La Imaginación (9)
Envuélveme Señor con tu Espíritu Santo, para seguir escribiendo según tu Voluntad.
Después de poner fecha a últimas visiones, a la noche, veo por detrás de un revoltijo de sombras con claros, la parte de los ojos de alguien que me miraba, al ver aquellos ojos que destacaban y por detrás de todo aquello, en el ac- to me he dado cuenta de quien era, no obstante mantuve la mirada fija en él y, quizá por ello, veo como trataba de o- cultarse sin dejar de mirarme pero, aún así le seguía vien- do, ha sido al moverse le veo parte de una de sus cejas ne- gra como un tizón y tan marcada que parecía un pegote; le seguía mirando hasta que en otro de sus movimientos le vuel- vo a ver la ceja totalmente y al ver como terminaba, dispa- rada hacia arriba como si fuese la de un payaso, ya no re- sistí seguir mirándole al pensar que satanás me miraba por lo que había escrito y publicado. Siempre está al acecho. En la tarde siguiente a esa noche, veo una pequeña som- bra negra cerca de mi vista, estaba sobre un terreno llano, de color cobrizo, parecía un lugar solitario, abarcaba to- da la visión, la vegetación que había era como si brotase de manera descuidada, por pequeños trozos desiguales, se veía verde, era una planta con tallo fino y parecía duro porque se mantenía firme con una altura como de cuarenta centímetros y algo separada entre sí pudiendo ver facilmen- te el terreno donde había brotado; me quedé mirando para aquella sombra negra que mas bien parecía un montoncito de lo que fuere y en un punto hacia la orilla, algo se movía y por lo que veía, me llevó a pensar podía tratarse de algún animalito muy afanado en su tarea y, en su afán, con- siguió poner en pié un aro, cuyo aro empezó a rodar como dos metros y desaparece de mi vista como por arte de magia, con la consiguiente sorpresa por mi parte; és entonces se deja ver el animalito, era como un perro de pequeño tama- ño, negro, tenía unas patas muy cortas, un rabo largo ha- cia arriba dando algo de vuelta, bonito, mas bien peloso pero su cabeza como envuelta en algo que la ocultaba, no dejaba de moverse en el mismo sitio hasta que sale de allí y da una pequeña vuelta en un trozo de terreno sin vegeta- ción y de pronto se dirige a otro punto, muy cerca donde sí había vegetación y sin pisar en ella, en linea recta en sen- tido horizontal, siempre sin dejar de moverse, caminaba co- mo dos metros hacia la derecha y vuelta hacia la izquierda, así una y otra vez, siempre sobre lo andado, muy ligero con sus patitas cortas, digno de ver; le miraba, como también observaba el terreno al tiempo que pensaba qué podía ence- rrar lo que estaba viendo, recordando también otra visión que está escrita poco antes de la última fecha, donde ex- plico había tres marcas formando circunferencia de color negro sobre un terreno y, otro animalito al arrastrar una de estas marcas supe se trataba de un aro, del mismo tama- ño, más o menos como de medio metro de diámetro, que el de la visión que acabo de explicar. Me pregunto si ambas vi- siones guardarán relación. Eran algo así como lombrices pero de un metro de largo de color naranja, se movían como en el espacio, entre un es- pacio de largo de seis metros en sentido horizontal como a menos de un metro de altura del suelo oculto a mi vista, se movían en ese espacio semi enroscadas y, hacia la derecha y sobre algo oculto a mi vista, había como si fuesen patatas del tamaño del puño de una mano, algunas separadas y otras juntas pero mayor número de lombrices que patatas; lo que explico es para dar una idea de lo que he visto pues no sé exactamente si eran lombrices y patatas; veo hacia la iz- quierda cómo una de estas lombrices se estira cuan larga era y va derecha hacia una de aquellas patatas separada de las otras pudiendo distinguir de su cabeza solamente la boca to- talmente abierta y redonda que se traga entera aquella pata- ta y ha sido mientras la observaba, al mirar para las otras patatas, ya no estaban, interpretando que otras lombrices cerca de ellas, las habían comido; seguían moviéndose en a- quel espacio hasta que, como si se avisaran, se reúnen todas y van formando entre sí un trenzado con sus cabezas y parte de sus cuerpos quedando sus colas en cada lado del trenzado a partes iguales; de no haber visto lo que ví, bien podía decir que lo que estaba viendo era otro animal de la espe- cie que fuere con muchas patas; se acercó a mi vista pudien- do ver la perfección del trenzado y de lo mas original, sin poder distinguir entre el trenzado sus cabezas. Pienso que, el significado de esta visión está, en este a- nimal que al final de la visión quedó ante mi vista. Otra noche veo al grupo de los tres animales, estaban en- furecidos; en esta misma noche y más tarde, en posición di- ferente y como cuando se transforman que parecen otros, veo a dos de ellos, sus cabezas negras, con las bocas abiertas, estaban a bastante altura como en el espacio pero era tal la claridad que había en toda la visión y los envolvía que además de impresionante resultaba sobrecogedor; me quedé mirando para los dos en posición diferente a otras veces y fue al pensar que faltaba uno de ellos cuando al instante siento su fuerza en mí; al igual que siempre empecé a gri- tar y, al sentir un ruido cerca, por momentos dejaba de gritar tratando de saber cual sería la causa que lo produ- cía, era un ruido continuo, pero como aquellos momentos eran muy difíciles para mí, seguía gritando pidiendo ayuda y, me veo libre; he pensado mucho en ese ruido que, aunque no sé definir sí creo guarda relación con esta visión, por algo que sucederá a juzgar por lo que he visto. Todas estas cosas que me suceden, me llevan a pensar por qué, a mí, pero pronto dejo de pensar en ello diciéndole al Señor tenga piedad de mí al tener en cuenta todas mis mise- rias y que por mi nada y su misericordia se ha fijado en mí; prefiero caminar a ciegas y que el Señor me guíe y, así, paso a paso, seguir adelante según su Voluntad. Anteriormente a lo que acabo de explicar, una noche estan- do soñando me atacó satanás; estaba en compañía de otras per- sonas y empecé a gritar mirando de manera especial para una de aquellas personas para que viniese en mi