La Imaginación (5)
Al día siguiente por la tarde mientras descansaba un rato, veo, entre sombras negras y claros, un rostro, destaca- ban sus ojos clavados en mí, le miré fijamente y al ver como se ocultaba entre aquellas sombras como quien está al acecho, dejé de mirar al pensar era satanás. Poco después vuelvo a ver lo mismo, eché un vistazo para ver si seguía allí y al verle, aunque con menos claridad, no quise seguir mirando. Después veo un escrito semiborroso, se mantuvo ante mi vis- ta un tiempo. Pienso que, yo soy algo molesto para él y por ello me persigue, pero el Señor permite que me sienta en paz. La paz ¡Que gracia tan grande para quien la posee! en su in- terior, dentro de la familia, en los pueblos, en las nacio- nes; pido al Señor seámos instrumentos de la paz y nada me- jor que reine su amor en nuestros corazones ¡el amor! es el manantial de todo bien. En esta noche me desperté varias veces y siempre con la misma visión ante mi vista. Era un grupo de animales seme- jantes al grupo de los tres, primero pensé eran ellos pero siempre me he quedado con la duda, estaban como puestos en pié mirando hacia arriba, abriendo y cerrando la boca, se movían entre sí enfurecidos, los envolvían sombras y a ve- ces a alguno lo veía en diferente posición y me fue imposi- ble contarlos, por último veo por encima de ellos una man- cha negra como si fuese de un líquido espeso, desparramado. Otra noche veo muchos rostros juntos entre sombras, la vi- sión era en blanco y negro, desaparecían y volvían a aparecer; eran rostros desagradables. Me desperté y veo en mis ojos, o muy cerca de ellos, luz, como chispitas, es todo muy rápido; como siempre pienso que es algo imprevisto lo que significa y por lo tanto, personas en apuros, me puse a rezar; cuando me disponía a seguir dur- miendo me vuelve a suceder y, así, varias veces más, siem- pre cuando me disponía a seguir durmiendo, por ello imposi- ble para mí poder dormir, por lo tanto, seguía rezando; pen- sé si rezar una parte del Rosario o intentar dormir pero yo sabía que no podría dormir tranquila sin antes rezar el Ro- sario, entonces me olvidé de mí y cuando terminé de rezar el Rosario me puse bajo la protección del Señor y, cuando ya estaba cogiendo el sueño me siento acorralada, como si al- guien o más personas me cercaran pegadas a mí; me puse en a- lerta pero al instante me siento atrapada por satanás y, aun- que me puse a gritar tenía claro que el Señor me ayudaría y empecé a rezar el Padre Nuestro...pero yo seguía atrapada; me detuve a pensar como combatirlo, y al tener en una de mis manos el Crucifijo lo acerqué a mis labios y besando sus piés digo: Por la Preciosísima Sangre de Jesucristo, vete de aquí satanás, te lo pido en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; entonces empecé a sentir ruidos ¡qué ruidos a mí alrededor! y, aunque sentía menos presión sobre mí, en medio de aquellos ruidos pensé que, al nombre de Santa Ma- ría la Virgen, huiría espantado, como así fué. Al verme li- bre y recordar aquellos ruidos, ellos me decian se debía a la lucha que se estaba librando por su empeño en no soltar- me, también he pensado si abría otros demonios con él. Me quedé con mucha paz, sin miedo, como si nada me hubiese pa- sado, entonces veo a dos de los animales del grupo de los tres, estaban enfurecidos, entre sombras, pero por encima de sus cabezas había mucha claridad. Como siempre que me despierto tengo presente al Señor, se- gún rezaba me doy cuenta que alguien me miraba; veo un ojo y, otro o el mismo en movimiento, se quedó ante mí y le miré; me llamó la atención el blanco de su ojo como si estuviera empa- ñado, la niña de este ojo negro la tenía totalmente hacia el extremo del ojo mirándome como si yo estuviera en posición dificil para poder mirarme y así con esta mirada fija en mí se ocultó. Como yo estaba rezando le pedí al Señor por quién me había mirado si era alguien que lo necesitaba. A la maña- na temprano me llaman por teléfono para darme la noticia del fallecimiento, inesperado, de una persona querida por todos. En ese momento mi pensamiento fue hacia meses atrás recor- dando lo que había visto sobre esta persona y con estos pen- samientos me olvidé totalmente de lo que había visto en esa misma noche. También pensé si debía escribir sobre ello y después de pensarlo una y otra vez decidí escribiría para mayor Gloria de Dios y como testimonio de que lo que escri- bo nada es cosa mia, no obstante pasados unos días le dije al Señor me lo hiciese saber; en ese momento pensé en mi torpeza ¡como me enteraría! pero me quedé con la confianza de que el Señor se encargaría de que me diese cuenta. Pa- saron días y mirando el cuaderno de apuntes buscando algo que me interesaba saber, detuve la mirada en la fecha del fallecimiento de esa persona y me puse a leer que era lo que había visto en esa noche que no recordaba y, me quedé pensando en la coincidencia; nuevamente pasaron unos días, estaba sentada en la cocina recordando lo ya expuesto y me extrañé de mi misma que no me diese cuenta, en su momento, de que ambas cosas sucedieron en la misma noche y como ha- blando conmigo misma digo: El Señor lo ha permitido así... es entonces me digo, por algo, y, he ahí comprendí que el Señor me daba la respuesta; me sorprende cuando menos lo pienso y me emociono, ya lo he dicho más veces, porque su- cede de manera tan clara para mí que no me queda duda al- guna, pero sobre todo lo que más me emociona es saber que el Señor me demuestra que me escucha y que está tan cer- ca. El Señor sabe que yo soy de las que piensan que al ser nuestro Padre que tanto nos ama es para mí natural que se comunique con sus hijos, lo contrario sería para mí incom- prensible y sin embargo, es lo contrario, lo más normal pa- ra muchos de sus hijos; algunas veces pienso que como el Se- ñor sabe lo que pienso porque así lo creo me concede la gracia de sentirlo cerca. Gracias, Padre mío, gracias. En la tercera parte de este escrito, escribo he visto un rostro lleno de luz, estaba muy cerca de mi vista, me quedé mirando y al saber quien era, como hablando conmingo misma, mencioné su nombre. Era el rostro de un Sacerdote conocido y querido por todos. Por esas fechas y muy seguidas, algu- nas de las visiones pasaban por mi vista con bastante