SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO IV
DEL MES DE MARIA
A LA FIESTA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
las comuniones misteriosas de las niñas por mano del ángel.
Al día siguiente, 13 de mayo, se cumplían exactamente los 45 años de la primera aparición en Fátima
Junio, el mes del Sagrado Corazón de Jesús
Vuelve el ángel. Las noches de los GRITOS
¿Qué sucedió para que las niñas dieran aquellos gritos? Lo que refiere doma Eloísa de la Roza Velarde
El 24 de septiembre, doña María Herrero de Gallardo escribía...
Lo que dice Pepe Díez, el albañil del pueblo
Lo que vieron las niñas para dar esos gritos
Cualquiera puede cotejar estas palabras de Loli con lo que se dice en el Apocalipsis, 16, 8-12
Un segundo mensaje de Loli y Jacinta
Acabado el tiempo de Cuaresma, tan interesante siempre (sobre todo en sus últimas semanas), empezó para los cristianos el no menos interesante tiempo pascual.
Si por una parte viene caracterizado ese tiempo por la celebración jubilosa de la Resurrección de Cristo, no menos se caracteriza, por otra, por el santo empeño de la Iglesia en llevar las almas a la "comunión con Él, mediante la eucaristía: es aquí donde Cristo, "nuestra Pascua, actualiza y perpetúa su inmolarse por nosotros como Cordero de Dios que quita los pecados del mundo".
las comuniones misteriosas de las niñas
por mano del ángel.
A tono con esta dimensión tan característica del tiempo, en Garabandal se hicieron más frecuentes entonces las comuniones misteriosas de las niñas por mano del ángel.
En una carta de Maximina González, que tiene fecha de 20 de abril de 1962 (He comprobado repetidamente que en las cartas de Maximina no se puede hacer mucho caso de la fecha que aparece al principio de las mismas. La buena mujer –viuda– tenía que hacer muchas cosas, porque, aparte de ser sola para todos los trabajos y atender a sus dos hijos pequeños, recibía huéspedes en su casa, con habitación y comida; había de buscar cualquier pequeño hueco de tiempo entre sus ocupaciones para ir escribiendo cartas; y así, aparte de alguna posible distracción al poner la fecha, más de una vez se le pasarían varios días desde que empezaba la carta hasta que ponía el punto final.
El viernes de que habla aquí debería ser, juzgando por la fecha de la carta (20 de abril, Viernes Santo), el anterior, "de Dolores", 13 de abril de aquel año pero no pudo ser tampoco éste, por lo que luego vamos a ver en otra carta suya; y así concluimos que hubo de ser el de la Semana de Pascua, día 27.) y va dirigida a los Señores Ortiz, de Santander, encontramos esto:"El viernes por la mañana fui yo con Conchita a los Pinos, que ahora muchos días le da la comunión allí el ángel, y ese día, según se la dio, me dice ella: Me ha dicho el ángel que mañana veía ("Veía", según el habla de aquellas regiones, por "vería" o veré.) a la Virgen a las nueve, y otra vez a las doce de la noche. Y yo, como ya lo sabía, lo observé, y por el mi reloj, a las nueve en punto tuvo la aparición; a la otra yo no estuve, pero también fue a las doce. Y el sábado también le dijo el ángel la hora, y no le falló nada..."
En otra carta de Maximina, ésta dirigida a la familia Pifarré, de Barcelona, y fechada el 22 de abril (Repito aquí lo de la nota anterior (1), y añado que esta misma carta no pudo escribirse entera el día 22, Domingo de Pascua: el texto que reproducimos (del original autógrafo, como en el caso de todas las cartas de Maximina a la familia Pifarré), hubo de escribirse el miércoles siguiente, día 25.), encontramos más precisiones sobre punto tan importante:
"Hacía mucho tiempo que las niñas no veían al ángel, y anoche, martes, hablaban muchísimo con la Virgen; no las entendíamos, pero se las veía muy contentas, y era que les decía la Virgen que iba a venir el ángel todos los días que no hubiese misa, a darles la comunión, y ellas se ponían contentísimas... Así que ahora verán al ángel y a la Virgen, porque misas tenemos poco más que los domingos. Hoy ya les dio el ángel la comunión a las cinco de la mañana: se les veía pasar (tragar) la forma y sacar la lengua; después rezaron una estación. Todo esto estando en éxtasis.
Así que ahora, no sé, a lo mejor tienen todos los días aparición, porque para comulgar tienen que estar en éxtasis; no sé cómo harán, porque es hoy el primer día que les da así la comunión: desde este último verano no se la había vuelto a dar."
Otra carta de Maximina a la familia Pifarré, fechada el 4 de mayo:
"El ángel les da la comunión todos los días que no hay misa, y misa la hay pocos días más que el domingo. A la que todavía no se la da es a Mari Cruz: no sé por qué será. Hoy, Loli y Jacinta comulgaron a las seis de la mañana, y Conchita, a las ocho. Miren, es una preciosidad verlas llegar a la puerta de la iglesia: allí les da el éxtasis, se arrodillan y rezan el "Yo, pecador"..., y terminan con la estación. A mí me emociona verlas. Le decía Conchita al ángel:
"Desde el año pasado no has engordado ni crecido nada..."
¡Mire qué cosas de inocencia hablan!"
¡Verdaderamente! En su ingenuidad de pequeñas ignorantes, juzgando de las realidades del "otro lado" por las que veían en éste, quedan sorprendidas de que el niño-ángel, al cabo de muchos meses de no verle, siga exactamente igual que cuando los primeros encuentros.
