo original. Ello me llevó a pensar en este escrito su- puesto había dado publicidad a mis últimas visiones un día antes a esta visión, pero solo el Señor sabe el por qué de estos animalitos en pulverizar la tinta y tragársela. Era por la tarde mientras descansaba un rato; veo una som- bra, cuya sombra en movimiento trataba de ocultar a un ani- mal parecido a un toro, quizá no tan grande, negro totalmen- te, como el animal se movía, esta sombra al no seguir al de- talle sus movimientos me permitía a mí saber que era lo que trataba de ocultar; este animal empezó a caminar de un lado a otro de derecha a izquierda según yo miraba, volviendo al punto de partida y repitió lo andado; ya a mi derecha tuer- ce el camino y en linea recta se va alejando de mi vista sin sombra alguna mientras yo observaba sus movimientos al andar; el terreno era mas bien llano pero parecia pedregoso. Veo el efecto de una gran explosión, no he visto fuego ni humo pero sí todo el conjunto de lo que como trocitos alcan- zaba bastante altura y en la base abarcaba bastantes metros todo por los aires. A continuación veo varias cabezas de ani- males, conté tres pero dudo si eran más los que allí había; estos animales grandes, enfurecidos a juzgar por su manera de abrir y cerrar las bocas, se movian, acercaban sus cabezas y se separaban, imponía verlos. He pensado muchas veces sobre el efecto de esta explosión tratando de definir que eran las partículas de aquello hecho trozos, todos más o menos peque- ños pero había brillo en ello. ¿ Cristales...agua...? Estos animales se asemejaban al grupo de los tres que tantas ve- ces sigo viendo. En medio de un negro total que abarcaba la visión había como una circunferencia con un diámetro quizás más de tres metros, la claridad dentro de este espacio era resplande- ciente y en medio de ella había parte de algo que me lle- vó a pensar se trataba de un aparato en vuelo en apuros no del todo en posición en picado, le veo bajar y desaparece, pero al momento aparece subiendo y veo dentro como de una cabina, la figura de una persona sentada como llevando los mandos, le veo que levanta uno de sus brazos y hizo el mis- mo movimiento como si tirase de una palanca; la figura de esta persona era como si llevase un traje que lo cubría to- talmente también cabeza y rostro, en negro, destacando su figura perfectísimamente en medio de aquella claridad; igual- mente en negro era la parte de lo que he visto bajar como en picado; desaparece de mi vista y veo subir lentamente en medio de aquella claridad la cabeza y parte de su cuerpo de un animal enorme abriendo y cerrando la boca que, con la ne- grura que envolvia esta visión fuera de esa claridad res- plandeciente y este animal en medio de ella totalmente ne- gro, ello me decía de la gravedad que encerraba lo que esta- ba viendo. Este animal era semejante a los animales del gru- po de los tres. Otra noche veo al grupo de los tres animales, sus cabe- zas muy juntas, se movian abriendo y cerrando la boca en posición hacia arriba y, cerquísima de sus bocas aparece una Cruz mientras estos animales inquietos seguían como he ex- plicado y desaparece la Cruz. Antes de esta visión, mientras rezaba, los he visto exactamente igual pero solamente a los tres animales. Lo que sucedió después en esta misma noche me ha dado que pensar. He tenido un sueño: yo iba por la ca- lle y me encuentro con una persona conocida, las dos nos pa- ramos frente a frente y esta persona trataba de decirme co- mo se encontraba mirando para su persona, lo desmejorada que estaba, lo que había adelgazado, así le entendí por su for- ma de mirarse; entonces miré para su rostro y veo el gran esfuerzo que hacia para hablarme y no podía; en su empeño su rostro resultaba tremendamente desagradable, me recordó otros rostros que en esta historia he visto, retiré la mira- da de su rostro pero al sentir lástima me acerqué para dar- le un beso en la mejilla al tiempo que le decía: Que Dios nos ayude, y, desaparece; seguidamente veo a otra persona conocida pero esta hace tiempo que falleció; al darme cuen- ta de quien era mi mirada quedó fija en sus cabellos, los tenía igual que tantas veces la había visto y, en ese mo- mento percibí algo extraño pero conocido para mí y ya con toda consciencia sabiendo se trataba de una visión, veo una mano grande, dedos largos, con la palma de la mano ha- cia arriba, las yemas de los dedos hacía dentro, pálida, parecia como las garras de un animal en medio de