rapi- dez, se presentaba la visión, me daba cuenta de lo que veía y desaparecía. Al reconocer este rostro en esta visión me dije lo guardaría para mí y así pensaba hacer respecto a esas visiones que con tanta rapidez desaparecian, pero, en esa misma noche al tener otra visión relacionada con el ros- tro lleno de luz me llevó a dar publicidad de todas ellas, aunque me reservé lo que habia visto. Es ahora lo escribo: Veo un Sacerdote en el altar en el momento que daba la vuel- ta y se disponia a abrir el Sagrario, por lo tanto de espal- das a mí, entonces me doy cuenta que el Sagrario y lo que veia del altar era conocido para mí y ello guardaba rela- ción con el Sacerdote cuyo rostro habia visto lleno de luz porque en ese altar celebraba diariamente la Santa Misa; aún no había abierto el Sagrario, veo, cómo su cabeza y cuerpo se va hacia un lado como quien de pronto se encuen- tra mal y se muere de repente. Durante los meses que si- guieron a esta visión algunas veces he pensado que su muerte podría ser asi: Ahora es facil comprender que esta visión simbolizaba como sería su muerte, inesperada; al a- tardecer víspera de un dia festivo, los feligreses lo es- peraban para la celebración de la Santa Misa y al no pre- sentarse se interesaron por él comunicándoles que no se encontraba bien y fue en esa noche falleció. En el fune- ral por su eterno descanso me ha llamado la atención cuan- do sobre su caja le pusieron una casulla del mismo color que la que llevaba puesta el Sacerdote en la visión con la diferencia que la casulla en la visión era de forma anti- gua; me dijeron, se llaman de guitarra. Dichosos los que mueren en el Señor, porque sus obras los acompañan. Aún me parece estar viendo su rostro lleno de luz. En esta visión veo dos animales iguales al grupo de los tres, estaban colocados en sentido horizontal frente a fren- te, abriendo y cerrando la boca; al ver a los dos pensé pa- ra mí: no es el grupo de los tres, y, fue al instante apare- ce el tercero en la misma posición pero por debajo del que veía a mi izquierda según miraba. Esta visión me recordó al grupo de los tres animales que muchísimas veces he visto cuando empezé a ver animales, son iguales, con la diferen- cia que a estos los veía siempre colocados en sentido hori- zontal, a dos de ellos, porque el otro siempre estaba como descansando hacia abajo. Lo explico en la primera parte. Veo salir de mis ojos o pasar por mis ojos, aún no lo ten- go claro para saber explicarlo, muy pequeñas lucecitas, pen- sé se trataba de una colisión o algo así, son muchas las co- sas que pueden producir choque, algo brusco, inesperado, y aunque estaba rezando, recé y recé un rato más; cuando me disponía a seguir durmiendo me vuelve a suceder aunque con menos intensidad y, seguí rezando. Hacia la madrugada veo un avión a cierta altura, volaba por encima de edificios todos ellos más o menos con la misma altura, de estos edi- ficios solamente veía los tejados, era como si yo estuvie- se a más altura pero, a cierta distancia, a mi derecha, des- tacaba un edificio bastante más alto que los demás y pensé, por lo que estaba viendo, que el objetivo del avión era ese edificio; en ese momento recordé lo sucedido a las torres gemelas y, me dije si no sería satanás para confundirme, por ello dejé de mirar para el avión y creo así haría res- pecto a la visión si no fuera que ese edificio más alto se acercó a mi vista y me quedé mirando para su construcción; a mi entender nada habia que destacase fuera de su altura, sus ventanas rectangulares de un ancho normal, separadas unas de otras, así en cada piso de la fachada que yo veía de este edificio, me pareció estaba pintado de un tono sua- ve, no blanco y fue en ese momento se va de mi vista pero al instante le veo a distancia, la visión era en penumbra, sin luces en todo el conjunto y en medio de esa penumbra sin saber que ha sido del avión veo como el edificio se derrumbaba; derrumbado el edificio, en lo que era de su- poner eran escombros...había negrura total haciendo con- traste la claridad sobre la superficie; yo seguía mirando cuando hacia un lado veo un pequeño movimiento como para despuntar algo que, por su forma pensé era el grupo de los tres animales pero concretamente no sé qué fue lo que allí se ha movido y sin más desaparece la visión. No puedo decir si esta visión guarda relación con la vi- sión anterior pero sucedió en la misma noche poco después. Veo en sombra como un trozo de tierra, eso és lo que pensé, al lado del mar, todo me decía era mar lo que abarcaba la visión, había mucha claridad; a cierta distancia de la tie- rra veo, sobre aquello que yo digo era mar, como un cuadro abarcando muchos metros, era como si fuese un fuerte de los que se ven en las películas del Oeste, esto para hacerse una idea de lo que he visto, pero en el medio de ello había mar. Al no poder distinguir de que se trataba a pesar de la claridad que había en la visión, me quedé un tanto decep- cionada pensando de qué me servía ver; al darme cuenta de lo que estaba pensando, humildemente digo: Yo sé, Señor, que cuando Tú quieres que vea veo sin más y si lo permites así es por algo. Algunas veces me siento como culpable cuan- do pudiendo ver, según como sea, retiro la mirada, reaccio- no así cuando pienso puede ser satanás para confundirme y no quiero prestarme a su juego, es después pienso que ten- go que ser valiente pero llegado el caso reacciono como me sale en ese momento, otras veces me gustaría ver con más claridad lo que veo para mejor saber explicarlo. Después pienso que el Señor de antemano sabía como iba a ser todo y no le importó fijarse en mí para esta misión aún sabien- do no me iba a ser facil, todo lo sabía de antemano; es por tantas cosas, siempre le estoy diciendo que me abandono en Él, así no seré yo, será Él quien obre en mí. Otra noche he tenido una visión parecida a otra, dudé si eran los tres animales o eran más, estaban como en pié, ha- bía uno muy grande aunque solo he visto parte de su cuerpo y la cabeza, se movian, la visión era muy oscura pero en- tre ellos y por sus cabezas había como una luz amarillenta y claridad. ¡Son tantas las veces que al ver lo que veo me pregunto cual será el significado! Impone verlos. Una tarde veo un ojo más bien negro, yo le miraba y como me miraba