Por su parte, también las notas de don Valentín, que se reanudan el 12 de mayo, después de un largo paréntesis, van consignando no pocos días el hecho de esas comuniones misteriosas por mano del ángel.
Podíamos, pues, definir el "proceso" de Garabandal en estas semanas de la primavera de 1962 como un continuo pasar de lo mariano a lo eucarístico, y de lo eucarístico a lo mariano (Si lo "mariano" venía siendo algo sustancial en toda la marcha de Garabandal, parece lógico que con la llegada del mes de mayo, "Mes de María", ello se manifestara aún con más intensidad o brillo. La general invitación del "Venid y vamos todos..." tenía que encontrar una especial resonancia en aquellos lugares tan distinguidos por la Virgen-Madre, Reina de las flores.).
12 de mayo:
"A las dos de la mañana tuvo aparición Mari Loli, Fue a casa de Conchita, y luego a casa de Jerónimo, que estaba de cuerpo presente; dio a besar el crucifijo... A las ocho de la mañana, como de costumbre, fue Conchita con su madre y más público a rezar el rosario en la calleja; lo rezó en estado natural. Después fue a la puerta de la iglesia, donde estuvo hablando un poco, y, ya en éxtasis, rezó el "Yo pecador..."; después, la estación, y se le quitó. Dice que le dio la comunión el ángel. Duró unos quince minutos." (Notas de don Valentín.)
se cumplían exactamente los 45 años
de la primera aparición en Fátima
Al día siguiente, 13 de mayo, se cumplían exactamente los 45 años de la primera aparición en Fátima. Quizá nadie en Garabandal se acordar de ello; pero, casualmente o providencialmente, la fecha sí resultó distinguida. Gracias a las anotaciones de don Valentín, sabemos, por ejemplo, que hacía un tiempo malísimo, impropio de la estación: "llovía y granizaba..." Bajo la lluvia y el granizo, al comienzo de la noche, Jacinta y Mari Loli extáticas:
anduvieron recorriendo el pueblo y llenándolo de cánticos y oraciones;
cumplieron –yendo a casa de Jerónimo, que aún debía de estar de cuerpo presente– con la hermosa caridad de rogar por los difuntos y consolar a los vivos;
y subieron finalmente a los Pinos, donde rezaron el rosario, descendiendo luego de espaldas para el pueblo.
Todavía a media note hubo más número de "vigilia", pues salió Conchita extático por las calles, rezó un nuevo rosario y dio a besar el crucifijo.
Pocas veces se habrá cumplido tan extraordinariamente lo recomendado en Fátima y por Fátima:
"Haced penitencia, haced oración;
por los pecadores implorad perdón."El 15 de mayo, fiesta de los labradores en España (por ser el día de San Isidro), hacia las ocho de la mañana "fue Conchita a la calleja, como de costumbre, para rezar el rosario; de allí, se dirigió a las puertas de la iglesia, y dice que le dio la comunión el ángel, y que a la tarde tendría aparición a las nueve".
Es casi lo que tenemos que decir también del día 16, según los apuntes de don Valentín:
"Hoy fue Conchita a los Pinos, a las nueve de la mañana; le dio la comunión el ángel, según dice ella."
El 19 de mayo andaba por Garabandal un Padre claretiano, de Segovia. Don Valentín recogió sus impresiones:
"Me dice el Padre, que en una de las apariciones se oía a la niña: ¡Ah! ¿Que no es jesuita? ¿Que es del Corazón de María? (externamente sólo se diferencian unos y otros en la manera de llevar su faja negra)... Piensa él que alguna cosa, por separado, se podría explicar; pero que el conjunto de las cosas que aquí están pasando, es muy difícil de explicar humanamente..."
De este Padre claretiano habla también Maximina a la familia Pifarré, en carta del 25 de mayor:
"Un día de éstos, había aquí dos Padre. Uno era teólogo y el otro parecía jesuita, porque llevaba esa banda que llevan ellos a la cintura. Iba al lado de Conchita en éxtasis, observándola..., y la oyó decir:
"Ay, ¿qué dices?, ¿que no es jesuita? Si trae banda como ellos... ¡Ah!, es del Corazón de María!... ¡Ah!, entonces se diferencian en que unos la traen a un lado y otros al otro. No lo sabía..."
Conchita fue ayer al médico, al Dr. Ortiz, en Santander, porque tiene mala una rodilla... Fue donde el médico, porque le dijo la Virgen que fuera, que Ella no la curaba."
Siete días más tarde, el 26, fueron Mari Loli y Conchita las que anduvieron juntas en éxtasis por el pueblo, rezando el rosario, que terminó con hermosa salve cantada. ¡Muy natural, pues era sábado, el día semanal de la Virgen! Después de la salve, fueron en piadosa procesión al cementerio... También esto debe parecernos bastante natural en un cristiano: "Acuérdate, Señor, de tus hijos e hijas, que nos han precedido con el signo de la fe y duermen el sueño de la paz" (Canon romano de la misa),
También el día 31, último del mes, hubo largo rosario por las calles y salve cantada.
No cabe duda de que este mes de mayo, el de María, fue en Garabandal algo realmente insólito. En muchísimo lugares de España resonaría cada atardecer aquello del "Venid y vamos todos":
"De nuevo aquí nos tienes,
purísima doncella,
más que la luna, bella,
postrados a tus pies";pero de seguro que en ninguno con la firmeza y amplitud que estaba teniendo, jornada tras jornada, en aquel apartado villorrio montañés
* * *
Y si las hijas de Garabandal estaban así dichosamente pendientes de la Madre, la Madre no perdía el tiempo en su casi habitual estar con las hijas.