tinieblas, todo me decía era satanás y, lentamente me siento atrapada; mi primera reacción al igual que la mayoría de las veces ha sido gritar pero me detuve al pensar que el Señor me ayuda- ría, se lo pediría una y otra vez con la confianza de que vendría en mi ayuda y empecé a rezar: Padre Nuestro que es- tás en el Cielo, Santificado sea Tu Nombre, entonces me de- tuve, el Señor parecía ausente y al sentir mucha presión en uno de mis brazos traté de librarme y al querer quitar aque- lla fuerza de mí me he dado cuenta de que nada podía coger, por ello dije: es espíritu, comprendiendo me era imposible, entonces digo: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espí- ritu Santo, y me veo libre. Al verme libre siento que en la mano de ese brazo tenía el Crucifijo y el Rosario que siem- pre me acompañan mientras descanso porque sé que quien no descansa es satanás y necesito sentirme protegida y así el miedo no se apodera de mí. Al verme libre mi agradecimien- to fue hacia el Señor y no paraba de decirle, gracias Señor, gracias Dios mio, gracias, gracias; pensé en su Santísima Madre y le pedí le diese gracias al Señor en mi nombre y así se lo pedí a todos los santos. Me quedé pensando en to- do lo sucedido y ha sido en ese momento me he dado cuenta del traje que llevaba la persona que en sueños me encontré por la calle, era como una funda que le impedía todo movi- miento ¡Dios mio! me he visto reflejada cuando satanás me atrapa, solamente mi voluntad es libre. He rezado y sigo rezando por todas esas personas prisioneras de satanás sin voluntad para verse libres. Pensé también en la persona que que después he visto ¡Dios mio! me pregunto por qué la he visto precisamente en esta noche funesta, a esta persona que siempre he considerado santa y desde el primer momento de su muerte estaría gozando de Dios. La claridad que había en esta visión era algo así como cuando hay nieve y le da de lleno el sol; allí donde pare- cia había nieve veo una pequeña sombra y a un lado asomaba un ojo negro que parecia mirar de reojo; al verlo no quise mirar pero, me armé de valor y presté atención mientras la sombra seguía allí, no así el ojo; veo hacia abajo de aque- lla sombra varios rostros juntos como si estuviesen semi- enterrados en aquello que parecia nieve, los veía como trasparentes y me sorprende cuando aquella pequeña sombra se trasforma en una pequeña rueda que empieza a rodar muy lentamente dando la impresión que rodaba sobre aquellos rostros pero sin tocarlos; me llamó la atención de esta pequeña rueda su neumático, su anchura, todo igual a las ruedas de los coches de carreras. Veo como cables finos plateados muy juntos, cuyos ca- bles se movían como rodando y me doy cuenta formaban como una rueda que me recordó la rueda de la visión anterior mientras yo seguía mirando, entonces según rodaba desapa- recen aquello como cables plateados y la rueda se paró muy cerca de mi vista; era la misma rueda con la diferencia que al estar en otra posición me era imposible ver todo lo an- cho del neumático; desaparece de mi vista y veo claros en- tre muchas sombras y, en medio de ello, al darme cuenta de lo que allí había retiré la vista y, ha sido en ese momento a mi mente viene el recuerdo de una persona, tan lejos de mi pensamiento y mucho más en esos momentos, pero ha sido al re- cordarla, lo que me llevó a comprender la relación que ence- rraba lo que acababa de ver. Me puse a rezar con tristeza pa- ra que el Señor siempre Misericordioso tenga piedad y libre de todo el mal que he visto, a los implicados en esta visión. Era por la tarde, un ojo me miraba lo suficientemente claro para darme cuenta; empecé a rezar por si era alguien que necesitaba oraciones, también pensé en satanás, fuese como fuese desapareció; seguí rezando los quince Misterios del Santo Rosario pidiendo por todos, que nuestra Santa Ma- dre del Cielo nos cubra con su manto y nos lleve a Jesús. Estaba rezando como tantas otras noches que me despier- to y mi pensamiento vuela hacia el Señor; según rezaba sien- to rin, rin, como si el despertador me avisara; no le dí im- portancia cuando vuelvo a sentir lo mismo, yo seguía rezan- do y nuevamente siento lo mismo, así hasta una vez más con- vencida ya de que alguien llamaba; como estaba rezando se- guí pidiendo al Señor ayuda. Me quedé dormida y vuelvo a despertar en el momento que veo fuego; era como una hoguera, las llamas alcanzaban una altura de tres o cuatro metros y hacia un lado de la