Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 163

 

Los Pinos, un lugar Sagrado.

Después del Milagro, Dios dejará una Señal en este lugar
como testimonio de lo mucho que nos ama.

 

¿Para qué viene el Milagro?: Para convertir el mundo entero y así todos amarán nuestros Corazones; dijo Jesús en una locución.

 

 

Dice Conchita: La primera comunión que tuvimos del Ángel, la recibimos Mari Cruz y yo, en los Pinos, a las cinco de la madrugada. A las seis de la misma mañana comulgaron Loli y Jacinta, allí cerca de donde está ahora la capilla de San Miguel, donde "la piedra del Ángel".

De este modo la primera comunión mística en Garabandal tuvo lugar en Los Pinos, un lugar predilecto de Dios. Las niñas preguntaron a la Santísima Virgen si en aquel lugar se construirá una gran Iglesia, Ella dijo:

-- No, este lugar es sagrado, Dios ama mucho este lugar. Quiero que se construya aquí una Capilla en honor de San Miguel. La gran Iglesia se construirá en el valle.

La Virgen dijo que este lugar de los Pinos es muy querido por Dios, un lugar Sagrado, donde quedará la Gran Señal de la presencia de Dios después del Milagro y para siempre. Por esta razón la gran Iglesia no se construirá en los Pinos sino en el valle y en Los Pinos se construirá una Capilla en honor de San Miguel.

 

Por este repecho bajaban las niñas en éxtasis
y de espaldas para no dar la espalda a Los Pinos.

 

Llama la atención que las niñas no solían dar la espalda al lugar donde están los Pinos y por esta razón bajaban el monte de cara a los Pinos y de espaldas al sentido de marcha y, ya en el pueblo, el punto de atención era la Iglesia, dentro de ella nunca daban la espalda al Santísimo, andaban hacia atrás.

En tiempos de Serafín González, abuelo paterno de Conchita y alcalde del pueblo, se hizo una plantación de pinos y robles de los que una parte caducó excepto los nueve pinos. Intervinieron los niños del pueblo, y se hizo en honor a la Primera Comunión de éstos; esta plantación fue bendecida por el párroco, Don Ángel Cosío Vélez. Los Pinos, de este modo, ya desde su plantación tienen relación con la Eucaristía. Desde entonces es un lugar muy querido de Dios.

Los niños cantaban:

  "A plantar árboles - niños todos venid - cada cual el nuestro - plantaremos aquí."

 

El P. Luis Andreu vio por adelantado el gran Milagro
en el lugar donde está el pino de la Virgen.

 

La Visión del Padre Luis Andreu.

 

El 8 de Agosto de 1961, acompañado de unas 20 personas de Aguilar de Campoo, el Padre Luis María Andreu llegó a San Sebastián de Garabandal para presenciar los acontecimientos que estaban ocurriendo allí. Esta era su tercera visita, y sería también la última.

Foto: El Padre Luis Andreu observa atentamente y muy emocionado uno de los éxtasis de las niñas.

El párroco, don Valentín Marichalar, tuvo que ausentarse ese día a Torrelavega, y le pidió al Padre Luis que, mientras él estuviese fuera, hiciese las veces de párroco. El Padre Luis aceptó el encargo llevado de su devoción y de su sentido de lealtad a la Iglesia.

Ese día memorable estuvieron presentes, entre otros muchos testigos, el Padre Antonio Royo Marín O.P., D. Andrés Pardo y D. Rafael Fontaneda.

 

Se pide una prueba.

A las 2:11 de la tarde comenzó un éxtasis. Las niñas le hablaron a su Visión. Se las oyó repetir que la mayoría de la gente no creía en las apariciones, que la Virgen María tenía que darles una prueba. "¡Dánosla enseguida! Nos dices que nos la vas a dar, que la vas a dar", dijo Loli. Y Conchita, añadió:

-- ¿Sabes lo que te quiero decir? Tienes que dar una prueba. Les diste una prueba a la gente en Lourdes y en Fátima.

    Poco antes de terminar el éxtasis, la Virgen les dijo a las niñas que habría otra aparición esa tarde. Nuestra Señora no les había respondido a las videntes cuando le pidieron una prueba, aunque en casos semejantes, lo había hecho con palabras tales como "ya creerán".