con insistencia le dije que cuando rezase el Rosa- rio lo tendría presente por si eran oraciones lo que necesi- taba y, desapareció; poco después justo cuando iba a empezar a rezar el Rosario aparece de nuevo para recordarmelo, es lo que pensé, porque seguidamente se ocultó. Sucedió una tarde de Enero de este año 2002. Estando con los ojos cerrados mientras decansaba, me fijé en un punto que brillaba y más cuando allí algo se movía; aparece una Cruz formada como si fuesen monedas de oro, brillaban mucho más que si así fueran, pero sin grabado alguno, como de dos centímetros de diámetro, separadas entre sí, así era la Cruz en su conjunto; desaparece la Cruz pero al instante aparece y desaparece. Entonces y allí mismo, veo la E de euro en a- breviatura mientras yo un tanto sorprendida y extrañada de lo que estaba viendo, desaparece, pero al instante veo una barrita colocada en sentido vertical y nuevamente la E de euro, separadas por un mínimo de espacio como un símbolo que bien podría ser grabado, por su tamaño, en una moneda de diez céntimos de euro; estaban formadas, barrita y letra, como por un hilo grueso brillante como el oro sobre fondo oscuro; igualmente sobre fondo oscuro he visto la Cruz. Después de comentar con dos de mis hermanos lo que ha- bía visto respecto a la visión que acabo de exponer, uno de ellos teniendo en cuenta que el euro es la unión de nacio- nes con la misma moneda, me llevó a pedir al Padre, por la unión en la fe en su Hijo Jesucristo en este continente, en la unidad de la Iglesia por Él fundada bajo la dirección de Pedro como hicieron los Apóstoles, hoy su sucesor, Juan Pa- blo II. También he dado gracias al Señor por estar siempre presente en todo lo que acontece y le he pedido su bendi- ción para todos. Que en esta unión de naciones, tengan presente lo que Jesu- cristo dijo: Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nuevamente al encender la luz veo en mis ojos o por mis ojos luces; ya con la luz encendida y los ojos abiertos me quedé mirando porque por fuera de ellos muy cerca, aún se- guian aquellas lucecitas como chispitas en mucho movimien- to; me quedé pensando en esas chispitas que, con tanto mo- vimiento podrían juntarse algunas y así formar pequeñísi- mos dibujos diferentes como a veces he visto y esto, por lo que he visto, es fuera de mis ojos, pero unas noches después he visto como un hilo formando varias rayas desi- guales sin romperse el hilo y me he dado cuenta estaba con los ojos cerrados. Otra noche veo como un hilo bri- llante formando circunferencias con varias vueltas, tam- bién sin ronperse el hilo, en miniatura, asi una tras o- tra hasta tres, rapidamente pasaron por mi vista cuando me disponía a encender la luz aún a oscuras y con los ojos abiertos. Otra noche me vuelve a suceder lo mismo pero en tamaño mayor y con más vueltas. Pienso que el Señor lo per- mite así para que rece en ese momento por quien lo está ne- cesitando. Una noche, durante ella, tenía la sensación de estar en comunicación con el Señor incluso durmiendo, me desperta- ba y seguía rezando como si no dejase de hacerlo mientras dormia, pero al mismo tiempo me daba cuenta cómo de cuando en cuando veía un ojo entre sombras, siempre fijo en mí; yo tenía claro era satanás aunque me hacia la indiferente como si no le viera. Debía de estar al acecho porque de pronto me siento atrapada, me costaba trabajo articular pidiendo ayuda al Señor, acudí a la Santísima Virgen ¡Que esfuerzos, Dios mío, tenía que hacer! Al mismo tiempo te- nia ante mi vista un escrito extenso, las letras estaban como grabadas, matizadas con más y menos brillo como los rayos del sol, así resplandecia el conjunto del escrito que tenía ante mi vista, pero yo estaba en apuros, por un momento pensé me iba a dar algo, me sentía totalmente in- movilizada, y ante este temor, haciendo un grandísimo es- fuerzo, pienso que en ello intervino el Señor, digo: Vete de aquí, déjame, y, me veo libre. Sentí miedo, porque era como si aún estuviese allí al acecho, entonces me abracé al Señor con el Crucifijo y el Rosario en la mano y así de protegida estaba cuando por la mañana me desperté. Siempre que recuerdo estos momentos horribles que tantas veces he vivido las lágrimas salen de mis ojos una tras otra pero pienso que cuando el Señor así lo permite debo seguir confiando en Él y me siento feliz al decirle se ha- ga su Voluntad y me seco las lágrimas diciendo siempre lo mismo: que estas lágrimas, Señor, sirvan para borrar mis pecados. Veo movimiento en un punto a cierta altura, la visión era oscura, en ese punto con un mínimo de claridad, esto a mi derecha, de allí, algo fue marcando una linea recta en dirección a mi izquierda, como cuando a mucha altura sabemos va un avión por la estela que deja. La linea se paró sin más, entonces veo asomar, hacia el punto de par- tida, la boca abierta de un animal llena de una luz ama- rillenta y se ocultó; más abajo veo parte de un animal enorme más oscuro que la misma oscuridad, estaba en posi- ción vertical con la boca muy abierta echando por ella al- go parecido al fuego abarcando cierta altura y así le veo subir en dirección al punto de partida de lo ya explicado pero poco antes se detiene y retrocede parte de lo andado y vuelve a subir echando nuevamente por la boca de aque- llo que no era exactamente fuego pero de un color pareci- do, y sín más desaparece de mi vista mientras yo miraba donde se ocultó porque como arenas movedizas, algo pare- cido era, lo que allí se movía. Pienso no hay palabras para describir el efecto que cau- saba lo que encerraba esta visión y así otras muchas vi- siones. He tenido tres visiones muy seguidas pero, decidí no es- cribir sobre ellas al estar confusa por diferentes moti- vos. Después, pensando en ellas, le dije al Señor lo había decidido así porque nadie como Él sabía de mi situación, a- sí que, Señor, le dije, si quieres que escriba necesito o- tra oportunidad sobre las tres visiones; pensaba yo que así todo quedaría más claro para mí y, fue pocos días después, el Señor me concedió esa oportunidad con una de las visio- nes pero, me quedé exactamente igual como cuando la primera visión. Ahora no me explico por qué decidí no escribir cuan- do en otras visiones he escrito lo que veo según mi capaci- dad y no puedo