Es de nuevo Maximina quien nos da algunos datos en carta de 11 de mayo a la familia Pifarré:
"Nos hartamos de dar vueltas por el pueblo (siguiendo a las niñas en éxtasis), y todas las noches, o casi todas, rezan el rosario, y a veces le cantan.
Una noche le sintieron decir a Mari Loli: "¿Va a venir un CASTIGO?... ¡Ay, no! ¡Que no venga! ¡Dámele a mi sola!"
Y otra noche dijo Conchita: "¿Va a llegar a España?... ¡Ay, que no llegue, que no llegue!"
Yo le pregunté luego del éxtasis qué era, y nos dijo que no podía decir nada."
Si Conchita no podía decir nada, creo que nosotros sí podemos decir algo. La única superviviente de Fátima, Lucía, vivió largos años en España (nada menos que veintiuno), como religiosa "dorotea"; residiendo alternativamente en Tuy y Pontevedra, estuvo entre nosotros desde 1925 hasta 1946. Tuvo entonces frecuente trato con el que era obispo de Tuy-Vigo y pasó luego a ser arzobispo de Valladolid: don Antonio García y García.
Estando ya de arzobispo, a principios de 1943, don Antonio recibió tres comunicados de Lucía sobre lo que Dios quería y pedía "a los obispos de España", para bien de ella misma y de otras naciones...
El tercer comunicado, fechado en Tuy el 28 de febrero, es el más extenso y contiene un párrafo muy preciso, conminatorio:
"Si los Sres. Obispos de España atienden a los deseos ya manifestados de Nuestro Señor, y emprenden una VERDADERA REFORMA EN EL PUEBLO Y EN EL CLERO , entonces, BIEN. Pero si no, ELLA (Rusia) será de nuevo el ENEMIGO con que Dios los castigará una vez más."
Por desgracia, nuestros obispos –no todos, por cierto– vienen dando desde hace años la impresión de que están más para promover "cambios" sociopolíticos y "libertades democráticas", que para emplearse en lo que desde su primerísima incumbencia: la mejora de clero y pueblo en cuanto a vivencia de la Fe y moralidad de las costumbres.
Tenemos otro precioso dato. El sábado, día 26 de mayo, escribía Mari Loli al señor cura de Barro, don José Ramón; la carta, como todas las de esta época, es un desastre en cuanto a presentación y ortografía; pero hay algo que no puede perderse entre tantas palabras trabajosamente escritas y no pocas cosas sin interés, esto:
"Las apariciones siguen igual. La vemos casi todos los días.
Dice usted que le cuente algo de lo que me dice (la aparición)... Pues no puedo decir nada; nada más que esto: como sabrá, nos dice todos los días:
que tenemos que ser muy buenas,
y visitar a menudo al Santísimo,
y todos los días que recemos el rosario..."(Ya supondrá el lector que es cosa mía la distribución por líneas y la puntuación; Mari Loli lo escribió todo seguido, en líneas irregulares, y sin un solo punto y coma.)
* * *
Junio, el mes del Sagrado Corazón de Jesús
Junio, el mes del Sagrado Corazón de Jesús, entró y continuó con características similares.
Su segundo día era sábado, y debió de andar entonces por allí un médico muy sensato; al menos, a dicho día pertenece esta anotación de don Valentín:
"Me dice un médico joven de Valladolid (Fernández Marcos de apellido), que él no ve nada que se oponga seriamente a que pueda ser sobrenatural todo esto, y que razonándolo sin prejuicios, es muy difícil afirmar lo contrario... Es preciso ser sencillos, para aceptar que estos fenómenos no son normales. Naturalmente, que si queremos buscar alguna explicación digamos "teórica" a cualquier hecho visto, la encontraremos siempre; pero sólo eso, una explicación "teórica", basada en argumentos hipotéticos, sin demostración concreta y objetiva."
Llegó el 13 de junio; este día no deja de ser muy señalado por la cantidad de gente que honra a San Antonio de Padua o de Lisboa (De Lisboa, dicen los portugueses, por haber nacido el santo en la hermosa capital de su país; de Padua, dicen casi todos los demás, por haber muerto y tener su sepulcro en dicha ciudad italiana.); pero en Garabandal sólo se distinguió por dos notas, no excesivamente llamativas:
que al anochecer tuvieron aparición las cuatro niñas juntas, cosa que no se daba desde hacía bastante tiempo;
y que "no había público de fuera" (esto, por lo menos, es lo que dejó anotado don Valentín; tal vez la gente, aquel día, tenía bastante con San Antonio).
El 17, domingo, estaba entre los espectadores don Francisco Coca Gregorio, de Barcelona, con su señora; ambos tuvieron experiencias inolvidables, según testimoniaron oportunamente.
Había también "uno de Palencia", como escribe don Valentín, el cual "estaba algo escéptico, y entonces dijo para sí durante una de las apariciones: Si la niña vuelve aquí a darme a besar el crucifijo, creeré en la verdad de todo esto. Inmediatamente la niña se abrió paso entre el público y se lo fue a dar".
Recojo este detalle, no porque sea nuevo o casi único, pues ya sabemos de muchos otros como él, sino por el valor intrínseco que tiene.
