Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 154
Jane McNulty Smith cura de un tumor cerebral.
Me quedé atónita al enterarme que ¡el tumor había desaparecido! ¡Qué milagro!, más todavía cuando sabía lo agresivo que es este tipo de cáncer.
Por el Beso que he dado, mi Hijo hará prodigios.
Jane McNulty Smith cura de un tumor cerebral.
El 6 de marzo de 1998, fui diagnosticada de un tumor cerebral maligno, del mismo tipo de aquel que cobró la vida de mi padre siete años antes.
El pronóstico era desalentador: mi padre falleció a los seis meses de habérsele diagnosticado el tumor y yo sentía una gran tristeza ante la posibilidad de abandonar este mundo, de abandonar a mi esposo y a mis hijos a tan temprana edad.
Iba a cumplir los cuarenta años y esperaba con ilusión vivir el resto de mi vida. Ahora me encontraba frente a la posibilidad de morir, algo que se me hacía difícil de aceptar.
En las semanas siguientes me sentí fortalecida por el amor y el cariño de aquellos que me daban el apoyo que tan desesperadamente necesitaba. A medida que eran más difíciles los momentos, también me daba cuenta que continuamente me estaba convirtiendo en depositaria del amor y la bondad de otros, y sentía que esa gente me fue enviada por un poder superior para que pudiera comenzar a curarme.
Siempre había creído en Dios, lo amaba con toda mi alma, y sin embargo, en los últimos años, lo había apartado de mi vida, para gastar mis energías de forma egoísta en satisfacerme a mí misma y centrarme en alcanzar logros materiales.
Mi Fe se debilitó y comencé a preocuparme por los aspectos banales de la vida diaria, no por los espirituales. Ahora quería volver de nuevo a Dios. Me di cuenta que la fuerza más grande que podía tener residía en mi Fe en Dios, y que solamente Él podía ayudarme.
Empecé a rezarle a Dios varias veces al día, agradeciéndole sinceramente por todo lo que me dio y continuaba dándome, pidiéndole perdón de mis pecados.
Comencé a asistir a las Misas de Sanación celebradas cada miércoles por el Obispo Danylak en la Catedral Católica Ucraniana de San Josafat en Toronto. Después de estas misas me encontraba profundamente conmovida cuando iba con otros feligreses a recibir la unción del Obispo.
Después de la unción, Michael y Helen Rozeluk rezaron por mí con sus medallas tocadas con la de Joey Lomangino que fue besada por Nuestra Señora en Garabandal, pidiendo la gracia de Dios para sanarme.
El 16 de Septiembre de 1998, regresé al Hospital para una tomografía computarizada y me quedé atónita al enterarme de que ¡no había evidencia alguna de enfermedad! ¡Qué milagro!, más todavía cuando sabía lo agresivo que es este tipo de cáncer.
Dios escuchó mis plegarias. El nunca me ha abandonado. Rezo para que otros abran sus corazones a Dios, como lo he hecho yo, para recibir Su amor y Su compasión.
Tuve otros quince escaneados cerebrales adicionales a lo largo de estos años. ¡Todos han arrojado un resultado negativo; los médicos están asombrados de mi curación. ¡Alabado sea Jesucristo!.
Agradezco a Dios todo de muchas maneras: mi voluntariado para un programa diario en un Hospicio, visitas a enfermos en los hospitales, y ayudando a los que lo necesitan más que yo.
Espiritualmente estoy bien y le debo todas las Gracias que hay en mi vida a Dios. Rezo para que todos aquellos que lean mi historia crean en quien siempre se puede confiar, es Dios. Dios los bendiga.
Jane McNulty Smith
Newmarket, Ontario. Canada.
A. M. D. G.