La Imaginación (8)

Envuélveme Señor con tu Espíritu Santo, para seguir escribiendo según tu Voluntad.

Durante varias noches y en visiones oscuras destacaban grupos de animales con las bocas abiertas, destacaban sus cabezas todas iguales en una sombra negra, moviéndose en- tre sí y ello me impedía poder contarlos, aparte, en otra sombra negra creo estaba el grupo de los tres animales; son bastantes las veces dejo de mirar, por prudencia, por- que pienso que algunos simbolizan la impureza; parecen a- tormentados a juzgar por sus bocas abiertas y, me es impo- sible expresar todo lo que percibo de horror y gravedad que encierra lo que veo. Otra noche, aunque la visión era oscura, destacaba clara- mente una serpiente, a juzgar por su cabeza y lo que veía de su cuerpo, era muy grande, completamente negra, pero su cabe- za no era de una serpiente corriente, la mandíbula inferior era, papuda, haciendo contraste con la superior, estaba con la boca abierta, una boca redonda y dentro sobre la mandíbula inferior destacaba algo exactamente igual a una Hostia de pe- queño tamaño pero la veía como aumentada, llena de luz ¡Dios mío, qué visión! como para no dar crédito de lo que estaba viendo, entonces se va levantando suavemente sujeta por los extremos como por dos brazos pequeños también llenos de luz y se va elevando al tiempo que salía de la boca de la ser- piente y así a poca altura se detiene quedando parte de los pequeños brazos dentro de la boca pero como suspendidos sin apoyo alguno; de la Hostia empezó a salir como hilos finos hacia lo largo formando como un manojo y como perdiendo su forma y, desaparece la visión; dentro de la Hostia se aprecia- ba algo, por poner un ejemplo, algo así como se vé en la lu- na, pero diferente. Si en otras visiones no encuentro pala- bras para llegar hasta el fondo de lo que encierran, en és- ta me quedé alucinada, en el peor sentido de la palabra; ese repelente reptil, en contacto con lo mas sagrado. ¡Oh Señor! que tremendo significado debe tener esta visión, me consta, és por algo lo que he visto. No mucho tiempo atrás he vis- to la cabeza de esta serpiente, estaba muy cerca de mí y re- cuerdo lo mucho que me fijé en ella, en su mandíbula infe- rior, un tanto papuda, estaba con la boca abierta y por la forma de su cabeza no pensé era una serpiente. La última vez que la he visto, posterior a lo expuesto, estaba también muy cerca de mí, solamente la cabeza y con la boca cerrada, me he dado cuenta era la misma; en este caso me fijé para la mandíbula superior, estaba de perfil y según uno de sus ges- tos, el hocico formaba como una vuelta hacia arriba, la ob- servaba a la vez que ella parecía estar atenta a algo ocul- to a mi vista. He vuelto a ver de manera muy marcada los tonos lila a- zulón, negro y verde amarillento, en esta visión, más que el negro dominaba el verde amarillento, como nubes en mo- vimiento, de tamaño más grandes que la mayoria de las ve- ces que tantas veces he visto, desaparecían y se formaban otras, siempre en movimiento, iban de izquierda a derecha como formando una ola. La visión era oscura pero destacaba una sombra grande mas abajo de mi vista y muy cerca, en posición horizontal, la cubría algo transparente hasta que me he dado cuenta que estaba sumergida, como flotando en el agua a medio me- tro de la superficie; hacia arriba de la visión, en un pun- to, veo un revoltijo de sombras negras y claros donde des- punta un ojo grande mirándome, veo como si tratase de ocul- tarse entre ello al tiempo que aquel ojo se iba empañando más y más y desapareció; aunque al verle, al principio, pen- sé si sería satanás, al no estar segura no retiré la mirada y fue por la forma de ocultarse pensé si sería de otra per- sona y por ello lo miré hasta que desapareció; seguidamente veo otra sombra negra hacia abajo y a la izquierda coloca- da en sentido vertical y otra un poco más arriba hacia la derecha, en ambas sombras despuntaban cabezas de animales; en la de abajo creo estar segura eran el grupo de los tres, algo les pasaba, con sus bocas abiertas, luego, los dos de los extremos frente a frente se miraban y al ver que se a- cercaban retiré la mirada, seguidamente me fijé en la otra sombra, tratando de asegurarme cuantos animales eran, si cuatro o más, pero como también algo les pasaba, todos con las bocas abiertas moviéndose entre si, no pude contarlos. Mayormente en estos grupos son todos iguales, se asemejan al grupo de los tres cuando éstos no se transforman, algu- nas veses pienso es porque simbolizan la fealdad del peca- do y por eso son iguales. Visiones donde hay grupos así son incontables las que he visto, pero solo el Señor sabe lo que simboliza cada una de ellas. Era una visión clara, no obstante y aunque al instante me he dado cuenta como era el terreno, fue debido a ser más o menos como algo que conozco en playas de mi entorno cuan- do por partes ya nos la baña el agua del mar y con el tiem- po brotan en la arena como manojos de plantas, juntas o es- parcidas siendo este último el caso de lo que estaba viendo; a poca distancia de una de las plantas veo movimiento a ras del terreno y como no estaba del todo claro pensé eran al- guna especie de reptil; por un momento dejaron de moverse y por sus posiciones diferentes y separados me he dado cuen- ta se trataba de personas y que allí algo acababa de suce- der porque parecía estaban muertas; según las miraba veo que una de aquellas personas empieza a moverse y por la forma de arrastrarse me llevó a pensar se trataba de militares, con traje de color claro muy parecido al terreno y, avanzó hasta ocultar su cabeza detrás de una de aquellas plantas y así los otros dos, porque en total eran tres los que allí había; con sus cabezas muy juntas detrás de aquella planta parecía observaban algo, entonces veo los va cubriendo una sombra negra quedando ocultos a mi vista y es entonces veo salir de aquella sombra como el cañón de un fusil a un la- do de la planta como apuntando en dirección a donde atenta- mente parecía observaban; me sorprende al ver aparecer una especie de avioneta, volando a baja altura, su diseño era de llamar la atención, pequeña, creo no alcanzaba los dos metros, su forma era muy parecida a una abeja y toda ella llena de luz, seguía bajando de altura hasta colocarse de- trás de la sombra a pocos metros, creo estar segura que no tocó tierra y no entiendo como se mantenía a pocos metros de altura de el terreno, por un momento me fue imposible distinguiar qué pasó allí hasta que veo empieza a tomar al- tura y desapareció, entonces me fijé en la sombra negra y su tamaño era algo mayor, quedándome con la impresión que les había llevado algún refuerzo; en el morro poco salien- te de las alas, unas alas anchas y cortas, llevaba como una élice, como una rueda con radios. Dos o tres días después del anuncio ofial del enlace ma- trimonial de Dn. Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, con Dña. Letizia Ortiz, mirando el telediario, comunicaron que después de la petición de mano en el Palacio de la Zar- zuela, se transladarían al Palacio del Pardo y en el patio de los Austria, los novios, harían acto de presencia ante los periodistas; al tiempo que he podido ver el patio de los Austria, pusieron en primer plano, a la izquierda del televi- sor, una bandera oscura destacando los vivos colores de un escudo en ella que, ante lo inesperado de lo que estaba vien- do, no puedo decir qué escudo era al desaparecer la bandera y, aunque al instante, la ponen por segunda vez, con el fin de que quien me acompañaba en ese momento, se fijase en ella, digo: mira, mira la bandera oscura, y, aunque con el tiempo justo, también la ha visto. Me quedé pensativa al coincidir la bandera oscura con el patio que lleva el nombre de los Austria y precisamente allí, los novios, se presentarían an- te la prensa. Llegó la fecha señalada y como lo dieron por la televisión estuve atenta, deseándoles un futuro feliz, al tiempo que en mi cabeza le seguía dando vueltas pensando si al coincidir los novios allí, también ellos guardarían rela- ción con lo que había visto hace tiempo; fue entonces le di- je al Señor que si ello estaba relacionado con lo que había visto tiempo atrás, me lo hiciese saber de manera que yo me enterase, supuesto es el Señor, en su Sabiduría Infinita, quien sabe la mejor manera para que yo me entere; cuando tengo algo entre manos, siempre se lo pido así, al temer que por mi torpeza, no me entere. Pocos días después, en la noche del 11 al 12 de Noviem- bre sucedió lo siguiente: Me desperté y estuve rezando lar- go rato, cuando me disponía a seguir durmiendo me entró cierto recelo al temer ser atacada por satanás una vez más y por ello nuevamente le pedí al Señor su protección y tam- bién a María y José; no recuerdo si fue seguidamente o en otro momento, veo entre una claridad especial una pequeña sombra negra y mientras la observaba cambiaba de formas sin poder distinguir qué había en aquella sombra, hasta que al fin veo como el perfil de un rostro, en una visión que im- ponía respeto, y aunque parte de su boca quedaba oculta, to- do me indicaba que lo que veía allí lo echaba por la boca, algo negro como la misma sombra pero que me es dificil ex- plicar, al tiempo que pensaba no era otro que satanás, que- dándome con la impresión de que estaba al acecho. Seguí dur- miendo, gracias al Señor, tranquilamente, hasta que cons- ciente de que algo había ante mi vista, eché un vistazo pa- ra todo el conjunto y aunque en la visión había claridad, no estaba tan claro lo que allí había: era como dos mesas rectangulares, largas, iguales, lo que sí estaba bastante claro era la parte de arriba, no se veía nada sobre ellas, de color muy claro, una estaba colocada en sentido horizon- tal hacia la izquierda y la otra con una separación como de dos metros, colocada hacia la derecha en sentido semi en diagonal en dirección hacia la otra, estaban como a tres me- tros de mi vista; me llamó la atención algo sobre la mesa de la derecha de forma redonda de color marrón, lo que veía era la base de un objeto pero el resto quedaba oculto aun- que por un instante me he dado cuenta tenía una altura co- mo de veinticinco centímetros, es entonces de manera ines- plicable, algo noté en ese instante, me encuentro al lado de la mesa junto a ese detalle y, sobre la altura de él veo dos alianzas de matrimonio colocadas de manera singu- lar como en un estuche, abierto o de cristal, no lo ten- go claro; en ambas alianzas se veía algo especial, como si en un mínimo de todo su entorno, reflejasen como un fulgor; al ver estas alianzas de matrimonio, me he dado cuenta que, el Señor se servía de ello como respuesta, algo que quedó muy claro para mí. Seguidamente miro para la otra mesa y veo una persona o personas, no lo puedo asegurar porque lo veía confuso, pero sí que estaba de pié, como inclinada so- bre la mesa como mirando o escribiendo algo, como cuando por un momento no merece la pena sentarse; de estar yo en el lugar cuando empezó la visión no hubiera podido ver si estaba de pié. Para que se entienda: Tiempo atrás he tenido dos visiones bastante seguidas que, junto con otros detalles de los que se sirvió el Señor, estaban relacionados. En el capítulo segundo a poco del co- mienzo he escrito sobre ello, pero me reservé lo importan- te al considerar se trataba de algo serio. Para ser breve y como ya está escrito, repitiré lo necesario para que se entienda, ahora sin reserva alguna. Sucedió en la noche del 25 al 26 de Julio de 1999. Veo algo en movimiento a mucha altura y de ello sale una ban- dera oscura, ondeaba como movida por el viento, estaba muy cerca del firmamento todo azul, y en el firmamento que- dó la señal, como una nube pequeña blanca, de donde había salido la bandera oscura; al ver la señal fija en el firma- mento, me quedé mirando para todo el conjunto y según mi- raba a la bandera, digo: parece está a media asta; simple- mente con ver la bandera oscura ondeando a tanta altura y que parecía a media asta, con la señal fija en el firma- mento, todo me indicaba se trataba de algo importante; me fijé en el mastil de la bandera porque arriba destacaba como una bola maciza, seguidamente, aparece algo en sombra abarcando toda la bandera al tiempo que la bandera quedaba oculta, se acerca a mi vista, muy cerca, pero por más que me fijaba para saber qué era, me fue imposible, no obstan- te su forma en sombra quedó grabada en mi mente y cuando desaparece este detalle, se acerca a mi vista el remate del mastil, pudiendo comprobar no era una bola maciza. En la mañana de ese día hice un dibujo de lo que había vis- to y fue al dibujar el detalle en sombra que abarcaba to- da la bandera y ésta quedaba oculta, me he dado cuenta era el escudo del águila, que después me enteraron que el es- cudo del águila era de los Austria. Cuando enseñé el dibu- jo a uno de mis hermanos al tiempo que le explicaba la vi- sión, le pareció algo, feo, según su expresión, y me acon- sejó, rogara al Señor para saber algo más sobre lo que ha- bía visto. Días después mirándo la televisión antes de acos- tarme, distraidamente miro para un almanaque que estaba col- gado en la pared cerca del televisor, donde estaba grabada una Imagen de la Virgen y mirando para su corona y como ha- blando conmigo misma digo: es como lo que yo he visto pero con diferente dibujo, y, sín más, sigo mirando la televi- sión sin darme cuenta en ese momento que, el remate del mastil era una corona. En esa misma noche tuve otra visión: Veo frente a mí una persona de pié, estaba muy cerca, al ver quien era y con gran sorpresa, digo: es el Rey, Juan Carlos I, llevaba una camisa blanca de manga corta y pan- talón blanco, a su derecha y como en el espacio, hacia la altura de su cintura había una serpiente, de ella veía co- mo medio metro de su cuerpo y la cabeza muy cerca del Rey, la veía en sombra oscura, era grande a juzgar por su cuer- po y cabeza; al ver al Rey comprendí que el remate del mas- til era una corona, recordando lo sucedido con la corona de la Virgen que en ese momento y apesar de lo dicho como hablando conmigo misma, no me he dado cuenta, y, también comprendí