Habrá cosas en lo de Garabandal, que por separado podrán atribuirse a causas naturales, incluso, si se quiere, a intervención diabólica: ¡mucho es lo que puede el demonio si Dios le deja actuar!, pero tenemos aquí algo que ciertamente desborda las fuerzas naturales y los poderes del demonio. Hay textos en la Escritura, por los que vemos que el penetrar en las recónditas intimidades de una persona, conociendo perfectamente sus secretos deseos, ocurrencias o pensamientos, es del domino exclusivo de Dios.
En I Cor 4,5, por ejemplo, San Pablo sale al paso de nuestra propensión a "juzgar", con esta advertencia: No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor: El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Como diciendo: Cristo es el único capaz de conocer la última intimidad del hombre, y por eso mismo, el único capaz de juzgar con toda justicia.
Y la Epístola a los Hebreos (4, 12-13) remata un párrafo sobre el gran poder de la Palabra de Dios con esta proclamación: Todo está patente y desnudo a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta. No se proclamaría como eminente atributo divino éste de conocer todas las intimidades y todos los secretos del hombre, si el demonio pudiese también adentrarse por ahí con la mayor naturalidad.
Entonces, ante tantos casos como en Garabandal se dieron de "respuestas" precisas a pensamientos o preguntas que bullían sólo en lo más íntimo de las personas, ¿puede en serio decirse que todo aquello tiene explicación natural, como ha repetido cierta jerarquía, o que bien puede ser obra del demonio, como han opinado otros?
Las noches de los GRITOS
En torno a la fiesta del Corpus de e1962 se vivió en Garabandal uno de los "momentos estelares" de su historia o proceso.
Esa fiesta de exaltación eucarística, que se venía celebrando en España con una solemnidad externa seguramente superior a cualquier otra y que han distinguido nuestras hermanos franceses con un nombre único: "Fiesta de Dios" (verdaderamente "de Dios", porque es por antonomasia la fiesta del "Dios con nosotros"), iba a sufrir pronto, en los días postconciliares, no pequeño eclipse... como resultado de ciertas perturbaciones doctrinales, como resultado de la ardorosa lucha de bastantes contra el "triunfalismo" en la Iglesia, como resultado del celo "desacralizador" de no pocos clérigos, como resultado de..., etc. Pero en Garabandal, aquel año de 1962, se vivió como nunca.
Tres días antes ocurrió algo que me parece no ha sido notado suficientemente: la activa reaparición del arcángel San Miguel.
Ahora, en vísperas de la fiesta del Corpus, él vuelve a actuar casi como al principio.
Dicha fiesta cayó aquel año el 21 de junio, jueves, y del lunes anterior, día 18, escribió don Valentín:
Al anochecer fue Mari Cruz al "Cuadro" y allí se quedó en éxtasis, y después fue por el pueblo. Al poco tiempo salieron Jacinta y Mari Loli. fueron también al "Cuadro" y allí cayeron en éxtasis. Dicen que vieron al ángel.
¿Se daría cuenta don Valentín de la novedad de esto? San Miguel viene de nuevo solo, y solo actúa (Que el ángel apareció esta vez solo, me parece claro por lo que escribió a continuación don Valentín: Dijeron (las niñas) que más tarde verían a la Virgen.).
¿Se daría cuenta don Valentín de la fecha que era? ¡18 de junio! Hacía exactamente un año que en aquellos mismos lugares se habían encontrado por primera vez el arcángel y las niñas. ¡Cuántas cosas habían pasado desde entonces! Pero bastantes más habían aun de pasar.
Del día siguiente, martes, 19, escribió él:
A las diez y media (de la noche) estaban Jacinta, Mari Loli y Mari Cruz en el "Cuadro"... (Antes habían ido Loli y Jacinta, corriendo, y al llegar, quedaron en éxtasis, y dicen que vieron al ángel, y les dijo que volvieran al "Cuadro" a las diez y media; entonces ellas bajaron al pueblo y luego subieron con Mari Cruz...)
"Las niñas lloraban y decían:
¡No nos digas eso! Llévanos a nosotras... ¡Que se confiesen... que se preparen!
Después dijeron que lo darían (lo que el ángel les había comunicado) por escrito... Duró cincuenta minutos."
¿Qué hacía entretanto Conchita? ¿Por qué faltaba en aquel importantísimo acto de "la calleja"? Unos apuntes de don Celestino Ortiz nos lo van a declarar:
"Me cuenta mi cuñada Eloísa (estaba pasando con su hija unos días en Garabandal) que al anochecer del 19 de junio se encontraba con otras personas en casa de Conchita. Su madre no la dejaba salir, por tener bastante mala una rodilla. De pronto, la niña se queda en éxtasis, cayendo tan bruscamente de rodillas, que se hizo sangre. Entonces Eloísa le dijo a Aniceta:
–No adelanta nada con no dejarla salir; mire lo que se ha hecho.
–Por mí, que salga.
La niña no salió, pero extática como estaba, cogió una cuartilla y sosteniéndola por el borde inferior, ¡en el aire!, empezó a escribir sobre ella con un bolígrafo. Acercando linternas, la gente quería leer lo que escribía, y ella trataba de evitarlo.
–No miréis –dijo alguien–, que ella no quiere.
Subió entonces a su habitación, cambió de bolígrafo y siguió escribiendo.
Cuando aquello había acabado, y ella estaba ya normal, entra Plácido (Nuestro conocido comerciante de Santander, Plácido Ruiloba.), muy afectado por una fuerte emoción, y exclama:
–¿No han oído los gritos que daban las otras niñas en "la calleja"?
–No.
–¡Ha sido espantoso!"
