Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 204
Ven, sígueme.
Creer en las Apariciones de la Santísima Virgen en Garabandal
es un gracia muy grande de Dios.
En 1968, en Candè, Francia, durante la reunión anual sobre Garabandal. De izquierda a derecha, P. Turner, P. Bailliencourt, junto con un señor del norte de Francia, P. Materne Laffineur, Suzanne Laudet, el padre Blanco Obispo J. Bretault, el jesuita español P. José Alba, P. Alfred Combe y Madame Teresa le Pelletier a la derecha de la foto.
François Turner es el nombre de religión, en la Orden Dominicana, del joven Robert Turner. Robert François es un seudónimo utilizado en sus libros.
El teólogo francés, P. François Turner O.P., es uno de los favoritos del Papa Benedicto XVI por el gran trabajo de estudio teológico que hizo de las Apariciones de Garabandal.
Después de someter a las Apariciones de Garabandal a una rigurosísima prueba teológica de 24 criterios, aún las partes negativas dieron un resultado favorable. Concluyó, junto con el profesor Jacques Serre, profesor en la Universidad de la Sorbona en París, que Garabandal es una Obra portentosa de Dios, una innegable manifestación de su Omnipotencia.
P. Turner nació en París de padres americanos residentes en Francia. Se bautizó y creció en la Iglesia Episcopaliana. A los catorce años perdió la fe y así estuvo cuatro años más hasta que un amigo católico y su familia invitaron a la familia de Robert a un sermón donde un Sacerdote católico explicaba los fundamentos de la doctrina católica en toda su extensión. Un sentido sermón que hizo decir a Robert Turner:
-- Si hay una Religión verdadera, ésta es la religión Católica.
Todas sus falsas impresiones y dudas que había tenido acerca de la Iglesia católica se desvanecieron.
Dice el P. Turner:
-- Desde mi ventana observaba el crecimiento de un grupo de árboles y me preguntaba quién sería el causante de tal crecimiento, quién mueve todos los procesos físicos y químicos, quién es la causa última. ¿Habría algún Ser o Persona que lo hiciese?. Si así fuese, Él podría oir mis oraciones y súplicas.
Esta era la oración del incrédulo que busca la verdad. Pedí a esa Persona que, si realmente existía, me escuchase. Y esa Persona me escuchó. Me invadió un profunda Paz y toda mi persona sentía su Presencia. Dios se estaba manifestando en mí.
Empecé mi instrucción religiosa católica, y un año después, mientras andaba por una calle contigua a mi casa en París, sentí la presencia de Nuestro Señor Jesucristo que me decía con toda claridad:
-- Ven, sígueme.
Estas palabras las oí en el interior. Se oyen con mucha más perfección que con los oídos y la llamada era clara. No lo dije a nadie excepto a un sacerdote jesuita. Para mi era una clara llamada al Sacerdocio.
Con este sentimiento hice mis estudios, terminé el bachillerato y estudié física por dos años en Harvard hasta que fui llamado al ejército durante la II guerra mundial. Finalizada la guerra, entré en la Orden Dominicana y fui ordenado sacerdote en 1946. Robert Turner ahora se llamaba por su nombre de religión P. François Turner. Tuve varios destinos: misionero en Irak, Capellán de grupos de jóvenes y mayores, de grupos de estudios Bíblicos y de inmigrantes españoles.
En 1966, mientras pasaba unos días en el Seminario de Tarragona, sucedió que, mientras desayunaba con un grupo de profesores, me llamó la atención un folleto acerca de las Apariciones de Garabandal.
No tenía ni idea de que el conocimiento de aquellos hechos me llevaría a vivir la mas hermosa historia de mi vida.
El P. Turner no creyó inmediatamente en la Apariciones de Garabandal. Tras un encuentro con el P. Materne Laffineur, pionero en la difusión de las Apariciones y Mensajes de Garabandal en Francia, leyó su libro "La Estrella en la montaña". Aún todo esto no le bastó. Tan portentosos sucesos requerían un mayor estudio. Cuanto más lo estudiaba más lo creía. Ante las dudas que se planteaban a algunos pensó en un rigurosísimo estudio que empezó con unos pocos criterios y se extendió hasta veinticuatro criterios inequívocos de la verdad de las Apariciones de Garabandal.
Durante este tiempo pasó varias semanas en la Biblioteca de Poitiers estudiando a los "maestros del espíritu". Dice el P. Turner:
-- Estudié a los mejores maestros, los antiguos maestros, en temas como apariciones, revelaciones y vivencias místicas y apliqué todos sus criterios a las Apariciones de Garabandal. La conclusión fue que los hechos de Garabandal eran auténticos y de Origen Divino.
En 1978, tras un tiempo de Apostolado sobre las Apariciones en colaboración con P. Combe, su convencimiento ya era absoluto. Colaboró con el P. Combe en la organización del primer Congreso Internacional sobre las Apariciones de Garabandal que tuvo lugar en Lourdes en 1978. Asistieron más de 200 delegados de 26 países de los cinco continentes. En la traducción simultánea a tres idiomas, francés, inglés, y español, el P. Turner fue uno de los traductores.
Escribió un importante libro sobre las Apariciones: "Hijos, escúchenme", según el texto de los Proverbios, aludiendo a la petición de la Santísima Virgen en Garabandal, de la urgencia de cumplir sus Mensajes. Escribió artículos en revistas, tradujo al francés el film de Dick Everson sobre Garabandal y dio numerosas conferencias. Dondequiera que se requiriese una profunda reflexión teológica sobre los hechos o algunas aclaraciones, él era uno de los teólogos consultados.