que ambas visiones estaban relacionadas con Espa- ña. No mucho tiempo después, y nó, dias después, como he es- crito en el segundo capítulo, por ello rectifico, estando S. M. el Rey, reunido con las altas personalidades del Po- der Judicial, así lo he entendido, en ese momento me fijé en una bandera que, al igual que la bandera nacional, esta- ban colocadas detrás de S. M. el Rey, y, cual no fué mi sor- presa cuando al instante de fijarme, la ponen exclusivamen- te en la pantalla en primer plano; era una bandera oscura con un escudo de vivos colores, que, ante la sorpresa de lo que estaba viendo, no me he fijado qué escudo era, igual, a la bandera oscura que he visto por televisión, cuando pu- sieron el patio de los Austria donde, los novios, se reu- nirían con los periodistas. En la noche que he visto las alianzas de matrimonio, ya por la mañana, aún con el tiempo justo para mí, no pude por menos que coger el diccionario porque me interesaba saber algo sobre el escudo del águila y aunque por donde buscaba no encontré lo que me interesaba me paré a leer otra cosa y, como si siguiese leyendo lo que no estaba escrito, fue porque comprendí el significado de todo ello. Para que se entienda escribiré algo de historia. Siendo reina Dña. Juana, hija de los reyes católicos, y por muerte del esposo de esta, Dn. Felipe I el Hermoso y por la locura subsiguiente de la reina, recayó la corona en su hijo Carlos I con quien entró a reinar la casa de los Aus- tria en España. Cuando yo hice comentario de que lo que había visto era el escudó del águila, como ya explico, me enteraron, que el escudo del águila era de los Austria. En aquel tiempo España alcanzó el más alto grado de es- plendor y poderío, la fe cristiana y buenas costumbres eran algo primordial; ahora, en nuestros días, en España, el nom- bre de Dios es el gran ausente, empezando por la Constitu- ción, es una Constitución laica, teniendo en cuenta la plu- ralidad, para convivir en paz; no se ha tenido en cuenta que, solamente de Dios, Uno y Trino, procede todo bién. S. M. Juan Carlos I, es el Rey de España, querido y res- petado por todos, por ello mi sorpresa al verle junto a una serpiente oscura y grande a juzgar por lo que de ella veía. Y, ¿Qué simboliza la serpiente? La serpiente engañó a nues- tros primeros padres y por el pecado vino la muerte, és as- tuta, escurridiza como és, en su ambición no le importa des- truir todo por lo que han luchado nuestros antepasados, de la serpiente es la apostasía, la inmoralidad, la malas cos- tumbres, lo que hace por los demás es con usura, las leyes contrarias a los mandatos de Dios...; es de la serpiente procede todo mal, se desliza suavemente sin importarle el tiempo hasta conseguir el más bajo nivel espiritual y mo- ral en España, causa ello de otros males, siendo Rey, Juan Carlos I, alcanzando a su hijo, heredero de la Corona, coin- cidiendo con los últimos tiempos o, fín de los tiempos, que, no es el fín del mundo y sí, una Era que termina. La bandera oscura que parecía a media asta, en el remate del mastil habia una corona; de donde salió la bandera que- dó la señal en el firmamento; entiendo, simboliza algo his- tórico, como también se entiende, el por qué, el escudo del águila, eclipsaba la bandera oscura. Del escudo del águila se ha servido el Señor, para yo coger el diccionario y, ines- peradamente, comprendí el significado. Me ha costado llorar, por la gravedad que encierra, pero, España, tierra de María, Ella, aplastó la cabeza de la serpiente. Leyendo sobre las Apariciones de la Virgen, en San Se- bastián de Garabandal pueblo de Cantabria, España, en la noche de los gritos de las cuatro niñas videntes, testi- gos allí presentes, supieron después, fue debido a que, el Señor permitió que las niñas viesen en qué consistirá el castigo si después del Gran Milagro que allí sucederá, para bién de todos, el mundo sigue ofendiendo al Señor; se- rá de tal magnitud, alcanzando a toda la humanidad, que u- na de las videntes dijo, que todos sabrán que viene de Dios y que, los que queden, vivirán para Dios. Se sabe, por mu- chos signos, que el Gran Milagro está cerca. Veo parte del firmamento azul con muchas nubecillas blancas de muy pequeño tamaño brillantes como si el sol les diese de lleno; no sé por qué causa en aquel momento miré superficialmente, ha sido después lo vuelvo a ver, las nubecillas algo más dispersas, con diferentes formas, entonces me he fijado bastante como esperando se transfor- masen en lo que podían ocultar, por último me fijé en una de ellas que cambiaba de forma pero, concretamente nada puedo asegurar. Otra noche veo al grupo de los tres animales, estaban enfurecidos; son bastantes las noches despuntan sus cabe- zas estando pidiendo a la Santísima Virgen por todos, nos libre de vivir y morir en pecado mortal; me he dado cuen- ta que ello sucede, muchas veces, cuando la invoco. Me sucede con bastante frecuencia, veo pequeños dibujos formados como por un rayo eléctrico, con matices, sucede en un mínimo de segundo pero me doy perfecta cuenta, a veces cuando estoy rezando o me dispongo a dormir o me despierto, asi que, invoco al Señor de manera especial por los que i- nesperadamente están en peligro de muerte; lo que veo es como un aviso y por eso rezo, es importantísima la oración. Cuando empecé a escribir, aún sin saber si sería publica- do, por un momento fuí consciente de lo que supondría para mí, el criterio de un mundo con tan poca fe, si es que da- ba publicidad y, me sentí angustiadísima causa ello de mi llanto; siento que me dicen ¿Por qué lloras? al percibir tal dulzura en esas palabras me he dado cuenta de quien venian, al tiempo que el Señor me concedió la gracia de darme cuen- ta de lo efímero que causaba mi angustia y por ello reaccio- né al momento diciéndole al Señor: no se trata de mí, se tra- ta de hacer tu Voluntad y llegaré hasta donde Tú quieras que llegue. Estos días, recuerdo aquel momento y con la mirada en el Señor, le digo, que mantengo en pié, lo dicho entonces, contando siempre con su ayuda. Gracias ¡Dios mío! Gracias. He visto llover, hasta el punto de ocultar lo que había detrás; estaban el grupo de los tres animales y por ello le he dado importancia. Anteriormente varias veces he visto llo- ver, pero no le he dado importancia por lo rápido que pasó ante mi vista. Pienso que el Señor como sabe el por qué, me dará otra oportunidad para tenerlo en cuenta. ENVÍA TU ESPÍRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. Amén. 1-12-2003 Veo un objeto redondo de color claro, como gris perla, en mate, tenía un diámetro como veinticinco centímetros, con base plana, estaba sobre algo oculto a mi vista, sola- mente veía ese objeto sin saber qué podía ser, tenía como una cenefa alrededor como de dos centimetros de ancho en relieve, se acercó a mi vista y parecia trabajado en pie- dra, muy pulida, simplemente así, era lo que tenía ante mi vista; és cuando empieza a alejarse me doy cuenta era un reloj porque marcaba una hora, se detuvo por un instan- te, pienso yo, para que me asegurara qué hora marcaba su- puesto