Ciertamente, lo de "la calleja" en aquella noche del 19 de junio, primera noche "de los gritos", como empezó a decir la gente, debió de ser muy serio e impresionante (Sólo años más tarde, bastantes años, se nos ha dado alguna información precisa sobre el "contenido" de esa noche.
La revista neoyorkina "Needles", en su número de febrero de 1978, recogía unas declaraciones del marido –norteamericano– de Jacinta (como portavoz, naturalmente, de ésta); según tales declaraciones, lo que Loli y Jacinta vieron y entendieron durante la primera "noche de los gritos" fue especialmente a propósito del Aviso... (véase más adelante, en el capítulo III de la 3.ª Parte); y la noche siguiente fue cuando ellas dos y Conchita tuvieron las visiones sobre el castigo.
Podemos pensar que, o Jacinta y Loli no entendieron bien por entonces la distinción entre Aviso y Castigo, o que ellas, deliberadamente, guardaron completo silencio a propósito del Aviso, pues sólo Conchita, y ya tardíamente (como consecuencia de su visión del 1 de enero de 1965), empezó a decir cosas sobre un Aviso que iba a venir antes del Milagro.). Acabamos de ver la anotación de don Valentín:"Después dijeron que lo darían por escrito." Así fue, en efecto, y anda por ahí un corto mensaje de echa de 19 de junio de 1962, con las firmas de Mari Loli y Jacinta (¿sería el mismo mensaje lo que Conchita extática trataba d escribir en su casa sobre la cuartilla apoyada en el aire? (Don Valentín, que no estaba presente, escribió en sus anotaciones:
"Conchita escribió unas contestaciones a tres personas.") He visto no pocas copias de dicho mensaje, con ligerísimas variantes; pero yo lo doy aquí según una fotocopia del texto que ellas entregaron, escrito y firmado de su mano, a cierta persona de confianza. Evidentemente, dicho mensaje es un palidísimo reflejo de lo que ellas vieron y entendieron en aquella primera noche "de los gritos":
"La Virgen nos ha dicho (Es difícil precisar si fue la Virgen quien personalmente les presentó todas estas cosas, o lo hizo por medio del arcángel...)
que no esperamos el Castigo; pero sin esperarlo vendrá;
porque el mundo no ha cambiado, y ya lo ha dicho con ésta dos veces;
y no la atendemos, porque el mundo está peor;
y hay que cambiar mucho, y no ha cambiado nada.Preparadvos (Forma incorrecta del imperativo, en vez de "preparaos".), confesar, que el Castigo pronto vendrá, y el mundo
sigue igual... Lo digo: que el mundo sigue igual.
¡Qué pena que no cambie! Pronto vendrá el Castigo muy grande,
si no cambia.MARÍA DOLORES MAZÓN, JACINTA GONZÁLEZ."
Aquí está el mensaje fielmente reproducido; sólo es cosa mía la puntuación y la distribución por líneas, para que quede menos embarullado y se capte mejor su contenido (las niñas lo escribieron todo seguido, sin una sola coma ni un solo punto).
Lo que ellas buscaban con esa forma reiterativa, dentro de su pobrísima capacidad de expresión, era inculcar apremiantemente las dos o tres cosas fundamentales que habían entendido y vivido (¡y cómo!) en el curso de la aparición:
–Que el Castigo (lo escribo con mayúscula para que nadie lo confunda con un castigo cualquiera), anunciado en el primer mensaje, del 18 de octubre, va a venir inexorablemente..., porque sólo una actitud penitencial de cambio podría librarnos de él y, en lugar de esto, lo que se está produciendo en el mundo es una marcha acelerada por el camino de los peores desórdenes.
–Que sólo quienes "se preparen", mediante un sincero retorno a Dios y el mantenerse en oración y vigilancia, podrán afrontar en debidas condiciones la terrible prueba (Los castigos de Dios en este mundo nunca tienen una exclusiva razón de "ajustar cuentas" vindicativamente; vienen siempre impregnados de misericordia, ofreciendo ocasión, a cada uno, de "satisfacer" por sí mismo o por los demás, mediante la buena aceptación de los males que llegan.).
Garabandal, aquella noche, después de los impresionantes gritos de las niñas, de sus lágrimas y de su hablar (entrecortado, incoherente), no debió de tener un sueño muy tranquilo... Pero fue aún peor al día siguiente.
A buena hora de la mañana llegó el P. Félix Larrazábal, superior de los Franciscanos de San Pantaleón de Aras (Santander), llamado por don Valentín para que le hiciera en el pueblo la fiesta del Corpus. Poco después de su llegada, se dirigió a casa de Conchita; pero no encontró a nadie.
"Estábamos acompañando –dice la cuñada del doctor Ortiz– a Conchita en los Pinos, donde ella esperaba recibir la comunión por el ángel; rezábamos y aguardábamos; pero se demoraba mucho. En esto, su madre se acercó a la ladera y vio delante de su casa una persona que le pareció fraile o sacerdote:
–Parece que trae cordones blancos...
Conchita, al oír esto, se apresuró a bajar y, detrás de ella, nosotras. Efectivamente, era un Padre franciscano; celebró la misa y nos dio la comunión. Su madre comentaba:
"¡Por algo hemos esperado tanto allá arriba! Siempre que hay un sacerdote que de la comunión, no la recibe del ángel"."
Por la tarde hubo algunas confesiones de personas devotas, a la hora del rosario; la mayoría de la gente andaba a las faenas del campo, que en aquella época del año urgían mucho, y más teniendo por delante un día rigurosamente festivo, en el que no se podía trabajar.
