Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 168

 

Helen y Beville Outlaw.

El doctor me dijo que mis ojos estaban como nuevos, que ya no había tejidos dañados. Entonces le dije que había sido un milagro de la Virgen de Garabandal. Este milagro cambió las vidas de toda mi familia.

 

La Virgen dijo: Vengo por todos mis hijos.

 

Helen Outlaw de Melbourne Beach, Florida.

Desde su juventud tuvo interés por conocer el Catolicismo aun cuando fue educada en la religión como protestante Baptista. Había ido ya a la Misa católica varias veces.

Foto: Helen y Beville Outlaw en el año 2003 en una ventana de su casa en Garabandal.

Dice Helen:

«Aunque no sabía nada acerca de la Eucaristía, en la Santa Misa católica sentía una Presencia de Alguien que me hacía volver de nuevo.

Por entonces estaba haciendo un trabajo de postgraduada en Tallahassee y un día vi unas monjas en la librería. Les pregunté si me podrían enseñar algo sobre la Iglesia Católica. Ellas me enviaron muy contentas a un sacerdote católico.

Cuando fui a verle, él se quejaba de que le habían regalado un pescado que no sabía cómo cocinarlo. Fue así como me encontré cocinando este pescado en su cocina y luego nos sentamos para comerlo.

Empecé así mi aprendizaje de la doctrina católica y me hice Católica a los 26 años de edad»

Helen conoció a Beville, un Baptista, que sin embargo le acompañó siempre a la Santa Misa y permitió que sus hijos creciesen en la Fe católica.

Muchos años después, Beville también se convirtió al catolicismo, siendo así los únicos católicos de su familia. En su familia los aceptaron como católicos.

Dice Helen:

«Fue duro de aceptar y todavía lo es porque hay muchas diferencias entre Baptistas y Católicos»

Con el paso del tiempo Helen sintió que se estaba convirtiendo en una católica indiferente, aun cuando en su trabajo le iban bien las cosas tanto a ella como a su marido.

 

En mayo de 1974 una enfermedad de la vista le causó mucho dolor.

Cada vez que pestañeaba, sus parpados rozaban con sus ojos haciéndoles daño. Un examen en la clínica Watson en Lakeland, Florida, verificó esto y prescribieron que debía poner unas gotas cada hora y una pomada para que los ojos no se secasen durante la noche. Helen se retiró de la enseñanza en Florida, afligida y sin mucha esperanza.

Dice Helen:

En el verano fuimos a Europa. Le pedí a Beville viajar a Garabandal. Yo había leído el libro "Las Apariciones de Garabandal" por F. Sánchez Ventura y Pascual y creí que estas Apariciones eran verdad. No le dije a Beville que la carretera de subida no era mas que un camino, que todavía no había carretera, pero él se las arregló. Alquilamos un coche y subimos al pueblo de las Apariciones.

Con el libro en la mano, en el pueblo me fueron indicando donde estaba la "calleja", el "cuadro" y "los pinos". A la vuelta de Garabandal pensé en Joey Lomangino cuya historia se mencionaba en el libro y que vivía en los Estados Unidos. Sentí muchos deseos de conocerle. A los tres días de sentir esto le llamé por teléfono y quedé muy impresionada de su sencillez y de la forma tan acogedora de su trato. Nos invitó a que fuésemos a su casa en Lindenhurst, New York, y así lo hicimos.

El todavía no se había casado y comimos fuera. Joey tenía una conferencia sobre las Apariciones de Garabandal esa noche.

Al terminar la conferencia, Joey invitó a la gente a venerar su medalla besada por la Santísima Virgen en Garabandal. Me acerqué a él y le dije mi problema y que pusiese la medalla sobre mis ojos.

Cuando volvimos al hotel mis ojos ya no me molestaban; sin embargo esa noche me puse la pomada. De vuelta a Florida, íbamos escuchando la cinta grabada con la conferencia de Joey.

De repente me di cuenta que durante dos horas no puse mis gotas y que los ojos no me dolían y que normalmente no pasaba más de una hora y tenía que ponerlas por el dolor. Nunca mas tuve que poner las gotas.

Cuando llegamos a casa fui a ver al doctor y me dijo:

-- Helen, ¿qué has hecho con tus ojos?

El doctor me dijo que mis ojos estaban como nuevos, que no había ningún resto de los tejidos dañados. Entonces le dije que había sido un milagro y le dije cómo sucedió, con la medalla de la Santísima Virgen de Garabandal, desde entonces hablo de ello dondequiera que voy.

Ahora hablo de este milagro, de las maravillas que hace Dios. Todo esto cambió las vidas de toda mi familia. Desde entonces vamos a Garabandal una vez al año. Mi marido ahora cree en Garabandal y es Católico desde 1978. En 1976 fuimos a Garabandal en una peregrinación con un grupo de los Trabajadores de Nuestra Señora del Monte Carmelo del centro de Nueva York que dirige Joey Lomangino».

Helen se hizo con una película-documental sobre Garabandal, viajó por Miami, Jacksonville, Tampa, Sarasota y Ocala dando conferencias en la Iglesias, parroquias, escuelas y hogares. Hizo un curso para manejar cámaras de TV y un programa de prueba. La estación de TV quedó tan satisfecha de su trabajo que le dijo:

-- Pondremos por Televisión tus trabajos filmados.

Le dieron un programa que se tituló "Catholic Dimensions", cada dos semanas, y el primero fue programado para el 7 de Octubre sin ellos saber que era ¡el día de la fiesta del Rosario! y que precisamente su primer programa trataba del Santo Rosario.

En seguida Helen se dio cuenta que los trabajos hechos por Dios y su Santísima Madre tienen también sus cruces y contrariedades y que estas son las señales de que las cosas son de Dios y salen adelante.

Dice Helen:

«Ahora conozco el valor del sufrimiento cuando se sufre por Amor a Dios y si el Señor me lo envía otra vez lo aceptaría»

Helen recuerda lo que ella rezó interiormente cuando Joey puso la medalla sobre sus ojos:

-- Señor si me ayudas, usaré mis ojos para leer cosas de Ti y dar a conocer al mundo tu Amor.

Cumplió lo prometido.

Hoy día Helen y Beville Outlaw viven en Garabandal en una casa cerca de la casa de Conchita y muestran el interior de la casa de la vidente Conchita a los peregrinos visitantes.

Dice Helen:

-- Cuando te das cuenta que el Señor ha sido tan bueno contigo, toda tu vida cambia.

A. M. D. G.

 


 

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