no tenía números ni agujas sobre puestas, era como si las agujas estuviesen grabadas en el material del reloj, en color oscuro; según mis cálculos más exactos, marcaba las 10,35 minutos. Lo que quedó ante mi vista me indicaba que algo había sucedido, todo era de un color grisaceo, ha- cia el medio había movimiento, me pareció despuntaban ca- bezas de animales con las bocas abiertas y más hacia un la- do veo la cabeza de una serpiente con la boca abierta en- vuelta de todo aquello de color grisaceo, al tiempo que en ello se percibía algo que, por más que trato de definir me es imposible y por ello, pienso, la actitud de aquella ser- piente a la que no le veía dientes ni aguijón. Esta cabeza de serpiente, fina y un tanto alargada me es conocida. Sucedió en la noche del 4 al 5 de Diciembre de 2003. ¡Dios mío! ten misericordia de nosotros. --------------------------------------- Estaba despierta como para seguir durmiendo y, algo no- té en mí que me llevó a estar atenta por si se trataba de satanás, y como todo seguía normal, de pronto me llevé un susto al sentirme totalmente atrapada; és algo tan terri- ble que al instante digo: Jesús mío, ayúdame...Señor, ven en mi ayuda...sin dejar de gritar, entonces empecé a sen- tir ruidos por detrás de mi espalda y yo para no oirlos, alzaba más la voz gritando, porque no sabía a qué se debía aquellos ruidos sin poder hacer nada, solamente confiar en el Señor me librase de esa fuerza horrible y, me veo libre; al instante le veo, era como uno del grupo de los tres ani- males, negro como un tizón, su boca abierta envuelta de al- go como si bramara, de rabia, pienso yo, y retiré la mirada mientras me abrazaba al Crucifijo y Rosario que tenía en mis manos y lloré y lloré movida por un conjunto de emocio- nes porque el Señor me confortaba, al tiempo y aunque sin palabras, ofrecia al Señor todo por lo que tengo que pasar en esos momentos. Anterior a ello había visto parte de un escrito, unas cuantas palabras en el final de unos cuantos renglones, las letras como cristalinas; al verlo pensé era cosa de satanás, supuesto en varias noches de atrás coinci- diendo con fechas donde he dado publicidad a visiones, he visto varios escritos y en medio de ambos destacaba una sombra oscura con diferentes posiciones; precisamente por coincidir con la publicidad de visiones y suceder así mu- chas veces, me lleva a pensar es él y por ello no quiero mirar por temor a verle. Así que, no debe extrañarme me siga atacando. Otra noche, estando despierta, al rezar la jaculatoria de nuestros antepasados: Madre Nuestra de Covadonga, sal- vadnos y salvad a España, al terminar de invocarla, veo la bandera nacional extendida cubriendo un féretro, cuyo féretro me pareció más largo de lo normal, estaba frente a mí a pocos metros de distancia, en sentido horizontal, de fondo había penumbra, como si estuviese allí en espera de algo, desaparece de mi vista y veo en otro punto a mi izquierda, como un grupo de nubes claras de pequeño tama- ño, como montadas unas sobre otras, y en medio de ellas despuntaban cabezas de animales con las bocas abiertas, co- mo transparentes y, la visión desaparece; me quedé un tan- to sorprendida y pensativa con lo que acababa de ver, pre- cisamente seguido de invocar a la Santina, como familiar- mente la llamamos los asturianos, y, al pensar en la nece- sidad de orar, por ello me puse a rezar el Santo Rosario. Veo como si estuviese cayendo copos de nieve pero muy me- nudo, hasta formar como una cortina, en la esquina de arri- ba a la izquierda, van desapareciendo hasta dejar ver algo de lo que había detrás; al pensar que podía ser satanás, di- go: si está ahí no quiero verlo y retiré la mirada como un modo de que supiera que con él nada quiero; como aquella es- pecie de cortina seguía ante mi vista y ya repuesta de la primera impresión, me quedé mirando y veo empieza a abrirse por tres puntos diferentes, como formando escalera, como u- nos pequeños huecos no del todo redondos; me quedé observan- do para saber en qué paraba lo que estaba viendo, pero eso fue todo; desde luego, muy diferente a lo que se dejó ver al principio que me llevó a reaccionar de muy diferente manera. Del maligno enemigo, líbranos, Señor. 12-1-2004 Algunas veces, son pequeñas cosas las que llaman mi aten- ción y me detengo a mirar, a veces no pasan de ahí y, otras, las más, me van indicando lo que encierran. La visión era clara y a cierta altura había una sombra de pequeño tamaño en color marrón y otras dos más pequeñas a poca distancia algo más arriba un poco separadas entre sí, las veía como en el espacio; de pronto y como si de ellas algo brotara, veo eran pajarinos emprendiendo el vuelo y desaparecen; e- ran cinco, tres en un grupo y los otros dos separados; al ver estas pequeñas sombras como en el espacio, ocultándo lo que encerraban, pienso, que estos pajarinos estaban en las ramas de algún árbol oculto a mi vista; al desaparecer, según emprendieron el vuelo, veo en otro punto hacia la izquierda, un grupo de nubes blancas como montadas unas so- bre otras y entre ellas despuntaban cabezas de animales de pequeño tamaño con las bocas abiertas, los veía como trans- parentes. Recordándo a los pajarinos que acababa de ver no pude por menos que sonreir como agradecida al Señor porque me había sido grato verlos y volar al mismo tiempo, olvi- dándome en ese momento de lo visto entre nubes; la manera de dejarse ver y volar me recordó otra visión, noches an- tes en la cual miraba atentamente hacia abajo de la visión donde había una sombra de bastante más tamaño en marrón y de pronto lo que he visto me llevó a pensar eran pajarinos que todos a un tiempo emprendieron el vuelo; por si estaba equivocada, decidí no tener en cuenta lo visto, por ello, al volver a ver la igual manera de aparecer y empreder el vuelo, en mayor número la primera vez, me confirmaba esta- ba en lo cierto; estos pajarinos parecian gorriones. Una noche al despertar después de estar soñando, he dado gracias al Señor al caer en la cuenta de que aunque soñan- do satanás estaba al acecho y aún pudiendo ver lo que tenía ante mi vista al despertar, abrí los ojos para no ver, pero aún así, veía mucho revoltijo mientras trataba de no fijarme porque estaba segura era cosa de satanás para que prestase atención. Una tarde vuelvo a ver lo siguiente : en toda la visión el fondo era de color lila azulón y hacia abajo de un ex- tremo a otro había como una nube rectangular, negra con mez- cla de un color amarillento, iba de abajo arriba, desapare- cía y aparecía otra o la misma moviéndose siempre de abajo arriba alternando con otra de color amarillento, así una y otra vez mientras yo le decía al Señor qué podía significar lo que estaba viendo, teniendo en cuenta las muchas veces que he visto de lo mismo en diferentes formas y siempre mo- viéndose cambiando de direcciones y los mismos colores o al- ternando; son muchas las veces que al tener estas visiones le vengo preguntando al Señor, pero guarda silencio. A los pocos días y otra tarde, vuelvo a ver de fondo en la visión el color lila azulón