Cuando las sombras cayeron de lleno sobre el pueblo, casi todo el mundo se puso a la expectativa de lo que pudiera ocurrir, pues todos estaban muy impresionados con lo de la noche anterior.
¿Qué sucedió para que las niñas dieran aquellos gritos?
Lo que refiere doma Eloísa de la Roza Velarde
"A primera hora de la noche –habla de nuevo doña Eloísa de la Roza Velarde–, yo me acerqué a casa de Mari Cruz, a recoger un rosario que le había dejado, y por el camino me enteré de que ya estaban las otras en la Calleja; me volví en seguida a buscar a mi hija, pero no la encontré. Entonces marché con toda prisa al lugar indicado, y allí estaba ella, con Maximina en cuya casa nos hospedábamos) y muchas más personas, entre ellas el P. Félix Larrazábal."
Sabemos por don Valentín, que recoge lo que le dijeron, que las niñas
"fueron al Cuadro como el día anterior, hacia las 10,30 de la noche; dijeron que habían visto al ángel..., quien les dijo que después vendría la Virgen, pero que la gente se mantuviera alejada, que no pasara nadie de la última casa del pueblo. Así lo hicieron todos; mas parece que el Padre franciscano –que seguramente era el único sacerdote presente– mostró intención de llegarse hasta donde estaban las niñas. Ceferino le cortó el paso, diciendo: "Aquí somos todos iguales". Después, parece que a las niñas se les oyó llorar mucho...;
Lo que don Valentín refiere así de oídas, queda bien confirmado por la vivencia personal de doña Eloísa de la Roza:
"Las niñas daban uno gritos impresionantes... y decían: "¡Espera! ¡Espera!... ¡Que se confiesen todos!... ¡Ay!... ¡Ay!..."
La gente empezó a pedir y pedirse perdón públicamente...
El Padre, muy emocionado, rezaba en alta voz, y todos le seguíamos... Cuando cesaba un momento, las niñas, de la manera más angustiosa, volvían a llorar y a gritar..., aplacándose de nuevo cuando proseguía el rezo... (Compárese esta escena de Garabandal, en la hora novísima (1 Jn 2,18) del mundo, con la escena del Éxodo (17, 8-12), cuando la Historia de la Salvación casi comenzaba:
"Vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidim... Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a combatir a Amalec."
"Mientras tanto, Moisés, Aarón y Hur subieron al monte. Y sucedió que, cuando Moisés tenía alzadas las manos (en oración), llevaba Israel las de ganar; pero cuando las bajaba, era Amalec quien se imponía..."
¡Sugestiva lección sobre lo que puede valer nuestro orar frente a toda clase de situaciones!).Al volver a la normalidad (las notas de don Valentín dicen que la impresionante aparición acabó como a las dos de la madrugada), dijeron las niñas que ellas se quedaban allí, toda la noche, en oración.
–¿Y nosotros? –preguntamos los circunstantes.
–Como quieran.
Creo que nadie se movió; estuvimos rezando con ellas (don Valentín dice que se rezaron unos cuantos rosarios) hasta las seis de la mañana.
A esa hora (ya estaba en el cielo un hermoso amanecer), el P. Larrazábal se fue para la iglesia, siguiéndole todo el pueblo. Y empezó el desfile de confesiones... Se confesó todo el pueblo; y, al parecer, fueron confesiones de una sinceridad y arrepentimiento verdaderamente extraordinarios."
¿Cómo hubiera podido ser de otro modo, después de aquella preparación, comunitaria y personalísima, de la Calleja? El puro amor de Dios será siempre el gran valor y la gran meta de toda vida espiritual; pero sin descuidar el "santo temor de Dios", que desde muy antiguo se nos ha presentado como el "principio de la sabiduría" (Eccl 1, 16).
Este santo temor de Dios lo vivieron como nunca los hombres y las mujeres de Garabandal en las dos "noches de los gritos". Meses más tarde, todavía se conservaba vivísima la impresión.
El 24 de septiembre, doña María Herrero de Gallardo escribía...
El 24 de septiembre, doña María Herrero de Gallardo escribía desde Santander a su hermana Menchu, residente en Madrid, y le decía:
"Estuve mucho tiempo hablando a solas con la madre de Jacinta, y me dijo que las vísperas del Corpus habían sido terribles... Las niñas se fueron al "Cuadro", después de avisar a la gente que nadie se acercar más que a cierta distancia, que no pasaran de un lugar del camino desde donde no se las podía ver... Me decía la madre que se las oía llorar con tales voces y tal horror, que ella quiso correr hacia su hija, para ver qué le pasaba; pero la echaron hacia atrás. Cuando terminó la visión, las niñas vinieron a donde estaba la gente, y las vieron anegadas en lágrimas: pidieron que confesara y comulgara todo el pueblo, que iba a pasar una cosa muy horrible... María (la madre de Jacinta) pasó tal miedo, que no podía dormir."
Lo que dice Pepe Díez, el albañil del pueblo
Exactamente seis años más tarde, el conocido albañil del pueblo, Pepe Díez, hablaba así a un matrimonio asturiano (yo lo escuché):
"Miren, no es que quiera echármelas de valentón; pero yo soy un hombre que podemos decir no ha conocido el miedo. Ando de noche por cualquier rincón del pueblo, o por los caminos más apartados, lo mismo que de día...; nunca he sentido ningún sobresalto ni temblor. Pero aquellas noches de los gritos, reunidos todos allí en la oscuridad, oyendo a distancia los llantos y los chillidos de las niñas..., me temblaban de tal modo las piernas, que las rodillas daban la una contra la otra sin que yo lo pudiera remediar.