pretender saber más de lo que el Señor per- mite que vea, esto ya lo sabía y ahora me lo ratifica el Señor al darme otra oportunidad y nó por eso me he entera- do de algo más. Cuando explico algunas de las visiones a uno de mis hermanos a veces quisiera saber más de lo que yo puedo explicar y entonces con el dedo índice le apunto para el dulce rostro de Jesús grabado en la portada del li- bro, La Verdadera Vida en Dios, que siempre tengo presente, y con ello sabe le estoy diciendo és el Señor y no yo quien puede responderle, aunque sé muy bien que él también así lo entiende. Es ahora voy a escribir sobre esas tres visiones: Primera: Veo muy cerca de mi vista, abarcando toda la vi- sión, como si estuviese lloviendo muchísimo, hasta el punto que aquello que yo digo era lluvia impedía ver más allá; me fijé mucho tratando de saber si aquello en realidad era llu- via pero sin tener nada claro desaparece de mi vista y veo que, por detrás estaban el grupo de los tres animales muy juntos frente a mí y era aquello que no sé explicar que era, me impedía verlos. Cuando el Señor me concedió otra oportu- nidad, sucedió de la siguiente manera: veo al grupo de los tres animales hacia una esquina, estaban muy juntos como descansando pero sus cabezas se movían como mirando y es entonces me sorprende ver muy cerca de ellos lo mismo que en la primera visión pero no frente a mí, semi de lado; ha sido entonces me he dado cuenta como el Señor me concedía otra oportunidad y mi atención la puse en aquello que no sabía qué era en realidad pero como ya he explicado me que- dé exactamente igual que con la primera visión, aunque, en esta segunda oportunidad he visto al mismo tiempo el conte- nido de la visión como mirada desde otro ángulo, mientras que en la primera con el mismo contenido pero visto en dos partes, ambas frente a mí. He pensado que lo que no sé ex- plicar que era y que me impedía ver más allá ocultando al grupo de los tres animales, en ello está el significado de esta visión. Segunda: Veo muchos hombres, estaban en fila india sepa- rados como medio metro, estaban como encadenados unos a o- tros hacia la altura de la cintura, pensé eran prisioneros, entonces se acerca a mi vista aquello que los encadenaba y veo eran flores como entrelazadas con diferente forma y co- lor, la visión era en color, y ha sido en ese momento cuan- do queriendo saber como iban entrelazadas se aleja de mi vista como al principio de la visión; estaban en un lugar abierto pero reducido, a juzgar por la posición del conjun- to, formaban varias curvas más o menos cerradas. La visión era como en pleno día vista a cierta distancia. Tercera: Estaba durmiendo y al despertar, con la oscuri- dad en la habitación y los ojos cerrados sin pensar abso- lutamente en nada como para seguir durmiendo, me doy cuen- ta que, más oscuro aún, algo había ante mi vista; eché un vistazo a todo el conjunto más oscuro y me doy cuenta era un acantilado, así lo pensé, con bastante altura, abajo del acantilado sobresalía como una peña de varios metros de lar- go terminando en punta; todo esto lo observaba yo como si estuviera abajo del acantilado hacia la punta de la peña pero con esta delante, cuando, al otro lado de la peña, como si saliesen de una cueva, veo a un grupo de hombres y allí se quedaron; la peña que tenía delante me impedía ver- los de cuerpo entero como también la entrada de la cueva. Me desperté y sin darme mucha cuenta algo había ante mi vista, hasta que con toda consciencia fijé mi atención en en ello; se trataba de un dibujo sobre algo color carne y según yo miraba pensé y me dije: es como una pierna de los deportistas, cuando se las vé cubiertas con una prenda muy ajustada. Como todo me indicaba se trataba de una pierna, así lo voy a explicar: De esta pierna solamente veía parte de la rodilla hacía arriba e igualmente hacia abajo, con la rodilla un poco doblada, la tenía frente a mí a la altu- ra de mi vista y muy cerca; sobre la rodilla había un dibu- jo rectangular compuesto por otros dibujos todos ellos rec- tangulares de pequeño tamaño colocados unos en sentido ver- tical y otros en sentido horizontal de manera que ninguno coincidía completamente con otro en la misma posición; pen- sé podría ser un laberinto, algo original, pero al estar to- dos unidos sin salida alguna no supe que pensar; estaba rea- lizado con un cordón fino, negro, sin empate alguno, un tra- bajo perfecto. Después empezó a desencajarse por trozos y el cordón como a estirarse perdiendo brillo y así desaparece la visión. Me desperté y según estaba con los ojos cerrados veo una camioneta, me quedé mirando y me dije: parece del ejército; me recordó las que veo a veces por la televisión que la ca- ja vá cubierta como con lona y los militares van en ellas, abiertas por atrás, pero esta iba toda cerrada, a marcha muy lenta como si el terreno le impidiera ir a más veloci- dad; la visión era en color y con toda claridad pero el entorno estaba bastante velado a mi vista, no obstante, lo que podía apreciar parecia un lugar como peñascoso, abier- to para pasar por allí; cuando la camioneta se va ocultan- do de mi vista, aún sin desaparecer la parte de atras veo la seguía muy de cerca un animal negro parecido a un toro bravo, caminaba lentamente al ritmo de la camioneta, su manera de andar me recordó a otro en otra visión, entonces este animal se acerca a mi vista, muy cerca, pero algo ha- bía con cierta altura entre el animal y yo que solamente le veía toda la parte de arriba y parte de su cabeza, te- nía los cuernos muy pequeños en punta no pudiendo ver el resto de su cabeza, es entonces el animal la levanta con un movimiento hacia mí al estar en posición horizontal pudiendo ver no era como la cabeza de un toro bravo, te- nía el morro muy pronunciado, por parte de ella era pe- loso y hacia la altura de los ojos sobresalía como un hue- so curvado, se mantuvo por un momento sin mover la cabeza mientras yo lo observaba porque me llamó la atención lo del hueso curvado y es entonces desaparece y veo sobre a- quello que nos separaba al toro y a mí la cabeza de un hombre como si su cabeza estuviese recostada sobre ello, con el rostro hacia arriba, abriendo la boca, envuelto en sombras negras y claros, era un rostro que me impresionó verle y por ello retiré la