ayuda pero en contra de lo que esperaba pasa de largo junto a mí; al ver- me sola, creo ha sido en ese momento cuando fuí plenamente consciente de mi situación y, al pretender me soltase uno de mis brazos, me encuentro sobre él con la pezuña de una bes- tia, una pezuña estrecha con unas uñas finas y largas; enton- ces, como si la bestia se viese sorprendida al contacto de mi mano, la retira, sintiendo la fuerza de su espíritu con un tira y afloja como respuesta a mi intento de librarme de él y, me veo libre, pero en ese instante veo algo entre som- bras y al no dudar que allí estaba él, no quise verle; sentí miedo, porque aunque estaba libre, percibía su presencia cer- ca de mí y, mientras, trataba de reponerme confiando en el Señor, María y José. Lo sucedido fue para mí como una res- puesta del Señor cuando en diferentes noches en fechas an- teriores, estando soñando me desperté gritando con la im- presión de estar atrapada por satanás y justo al despertar me veía libre. La primera vez me quedé pensando en lo que me acababa de suceder y por si todo había sido un sueño de- cidí olvidarlo; cuando pasaron noches y me vuelve a suce- der, aún pensando que no estaba equivocada de cómo satanás se aprovechaba para atacarme mientras dormía, decidí dejar- lo en manos del Señor implorándole su protección, así que, cuando me vuelve a suceder por tercera vez y de la manera que he explicado, quedó claro para mí. Después, al pensar en ello, estoy segura que el Señor me ayudó a superarlo, es como entre lo que me sucede y yo, hubiese una barrera que impide me alcancen sus efectos aunque, eso sí, dificil- mente puedo contener las lágrimas al pensar en tantas cosas en las que, en cierta manera, estoy implicada con quien más quisiera no verle jamás. Como ultimamente fueron muchas las veces que he visto, con diferentes matices, la misma visión, con los tonos lila azulón, negro y verde amarillento que, como nubecillas se mueven, ya he escrito sobre ellas, al tener otra visión me quedé mirando, cuando de pronto he tenido que reaccionar bruscamente al ser atacada por satanás, espiritualmente, por una barbaridad que me trajo a la mente; entonces, meditando sobre lo sucedido me quedé convencida de que lo que estas visiones encierran son terreno donde él habita y le molesta que una intrusa observe en sus dominios; de entre las últi- mas visiones destaco, entre esos colores, ojos grandes y bonitos, con la mirada fija en mí y al cruzarse nuestras mi- radas, retiraba la vista al no saber a que atenerme; en otra de estas visiones me quedé fijamente mirando en un punto y, aparece un ojo con la mirada fija en mí pero, pienso fue, al encontrarse con la mía, desaparece en el acto y aparece en otro punto pero nó de frente y sí, mirando para otro lado; son pequeños detalles pero para pensar; otras veces las nu- becillas negras se transformaban en cabezas de animales con las bocas abiertas de más y menos tamaño pero iguales y en pareja frente a frente y entonces por prudencia retiraba la vista al ver se iban acercando, llevándome a pensar si los ojos que me habían mirado serían de estos animales, como también, si estos animales guardan relación con la impureza algo que vengo pensando desde hace tiempo, amén de otras co- sas. Ha sido después de tener que reaccionar bruscamente, decidí no mirar si nuevamente tenía visiones con estos colo- res y, así lo hice. Una tarde estando descansando veo en to- da la visión, cubierta como con nubes muy oscuras y de pron- to en un punto, hacia arriba a la derecha, como si las nubes se separaran veo un pequeño trozo, de fondo, del color lila azulón; al verlo me llevó a pensar se trataba de otra vi- sión entre las muchas que había visto, pero en este caso, no retiré la mirada porque, como un aviso había algo como dan- do señales, era algo que partiendo de un punto se abría co- mo chispeando, en color plata, así una y otra vez, hasta que aparece una Cruz grande del color de los rayos del sol, se movió un poco hacia atrás al tiempo que por varios momentos me dió la impresión de que en ella había un cuerpo al ver más volumen de aquella luz como si salise de esa zona. Me quedé triste pensando en el Señor, como si estas visiones, lo que encierran, le Crucificaran de nuevo, comprendiendo la necesidad de oraciónes y sacrificios en desagravio al Señor. Sigo teniendo de estas visiones, sus colores me avi- san pero no me fijo, aunque en una de ellas destacaban de manera visible cabezas de animales y aunque trataba de no ver, me daba cuenta de su insistencia. Le pido a la Santí- sima Virgen, muchas veces, nos ayude a imitar sus virtu- des, que seamos puros y santos para ser gratos ante el Se- ñor. Una noche veo la cabeza de un hombre con el pelo algo largo, encrespado y de punta; debido a ello de su rostro solamente le veía la mandíbula inferior, estaba semi de perfil y muy cerca de mi vista, resultaba desagradable, sus pelos los veía a trasluz de manera tan fachosa; como toda la cabeza la veía en negro al envolverla cierta cla- ridad el efecto causaba cierto temor; me fijé en su mandí- bula y cómo semi abría la boca, hizo un gesto que me lle- vó a recordar otro en una serpiente papuda y también como si su atención estuviese en otra parte. Otra noche veo como en el espacio y muy cerca de mi vis- ta como nubecillas negras muy pequeñas envueltas en algo, dificil para mí de explicar, y entre ellas se veía un suave movimiento, dándome la impresión de que aquello bramaba pe- ro sin ver fuego y en medio de ello había un rostro de mu- jer, de perfil, los gestos que hacia reflejaban el tormen- to que estaba sufriendo y según me fijaba reconocí quien era. Me quedé un tanto sorprendida porque esta persona vi- ve, su vida es ejemplar, por ello me quedé pensando si lo que he visto podrá ser algo que en su interior la atormen- ta; no lo sé, ¡son tantas las cosas que son misterio para mí!. Veo, una fecha: " 17 OCT " en color dorado; los números como dobles y por dentro tambien dorado, las letras, yo di- ría igual que como están escritas, finas y un algo veladas pero de facil entender. Miro para lo que había a mi izquier- da, leo, fijándome en la fecha y mes y, con la mirada en las tres letras desaparece, así, sin