    Esa tarde, como todas las tardes en San Sebastián de Garabandal, el rosario se rezó en la Iglesia de la aldea. Y después, aún en la Iglesia, las videntes cayeron en éxtasis. Al salir del templo se detuvieron y rezaron en distintos lugares, tal y como lo habían hecho antes en otras ocasiones.

Cuando llegaron al sitio en que se esperaba que terminase la aparición, las videntes, inesperadamente, subieron por una ladera de mucha pendiente que conduce a un pequeño Pinar, de nueve pinos, en un cerro sobre la aldea.

Es precisamente en estos pinos donde tendrá lugar el gran milagro que se ha profetizado, que dejará una señal sobrenatural, permanente y visible, y donde se deberá construir una capilla en honor de San Miguel Arcángel.

    Era un martes, alrededor de las diez de la noche y el Padre Luis se encontraba entre la muchedumbre que seguía a las videntes.

 

¡Milagro!

 

Tan pronto como las niñas llegaron al Pinar, Loli habló de la capilla que habría de construirse en honor de San Miguel Arcángel, Protector del Pueblo de Dios, es decir, la Iglesia Universal.

Se arrodillaron, cantaron un cántico en honor de San Miguel:

San Miguel Arcángel, gran batallador...

Y besaron a la Virgen María.

    Durante el diálogo entre las niñas y Nuestra Señora, Conchita de nuevo volvió a pedirle una prueba, como había hecho antes esa misma tarde; decía a la Virgen:

-- Como no dimos ninguna prueba la gente no cree.

Y mientras las niñas seguían en éxtasis sucedió que el Padre Luis, que había estado observando a las niñas con mucha atención, se sintió repentinamente invadido de una honda emoción y le oímos decir cuatro veces y con una voz muy alta:

-- ¡Milagro!.

El P. Luis tenía un aspecto tan grave, tan serio y tan emocionado que Pepe Díez, le dijo al Padre François Turner, que por un momento sus compungidas facciones tenían la apariencia de una "enorme lágrima".

    Hubo además un aspecto singular de este éxtasis del Padre Luis que relatan las videntes:

-- Podíamos verle. En nuestros éxtasis nunca veíamos a nadie, excepto a la Santísima Virgen. Pero vimos al Padre Luis, y la Santísima Virgen nos dijo que él también la veía a Ella y veía el Milagro.

Conchita también mencionó este acontecimiento en una carta dirigida al Padre Ramón Andreu, el 27 de Noviembre de 1964:

-- "Y la Virgen nos dijo entonces que él la estaba viendo y que veía también el Milagro que Dios Nuestro Señor iba a hacer".

El sacerdote jesuita Padre Luis María Andréu fue el primer sacerdote que vio a la Virgen de Garabandal al mismo tiempo que la veían las niñas,  también vio el Milagro que viene.

La Virgen le dijo que pronto estaría con Ella en el Cielo y cuando bajó del pueblo dijo al párroco D. Valentín:

-- Hoy he recibido una prueba ciertísima; lo que las niñas dicen es verdad.

Durante el viaje de vuelta dijo:

-- Para mí ya no hay duda de que lo que dicen las niñas es verdad, qué gracia mas grande me ha dado la Virgen, qué Madre mas buena tenemos en el Cielo, hoy es el día mas feliz de mi vida.

Murió poco después de felicidad y sin dolor alguno. 

El Padre Ramón Andreu S.J., su hermano, no estuvo en Garabandal el 8 de Agosto; regresó el día 14 y después de una conversación con las videntes, anotó en su cuaderno:

El Padre Luis estaba con las cuatro niñas que se habían arrodillado en éxtasis. Gotas de sudor le caían por la frente. La Virgen le miraba, parecía decirle: "Muy pronto estarás conmigo".

Otro testimonio proviene de Avelina González, una de las vecinas del pueblo que vieron al Padre Luis descender del Pinar después del éxtasis nocturno del 8 de Agosto de 1961.

Dice la Sra. Avelina:

El Padre subió hasta los Pinos ese día. Cuando regresó del Pinar le oí decir: "¡Qué milagro me ha hecho la Virgen!". Sí, le oí decir eso.

En el éxtasis de la tarde, Nuestra Señora no respondió a las peticiones de una prueba que le hacían las videntes, pero respondió posteriormente, al anochecer, de esta manera tan extraordinaria, por mediación del Padre Luis.

 

A. M. D. G.

 


 

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