mirada y fue al momento desa- parece la visión. Después de lo que acabo de explicar me quedé pensando, más bien meditando, otra manera de orar me decia, y por último recé una parte del Rosario, miré el reloj, y, aun- que habian pasado dos horas aún tenia un tiempo para dor- mir, me puse bajo la protección de Jesús, María y José y cuando estaba cogiendo el sueño siento que me llaman por mi nombre muy cerca de mí, la voz era de hombre y al des- pertarme sin saber quien me había llamado me sorprende el rostro de una mujer con los labios como muy pintados de rojo y al fijarme en ella parte de su rostro quedó velado, me fijé en uno de sus ojos, el otro quedaba oculto, lo mo- vía de manera extraña, el movimiento de su boca tratando de hablar, no sé lo que decia, resultaba tremendamente de- sagradable, yo miraba y no miraba, tenia el cutis muy fi- no y la melena corta hasta el cuello, metía miedo ver sus gestos y, me puse a rezar por ella. Ha sido después pensé si no sería el mismísimo satanás para confundirme porque si la voz de quien me llamó era de hombre por qué al ins- tante ese rostro de mujer ante mi vista. Pensé en mis ora- ciones por ella, pero como la oración siempre tiene valor ante Dios, el Señor dispondría según su Voluntad al saber la verdad en lo sucedido. Siempre le pido al Señor le desbarate todo a satanás que nada podrá contra Él, que es el Todopoderoso. Ven, Señor Jesús. 25-2-2002 Hoy, 27 de Mayo de 2002, mes dedicado de manera espe- cial a Santa Maria Madre de Dios, nuestra Santa Madre; a través del Santo Rosario le pido nos proteja a todos por- que el mal nos acecha por todas partes. Iba a seguir esribiendo y lo dejé; es ahora, 27 de Ju- nio, sigo escribiendo y en ello se entenderá por qué no lo hice durante este tiempo. Hace días y aún sabiendo lo que había visto, he recurrido al Señor pidiéndole ayuda si es que era su deseo que siguiera escribiendo. Necesitaba Luz, en parte porque tenía visiones donde el contenido quedaba velado para mí, sombras y tinieblas, más o menos, encerra- ban estas visiones, pero nada más, otras, consideraba yo como una continuación de lo mismo sin mayor interés para seguir escribiendo y otras me encontraba como confusa pa- ra escribir; no me es facil sacar a flote todo el conjun- to de cosas que en mí influian para no escribir porque, también satanás, siempre satanás como una sombra en todo. Después de lo que he explicado una noche tuve una vi- sión: Veo muchos cuervos, muchos, estaban muy juntos como si estuviesen posados en el suelo como dentro de un cír- culo y los que estaban hacia el borde, con más espacio, se movian entre si y entre estos había tres aves blancas, sus cuerpos eran un poco más grandes, no pudiendo ver sus cabezas pero como se movian, me fijé con el fin de saber que aves eran y, ha sido en ese momento desaparece de mi vista todo el conjunto. Me quedé confusa aún sabiendo lo que había visto y así se lo decia al Señor y fue entonces le dije que si me concedía otra oportunidad o algo rela- cionado con esa visión, lo importante era que yo me diese cuenta, Él sabría cómo, ello me bastaba para seguir escri- biendo. Como ya digo, necesitaba luz. Al igual que siempre, me abandoné en el Señor se hicie- se su Voluntad y, pocos días después una mañana temprano, estaba rezando por el Santo Padre el Papa, por la Iglesia, por los Pastores que la cuidan...cuando veo que algo se mo- vía a cierta altura, era un pájaro que parecia volar con prisa a juzgar por el movimiento de sus alas y aunque la visión no era del todo clara, mientras lo miraba digo: es un cuervo; al decir es un cuervo, se posa en algo a la mis- ma altura que volaba pero oculto a mi vista y, fue también en ese momento al terminar de decir, es un cuervo, me doy cuenta que con lo que acababa de ver el Señor me daba la respuesta. Ha sido a partir de ese momento me he visto li- bre de ataduras y, el Señor aquí me tiene porque mi unico deseo es hacer su Voluntad. Después me quedé pensando por qué el Señor me dió la respuesta cuando estaba rezando por la Iglesia... Con anterioridad a lo escrito, una noche estando dur- miendo me despierto con una visión: me doy cuenta que ha- cia una esquina, a mi izquierda, había una persona y aun- que la visión era oscura se distinguía bastante bien, lle- vaba una prenda recta, larga, de color negro, me llamó la atención cuando veo llevaba alzacuello destacando su ti- ra blanca y por ello sin dudarlo pensé se trataba de un Sacerdote; al fijarme en su rostro, un rostro terriblemen- te desagradable, con unos ojos como fuera de sí, mirándome fijamente, con una sonrisa en los labios, retiré la mirada al pensar no era otro que satanás y, fue al retirar la mi- rada de su rostro, veo hecha a andar llevando un cochecito como uno de tantos cochecitos de niños recien nacidos. Entre el desagrado de verle y lo que he visto me quedé sin saber que pensar y un tanto a disgusto por su tenacidad que, con aquella sonrisa, parecia como si la batalla la tu- viese ganada. ¡Oh Dios Mío! por Tú amor y Misericordia, líbra- nos de él. Una noche después de empezar a escribir, estaba rezan- do y veo un escrito semiborroso como en el espacio y por detrás veo un ojo que se movía mirándome; al pensar no era otro que satanás retiré la mirada como quien no se dá cuen- ta de lo que tiene delante mientras seguía rezando. Recuerdo una noche, después de dar publicidad a mis úl- timas visiones; veo un escrito como suspendido en el espa- cio y por detrás se movía un rostro pero de perfil desta- cando su oreja como quien está a la escucha; como no dudé era satanás por todo lo que lo envuelve, dejé de mirar. Otra noche, vuelvo a ver un escrito y sobre el veo la ca- beza muy pequeña de un animal, estaba roe, roe, comiéndo- se las letras; esta cabecita me recordó a un animal que he visto hace algún tienpo, era enorme, negro, estaba al ras del suelo pero tenía una cabecita tan pequeña y su manera de moverla como comiendo o buscando algo que me llamó la atención al tiempo que resultaba repulsivo. Durante este tiempo con bastante frecuencia he visto o- jos que me miraban, nuestras miradas se cruzaban mientras a todos les decia rezaría por ellos y, desaparecian. Entre ellas destaco algunas: veo un ojo negro y también la zona de la ceja igualmente negra, me miraba y yo también