hoguera había algo hacia abajo que me impedía ver totalmente la hoguera y, desaparece de mi vista. Después veía movimiento y veo la forma de una persona más bien en sentido horizontal y una de sus piernas desde la rodilla desnuda, parecia de un hombre, su piel blanca, la he visto con toda claridad brevemente. Me despierto en el momento de tener una visión. Veo un rostro como entre niebla y de el destacaba un ojo con la mi- rada como extraviada, mientras yo miraba y no miraba, enton- ces veo parte de su rostro con toda claridad en color natu- ral pero sus mejillas el tono más fuerte, todo me decia se trataba de un hombre, resultaba desagradable ver lo que te- nia ante mi vista; empecé a rezar, Señor ten piedad, Cris- to ten piedad, Señor ten piedad...Alma de Cristo, santifi- calo, Cuerpo de Cristo, sálvalo..., y, según rezaba se fue nublando la visión pero allí estaba mientras yo seguía re- zando hasta que desapareció de mi vista aunque yo seguí re- zando. Veo humo que se extendía hacia lo alto; me recordó las explosiones de bombas que estos tiempos se ven por la tele- visión, así era lo que veía y al instante por delante de lo que estaba viendo aparecen el grupo de los tres animales a- briendo y cerrando la boca. Veo un pié descalzo sin apollarse en el suelo como el que está sentado a cierta altura, eso es lo que pensé, pero po- co ha durado este pensamiento cuando veo parte de las pier- nas de una persona con los pies descalzos, sin calcetines, sus pantalones oscuros le llegaban a unos diez centímetros más arriba de los tobillos, estas piernas colgaban sin apo- yo alguno. Lo que he visto como si fuese a plena luz del dia me decia cual había sido el final de su vida, aquí, de este pobre hombre. Lo tengo presente en mis oraciones pero también a aquellas personas que no tienen piedad y miseri- cordia. Jesús lo dijo claro: Bienaventurados los misericor- diosos porque ellos alcanzarán misericordia. Entre nubes oscuras hacia lo alto veo al grupo de los tres animales, algo separados, se movian, estaban en posi- ción semi-horizontal, abrian y cerraban la boca como con rabia y peor aún, metian miedo. Son el espiritu del mal, lo abarcan todo. Estando en oración los veo bastantes ve- ces. Era por la tarde, y según estaba con los ojos cerrados antes de empezar a rezar los quince Misterios del Rosario veo un punto brillante como el oro, entonces se fue como abriendo formando una Cruz pequeña igualmente brillante como el oro, desaparece y veo lo mismo, así hasta tres ve- ces. Me quedé pensando qué sería lo que el Señor quería decir; por ello le dije: rezaré, para que se haga Tú Vo- luntad. Me despierto y veo entre tinieblas una boca abierta, pen- sé por lo que veía era alguien que sufría, su rostro un al- go se dejaba ver; yo miraba para aquella boca cuando veo que de ella salía como fuego, entonces veo su rostro, estaba co- mo recostado mirando hacia arriba y lo que he visto resulta- ba sobrecogedor; al ver salir como fuego por su boca abierta fue como si uniese sus dientes y por entre ellos y de su bo- ca lo que salía era como si bramara, así por todo su rostro dando la impresión que el fuego lo atormentaba por dentro como una brasa encendida, reflejaba en su rostro un sufri- miento atroz. Pensé si sería un condenado, no obstante le pedí al Señor piedad, si es que aún algo yo podía hacer y después de breves oraciones empecé a rezar el Rosario. Co- mentaba yo con uno de mis hermanos esta visión y me dijo que no era un condenado al permitirle el Señor que yo lo viera para que rezase por él como una gracia que el Señor le concedía, y a mí, al ver este y otros rostros. ¡Oh, Dios mio! que sepa serte fiel en todo aquello que quieres de mí. Gracias Señor. 2-12-01 Elevo mi pensamiento con la siguiente oración: Alma de Cristo, santifícanos, Cuerpo de Cristo, sálvanos, Agua del costado de Cristo, purifícanos, Pasión de Cristo, confórtanos, Oh, mi buen Jesús, óyeme, Dentro de tus llagas escóndenos, No permitas nos apartemos de Tí, Del maligno enemigo, defiéndenos, En la hora de nuestra muerte, llámanos, Mándanos ir a Tí, Para que con tus santos y ángeles, Te alabemos, por los siglos de los siglos. Amén. A Tí, Madre de Dios, te invoco, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen de San Sebastian de Garaban- dal, ayúdanos a imitar tus virtudes y haz que seamos puros y santos para ser gratos ante el Señor. Amén.


ENVIA TU ESPIRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. AMÉN.

Volver al índice.