más. Me quedé como pa- ra no tenerlo en cuenta pero, ¿por qué? si estaba segura de lo que acababa de ver; recordé entonces me habían hablado que en Octubre se celebrará en Guadalajara, Méjico, el Con- greso Internacional Eucarístico, pero no recordaba durante qué fechas, asi que, cuando me levanté lo primero que miré fue el almanaque para saber el día de la fecha que he vis- to y después me informé de lo demás...; pongo puntos sus- pensivos por si pudiera tener relación. Otra tarde vuelvo a ver los tonos lila azulón... y demás, y de pronto veo como un escrito con un trozo en blanco en- tre los renglones, apareció un ojo de forma redonda que pa- ra mí estaba claro era de un animal, de un azul fuerte y veo la forma de una serpiente oscura; todo ello lo miraba y no miraba y así, en otro momento, veo otro ojo de tamaño igual pero diferente el color, con unas pestañas muy cortas y como untadas de algún producto para que destacaran, todo a su alrededor era de color rojizo, el escrito aparecía de cuan- do en cuando como también los colores propios de estas visio- nes como nubecillas moviéndose y a veces estos colores con bastante realce; no se iban de mi vista y por ello empecé a rezar el Rosario en desagravio por todo lo negativo que abarcan estas visiones y ha sido después de rezar varios Misterios cuando me he dado cuenta que, al fín, la visión había desaparecido de mi vista. ENVÍA TU ESPÍRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. AMÉN. 1-8-2004 Había oscuridad y hacia abajo destacaba algo de color cla- ro sin tener la certeza de lo que era aún cuando me fijé va- rias veces en ello y, al poco rato y muy cerca de mi vista veo un montoncito de paja muy bien colocada y de ella salía humo pero sin ver fuego; se fue de mi vista y veo hacia arri- ba como si estuviese lloviendo bastante pero, no era lluvia, entonces pensé si serian letras en minúscula pero, tampoco eran letras, cuando, ya muy cerca de mi vista veo eran como bolitas, de la mitad para abajo eran cristalinas y, con un mínimo de separación, hacia arriba, eran ovaladas marcada su forma como con tinta negra y vacias por dentro, la par- te de abajo al tener algo de más grosor y como ya expli- co, cristalinas, destacaban por el brillo; bajaban en can- tidad como lluvia copiosa cuando de pronto según aparecían fueron formando renglones como si fuese un escrito pero sin espacio alguno entre ellas, todas seguidas, pero esto ya lo veía a más distancia. Me quedé sin saber que pensar. Destacaba entre oscuridad la cabeza de un hombre en posi- ción horizontal con el rostro hacia arriba, todo me indicaba estaba sufriendo algún tormento y con la boca abierta echaba por ella algo dificil para mí de explicar; de pronto veo apa- recer hacia abajo de la visión como una nubecilla negra con mezcla de color amarillento que se dirige rápida y cubre es- te rostro al tiempo que veo en la visión el color lila azu- lón y demás, colores propios de estas visiones; cuando he vis- to aparecer la nubecilla negra con mezcla de verde amarillen- to en el acto pensé se trataba de otra más de estas visiones. Me dió tristeza por el sufriniento de esa persona. Veo parte de un río caudaloso, era un trayecto largo bas- tante recto y al final de la visión formaba vuelta, estre- cho y entre montañas, el entorno frondoso y verde; desapare- ce de mi vista y veo a cierta altura en el medio de la visión algo que, como suspendido en el espacio se mantenia sin mover- se y fue hacia la parte de abajo como si en parte se desin- tegrara en partículas muy pequeñas, sin llegar a saber qué podía ser lo que estaba viendo y se va de mi vista. A veces no sé que pensar y me digo: si veo y no sé que es lo que es- toy viendo por qué lo veo y, normalmente termino pensando lo mismo: quizá el Señor lo permite así por mi bien, y, no le doy más vueltas. En otra de las visiones donde veía los colores lila azu- lón y los de siempre, se distinguía hacia el medio un peque- ño dibujo formado por puntos diminutos plateados y en él fi- jé la mirada pero, por momentos quedaba oculto porque hacia abajo aparecía como una nubecilla negra con algo de mezcla de verde amarillento que en movimiento iba hacia allí y lo cubría quedando oculto a mi vista, la nubecilla desaparecía quedando el dibujo sobre el color lila azulón y aunque en la visión había otras nubecillas, volvía a aparecer hacia abajo la misma nubecilla u otra igual y siempre en movimien- to iba hacia allí cubriéndolo totalmente, así muchas veces; también no supe que pensar, aunque tengo claro que su sig- nificado tiene. Según dormía me espabilé por un calambre en un pié procu- rando no me fuese a más y és al instante, veo llover; al ver como llovía ha sido al desaparecer veo hacia abajo las cabe- zas de unos animales, formaban una sombra negra y solamente sus cabezas destacaban y se movían entre sí; creo estar se- gura eran cuatro y pelosos porque sus pelos largos que cu- brían sus cabezas los veía como flotando entre agua, con las cabezas en posición hacia arriba y en alguno se distinguía su boca abierta; cuando veo bocas abiertas, no son como un bostezo, son como lamentos, dolor, rabia, furia, según los casos; me quedé pensando que, por culpa del calambre me des- perté, pero me consta que el Señor lo ha permitido así para que en ese momento viese lo que ví. Una noche estando despierta veo un ojo muy cerca fijo en mí, en el acto me he dado cuenta que aquel ojo era de un ani- mal y, a su lado veo otra cabeza de otro animal, negra y és- ta se movía, hasta aquí lo recuerdo perfectamente; no tengo claro si no me interesó seguir mirando o si la cosa no pasó de ahí cuando, ha sido después veo deslizarse una serpiente como si hubiese salido de donde había visto aquel ojo y se alejaba y la veo desaparecer doblando hacia abajo como si por donde la he visto deslizarse a unos metros de distancia hubiese un precipicio; fue al ver que algo se movía me fijé en ello, era esa serpiente toda ella de color claro y varios metros de largo. En la tarde del día siguiente veo muy cer- ca y entre oscuridad un ojo semejante al ojo de la noche an- terior, me miraba y, según le miraba distinguí perfectamen- te a pesar de la oscuridad, su cabeza