le mi- raba, como no se iba de mi vista le dije que pediría por si algo necesitaba cuando poco más tarde iba a rezar el Rosario, entonces de su pupila empezaron a brotar de tres en tres como gotas de agua mientras yo pensaba estaba llo- rando. Poco después veo una sombra, su forma era la de un animal que me recordó a otro que habia visto días atrás y por ello pensé si sería el mismo; era un animal de cua- tro patas muy peloso, las patas cortas, no sé si era de- bido al pelo largo de su cuerpo y por ello se veian cor- tas, se ocultó hacia mi derecha dejando ver solamente po- co más que su boca con ella abierta en posición hacia a- rriba envuelta en algo amarillento que tantas veces he visto en otros animales y que no sé definir pero que sí impone ver. No sé si ello guarda alguna relación con el ojo que lloraba. Veo como un punto plateado, aparecía y desaparecia mien- tras yo observaba, entonces se deja ver la forma de un ojo rasgado con el párpado cerrado, lo abre y de su pupila em- piezan a salir como pequeñísimos manojos formados por pun- titos plateados que se abrían como un fuego artificial, así una y otra vez mientras yo preguntaba al Señor que quería decir lo que estaba viendo y de quien era aquella mirada; su mirar dulce de un color castaño claro con un reflejo en verde, pero, el Señor guardó silencio. Pocos días después vuelvo a ver un ojo con el párpado cerrado, yo me quedé mirando y veo lo abre a medias y de su pupila le salía lo mismo que en la visión anterior pe- ro de menor tamaño y dos veces solamente. Veo el rostro de un hombre en posición hacia arriba co- mo si su cabeza estuviese apoyada sobre algo, tenía la boca abierta de manera exagerada pudiendo ver toda su dentadura, se distinguía entre sombras negras y claros, igualmente muy cerca veía la cabeza de un animal negro, estaba acompañado de otro animal del cual también solo veía su cabeza, ambas muy juntas, se acercaban o rozaban aquel rostro de hombre como si lo estuvieran torturando a juzgar por el sufrimien- to que reflejaba su rostro, resultaba algo horrible, sien- do para mí imposible seguir mirando; me fijé en las cabezas de estos animales, diferentes, cuando como un reflejo veo a uno totalmente y supe de qué animal se trataba al hacer un movimiento con la cabeza; era el mismo animal parecido a un toro que en otra visión seguía a una camioneta y al final de la visión he visto otro rostro que me impresonó verle; esta visión está escrita en esta quinta parte. Una o dos noches después vuelvo a ver a estos animales, como la visión era oscura, he vuelto a reconocer al que se ase- meja a un toro por el mismo movimiento que hizo con la ca- beza, estaban a no mucha distancia frente a mí y se acer- caban, entonces me fijé en el otro y me sorprendió el con- traste entre uno y otro, este se arrastraba por el suelo igual o semejante a los lobos marinos, lo he visto con bas- tante claridad. Me quedé pensado qué relación podría haber entre uno y otro y fue pocas noches después tuve otra vi- sión que al estar relacionada con la carretera, me llevó a pensar que estos animales pueden simbolizar lo mismo pero en diferentes campos. Sucedió así: En esa noche me desperté y me puse a rezar cuando nue- vamente veo al animal parecido a un toro, como la visión era oscura destacaba solamente para darme cuenta, movía bastante la cabeza como si estuviese inquieto y así se mantuvo ante mi vista un rato; cuando dejé de rezar estan- tando nuevamente para dormir me doy cuenta como este ani- mal pasa rapidamente por mi vista y me sorprende cuando como quien da la vuelta sobre lo andado, lo vuelvo a ver pero de color blanco, marcado su cuerpo como dividido en tres partes, creo eran tres, como con tinta negra, es to- do lo que puedo decir porque, rapidamente desapareció, quedando yo sin saber que pensar y, me dije: mejor no dar- le importancia; es poco después veo un camión como cruzan- do la carretera como si no hubiese espacio entre el y mi vista, pasando en la misma dirección que había visto al a- nimal negro y, al desaparecer a mi derecha, a poca distan- cia veo otro camión parado en la carretera como quien va en ruta y en el mismo carril se detiene por alguna causa; las cajas de los camiones iban cerradas como tantos camio- nes de gran tonelaje. Cuando el segundo camión se va de mi vista vuelvo a ver al animal negro en medio de oscuridad, abriendo la boca envuelta en ese algo amarillento que pare- cia que bramaba y, como digo siempre, impone ver. Poco des- pués veo pasar por mis ojos una luz como tantas otras ve- ces he visto que significa algo imprevisto... Es por ello seguí rezando porque, solo el Señor sabe la gravedad que todo ello encierra. He visto otros rostros con mucho sufrimiento, una de es- tas visiones era en color, me desperté y veo la cabeza de un hombre, era tal el sufrimiento reflejado en su rostro que abrí los ojos para no verle pero le seguía viendo por más que hacía para no verle. Es todo muy triste, al recor- darlo se me llenan los ojos de lágrimas. En otra visión veo la cabeza de un animal negro con ella en posición ha- cia arriba, enseñando sus dientes, desaparece y entre ti- nieblas veo un rostro horrible también con mucho sufrimien- to y, me puse a rezar por él, cuando desapareció vuelvo a ver al mismo animal. Otra noche veo rostros entre sombras y en medio de ellos destacaba uno como en primer plano, al verle mirándome fijamente, dejé de mirar al pensar no era otro que satanás. Una noche me desperté y me quedé fija mirando qué había en medio de mucha oscuridad hasta que distinguí completamente un rostro con la tez como un tizón destacando sus ojos, mirándome como si estuviese al ace- cho, así que nuevamente retiré la mirada. Me es imposi- ble explicar lo que encierran estas visiones y no sé como lo puedo resistir, sin duda, es por una gracia especial que el Señor me concede. Era por la tarde, a mi izquierda veo aparecer como una mano y también el brazo todo ello como chamuscado, se mo- vía como temblando bastante y se acercó a mi vista, enton- ces veo como de su piel salían pequeñas llamas como algo que se inflama, así salían las llamas de su piel y por al- gún instante desaparecia el fuego y vuelta otra vez has- ta que se ocultó por donde le ví salir pero con brazo y mano en llamas. Mientras