y sobre ello como nubes ne- gras y verde amarillento y entre este color aparece un ojo pequeño moviendo su pupila de un extremo al otro, acentuán- dose el verde amarillento que lo envolvía. Me quedé mirando para saber qué había entre penumbra y fue al destacar de manera clara veo era un hombre vestido de negro colocado en sentido horizontal a la altura de mi vista, su cuerpo y rostro en posición hacia arriba, no ve- ía sobre qué estaba y a su lado en sentido vertical había un objeto de una altura como de sesenta centímetros, pare- cía como un pié donde se asentaba algo redondo en la parte de arriba pero no sé qué podía ser; me fijé en el rostro de este hombre y por sus rasgos y color de su tez no era europeo, más bien de Oriente Medio; le miraba, cuando len- tamente empieza a bajar y es entonces reacciono por si ha- bía estado esperando una oración y empecé a rezar; se de- tiene y con la misma lentitud empieza a subir hasta que desaparece de mi vista mientras rezaba por él; lo que he visto me emocionó y más al pensar que por una oración ha ha podido salvarse; Al recordarlo se me llenan los ojos lágrimas. Era una visión oscura pero destacaban como nubes negras de diferentes tamaños, todas mezcladas y con un suave mo- vimiento, despuntaban entre algunas de ellas cabezas pe- queñas de animales iguales como tantas veces he visto en otras visiones, se ocultaban y aparecían por diferentes puntos, creo estaban también el grupo de los tres; detuve la mirada en dos nubecillas de muy pequeño tamaño y veo cómo a un tiempo se transformaban en cabezas de aninales que frente a frente se acercaban, y, retiré la mirada por prudencia, entonces fijé la mirada en otras dos nubecillas y al ver se transformaban exactamente igual, dejé de mirar. Como no era la primera vez que por prudencia he dejado de mirar, siempre he pensado que estas visiones simbolizan la impureza. Son visiones donde hay mucha oscuridad y negru- ra; debemos orar para que la Luz penetre entre tanta oscu- ridad. Veo una extensión de terreno llano, dividido en parce- las, por el medio del terreno en sentido vertical había un camino ancho, bastante ancho; yo estaba a la orilla del ca- mino, a la izquierda, como a un metro de altura del terreno con todo lo que expongo ante mi vista, había algo de penum- bra, hacia la mitad del camino para allá y dentro del cami- no, se veía como multitud de gente tan sumamente junta que formaban como una sombra negra, marcada en ella como si fue- sen sus cabezas, entonces, al tener en una de mis manos el Crucifijo y muy cerca de mí, pensando en el Señor y mirando para lo que yo creía era gente, digo: y le seguía una gran muchedumbre...; dicho eso veo muy cerca de donde yo estaba, por el medio del camino, moviéndose, la forma de una ser- piente, su cabeza y poco más y, llevándose toda mi atención un tanto sorprendida, veo que su cabeza la formaban anima- litos negros, más pequeños que una nuez, tan sumamente jun- tos que entre ellos, pienso, no cogía un alfiler; avanza- ban lentamente todos a una como si fuesen uno solo y les seguían a lo largo del camino hasta abarcar lo que me creía era un gran gentío, comprendiendo no avanzaban hacia allá y sí en dirección hacia donde yo estaba; al ver tal cantidad de animalitos en todo el camino y causándome gran impresión, digo: es una plaga; me puse a rezar, pidiendo al Señor mi- sericordia para todos nosotros, y, ha sido entonces, recor- dé lo dicho: "y le seguía una gran muchedumbre"...; un tan- to pensativa y como preguntando, digo: ¿a quién? y, respon- diéndome a mi misma, digo: a la serpiente que encabezaba la marcha; ¡Dios mío! dije: ¿con cual de las dos versiones me quedo...?; y, me quedé con las dos al pensar que, lo que he visto simboliza el gran gentio que sigue a la serpiente y, por tantos pecados, viene la plaga. Comentaba con uno de mis hermanos lo que había visto a cierta altura, en el espacio; eran como barras finas de dos o tres metros de largo del color de la estela que deja un avión, cruzándose entre si, bajando en diagonal en diferen- tes direcciones con velocidad; al no tener ambos, ni idea de lo que podía ser, después de estar deliberando, me dice: a ver si vuelves a ver algo más y así saber qué puede ser; este dicho suyo y aunque nada le dije, me causó sorpresa, porque en ese momento lejos estaba yo de pensar que sobre esta visión el Señor me iba dar otra oportunidad; ha sido a la noche siguiente lo vuelvo a ver y en mayor número, al darme cuenta y como si se detuviesen ante mi vista para me- jor saber qué eran y estando muy cerca presté atención a- tentamente pero, empiezan a ocultarse al mismo tiempo que entre ello va dejándose ver la cabeza de un animal muy pe- queña y mientras lo demás desaparecía iba viendo más y más el conjunto de este animal que parecia una mole, negra, ha- ciendo contraste su cabeza pequeña, en aquella mole enor- me; lo que pude presenciar me dejó aterrorizada, percibien- do en toda la visión su fuerza y poder; por un momento hi- zo un movimiento hacia adelante, con furia, como para abar- car más espacio y destrucción; no he visto nada igual, me consta que su fuerza y poder es capaz de desatar cualquie- ra de los elementos y desencadenar lo que fuere; ante lo que acababa de ver, mi pensamiento fue hacia el Señor To- dopoderoso, el Único, capaz de vencerle y empecé a rezar: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, líbranos Señor de todo mal...; oración que en caso de grandes desastres es muy poderosa ante Dios. Sigo sin saber qué puede sim- bolizar lo visto como barras finas que bajaban por el es- pacio a velocidad en diferentes direcciones como en dia- gonal sin chocar entre sí, pero lo que sí quedó claro pa- ra mí es que ello encierra algo espantoso. Otra noche veo entre oscuridad parte de un rostro con la palidez de la muerte, estaba de perfil y lo que veía de él era la parte del ojo, un ojo pequeño, imponía verle, desta- caban sus pestañas y cejas negras, muy marcadas, le mira- raba con recelo porque me daba miedo y más al pensar si se- ría satanás. Sucedió en la noche del 3 al 4 de Marzo; veo mucha oscu- ridad y entre ella habia un punto plateado donde fijé mi atención empezando a ver como puntitos plateados en movi- miento y aparece la cabeza de un animal que a juzgar por su cabeza era grande, pudiendo darme cuenta que esos puntitos plateados los había echado por la boca, estaba como en el espacio, mas bien hacia la izquierda y de perfil, a más al- tura que yo según mi posición, lo envolvía una claridad es- pecial, dando claridad a toda la visión, como era negro le podía ver al detalle sus gestos con rabia, uno de sus ges- tos fue para mi algo impresionante, estaba con la boca a- bierta y dobló su hocico hacia dentro de manera extraña; pienso, que aunque intente describirlo nadie se puede dar una idea de lo que he visto; lo seguía observando cuando, más abajo de mi posición, veo pasar algo en sentido hori- zontal que me llevó a pensar era un tren; seguí mirando pa- ra el animal cuando vuelvo a ver otro tren también en movi- miento en otra dirección al tiempo