negra, era de serpien- te, estaba atenta sin moverse, entonces, aparece como una nubecilla negra que va hacia ella y la cubre pero también veo el color lila azulón; al verlo pensé sin duda se trata- ba de otra de estas visiones que ultimamente con mucha fre- cuencia veo. Como para el Señor nada hay oculto, le pido me proteja de todo peligro y a su Santísima Madre me cubra con su manto Miraba y no miraba a muchas nubecillas negras sobre el lila azulón..., procurando no fijarme; como ya explico, ul- timamente estas visiones las veo con frecuencia, sobre to- do en mi descanso por las tardes, las veo alternando el ver- de amarillento o una mezcla de todos estos colores, siempre en movimiento cambiando de formas, algunas veces por peque- ños detalles me llevan a fijar la mirada concretamente en un punto para asegurarme de que allí alguien me está miran- do, son ojos rasgados grandes que por su forma y tamaño me digo que estos son de animales, entonces y convencida de ello me hice como que no los había visto; esto me sucedió dos tardes seguidas; normalmente es en mi descanso por la tarde cuando rezo los 20 Misterios del Rosario y ultimamen- te por lo que fuí viendo en estas visiones, entre otras in- tenciones lo ofrezco en desagravio al Señor. En otra tarde según miraba y no miraba, con recelo, aparece un Crucifijo de tamaño como de tres metros moviéndose por parte de la vi- sión, le veía como a distancia aunque estaba bastante cer- ca de mi vista y a veces al Cuerpo del Crucificado lo cu- bría como chispas plateadas; al desaparecer vuelvo a ver los mismos colores como nubecillas moviéndose hasta que empecé a rezar...y, fueron desapareciendo totalmente. ¡Señor mío y Dios mío! solo Tú sabes todo lo que encierran lo que veo en estas visiones, pero me basta haber visto la Cruz donde has muerto por nosotros para pedirte perdón por todos nuestros pecados y por tu bondad y misericordia, ayúdanos a vivir en tu gracia. Siento que me llaman por mi nombre y ello me despertó al tiempo que veo, cómo de un grupo de animales uno de ellos se destacó entre los demás, enfurecido; me fijé en el grupo pe- ro solo a otro pude distinguir, sin embargo creo poder ase- gurar había más. No es la primera vez que estando durmiendo me despiertan al llamarme por mi nombre de manera clara, o- tras veces me ha despertado también el timbre de la puerta; en todos los casos he pedido al Señor ayuda para quien me ha llamado; una noche durmiendo me pasó algo que recordaré siempre: siento que llaman en el timbre de la puerta y, yo pregunto, ¿quién?, y, me dicen: soy..., y me dice su nom- bre, entonces, al ser persona muy conocida y reconocer su voz hago ademán para abrirle pero me encuentro me lo impide un tabique por medio, entonces, vuelvo a preguntar, ¿quién?, y, nuevamente me repite quien era, tan suavemente como la primera vez, sintiendo su voz allí mismo en mi oido y me despierta. Esta persona había fallecido hacía un tiempo, nos habíamos tratado mucho, así que me quedé pensando que al ve- nir a mí era para que pidiese por ella; comenté lo sucedido con una persona de mi confianza y sin dudarlo me dice: pobre, necesita ayuda. Desde entonces dificilmente me olvido de men- cionar su nombre, diariamente, ante el Señor. Una noche, así de pronto, veo por fuera de mis ojos, lu- ces del tamaño de una bombilla, algo separadas y como for- mando un dibujo, eran luces con mucho brillo de color dora- do; me puse a rezar y al momento veo nuevamente otro dibujo pero este como marcado en color negro; otro caso parecido recuerdo haber visto tiempo atrás, seguido de ver un peque- ño dibujo con luz; seguí rezando por aquellas personas que estaban en peligro de muerte, inesperada. No sé lo que pue- de significar este pequeño dibujo en negro; yo misma me ad- miro de como és posible que, pasando por mis ojos de manera inesperada y en un mínimo de segundo, me dé perfecta cuenta. Veo nuevamente el tono lila azulón y demás nubecillas so- bre él, dejando ver el tono lila azulón al igual que son mu- chas las veces lo veo como de fondo en la visión y, és sobre él aparece una pequeña Cruz y desaparece volviendo a apare- cer seguidamente por segunda vez; me quedé pensativa cuando en medio de todo ello aparece un ojo grande muy cerca de mi vista con la mirada fija en mí, era un ojo como empañado en mucha claridad, creo era de algún animal y, por el entorno de ese ojo había como una cenefa de algo de color rojizo; le miré pero dejé de mirarle. No supe qué pensar. Una vez más veo pasar por mis ojos, allí mismo, como si de un rayo eléctrico se tratara formando un pequeño dibujo y, al instante otra vez; me puse a rezar por quien estaba en peligro de una muerte inesperada y cuando estaba finali- zando mis oraciones veo entre oscuridad algo claro que des- tacaba pero no supe qué era; me quedé tranquila pensando en tantas veces que veo y no sé lo que es; no sé el tiempo que pasó pero en esa misma noche me llamó la atención un deta- lle blanco en el cual había dos ojos redondos, estaban tan cerca de mi vista que por su posición y el poco blanco que veía de su entorno dudé si sería una serpiente pero, al mo- mento supe de que se trataba; veo un animal blanco, peloso, del tamaño como un oso polar pero sus patas diferentes, su cabeza la ocultaba algo así como una masa blanca en movimi- ento como si se formase en la boca del animal y se dividía en dos partes pero unidas y ambas como girando, estaba en posición de ataque en dirección hacia mí, se percibía cla- ramente su furia, lo veía como suspendido en el espacio muy cerca de mi vista, su cuerpo algo inclinado hacia abajo y sus patas finas, al estar de perfil, parecían unidas y algo más cortas las de delante que las de atrás, ambas un poco inclinadas hacia adelante. No supe que pensar, si su furia era contra mí o, eran otros los motivos. Pasaron tres o cua- tro días, en uno de los telediarios, al igual que otras ve- ces explicaban sobre el huracán Ivan, explicaron sobre el ojo del huracán con fotografías por satélite y, ha sido al enfocarlo en primer plano y en posición hacia arriba, me llevó a pensar en lo que yo he visto pero con dos ojos; me quedé que, por la sorpresa, no hacia más que decirme, lo torpe