miraba, pensaba si así sucederá en el Purgatorio y cuando por esas almas se reza encuen- tran alivio y el fuego se apaga. Una noche me atacó satanás al tiempo que ante mi vista tenía algo funesto, el conjunto de todo ello daba miedo aún sin saber de que se trataba y cuando en medio veo aparecer algo, al pensar podría ser quien me tenia atrapada, retiré la mirada invocando al Señor viniese en mi ayuda, así una y otra vez hasta que me ví libre, pero, al instante me vuelve a atacar al tiempo que veo un rostro desagradable de mujer, con melena larga rizada; la miré fijamente y muy seria le pregunté quien era y, aunque le noté un algo como si no le agradara mi pregunta, nuevamente le pregunté quien era co- mo exigiéndole me respondiera; entonces su rostro me dió miedo y no he vuelto a mirarla al tiempo que la fuerza de satanás se acentuó sobre mí entendiendo yo era él, con ros- tro de mujer para confundirme, también me he dado cuenta de un ruido continuo mientras todo ello sucedía y por un momento le presté atención en medio de mis gritos dicien- do: Padre ayúdame, y fue al invocar al Espíritu Santo, me veo libre. Sentí miedo y ante el temor de que me volviera atacar, me abracé, como siempre, al dulce rostro de Jesús con el Crucifijo y Rosario en mis manos, un tanto pensati- va y les pedí protección invocando también a San José. Se- gún estaba, al poco rato veo algo en colores que venía ha- cia mi, era el busto de una persona ocultando su rostro, pero por lo que llevaba puesto pensé se trataba de una per- sona conocida para mí; se colocó de espaldas a mí muy cer- ca mientra yo observaba lo raro de su cabello que no era tal; cuando desaparece la vuelvo a ver de frente, parte de su rostro, llevando en la cabeza como un gorro parecido a los que llevan los esquimales y en el ocultaba parte de su rostro mientras me miraba. Me he quedado con la duda de si no sería satanás que se disfraza de maneras diferentes para que me fije en él. He pensado también en aquel ruido, con qué compararlo, y mi conclusión fue, era algo así como el ruido que produce cuando tiembla la tierra. Sin terminar de escribir lo que acabo de relatar en es- te último punto me fuí a la cocina para preparar la cena recordando los momentos cuando me ataca satanás y, al igual que siempre, sin poder contener las lágrimas, pensaba tam- bién lo imposible que me és explicar el conjunto de lo que encierra cuando es satanás a quien veo y me decia que cual- quier persona yendo por la calle en una noche oscura y de pronto se encontrara con algo así, aún el más valiente e- charía a correr, convencida yo, como ya he escrito, lo pue- do resistir por gracia del Señor. Recordaba los momentos de confusión... desgana... para seguir escribiendo, sino fuera por la respuesta que me ha dado el Señor a través de la visión que ya he explicado y, aún así, poco antes de sentarme ante el ordenador, por un momento me quedé pen- sándolo y, ha sido en ese momento recordando todas estas cosas percibí me decia el Señor como una súplica ¿Lo ha- ces por mí? percibí también con cuanta dulzura me lo de- cía en su súplica y, al instante le respondí: Sí, mi que- rido Jesús...aquí me tienes. El Señor sabía que necesitaba de su ayuda y una vez más quiso que lo sintiera tan cerca dándome aliento que mis lágrimas se esfumaron para dar pa- so a una gran alegría interior llena de agradecimiento. ¡Oh, Dios Mío! Gracias, no permitas que satanás me confun- da. Veo como una explosión, pequeña explosión, y bueno, me quedé sin darle importancia. En otro momento, en esa noche, pasó por mis ojos como un hilo de luz formando un diminuto dibujo y ha sido después en otro momento veo nuevamente co- mo una explosión pero mucho más potente que la primera y fue entonces cuando he dado importancia a la primera. Es- toy convencida que por insignificante que parezca lo que veo tiene su importancia. Como si fuese a la luz del día veo como un avión de com- bate seguido de otros tres, estos como en grupo, bastante cerca del que iba delante, volaban a baja altura; dejé de ver los aviones y abajo veo el efecto como de un conjunto de explosiones como si el objetivo de todos ellos fuese el mismo lugar. Una noche me desperté y me encuentro con unos ojos mi- rándome, estaban entre negras sombras pero sus ojos desta- caban con su mirar penetrante que conozco muy bien, al ins- tante me he dado cuenta de quien era y retiré la mirada; ¡qué despertar el mio y encontrarme con satanás como si estuviese velando mi sueño! pero, estoy segura que el Se- ñor estaba atento y con esta confianza me quedé tranqui- la; Jesús, Maria y José, mis tres guardianes, nada podrá contra mí. Gracias, gracias, gracias, lo mucho que quisie- ra decirles lo encierro en esa palabra. Con relativa fre- cuencia percibo que el Señor me dice, pídeme una gracia y, yo siempre le digo lo mismo: Tu gracia, Señor. A continua- ción le pido que todos sus hijos se den cuenta que vivir en su gracia es el mayor tesoro que podemos poseer. Veo como una pequeña parte de una via férrea, metro y medio más o menos, entre ambos rieles, extendidos a lo lar- go había como cables finos separados como diez centímetros unos de otros, entonces y todos al mismo tiempo, como si hubiese un corto circuito, empiezan a chispear hasta lle- gar al final y es entonces surge fuego alcanzando las lla- mas cierta altura. He tenido varias visiones más o menos iguales; al prin- cipio, sin duda eran el grupo de los tres animales, con sus cabezas hacia arriba abriendo y cerrando la boca, como en- tre nubes, solamente veía sus cabezas, se movían y era en- tonces cuando por lo que veía me parecía había más mien- tras yo trataba de contarlos, pero siempre en estas visio- nes he quedado con la duda de cuantos eran en realidad. Me quedé pensando qué podría ser lo que tenía ante mi vista; a mi izquierda sobresalía un trozo de algo total- mente negro formando un dibujo, destacaba la claridad de su entorno y en el resto de la visión; yo seguía mirando y veo sale el sol entre aquella claridad, es entonces pensé se trataba de una pequeña parte de la tierra, el sol se oculta y vuelve a salir en el mismo lugar, se veía sin brillo como cubierto por una ligera niebla; se mantu- vo mientras yo seguía mirando para la forma de aquella pequeña parte de la tierra y es hacia abajo