Ustedes no pueden imaginarse lo que fue aquello. Nunca he vivido cosa igual."
¿Qué pudieron ver las niñas para romper así en exclamaciones y gritos que estremecían a todos?
Lo que vieron las niñas para dar esos gritos
La mencionada doña María Herrero de Gallardo, que estuvo en Garabandal meses más tarde, según queda apuntado, pudo hablar con Loli el domingo día 7 de octubre, fiesta del Rosario, y le preguntó, entre otras cosas, por lo que ellas habían visto cuando la fiesta del Corpus:
"¡Oh! –exclamó la niña–. Aquello era horrible de ver. Nosotras estábamos totalmente espantadas... y yo no encuentro palabras para explicar aquello...
Veíamos ríos que se convertían en sangre... fuego que caía del cielo... Y algo mucho peor aún, que yo no puedo revelar ahora.
El mensaje que dimos entonces dice que no esperamos el Castigo, pero que, sin esperarlo, VENDRÁ...
La Virgen pidió a todos que se confesaran y comulgaran."
No es mucho lo que supo decir la niña; pero sí bastante lo que esas palabras dan a entender.
Fernando Corteville, seglar francés, apóstol mariano y presidente de la asociación internacional "Hijos de Nuestra Señora de la Salette", decía en una nota de "L'Impartial", número 31, correspondiente a noviembre-diciembre de 1970:
"Hemos regresado de Estados Unidos con las mejores impresiones... La señora C. Saraco (La señora Carmela Saraco es una gran entusiasta de la Virgen y de su acción en Garabandal, y en este sentido desarrolla gran actividad por la región de Boston (Estados Unidos) tiene confirmados con la firma de María dolores (Mari Loli) los mensajes del 19 y 23 de junio de 1962, que hasta ahora no han sido publicados. Tales mensajes los recibió el P. Morelos hace unos tres años..." (El P. Gustavo Morelos, mejicano, ha tenido una gran parte en el movimiento pro-Garabandal, después de "los sucesos". Vino a España a finales de 1964 "con la debida autorización de sus superiores eclesiásticos", según declara él mismo en un escrito de 11967, "para estudiar las apariciones de la Santísima Virgen en el pueblo de San Sebastián de Garabandal...".
Primero recibió todos los datos de signo negativo que le quiso proporcionar la comisión de Santander, con el efecto que podemos imaginar; pero luego el trato directo con las videntes y el escuchar a los testigos de primera línea le llevaron al convencimiento de que lo ocurrido en Garabandal no tenía explicación humana... "Regresado a mi país, Méjico, me dediqué a informar a nuestros excelentísimos prelados..., con el deseo de dar a conocer, más que los "hechos" en sí, los "mensajes" que las cuatro niñas han transmitido a la humanidad entera de parte de su Visión."Desde hace algún tiempo, presionado por altas jerarquías eclesiásticas (no olvidemos el apasionado celo con que el ex-obispo de Santander, monseñor Cirarda, se puso a acabar con lo de Garabandal, entre 1968 y 1971), ha tenido que guardar silencio.
A simple título de información señalamos aquí el hecho de que en la diócesis de Santander hay un extraño "movimiento" de prelados desde que empezaron los "sucesos" de Garabandal. ¡Ya van seis en once años! Son los siguientes:
Don Doroteo Fernández Fernández; primero, obispo auxiliar con monseñor Eguino Trecu y después administrador apostólico; trasladado en 1962 a Badajoz.
Don Eugenio Beitia Aldazábal; en 1962 se posesiona de la diócesis como obispo titular de la misma; no mucho después, por causas no suficientemente conocidas, presenta su renuncia, que le es aceptada, aunque continúa por algún tiempo al frente del obispado como administrador apostólico.
Don Vicente Puchol Montís; entra en Santander como nuevo obispo el año 1965; hace concebir muchas esperanzas: es bastante joven y de las nuevas promociones; el 8 de mayo de 1967 perece trágicamente en un accidente de automóvil.
Don Enrique de Cabo; elegido vicario capitular a la muerte de monseñor Puchol, está al frente de la diócesis poco más de un año, no mucho después de cesar, muere repentinamente.
Don José María Cirarda Lachiondo; en el verano de 1968 entra en Santander como nuevo obispo; también hace concebir muchas esperanzas; en diciembre de 1971 se le pasa a la diócesis de Córdoba.
Don Juan Antonio del Val Gallo; en enero de 1972 toma posesión de la diócesis de Santander, a la que pertenece y a la que retorna ahora después de un corto episcopado en la zona de Jerez de la Frontera como auxiliar del arzobispo de Sevilla.
Referente a Garabandal, aunque todos ellos han mantenido oficialmente la postura negativa de la Comisión, sólo dos han luchado en contra abiertamente: monseñor Puchol, que creyó haber acabado con Garabandal, y monseñor Cirarda, que con todas sus fuerzas quiso acabar...
De su buena intención no puede dudarse; pensaban, sin duda, que estaban prestando a Dios un servicio.)
Según el texto inglés que tiene Carmela Saraco, lo dicho por Loli al P. Morelos (y posteriormente confirmado a ella por la vidente) es esto:
"A pesar de que seguíamos viendo a la Virgen –la "noche de los gritos"–, empezamos a ver también una gran multitud de gente, que sufría mucho y gritaba con la mayor angustia...
La Santísima Virgen explicó
que aquella gran tribulación –que no será aún el Castigo– vendría porque llegaría un momento en que la Iglesia daría la impresión de estar a punto de perecer...; pasaría por una terrible prueba.