que soy ¡Dios mío! que torpe soy..., porque, estoy se- gura de que nunca se me ocurriría pensar que lo que yo ha- bía visto podría tener relación con algo así. Una noche, anterior a lo que acabo de explicar, estando pensando en las muchas inundaciones, huracanes y demás que, ultimamente son noticia, siento que me dicen estas palabras: Quiero salvar a mis hijos; a veces el Señor me sorprende con frases breves pero con mucho contenido, cuando menos lo espero, pero, es precisamente por ello hace impacto en mí; me quedé pensando en sus palabras y qué relación podían te- ner con lo que estaba pensando y, ante tantas cosas que su- peran mi entendimiento recordé lo que dicen las Sagradas Es- crituras del profeta Habacuq, que, a diferencia de otros profetas, ha sido el primero que se atrevió a pedir cuentas al Señor sobre su manera de gobernar el mundo...; Los Mis- terios del Señor son impenetrables, pero aún así, no lo de- jó sin respuesta. Estaba con los ojos cerrados con la oscuridad propia de esa posición y me doy cuenta que alguien me miraba, por mo- mentos le veía sus dos ojos pero siempre su mirada fija en mí: le observaba tratando de reconocer aquellos ojos que con naturalidad me miraban y no sé si el hecho de ocultarse por momentos, era debido a que no reconociera quien era; es se- guidamente veo el color lila azulón y demás y entre ello apa- rece otro ojo pero este empezó a mover su pupila de manera continua dando vueltas en el ojo y según se movía de manera extraña y desagradable, el blanco del ojo iba desapareciendo hasta quedar reducido en lo mínimo alrededor de su pupila; normalmente en estos casos dejo de mirar aunque en este ca- so no recuerdo cual fue mi actitud. Como satanás no sabe co- mo hacer para que me fije en él, ahora pienso si no sería él el que me miraba, como persona de bien. Como ultimamente son bastantes las veces que tengo ante mi vista formas diferentes como un revoltijo de cosas pero sin estar claro para mí, una tarde me sucedió lo mismo pe- ro, al estar ante mi vista con insistencia, digo: Tú, Señor, sí sabes lo que hay ahí, Tú, Señor, sí que lo sabes; decir esto, veo seguidamente el color lila azulón, como de fondo en la visión, con mucho realce y sobre ello había como dos nubecillas alargadas en posición mas bien en diagonal, en paralelo, negras, al verlas miré con cierto recelo pero al ver como se separaba una de ellas de la otra y se alejaba quedando a cierta distancia, me fijé en la que estaba sin moverse y veo hacia arriba de esta nubecilla como se trans- forma pudiendo ver parte del rostro de un hombre abriendo y cerrando la boca reflejando en sus movimientos un sufrimi- ento atroz; por un instante me fijé en la otra nubecilla y aunque parte de ella quedaba como hacia afuera de la vi- sión pude apreciar los mismos gestos y en posición hacia la otra como si a distancia se miraran. Pensando en ello me sentí triste, se me llenaron los ojos de lágrimas y más al pensar que todo depende de nuestros actos, de como emplea- mos nuestra libertad sin tener en cuenta que un día tendre- mos que rendir cuentas, ante Tí, Señor, Justo Juez, lo que- ramos o nó, lo creamos o nó, así ha de ser. Otra tarde me daba cuenta tenía ante mi vista una visión pero al haber en ella alguno de los colores propios de es- tas visiones mi interés en fijarme era nulo; sucedió que, de manera marcada me pareció ver la cabeza de un animal y, creo fue sin pensarlo, me fijé en ello y veo con toda cla- ridad la cabeza negra de un animal, muy parecida a la de los tres animales cuando se transforman, estaba quieta con la boca abierta y se le veía dentro como un pequeño agui- jón, algo que en los otros nunca he visto, no hacia gesto alguno, estaba muy cerca de mi vista pero aún así para des- cribir lo que he visto en ella, me es imposible, resultaba repelente, estaba hacia el medio del borde de abajo de la visión y todo en ella y como de fondo era de color lila, se mantuvo un tiempo pudiendo fijarme tranquilamente has- ta que empieza a moverse sobre el color lila y se dirige hacia el medio en dirección a la derecha y de pronto como si se internase dentro de aquello de color lila despareció de mi vista de manera misteriosa, tanto fue así que me que- dé diciendo: cuanto misterio encierra, Señor, lo que he vis- to, me es imposible explicarlo, solamente para dar una idea. Se fue formando una cortina como si estuviese llovien- do, esto lo he visto dos veces más en diferentes noches ul- timamente, pero en esta noche al caer la lluvía un algo in- clinada, así, se formó esa cortina y en uno de los lados, de arriba abajo en el mismo bordillo, había un rostro de hombre completamente negro en posoción hacia arriba que, al ser clara aquella especie de cortina destacaba este rostro aún cuando en el resto de la visión había oscuridad; la vi- sión imponía porque este rostro parecía satánico y era lo que echaba por la boca, de color amarillento, daba luz y a- yudaba a ver este rostro y sus gestos, según echaba por la boca, siendo una visión en la que se percibía la gravedad que puede tener su significado. Por un momento me quedé pensando, Señor, que objeto pue- de tener ya, que siga escribiendo cuando con lo ya escrito está claro el mensaje; me siento triste porque por mucho su- frimiento y fealdad que vea y otras cosas, todo ello oculto a los ojos de los hombres pero que doy a conocer, veo que el mundo sigue caminando hacia el abismo; son muchos los que pasan de estas cosas. Dame, Señor, de Tú Infinita paci- encia con todos nosotros tus hijos y, con tu ejemplo seguir haciendo tú Voluntad. Horas después el Señor me dió más argumento para seguir escribiendo; veo, una vez más, pasar por mis ojos como un rayo eléctrico formando un pequeño dibujo, al verlo empe- zé a rezar y ha sido al momento veo el cuerpo de un niño, panza arriba, me llamó la atención sus labios de un morado oscuro, como hablando y hablando, lo que veía de su cuer- po, sin ropa, su piel de un blanco amarillento, se veía bien nutrido, de unos 10-11 años, calculo yo, su entorno quedaba oculto; la visión fue muy clara pero breve; al de- saparecer la visión me quedé rezando por él y por aquellas personas que podían estar en peligro de muerte. A la noche siguiente veo nuevamente pasar por mis ojos a algo más de distancia, lucecitas diminutas como en un grupo y bastantes; en el acto recordé que algo así he vis- to no hace mucho tiempo y después hubo que lamentar un su- ceso grave. Me puse a rezar y sigo rezando para que el Se- ñor nos libre de todo mal supuesto que lo que he visto és como un aviso. El mundo, Señor, se aleja cada día más y más del orden impuesto por Tí, en los Diez Mandamientos, y, cuanto más se aleja son más los problemas y el desorden que ya nos in- vade, por ello te pido: Ven, Señor, Jesús. 