que a la altura del ani- mal y muy cerca, aparece en el espacio como una piedra muy grande que bajaba con toda precisión a caer encima del tren; en ese mismo instante todo ello desaparece quedando ante mi vista oscuridad, destacando los mismos puntitos plateados que echaba por la boca el animal, enfurecido, al cual veía entre la oscuridad y en un punto hacia abajo de la visión. Horas después comenté con mis hermanos sobre la visión que acabo de exponer, por ello cuando el 11 de Marzo los medios de comunicación dieron la triste noticia de lo ocu- rrido en Madrid, hemos recordado esta visión y, ha sido uno de mis hermanos quien me dijo: la piedra grande que has vis- to caer sobre el tren, simboliza la dimensión de lo sucedi- do. En otro momento pensé también mucho en lo que me ha su- cedido antes del día, del triste suceso. Son muchas las personas que diariamente en el mundo por unas causas u otras, les sorprende la muerte, inesperadamen- te, pero, solo el Señor sabe por qué ha permitido me suce- diese lo que voy a escribir: En esta noche me puse a rezar por aquellas personas que estaban en peligro de una muerte inesperada, después de ver pasar por fuera de mis ojos y muy cerca, lucecitas en movimiento; esto, al igual que cuan- do me sucede con otros matices lo relaciono con ello, ha sido el motivo de estar un rato rezando; pienso en sus al- mas, y le pido al Señor las acoja y descansen en paz. Es normal en mí rezar todos los días por los moribundos, por ello cuando me sucede algo como lo expuesto, seguidamente rezo exclusivamente por esas personas porque no puedo pa- sar de largo lo que és para mí un aviso; ha sido después, no recuerdo el tiempo que pasó, me doy cuenta de que algo había ante mi vista y al mismo tiempo percibía algo extra- ño pero conocido para mí que me alcanzaba, entonces me que- dé atenta, sin fijarme en otra cosa y, sin más, la fuerza de satanás estaba sobre mí; me llevo cada susto que sola- mente por gracia del Señor mi corazón sigue con normalidad; como es algo tan horrible que nadie puede imaginar, no pue- do evitar gritar, y, grité y grité mientras el Señor pare- cía ausente, notando en mí un tira y afloja presionando, comprendiendo le fastidiaban mis gritos, pero yo seguía gritando hasta que, aún no sé por qué, empecé a decir: yo, pecador me confieso, a Dios Todopoderoso...; al darme cuen- ta que le estaba pidiendo perdón al Señor, seguí rezando el, yo pecador..., y, es entonces me veo libre pero en ese instante vuelvo a ver en mayor número, lucecitas en movi- miento y, seguidamente veo hacia un lado cómo satanás es- taba mirando; al verle, retiré la mirada. Dejó en mí una sensación de soberbia, no sabe lo que hacer para que pier- da la paz interior, pero, como en este caso, para comba- tirlo, nada mejor que hacer actos de humildad. Si todo lo que escribo de suyo me da que pensar, cuando por lo que va sucediendo me lleva a recordarlo, lo dejo en manos del Señor, conocedor de todo, y aunque como tantas y tantas veces se me llenen los ojos de lágrimas al verme de alguna manera implicada en tantas cosas negativas a los o- jos del Señor, me seco mis lágrimas, porque lo más impor- tante para mí es hacer su Voluntad y sigo escribiendo mien- tras permita que vea lo que veo por su gracia y que el mun- do lo sepa, por nuestro bien. No me sorprende que alguna persona que verdaderamente ama al Señor, no pueda resistir leer lo que escribo, la fealdad del pecado y sus consecuen- cias, aquí y eternamente; ¡Cuanto sufrimiento he visto! No ofendamos al Señor, que tanto nos ama y ha puesto a nuestro alcance todas sus gracias para conseguirlo, si queremos recibir todas sus bendiciones y que el mundo em- piece a florecer. Veo parte de un reptil puesto en pié, con la cabeza to- talmente hacia arriba, le veía como si tuviese bigote por- que a trasluz se le veían pelos de punta, lo que veía me indicaba era un reptil muy grande, su forma como el de una serpiente, negra, estaba muy cerca de mi vista y su cuer- po rozaba lo que trataba de ocultar, algo rectangular de color dorado colocado en sentido vertical y que sobresalía por los lados del reptil, más y menos porque procuraba o- cultarlo. Ha sido a la noche siguiente vuelvo a ver este reptil y junto a él había más, formaban una sombra negra y en es- ta sombra despuntaban sus cabezas en posición hacia arriba destacando a trasluz sus bigotes largos; se movían entre sí, estaban muy juntos pero creo estar segura eran tres, de la misma especie a juzgar por sus bigotes. Empecé viendo un escrito borroso, hasta que en otro mo- mento aparece con toda claridad y en medio del escrito ha- bía un ojo grande; al ver el escrito me dije: una vez más está ahí un escrito, precisamente cuando voy a dar publi- cidad de otras visiones y, al pensar era cosa de satanás, dejé de mirar. Al día siguiente, por la tarde, aunque bo- rroso lo vuelvo a ver pero solamente el final de los ren- glones de un escrito largo y entre ello solo se dejaba ver, yo diría, la cabeza de una serpiente, también borrosa, y, por si se dejaba ver con claridad, me quedé mirando pero, no pasó de ahí; vuelvo a ver el escrito al día siguiente por la tarde, igualmente borroso, pero la sombra, alarga- da, como enredada entre el escrito, mientras seguía pen- sando era una serpiente, sin poder confirmarlo; desapare- ce el escrito y seguidamente veo pasar de arriba a iz- quierda formando esquina en la visión, con vivos colores, de llamar mi atención, los tonos lila azulón, negro y ver- de amarillento, que como pequeñas nubes, fueron pasando u- na a una, teniendo de fondo tal claridad que daba realce a esos colores. Me quedé sorprendida sin saber que pensar so- bre la relación de estos colores formando como nubecillas, con lo que había visto. Después y ante lo sucedido, tenien- do en cuenta las veces que he preguntado al Señor, sobre estas visiones con esos colores, sin darme respuesta, so- lamente le recordé, mi ignorancia para comprender; así que, hágase en mí su Voluntad. Vuelvo a ver un escrito; las letras pequeñísimas y muy claras pero sin poder leer ni una sola palabra, es más, sin poder distinguir que letras había en cada palabra, los renglones juntísimos en un escrito extenso; en medio había un pequeño espacio en blanco y la palabra que terminaba an- tes del espacio en blanco las letras bailaban entre sí; me detuve a mirar, alerta, por si algo allí aparecía no me fue- se a sorprender, pero eso ha sido todo. Jesús, María y José, amparadnos en vida y en nuestra última agonía. 