según seguía la forma hacia mí derecha, en un punto se abre y despuntan, yo diría eran dos cabezas de animales iguales. Sucedió por la tarde después de descansar un rato; es- tando pensando en rezar los quince Misterios del Rosa- rio, de pronto, me siento atrapada por satanás y, al se- guir pensando en el Rosario, me veo libre; es entonces tengo una visión: Veo una gran extensión de terreno a- barcando toda la visión y, a mi izquierda a cierta dis- tancia, sobre el terreno veo una pequeña sombra negra; me quedé mirando y como si se transformara y más cerca de mi vista, veo un animal negro pastando mientras yo lo ob- servaba y aunque los cuernos quedaban ocultos, convenci- da me quedé era un toro, dejó de pastar y empieza a co- rrer en otra dirección desapareciendo de mi vista, pero, en décimas de segundo, a cierta distancia bastante frente a mí veo un caballo negro corriendo a galope todo cuanto daba de sí, me quedé mirando y desaparece, pero al instan- te veo nuevamente la sombra como al principio y hacia el mismo lugar, empezó a moverse viniendo hacia mí y según se acercaba se hacía más pequeña y veo con sorpresa en su lugar una oveja corriendo, negra como la misma sombra y poco antes de pasar frente a mí, desaparece y con ella la visión. Me quedé pensando qué conclusión sacar de lo que había visto: una gran extensión de terreno en una gran llanura, la hierba crecida y seca, doblada como sin vida por falta de siega, del color de la hierba seca así se veía todo el terreno, como abandonado; pensé en las mu- chas cabezas de animales que allí se podian alimentar y otras cosechas que a su vez sería alimento para otras mu- chas gentes, el trabajo que todo ello supondría y...ter- miné pensando en lo que está sucediendo con el campo, se controla la producción a consta de lo que sea para que no haya excedentes y se alimenten, eso sí en la abundancia unas cuantas personas mientras otras se mueren de hambre cuando la Voluntad del Señor es que el fruto de la tie- rra sea alimento para todos y su desarrollo. Me consta que, por algo satanás me atacó y seguido he tenido esta visión que el Señor lo ha permitido así, como un toque de atención. Vuelvo a ver el grupo de los tres animales como pues- tos en pié a juzgar por lo que veía de ellos, se movían y, nuevamente me quedé con la duda si había otros entre ellos. Una noche, de pronto, veo muy cerca de mi vista, sola- mente las ventanas de una nariz, me pregunto por qué al momento me dí cuenta de lo que era, al ser grandes pensé eran de un animal y es entonces aparece su hocico negro, seguidamente abre la boca y la tenía llena de ese algo a- marillento como si bramara; la visión era oscura pero una luz especial me ayudaba a ver perfectamente al tiempo que todo el conjunto infundía miedo. Me desperté y veo entre sombras negras un ojo mirándo- me, el blanco de este ojo negro destacaba; como visiones así, imponen, al pensar podía ser satanás retiré la mi- rada después de que estas se cruzaran, pero, al seguir allí aquellas sombras, con recelo vuelvo a mirar y me doy cuenta al ver ambos ojos eran de un animal que seguía fi- jamente mirándome y, al no tener el valor de mirarle ob- servé el entorno y veo destacaba entre la negrura la ca- beza de un animal más negra aún que las sombras, estaba de perfil, entonces abre la boca y echa por ella algo que no supe definir qué podría ser; esta cabeza parecia la de un perro de raza grande. Recuerdo otra noche; veo un ojo que me miraba y al ins- tante me he dado cuenta era de un animal; siempre pienso es satanás que no sabe lo que hacer para que me fije en él. Nuevamente se me llenan los ojos de lágrimas, pero lo tomo como una cruz que tengo que llevar aunque no me qui- ta la alegría y felicidad interior siendo esto lo que me ayuda a que la carga sea ligera. Una noche estaba soñando, pasaba yo por un lugar cono- cido y veo reunidos un grupo de animales grandes, estos animales salen del recinto donde estaban y yo me puse a un lado con el fin de pasar desapercibida mientras iban pasando, pero, uno de ellos vino hacia mí y cuando su ho- cico lo acercaba a mi rostro, pedí ayuda al Señor, y es- te se detuvo y yo me desperté. Es entonces sigo viendo a- nimales, estos más pequeños; entre lo que he visto desta- co lo siguiente: me llamó la atención mucho plumaje blan- co como de varias aves reunidas y entre este plumaje veo un ave negro, era como un pavo, este se oculta quedando ante mi vista el plumaje blanco, como ya digo, como de varias aves, como moviéndose entre sí y, veo como este plumaje blanco cubre al ave negra menos su cabeza que, de no haber visto lo que ví con toda claridad, podría decir era un ave blanca con la cabeza negra cuando la realidad era que bajo el plumaje blanco se ocultaba to- da su negrura. Veo, como entre nubes, una pequeña zona de color amari- llento y un pájaro negro revoloteaba hacia un extremo pi- coteándola una y otra vez pero sin posarse sobre ella. De lo que he visto por falta de valor no seguí miran- do; de pronto veo hacia abajo dos cabezas de animales mas bien pequeñas pero semejantes al grupo de los tres cuando se transforman, todo era luz en ellas como si bra- mara, estaban muy cerca como mírándose abriendo y cerran- do la boca; a poca distancia un poco más arriba veo como un montón de algo y ha sido al fijarme en ello eran ani- males unos sobre otros, destacando hacía arriba uno como un cienpies gigante y algún otro con patas finas como una araña grande y, el ver lo que ví me resultó tan repelente que rapidamente retiré la mirada porque imposible para mí seguir mirando detalladamente. Ahora pienso cual podrá ser el significado de esta visión. Veo al grupo de los tres animales, se ocultan y acto se- guido veo a dos de ellos con las cabezas muy juntas miran- do hacia arriba abriendo y cerrando la boca como enfureci- dos, por un momento los veo dentro de una circunferencia como suspendida en el espacio, según los miraba me pregun- taba qué podría significar, pero seguidamente los veo ha- cia un lado a mi derecha envueltos como entre nubes don- de bordeando el extremo de la visión se extendía como fue- go, mientras estos animales por su actitud indicaban la gravedad que encerraba esta visión. Recemos todos los días el Santo Rosario para combatir tantos males. 27-7-2002