2-10-2004 Estaba durmiendo, no tengo claro si es que fuí a cambiar de posición o fue al sentir el zumbido de un mosquito cer- ca del oido cuando me doy cuenta que no podía moverme mien- tras el mosquito seguía zumbando muy cerca, así que, empecé hacer fuerza y me doy cuenta me impedía moverme cierta pre- sión en tres partes, en un punto en cada brazo y en el pe- cho; lo estaba pasando mal porque temía que el mosquito se me metiera en el oido y puse todo mi empeño haciendo fuerza con el fín de`protegerme del mosquito, hasta tal punto que el esfuerzo lo hacía también con la garganta y ha sido cuan- do oigo mi voz un tanto forzada, pude hacer un ademán para espantar al mosquito al estar libre de toda presión; ha si- do entonces me doy cuenta de quién me había impedido mover- me de manera diferente a otras veces; busqué protección en el Crucifijo y Rosario que tenía en la mano, besándolos al tiempo que daba gracias a Jesús y María, mientras satanás no había terminado ahí; veo un escrito extenso con letras minúsculas todas seguidas y en parte de cada una de las le- tras eran como cristalinas, por su brillo, los renglones con un mínimo de separación y aunque estaba cerca de mi vista al- go sucedía sobre ello de dificil explicación que me impedía leer, percibiendo al mismo tiempo la cercanía de satanás mi- entras seguía refugiándome en Jesús Crucificado y a través del Rosario en su Madre Santísima; seguía mirando el escri- to cuando, algunas letras se van separando dejando pequeños espacios en blanco volviendo a su sitio y al separarse nue- vamente veo en el espacio en blanco el perfil de un rostro con la boca abierta con un gesto que reflejaba lo que esta- ba sufriendo; és entonces y como rozando aquel rostro veo el rostro negro de satanás, con sus ojos muy abiertos mirándome fijamente; al verlo retiré la mirada. Ante lo que acabo de exponer se me fue el sueño y me que- dé largo rato pensando; ¿por qué al verme libre, no he vuel- to a oir el zumbido del mosquito? ¿no sería el mismísimo sa- tanás quien lo imitaba? recordé entonces, alguna otra vez que por la manera de suceder llegué a pensar si el mosquito que había estado zumbando cerca de mí era cosa de él; me pregun- to cual será el significado del mosquito; por otro lado, lo sucedido me llevó a pensar en algo personal que voy a escri- bir: si algo me molesta es el zumbido de un mosquito cerca de mí cuando estoy para dormir, a veces siento coraje por su insistencia y, al darme cuenta, procuro armarme de paciencia al tiempo y como disculpa digo: tiene toda la casa para an- dar por ella y viene aquí a molestarme, y, como por encima del sentir está la voluntad de rechazar, me esfuerzo para no trinar contra el mosquito al tener en cuenta una advertencia que, en su día, me hizo el Señor y por amor a Él y agradeci- da no debo defraudarle; como satanás es muy astuto, pienso, si se habrá servido del mosquito tendiéndome una trampa al tiempo que me impedía moverme; le doy gracias al Señor por su ayuda en esos momentos difíciles para mí porque mi empeño estaba en poder moverme para protegerme del mosquito sin per- der la calma y esto lo achaco a que el Señor sabe cuanto ten- go presente su advertencia y por ello me echó una mano sabe- dor de la malicia de satanás y mi situación. Te doy gracias, Señor, gracias por todo. Voy a explicar como sucedió lo de la advertencia y sirva de provecho para todos. Sucedió hace algún tiempo; estaba encendiendo el calenta- dor y al soltar el automático se apagaba, así bastantes ve- ces hasta que al fín quedó encendido y, ha sido en ese ins- tante siento que me dicen: "No te enfades, hija mia, que el demonio acecha"; me quedé parada dándome cuenta del por qué de esta advertencia, supuesto así había sucedido; mi enfado era contra el calentador, interiormente, sin darle importan- cia pero, ha sido cuando satanás entró en escena y, al darme cuenta, reaccioné rapidamente. Lo sucedido fue para mí algo extraordinario, no encuentro palabras para expresar el sen- timiento de felicidad que el Señor dejó en mi con el gozo de haber sido llamada, hija, por nuestro Padre del Cielo y, como todo lo que viene del Señor es importante, sus pala- bras me han servido muchas veces de meditación, con el fir- me propósito de procurar estar atenta y no impacientarme en la más mínima contrariedad, base importante, para no llegar a mayores y así también evitar ofender al prójimo según el caso. Lo sucedido en esta noche y quitarme el sueño, me que- dé pensando en todas estas cosas y aunque me consta era él imitando al mosquito, solo el Señor sabe el por qué de lo su- cedido. Otra noche tenía ante mi vista formando un grupo, separa- dos entre sí, algo de color blanco pero al mismo tiempo co- mo si cada uno estuviese perfilado de color amarillo páli- do; me fijé en su conjunto y al no saber qué podía ser lo que estaba viendo dejé de mirar, aunque sí pensé si serían animales. Pasaron unos días y una noche veo un grupo de cua- tro animales blancos, al verlos me llevaron a recordar la visión anterior y aunque en esta visión estaba claro se tra- taba de animales no podía distinguir qué animales eran. Días después me llamó la atención cuando en el telediario hablan- do de la enfermedad de la lengua azul en ovejas y otros ani- males, explicaron que la causa de la enfermedad estaba en la picadura de un mosquito del Norte de Africa; en el acto recordé los animales blancos que había visto y lo sucedido anteriormente con el mosquito pero me quedé sin saber a que atenerme. Una noche veo parte del rostro de una mujer, me miraba, era un rostro al cual miraba sin saber que pensar por