2-4-2004 Una noche veo bocas abiertas, yo diría de personas, re- flejaban gran sufrimiento, era como si por dentro bramaran y del calor echaban por las bocas como humo; me quedé muy triste al tiempo que le pedía al Señor los liberase de tan- to sufrimiento. Era por la tarde, veo como un campo de futbol, con la di- ferencia de que el terreno de juego era cuadrado, también me llamó la atención las muchas gradas que tenía, se veían muy empicadas, todo el conjunto era cuadrado; lo miraba des- de cierta altura pudiendo ver perfectamente todo el conjun- to. Había dos sombras negras alargadas, estaban muy juntas pero una más hacia atrás; me he fijado mucho en ellas por que no se iban de mi vista y con el fín de saber qué ence- rraban, pero al no pasar de ahí, me dije: cuando el Señor quiere que vea, veo sin más y, dejé de mirar; ha sido des- pués cuando menos lo esperaba veo parte de dos animales negros su forma como de serpientes, grandes a juzgar por lo que veía de sus cuerpos, iguales, estaban como en el espacio en posición horizontal frente a frente, al estar muy cerca uno del otro retiré la mirada. Otra noche entre negrura aparecían cabezas grandes de animales, iguales, pienso eran el grupo de los tres pero por separado u otros, pero sus cabezas eran como cuando es- tos se transforman, totalmente diferentes, sus cabezas pa- recen de muñecos grandes, horribles, nunca les he visto dientes, pienso que por ello doblan sus mandíbulas de ma- ra extraña, me es imposible describirlos; en este caso y entre tanta negrura veía aparecer sus cabezas negras por que como nubecillas claras aparecían por aquí y por allá y entre ellas aparecían, he visto más de tres cabezas pe- ro no sé si eran los mismos o había más, lo que envolvía sus bocas era algo que infundía horror. Era por la tarde, creo que el terreno era más bien are- noso, no lo puedo asegurar, y sobre el terreno había va- rias marcas en negro formando circunferencia de muy peque- ño tamaño, me fijé en la más cercana a mi vista porque se movía y veo los ojos relucientes de un animal mirándome y arrastrando la pequeña circunferencia como si fuese un aro; el animal se fué dejando ver porque empezó a caminar hacia mí, siendo su forma como un lagarto no más de un metro, lo veía como envuelto en algo blanco que me impedía verlo de- talladamente, caminaba despacio hasta que ya muy cerca de mí dudé si esperar a ver que pasaba porque en ese momento me encontraba con cierto valor, no obstante y por prudencia dejé de mirar; según le veía caminar me recordó a otro de tamaño mayor, cuya visión ya he escrito en otro capítulo. Aparece en un punto de la visión como si estuviese llo- viendo hasta formar como una cortina blanca de varios me- tros de largo y ancho, a la izquierda de la cortina en la esquina de abajo aparecen las cabezas con algo de sus cuer- pos cuatro animalitos negros, muy juntos como puestos en pié, los veía en sentido vertical con las cabezas mirando la cortina, como si estuviesen roe roe en ella; sus cabe- zas no me parecian de serpiente en cambio sus cuerpos sí, por ello me he quedado con la duda aunque me inclino a pen- sar lo eran y nó pequeñas. Más tarde vuelvo a ver lo mismo, hasta formarse la cortina, con la diferencia que ésta era bastante calada y, aunque sin moverse la cortina, en lo que la formaba, veía como un suave movimiento que producía bri- llo y, así, desaparece de mi vista. No sé el tiempo que pa- só, pero también en esa noche, ha sido al despertar y cons- ciente de ello me fijé en algo llamativo que, como si estu- viese colgado en una pared hacia la derecha de la visión destacaba; era del tamaño de la luna pero con luz blanca, según le miraba empieza a moverse más hacia la derecha al tiempo que iba suavemente bajando, se detiene y cerca de ello veo una cabeza grande de serpiente y algo de su cuer- po, todo ello envuelto de aquella luz blanca; por la posi- ción de su cabeza mirando hacia la izquierda y dando vuel- ta lo poco que veía de su cuerpo también hacia la izquier- da, me llevó a pensar estaba panza arriba con la cabeza a poca altura sobre el cuerpo, en linea recta; al ser ne- gra y estar envuelta de aquella luz blanca el contraste resultaba impresionante, con la boca abierta y los gestos que hacia, ello me decía la gravedad de lo que estaba vien- do; su cabeza era muy alargada, y sus mandíbulas finas y muy grande la boca, sin dientes ni aguijón, con un hocico grueso, en la mandíbula superior desde el hocico hacia a- tras le veía como doble mandíbula, se veía entre ambas la misma luz que la envolvía, este detalle me llamó la aten- ción; entonces, veo que esa luz se extendía hacia la iz- quierda donde había oscuridad y al destacar algo total- mente negro pensé sería el cuerpo de la serpiente que que- daba oculto, por ello, me quedé un tanto desconcertada al ver era algo así como un bloque de cemento, rectangular, de mediana altura y hacia el medio, en parte, tenía más altura y en su conjunto se veía con algunos altibajos, es- taba asentado sobre llano y ello ocultaba el cuerpo de la serpiente. Esta visión fue horrible, me quitó el sueño por la impresión que me causó, fue como si estuviese viendo la fealdad del pecado y envuelta en ello el alma atormentada, por otro lado me recordó la visión en la noche del 3 al 4 de Marzo, por los gestos que hacía y lo que envolvía la cabeza de esta serpiente; todo, todo reflejaba la grave- dad que encerraba lo que estaba viendo. Otra noche, según estaba rezando por los moribundos veo un grupo de manos en alto, limpias de toda sombra en una visión totalmente clara, se movían suavemente como salu- dando, me dió la impresión iban en dirección contraria a donde yo estaba. Seguidamente y entre oscuridad en otro punto diferente, despunta una sombra negra, en parte de ella había una claridad especial que me permitía verla y me llevó a pensar era el grupo de los tres animales que tantas y tantas veces despuntan de igual forma cuando re- zo, unas veces dejan ver sus cabezas con toda claridad, o- tras menos o, como en este caso las ocultaban. Pienso que esas manos simbolizan almas que partían contentas al ver- se libres de todo mal. He dado gracias al Señor por la gra- cia que me ha concedido al ver lo que he visto en esta vi- sión, pienso que el Señor lo ha permitido así para darme ánimo supuesto que con la visión que anteriormente expongo al ser tan horrible para mí el efecto que me causó, a pun- to estuve de decirle al Señor me librase de ver cosas tan horribles pero, al darme cuenta de lo que estaba pensando, le recordé una vez más se hiciese en mí su Voluntad. En varias visiones he visto cabezas de animales como si estuviesen reunidos, todos con las bocas abiertas y negras sus cabezas pero envueltas en una claridad especial que aún siendo visiones oscuras esa claridad me facilita ver- las. Veo como la forma de un cuenco de un metro más o menos de diámetro, hecho como de trozos de alambre cuyos extre- mos hacia dentro del cuenco formaban como puntas largas cruzadas entre sí terminando en punta, lo veía como en el espacio colocado en sentido vertical a poca altura de mi vista y cerca, la visión era clara, la base del cuenco ha- cia mí pero el trenzado que formaba el cuenco me permitía ver a trasluz como estaba rematado por dentro pero también por momentos era como si se acercase más a mi vista; den- tro del cuenco y a poca distancia de quellas puntas de a- lambre, largas, había una pequeña sombra negra y al fijar- me en ella despunta un ojo de mirada clara, bonito, me mi- raba y yo a él; por un instante vuelvo a mirar para aque- llas puntas de alambre tan cerca de aquel ojo que, al mi- rarle nuevamente le digo: rezaré por tí, y, empecé a re- zar..., entonces, hizo como un ademán hacia atrás al tiem- po que su pupila se hizo más clara y desapareció todo de mi vista. Este ojo me recordó a un joven en otra visión hace algún tiempo... Este joven de unos quince años, su mirada si cabe era más bonita aún, de un verde muy claro, de su rostro sola- mente ocultaba algo del lado izquierdo, al verle, me cau- só repulsa porque en su boca tenía una mueca, como tantas veces he visto en otros rostros la cual causa cierta im- presión y por ello, así de pronto, no pude evitarlo; le volví a mirar y de su mueca solo le quedaba algo; me ha- blaba y hablaba sin entenderle nada hasta que me puse a rezar por él sin dejar de mirarle notando algo en su mi- rada, como si una luz interior dentro del ojo hiciese más clara su mirada y, desaparece de mi vista. A todos los ten- go presentes en mis oraciones a veces al recordarlos se me llenan los ojos de lágrimas. Son muchos los jóvenes que vi- ven alejados de Dios y cuando pienso en ellos recordando lo que veo, le digo al Señor, que no saben lo que hacen. Después de atender una llamada por teléfono me quedé sen- tada en el sofá y al encontrarme muy a gusto cerré los ojos y, veo una pequeña sombra negra; me quedé mirando y despun- ta un ojo grande mirándome, se ocultó o yo dejé de mirarle y seguí pendiente de aquella sombra que estaba allí mismo, entonces, supe a quién pertenecía aquel ojo al ver la cabe- za de una serpiente, estaba de perfil con la boca semi a- bierta totalmente quieta. Me quedé pensando pero pronto me olvidé al tener en cuenta que el Señor está por encima de todo, con la confianza de que tiene presente las muchas ve- ces que le digo: líbrame de él. Te doy gracias Señor, gra- cias. Veo a ras del suelo como pequeñas nubecillas alargadas, como de un metro, separadas entre si, de color dorado os- curo, eran muchas; estuve un rato observando por si se transformaban en alguna especie de animales supuesto algu- na de ellas me llevaba a pensar lo eran, no obstante las seguía mirando para asegurarme de ello pero, desaparecen de mi vista; al instante y en el mismo lugar, de manera inexplicable, veo la figura de una persona que abre la pu- erta de un coche como para que saliese quien estaba dentro o entrara en el coche, detalle que me llevó a pensar se tra- taba de persona importante a quién abrían la puerta del co- che; seguidamente vuelvo a ver las nubecillas y algunas muy cerca, sobre todo dos, al pié mio, me fijo en una de ellas que estaba como al ras del suelo y veo una cabeza parecida a un cocodrilo abriendo la boca y de pronto veo su cabeza totalmente mirando hacia arriba con la boca muy abierta sin dientes y redonda, haciendo unos gestos con ambas man- díbulas, impresionantes, me fijé en el otro que con la mis- ma posición hacia exactamente igual, estaban enfurecidos, el mas cercano a mí a menos de medio metro mas abajo de mi vista según lo observaba por un momento despuntó uno de sus ojos, grande, fijamente mirándome, es algo que impone cuan- do así sucede porque no sé por qué me miran, como también, estando tan cerca de mí y enfurecidos los puedo mirar sin temor a que me ataquen, pienso es por gracia del Señor me siento segura; el cuerpo de estos animales era como ovala- do seguido de una pequeña cola, de tamaño, como ya explico, mas o menos de un metro en su conjunto, estaban a la izqui- erda igualmente el resto que seguía viendo como nubecillas de color dorado oscuro separadas entre sí al ras del suelo; al desaparecer de mi vista, en otro punto hacia la derecha, veo venir en dirección hacia mí a alguien con pantalón ne- gro pero solamente veía hasta la altura de las rodillas, caminaba lentamente y al ser alguien con pantalón, no se por qué pensé era un hombre; según caminaba empecé a ver más y más su figura hasta poco más arriba de la cintura, llevaba una prenda sobre el pantalón hasta la cadera y mas bien ajustada, de color oscuro pero diferente al color ne- gro del pantalón; me veo sorprendida cuando de pronto veo su brazo izquierdo caido llevando en la mano un bolso de mujer que por su forma y el modo de llevarlo resultaba de lo mas cursi como igualmente a partir de ese momento sus andares cambiaron totalmente, pasito a pasito, de manera ridícula en su conjunto. Con lo que acabo de exponer me quedé un tanto desconcer- tada, por el efecto que me causó esa figura de mujer y al no saber qué pensar, lo mejor era olvidarlo, y, seguír dur- miendo. He tenido la sensación de que habían pasado varias horas cuando veo despuntar, como en el espacio, al grupo de los tres animales, enfurecidos, con las bocas abiertas y las cabezas muy juntas, algo les pasaba; al poco rato veo lo siguiente: Era como una cama bastante ancha y en uno de los extremos a la derecha y sobre ella veo parte del cuer- po de un hombre, vestido de militar, en azul tirando a os- curo, al tener la impresión de que era un cadaver retiré la mirada, no obstante y para asegurarme, lo vuelvo a mirar quedando con la misma impresión, entonces, me fijé para el resto de lo que parecía una cama cubierta de algo así co- mo de raso por el brillo que se veía en el tejido de color gris perla y, me llamó la atención porque a su vez estaba cubriendo algo por las formas que de debajo despuntaban pero por más que me he fijado, desaparece la visión sin sa- ber qué podía ser. Sobre lo que acabo de exponer me hice y hago la misma pregunta ¿lo visto en esta noche está o nó relacionado? como pienso que sí, son dos los protagonistas, hombre y mujer, por lo tanto, también me pregunto ¿a quién de los dos le abrían la puerta del coche? digo, que a la mujer, por ser a quién he visto poco después pero, sus modales no parecían propios de una persona importante, es por e- llo y teniendo en cuenta el efecto que me causaron, pien- so que, todo lo que encierra lo que he visto, es diabóli- co, pero, lo que significa, supera mi entendimiento. Había mucha oscuridad pero se distinguían formas de bas- tante tamaño y en medio de ello aparecen llamas de fuego, el color era como si estuviese quemando algún producto; se- guidamente veo bastante movimiento, cierta claridad me ayu- daba a verlo pero sin llegar a saber concretamente lo que sucedía allí. Me quedé pensativa con lo que acababa de ver en un míni- mo de segundo poco más. Veo a una persona como si estuvie- se de pié pero desde la cintura, al fijarme en su rostro supe quien era, el blanco de sus ojos destacaba porque los tenía muy abiertos, como si de pronto algo le sorprendiera. Esta persona desempeña un cargo público importante. Bastantes días después y también en un mínimo de segundo poco más, veo un rostro de hombre, tenía la palidez de la muerte, con una barba corta pero un tanto descuidada, al fi- jarme en el conjunto de su rostro le reconocí; esta persona ha fallecido hace algún tiempo, era una persona muy pulcra, me ha sorprendido todo, el verle y su aspecto de abandono; me puse a rezar... ENVÍA TU ESPÍRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. Amén. 4-6-2004


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