Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 127
Ana María Aragón.
Recuperé la voz al poner una medalla besada por la Santísima Virgen.
Por el Beso que he dado, mi Hijo hará prodigios.
Ana María Aragón recupera su voz.
Valladolid, 5 de agosto de 1988.
Era el 8 de diciembre del año 1979. Aquel día, a causa de un fortísimo resfriado, me quedé afónica. Desde entonces visité a un médico, otro y otro y la afonía persistía.
Yo me sentía como una gran inválida pues no podía atender el teléfono y para hacer la compra tenía que ir siempre acompañada de una libreta y el bolígrafo. No se puede uno imaginar lo que es no poder hablar.
Para tener completo reposo y no forzar para nada la voz, pues a veces se me olvidaba y hablaba, esforzándome, muy bajito, llegue a ponerme un esparadrapo en la boca, que sólo me lo despegaba para alimentarme.
Así he estado durante casi dos años y medio largos. Ya me iban a operar de las cuerdas vocales, pues según el diagnóstico del médico tenía nódulos y hasta que me los quitara no recuperaría la voz.
Esto ocurría en agosto de 1982, pero como tengo un hermano médico él me aconsejó que no me operase hasta que volviera de sus vacaciones para ir conmigo, y así lo decidí.
Un día de ese mes de agosto viniendo de Misa me encontré con mi amiga Paquita Mañueco que, al verme así, le debí dar tanta pena que me dijo:
-- Ana Mari, toma esta medalla de la Virgen que está besada por Ella en las apariciones de Garabandal.
Yo tomé la medalla con mucho cariño y me la puse al cuello diciendo a la Virgen mentalmente:
-- No te quitaré de mi pecho hasta que me cures.
Como no podíamos hablar, me despedí de mi amiga Paquita agradeciéndoselo con un abrazo y me fui a casa.
Cuando llegué a casa ¡hablaba!, y sigo hablando. Ahora llevo la medallita de Nuestra Señora de Garabandal en acción de gracias, y jamás me desprendo de ella.
En su día, di mi testimonio al Obispo de Santander.
Ana María Aragón.
A. M. D. G.