sus cejas muy negras y tez muy blanca, no obstante la miraba hasta que lo que veía de su rostro fue cambiando quedando como con una mueca de dolor al tiempo que resultaba un tan- to desagradable y dejé de mirar; pienso, ese era su estado, y, si al principio no se presentó así, creo, para no meter- me miedo y la mirase; rezo por ella y por todas las perso- nas que he visto sufrir. Pasó un tiempo y una noche justo al despertar veo cru- zar por delante de mi vista de izquierda a derecha algo muy blanco que me llevó a recordar el rostro de la mujer de la visión anterior y al pensar en ella y para asegurarme, jus- to al fijarme desaparece; és entonces hacia la izquierda veo las cabezas de un grupo de animales con las bocas hacia arri- ba y abiertas, enfurecidos, cuyos animales me recordaron al grupo de los tres. Como no sería la primera vez que entre es- tos animales he visto manos en alto como pidiendo ayuda, he pensado si su rabía sería porque alguien se vió libre de sus garras, precisamente por esas manos en alto, entre ellos, que he visto y recuerdo, pido al Señor todos los días, les ayude para que se vean libres del estado en que se encuentran. Lo que he visto en esta noche, me llevó a pensar lo que explico. Otra noche veo como si estuviese lloviendo, lluvia muy me- nuda, hasta formar como una cortina; desaparece de mi vista y veo dos figuras alargadas en sentido vertical, muy altas y al fijarme en una de abajo arriba y se unía con la otra ha- cia arriba, retiré la mirada como si allí hubiese algo peca- minoso aún sin poder asegurar que tenía ante mi vista; me quedé pensando en mi reacción que a veces no puedo evitar; después me dije: si el Señor quiere que lo sepa, El se en- cargará para que lo vuelva a ver. Hay noches que según estoy rezando aparecen de manera con- fusa un grupo de animales siempre hacia la derecha de la vi- sión, es una visión toda ella como en tinieblas pero que des- taca en su conjunto el grupo y sé que son animales porque en el entorno sobre sus cabezas hay cierta claridad especial que me ayuda a saber que lo que hay allí és un grupo de animales. Como ya explico, esta visión la he visto exactamente igual o- tras noches. Era por la tarde, justo en el momento de empezar a rezar el Rosario veo el color lila abarcando toda la visión y so- bre ese color había como una nubecilla negra, pequeña, se movía por la visión mientras la observaba, entonces, me doy cuenta que entre ella había un ojo mirándome y, para estar segura le miré fijamente mientras él se dejó ver claramen- te; era un ojo grande, bonito, se ocultó y aparece otro o el mismo pero en otra posición moviendo su pupila de un ex- tremo a otro, así varias veces, de manera que resultaba de- sagradable verle; entonces lo primero que hice fue ofrecer el Rosario en desagravio al Señor recordando que desde que así lo hago estas visiones con estos colores que ultimamen- te tantas y tantas veces he visto y que ya he escrito, de- jé de verlas por unos días. He vuelto a ver el color lila y sobre él nubes negras y aunque me daba cuenta no me fijaba demasiado y justo cuan- do empezé a rezar el Rosario desaparece la visión; otra tar- de tengo la misma visión y ante su insistencia, digo: me gus- taría, Señor, saber exactamente el significado de estas vi- siones, ver en ellas escrito su significado; la visión se- guía sin otra cosa especial, hasta que aparece un Cricifi- jo en medio de dos pequeñas sombras negras; al fijarme en el Crucifijo veo que aquellas sombras negras eran dos cabezas de animales iguales con la bocas semi abiertas separadas so- lamente por el Crucifijo el cual estaba sobre el color lila azulón y, al desaparecer, en su lugar veo unos puntitos bri- llantes que desaparecen también, quedando ante mi vista es- tas dos cabezas frente a frente y sin moverse, entonces y por prudencia, retiré la mirada pensando si con lo que aca- baba de ver esa era la respuesta del Señor, y, no dudé de que lo que vengo pensando desde hace algún tiempo, guarda relación con la impureza. Así pues, sigo rezando en desagra- vio al Señor y a su Santísima Madre que tanto nos aman y no quieren nuestra condenación. Una noche se movía por la visión una pequeña sombra negra, me daba cuenta pero no me fijaba atentamente, ha sido cuan- do se paró veo se trataba de un animalito que sobre un te- rreno arenoso escarbaba en la arena como haciendo un hoyo y se iba ocultando entre la arena sin poder saber que animali- to era aún cuando estaba muy cerca de mi vista; se ocultó en- tre la arena totalmente pero al instante sacó para afuera al- go así como un pico, su forma era como un cono, su posición vertical, de una altura como de cinco centímetros y mientras lo observaba desaparece la visión. Otra noche, siempre que me despertaba me encontraba con la misma visión; todo era confuso y oscuro, no obstante al igual que otras noches, se apreciaba que allí, hacia la de- recha, había un grupo de animales muy juntos formando una sombra que apenas se distinguía del resto de la visión pero algo más sus cabezas, que no me paré a contar, aunque pienso me sería dificil; el caso era que miraba sin mayor interés según estaba ante mi vista y con insistencia; al quedarme dormida y volver a ver lo mismo al despertar nuevamente, te- nía la impresión de estar viendo lo mismo todo el tiempo mi- entras dormía, hasta que por último al despertar nuevamente, me dí cuenta que algo había cambiado destacando una sombra negra y al fijarme en ella, en un punto en el borde, veo el rostro de un hombre de perfil, negro como la misma sombra, mirando de frente hacia la izquierda; le miré atentamente a pesar de que su rostro imponía; se mantenía sin moverse y sin hacer gesto alguno, estaba muy cerca de mi vista, enton- ces le veo ir hacia la izquierda y es cuando veo otro ros- tro de hombre de perfil y de frente al otro que iba hacia él; me sorprendió verle y, como en un abrir y cerrar de ojos, veo los dos rostros negros en un punto más arriba estando uno de ellos más bién de frente hacia mí, mientras que los dos juntos en un afectuoso saludo, esa fue mi impresión, uno de ellos me miraba fijamente como dándose cuenta de mi presencia, recordándome su mirada la del mismísimo