La Misericordia Divina
Santa Faustina
Kowalska (1905-1938) canonizada
por el Papa Juan Pablo II el 30 de Abril del 2000.
Santa Faustina Kowalska (1905 - 1938) nació en la aldea de Glogowiec (Polonia), siendo la tercera de diez hermanos. A los 16 años salió de la casa familiar para trabajar de empleada doméstica.
A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde vivió cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera hasta su fallecimiento el 5 de octubre de 1938.
Sobre la forma que cumplió sus deberes basten estas palabras de Jesús a Santa Faustina, por sus atenciones a los pobres que venían a la puerta del convento:
"Hija Mía, han llegado a mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia" (Diario, 1312).
Es que también Jesús había ido a la puerta del convento bajo la apariencia de un joven pobre, en un día lluvioso y frío. Santa Faustina, sin reconocerlo, le dió un poco de sopa caliente y pan.
Jesús, en Tí confío
"Pinta una imagen según el modelo que ves y firma:
Jesús, en Tí confío.
Deseo que esta imagen sea venerada en tu Capilla
y en el mundo entero" (Diario, 47).
Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá (Diario, 48). Através de esta imagen concederé muchas gracias a las almas (Diario, 742).
Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la Cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios (Diario, 299).
"De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas" (Diario, 1190).
"Mira Mi Corazón lleno de amor y de misericordia que tengo por los hombres y especialmente por los pecadores" (Diario, 1663).
"Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia" (Diario, 1396).
"Persigo a los pecadores con Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí" (Diario, 1728).
"Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia; invita a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas" (Diario, 1182).
"Soy más generoso para los pecadores que para los justos. Por ellos he bajado a la tierra, por ellos he derramado Mi sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi misericordia" (Diario, 1275).
Deseo que los sacerdotes anuncien mi gran misericordia por las almas pecadoras; no tema el pecador de acercarse a Mí. Aunque el alma fuese como un cadáver en putrefacción, si humanamente no hubiese solución, no es así para Dios. Las llamas de la misericordia me consumen, deseo infundirlas en las almas de los hombres.
Soy todo amor y misericordia. Un alma que confía en mi es feliz porque yo mismo cuido de ella.
Ningún pecador, aunque fuese un abismo de pecados, nunca agotará mi misericordia porque más se extrae y más se aumenta.
Soy más comprensivo con los pecadores que con los justos. Es por ellos que vine al mundo. Es por ellos que derramé toda mi sangre. No teman por lo tanto acercarse a mí. Diles a las almas, hija mía, que les doy como escudo mi infinita misericordia. Es por ellos que lucho, es por ellos que me enfrento al justo enojo de mi Padre. La fiesta de mi misericordia nació en mi corazón para consolar al mundo entero.
Hija mía, no desistas de anunciar mi misericordia, cuando lo haces das frescura a mi corazón envuelto en llamas de compasión por los pecadores. Dile a los sacerdotes que los pecadores endurecidos se arrepentirán ante sus palabras cuando hablen de mi inagotable misericordia, de la piedad que siento por ellos en mi Corazón. A los sacerdotes que anuncien y celebren mi misericordia les daré gran ímpetu, ungiré sus palabras y yo mismo tocaré los corazones de aquellos a quienes hablarán.
Todo lo que existe se encuentra en las entrañas de mi misericordia aún más arraigado que un bebé en el seno de su madre. ¡Cuánto me lastima la falta de confianza en mi bondad!.
Para castigar tengo toda la eternidad, ahora en cambio extiendo para ellos el tiempo de la misericordia. De todas mis llagas, pero sobre todo de mi Corazón, corren ríos de amor. Habla al mundo entero de mi misericordia.
Aunque sus pecados fueran negros como la noche, recurriendo a mi misericordia, el pecador me glorifica y rinde honras a mi pasión. En la hora de su muerte yo lo defenderé como si fuese mi misma gloria. Cuando un alma exalta mi bondad, tiembla Satanás frente a ella y huye hasta las profundidades del infierno.
Mi corazón sufre porque también las almas consagradas ignoran mi misericordia y me tratan con indiferencia.
¡Como me lastiman!. Si no creen en mis palabras, crean al menos en mis llagas.
"Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia" (Diario, 699).
"Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi Misericordia" (Diario, 1109).
"Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero" (Diario, 1517).
Las tres de la tarde.
"A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión." (Diario, 1320).
"Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para tí y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero; la misericordia triunfó sobre la justicia" (Diario, 1572).
Coronilla a la Divina Misericordia
El Señor Jesús dictó esta oración a Santa Faustina.
"Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros" (Diario, 475).
"Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave María y el Credo, después, en las cuentas del Padre nuestro, dirás las siguientes palabras:
Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
En las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras:
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Para terminar, dirás tres veces estas palabras:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero" (Diario, 476).
"Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte" (Diario, 687).
"A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte" (Diario, 754).
"¡Oh!, ¡qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla!; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla" (Diario, 848).
Escribe:
"Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante, no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso" (Diario, 1541).
Decreto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos.
El Señor piadoso y clemente (Sal 111,4), por el gran amor con que nos amó (Ef 2,4) nos dio con inefable bondad a su Hijo unigénito como redentor, para que mediante su muerte y resurrección quedara abierto a la Humanidad el camino a la vida eterna y, acogiendo su misericordia en medio de su templo, sus hijos de adopción elevaran su alabanza hasta los confines de la tierra.
En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime la bondad de Dios para con todos los hombres.
Acogiendo pues tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II se ha dignado disponer que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación "o de la Divina Misericordia", prescribiendo igualmente que por lo que respecta a la celebración litúrgica de dicho Domingo se empleen siempre los textos que para dicho día disponen el Misal Romano y la Liturgia de las horas del Rito Romano.
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos hace pública esta decisión del Sumo Pontífice para que surta efecto.
Queda abrogada cualquier disposición contraria a la presente.
En la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 5 de mayo de 2000.
Card. Jorge A. Medina Estévez, Prefecto.
Francesco Pío Tamburrino, Arzobispo secretario.