Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 159

 

Myroslav Kovalevich.

 Recé con gran fe y pedí a Dios mi curación. ¡Alabado sea Dios!, ¡qué gran sorpresa!, ¡después de las Oraciones, ya podía caminar erguido!.

 

Por el Beso que he dado, Mi Hijo hará prodigios.

 

Toronto, Canada.

Mayo de 2004.

Con esta carta, deseo dar gracias a Dios públicamente por la gracia de mi curación.

A mediados de mayo de 2004, sentí dolor en la parte baja de la columna que no me permitía estar erguido, me quedé doblado a un lado.

 

  

Mi esposa me urgió a que fuera a la Santa Misa en la Iglesia donde los esposos Rozeluk iban a dar a venerar la medalla de Nuestra Señora de Garabandal. Habíamos oído que en estas Misas mucha gente recibió la Gracia de su curación.

Lo acepté porque el dolor se me hacía insoportable y además no me podía tener de pié, sin poder caminar, sin poder trabajar e incluso me costaba subirme a un automóvil.

La señora Irena Budz y el señor Petro Hrynchyshyn nos indicaron en qué sitio estaba la Iglesia donde iban los esposos Rozeluk con su medalla besada por la Santísima Virgen María. Irena aceptó muy amablemente a acompañarnos a la Iglesia de la calle Shaw en Toronto.

Fui andando a la Iglesia con gran dificultad. Comenzó la Santa Misa. Recé con gran fervor y participé en las Oraciones de Sanación del Padre Myroslav Cajka y del Dr. Rozeluk. Recé con gran fe y pedí a Dios mi curación.

¡Alabado sea Dios! ¡Qué gran sorpresa tuve cuando después de las Oraciones ya podía caminar derecho y erguido!.

Cuando llegué a casa, pregunté a mi esposa:

-- ¿No notaste nada?.

Mi esposa respondió:

-- ¿Qué quieres decir?.

Le dije:

-- ¿No viste que ya podía caminar erguido y con qué facilidad subí al coche?.

Mi esposa me dijo:

-- Lo vi pero es que quería oírtelo decir a ti. ¡Alabado sea Dios, el Padre Pío y el santo Obispo Nicholas Charnetsky! porque, por su mediación, yo recé a Nuestro Padre celestial y a Su Bendita Madre por tu curación.

Gracias a Ti, Señor, y a tu Santísima Madre por escuchar nuestras oraciones y por concederme la gracia de mi curación.

Myroslav Kovalevich.

 

A. M. D. G.

 


 

Índice de capítulos