satanás; retiré la mirada comprendiendo sin duda el significado. Ante la necesidad de olvidarme de tantas cosas horribles, donde hay tanta oscuridad y negrura todo negativo a los ojos del Señor, me dije: Voy a imaginarme como es el Cielo..., lle- no de luz, resplandeciente, porque todo en él es pureza... y..., con la imaginación envuelta en esa luz, me quedé dor- mida. Estaba durmiendo cuando me quedé pensando en lo que te- nía en mi mente: " me encuentro como prensada dentro de un molde"; és entonces me doy cuenta de su significado y cual era la causa y, empecé a gritar pidiendo ayuda y según gri- taba, me veo libre. Acerqué a mí el Crucifijo y el Rosario que tenía en mis manos con amor y confianza al tiempo que tenía una visión, pero, por temor a que allí estuviese él, satanás, miraba y no miraba sin poder definir las formas alargadas en sentido vertical que había, al no fijarme de- tenidamente. Se me fue el sueño y, al sentir la necesidad de rezar, como al acostarme había rezado el Santo Trisagio sin la Letanía, la recé, y acontinuación el Rosario; me sen- tí bien y, nuevamente me quedé dormida. Respecto a lo que acabo de escribir, me he preguntado al- gunas veces, cómo, si estaba durmiendo por qué esa frase en mi mente que, al ser consciente me quedé pensando en ella y me llevó a darme cuenta de mi situación en aquel momento, frase que explica muy bien lo que me sucede cuando satanás me ataca y pienso que nunca lo sabría explicar de esa mane- ra; imgínense estar en esa situación sintiendo una fuerza extraña que impide todo movimiento para salir de ese molde sabiendo quien és el que te lo impide, sin poder hacer nada por uno mismo; és tan horrible lo que se siente que cada vez que lo recuerdo se me llenan los ojos de lágrimas y pienso que nadie, si no pasa por ello, se lo puede imaginar. Doy gracias al Señor porque su ayuda nunca me ha faltado y es- toy segura que por mucho que satanás intente hacerme daño el Señor no se lo vá a permitir aunque tenga que pasar por esos momentos terribles y pienso, que el Señor se lo permi- te por algo muy serio y dé testimonio de que este persona- je existe. La paz interior me dá fuerzas y ésto, estoy se- gura, me viene del Señor. Otra noche veo una sombra negra hacia la derecha en la es- quina de abajo, la observaba, pero nada en ella despuntaba, hasta que de pronto y hacia un lado de la sombra salen como seis o siete chorros de agua separados unos veinte centíme- tros entre sí semi en diagonal; por la presión, el agua su- bía hacia arriba, bajando haciendo vuelta, todos ellos igua- les de manera perfecta; por el efecto que me causó no dudé de que aunque oculto, allí estaba satanás, no obstante, lo visto, me llevó a pensar se trataba de una fuente de las que adornan plazas y jardines pero, por el efecto que me causó no le dí más vueltas. No recuerdo el tiempo que pasó, tengo otra visión; si en la visión anterior la sombra negra des- tacaba entre penumbra, en esta visión había claridad, pues, de lo contrario, creo no me atrevería a mirar; así pues y sin temor me quedé mirando; veo como una calle estrecha, una pequeña parte de ella y, en medio de la calle alguien estaba trabajando aunque oculto a mi vista pero sí veía el movimiento de una herramienta que ese alguien manejaba co- mo puliendo el suelo a juzgar por el polvillo que salía; en cada lado de la calle había como una acera o adorno, por su estrechez, todo ello como trabajado de una pasta blanca, no era una calle corriente, ello estaba claro para mí; dejé de ver como pulía el suelo, y, veo a lo ancho, en medio de la calle algo posado que, sin estar claro para mí, deduje se trataba de otra herramienta, entonces, hacia el fondo de la visión a cierta distancia, veo una casa grande, rectangular, bastante larga, pero algo había por delante de ella que me impedía verla con toda claridad, no osbtante, al estar pin- tada de color fresa claro, los datos que sobre ella explico estaban claros para mí; ha sido cuando por momentos, parte de ella se acercaba a mi vista, pude ver tenía muchos balco- nes, más o menos de un metro de ancho, o quizá menos, algo que me llamó la atención, tenía planta baja y un piso, es lo que he visto de ella y, con bastante insistencia era uno de los balcones, hacia la derecha y por momentos, lo veía muy cerca, estaba abierto destacando la barandilla pintada de blanco; me fijé en algo que llamó mi atención hacia dentro del balcón pero me fue imposible distinguir que era aún es- tando cerca de mi vista; según contemplaba la casa a distan- cia todo en sí me decia se trataba de una mansión o un lugar importante. Pienso que, lo visto en esta noche guarda rela- ción con este lugar. Otra noche al despertar me puse a rezar y, según rezaba, veo grandes sombras negras colocadas en sentido horizontal poco más abajo de mi vista abarcando muchísimo espacio; me quedé mirándolas en su conjunto, la visión era oscura, y al mirar para abajo, veo se trataba de ganado mayor, ganado va- cuno, así lo pensé, totalmente negros, que, apiñados, forma- ban esas grandes sombras negras algunas de ellas algo sepa- radas que me permitían ver el verde del terreno; estaban sin moverse como concentrados en ese lugar. Resultaba una visión muy fúnebre, no obstante la seguía mirando hasta que desapa- recen y seguidamente, veo como dos nubecillas oscuras y en cada una de ellas despuntaba la cabeza de un animal ambas con las bocas abiertas frente a frente, pero, al ver se acer- caba una a la otra retiré la mirada y, al mirar a distancia, veo un lugar abierto donde había mucha claridad y como si es- tuviesen pastando, había animales negros, esa fue mi impre- sión al no fijarme demasiado porque me llamó la atención la figura de otro animal negro que, corriendo a galope se detu- vo ante mi vista, como una instantanea, al cual veía a dis- tancia y por su figura me llevó a pensar era un caballo. Me quedé sin saber a que atenerme con todo lo que acababa de ver y por ello, al reanudar el rezo dije: Madrecita, lo que he visto supera mi entendimiento, oh Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, y seguí rezando... ENVÍA TU ESPÍRITU SEÑOR Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA. AMÉN. 5-12-2004