Nosotras preguntamos a la Virgen cómo se llamaría a esa prueba,
y Ella nos dijo que "comunismo".
Después nos hizo ver cómo el gran Castigo vendrá luego para toda la Humanidad, y que viene directamente de Dios...
En un cierto momento, ni un solo motor o máquina funcionará; una terrible ola de calor se abatirá sobre la tierra y los hombres empezarán a sentir una grandísima sed; buscarán desesperadamente el agua, pero ésta, con tanto calor, se evaporará. Entonces se apoderará de casi todos la desesperación y buscarán matarse unos a otros...; pero les fallarán las fuerzas, e irán cayendo por tierra:
Será el momento de que entiendan que ha sido Dios quien justamente ha permitido todo esto.
Vimos finalmente una multitud de gente envuelta en llamas. Corrían a tirarse en los mares y en los lagos; pero al entrar en el agua, ésta parecía hervir y, en vez de apagar las llamas, era como si las hiciese arder aún más...
Era tan horrible, que yo pedí a la Santísima Virgen que se llevase a todos nuestros niños (Bueno será recordar que Loli tenía, por aquellas fechas, unos cuantos hermanos pequeños.) con Ella antes de que llegase aquello. Pero la Virgen nos dijo que, cuando ocurra, todos serán ya mayores..."
Cualquiera puede cotejar estas palabras de Loli
con lo que se dice en el Apocalipsis, 16, 8-12
Cualquiera puede cotejar estas palabras de Loli con lo que se dice en el Apocalipsis, 16, 8-12, sobre los efectos que producirá el derrame de las copas cuarta, quinta y sexta.
Todo esto es sencillamente impresionante.
A más de uno le hará reflexionar, para su salud". Pero mucho me temo que bastantes otros... Los "carismáticos" del optimismo ante la actual situación de la Iglesia, que en todas sus convulsiones ven sólo "crisis de crecimiento" y detectan con seguridad, no sé por qué signos, la llegada de una "desconocida primavera", invalidarán todo lo antedicho como si de una mala profecía se tratara. Una mala profecía de los desfasados y consabidos "profetas de catástrofes"...
Me imagino que los auténticos profetas están para comunicar al pueblo de Dios –opportune et importune"– lo que éste necesita saber; y nadie duda de que todos necesitemos, más de una vez, de severas advertencias o amonestaciones. No es la materia de la profecía lo que distingue a los falsos de los auténticos profetas... Que al pueblo de Dios (más a sus "guías" que él mismo) no le guste oír de ciertas cosas, resulta bien comprensible, pero quizá nada saludable. Tampoco al Israel de los tiempos de Jeremías le gustaba nada la machacona insistencia de aquel "profeta de desgracias"; gustaba mucho más de los simpáticos vaticinadores del mejor porvenir... Pero todos conocemos los resultados.
* * *
Un segundo mensaje de Loli y Jacinta
Podemos imaginarnos bien cómo sería en Garabandal la fiesta del Corpus, la gran fiesta de la Eucaristía, en ese año de gracia de 1962, después de tal "vigilia" y después de tal recepción del sacramento de la penitencia.
A la misa solemne no faltó nadie y casi todos comulgaron. Después, durante la procesión con el Santísimo por las calles del pueblo, limpias y engalanadas, resonaron como nunca los tradicionales cantos de homenaje al Dios oculto, al Señor sacramentado.
Como si a propósito se buscase dejar totalmente la atención para los misterios de la jornada, las niñas videntes no dieron ocasión aquel día para ningún espectáculo.
"Fue Mari Cruz al "Cuadro" –escribe don Valentín–; iba natural y, al llegar, se arrodilló y quedó en éxtasis; pero no habló nada... Las demás niñas no tuvieron aparición." El día siguiente, viernes, no hubo aparición alguna.
Pero al otro día, sábado, 23 de junio, aunque de él no tenemos referencia alguna, debió de rematarse lo de las dos "noches de los gritos", pues lleva fecha de ese día un segundo mensaje de Loli y Jacinta (El lector habrá podido apreciar que en estos sucesos tan importantes, habidos en Garabandal alrededor de la fiesta del Corpus, Conchita no tuvo ningún papel de relieve):
"La Virgen nos ha dicho:
que el mundo sigue igual,
que no se ha cambiado nada;
que pocos verían a Dios;
son tan pocos, que a la Virgen le da mucha pena.
¡Qué pena que no cambie!
La Virgen nos ha dicho que esta llegando el Castigo.
Como el mundo no cambia, la copa se está llenando.
¡Qué triste estaba la Virgen!
Aunque a nosotros no nos lo dé a ver,
porque la virgen nos quiere tanto...;
Ella lo sufre sola, porque es tan buena.
¡Sed buenos todos, para que la Virgen se ponga contenta!
Nos ha dicho que pidamos los que somos buenos por los que son malos.
Sí, pidamos a Dios por el mundo, por los que no le conocen.
Sed buenos, muy buenos todos.
MARÍA DOLORES MAZÓN, 13 años
JACINTA GONZÁLEZ, 13 años."
Los sencillos de corazón no tendrán gran dificultad para entender correctamente este mensaje. Los complicados o soberbios es fácil que choquen con él. Si es que no lo desprecian por demasiado pueril...
Bien: con él se cierra indudablemente un capítulo –importantísimo– en el intrincado misterio de Garabandal.
Y una cosa queda bien clara. que vamos hacia algo terrible, si no corregimos el rumbo y entramos por mejores caminos.
353-367
A. M. D. G.