Su libro estuvo en la mesa de trabajo del Cardenal Ratzinger, quien, tras su lectura y de otros libros e informes de la Sagrada Congregación, consideró las Apariciones de Garabandal de la máxima importancia para el futuro de la Iglesia.
El P. Turner solucionaba las controversias por la vía más pacífica de la meditación, en la PAZ de la Oración: "no se pueden comprender las cosas de Dios sin escuchar a Dios".
Desde 1976 fue un entrañable amigo del Obispo de Santander don Juan Antonio del Val Gallo, con quien se reunía todos los años. Fue Dominico durante 53 años y sacerdote durante 49, hasta su descanso en el Señor, en la casa de las Hermanitas de los pobres en Tours, el 30 de julio de 1995, tras sus dos últimos años en Bloise, en la Residencia donde anteriormente había sido Capellán por muchos años.
Las dificultades para extender el Mensaje de Garabandal fueron muy grandes hasta el año 1969. Lo explica con toda claridad su gran colaborador el P. Combe, quien preguntado sobre si encontró dificultades en propagar el mensaje dijo:
-- Ciertamente, especialmente al principio. La feligresía era constantemente prevenida al respecto desde los púlpitos. Artículos desagradables y ásperos aparecían en los periódicos católicos oficiales y no oficiales contra los pequeños encuentros que sosteníamos aquí y allá para divulgar las noticias y el Mensaje. La oposición y el rechazo del Clero eran casi completos. Este fue el período heroico.
Luego, un día tuve la idea de realizar un dossier confidencial que sería enviado a todos los Obispos. El P. Laffineur y yo trabajamos en este informe y los obispos lo recibieron. Eso fue a finales de 1969. De ahí en adelante tuvimos, sino una paz perfecta, al menos más libertad.
Uno de los autores que más conoce sobre esto, porque lo ha vivido personalmente, es el conocido escritor D. Francisco Sánchez-Ventura y Pascual, con su primer libro "Las Apariciones no son un mito". Casi todos los peregrinos de aquellos primeros años en España y el extranjero conocían el libro de Sánchez Ventura y el del P. Laffineur.
De una entrevista al P. Turner:
Pregunta:
Los aspectos negativos de Garabandal tales como el veredicto de la primera comisión y las dudas y negaciones de las videntes ¿representan un tropiezo o escollo en su estudio sobre los eventos?P. Turner:
No, no en absoluto. De hecho, una cosa que me llamó la atención fue la debilidad de las objeciones hechas acerca de la autenticidad de Garabandal, indistintamente vinieran ellas de la primera comisión o de otra gente, usted sabe, ya que toda clase de gente ha presentado objeciones. Y recuerdo que un día Jacques Serre me contó, "No hay aspectos negativos sobre Garabandal." Y pensé, bien, después de todo, tiene razón. Porque los aspectos negativos que fueron propuestos eran inconsistentes, especialmente aquellos presentados por la primera comisión.
En 1994, de izquierda a derecha, el testigo del milagro de la Comunión visible Dr. Jean Caux, el P. Turner O.P. y su gran colaborador, el profesor Jacques Serre, a la derecha de la foto.
Aquellos que presentan las dudas de las videntes como aspectos negativos, simplemente no parecen conocer que en los casos de Santa Teresa de Ávila, Bernadette de Lourdes y los videntes de Pontmain, dudas del mismo tipo son bastante numerosas y son casi siempre la regla. Lo que me sorprendió en demasía fue que el trabajo de la primera comisión simplemente no estaba terminado. Don Valentín, que fue párroco de Garabandal, me comentó que alguien le había preguntado si la labor de la comisión estaba terminada. El respondió, "No está terminada, no ha comenzado."
Pregunta:
Alrededor de 1970, el entonces obispo de Santander, monseñor José Cirarda, a través del Secretario de Estado Vaticano, se las arregló para hacer circular una carta a todos los obispos de la Iglesia, la cual sin condenar a Garabandal, hablaba sin embargo en términos absolutos de que el movimiento no debería ser difundido. Por lo menos en algunos lugares, esa actitud todavía persiste hasta hoy. ¿Cuál es la posición oficial de la Iglesia sobre Garabandal ahora?P. Turner:
Para comenzar, el obispo Cirarda no es la autoridad sobre las apariciones de Garabandal o los mensajes. En un tiempo lo fue, pero ahora ya no. Actualmente se encuentra un obispo cuyo nombre es Vilaplana quien recientemente sucedió al obispo del Val, y él es la autoridad. Y el obispo Vilaplana no actúa de una manera o de otra. El considera el caso de Garabandal como una asignatura abierta.Recientemente, recibió a mi amigo, Ramón Pérez, autor de "Garabandal, el Pueblo habla", y le dijo que se mostraba abierto y que actuaría de acuerdo a lo que la Santa Sede le señale, sea lo que sea.
Hay un dossier en Roma sobre Garabandal que fue hecho por una comisión cuádruple establecida por el obispo del Val, su trabajo duró desde 1985 hasta septiembre de 1991. Este conjunto de documentos en Roma está siendo estudiado. De esto prácticamente tengo certeza. No puedo decirle exactamente por qué estoy tan seguro ya que debo ser discreto.
Pregunta:
¿No es más bien un tanto inusual que la Santa Sede estudie apariciones, como si se opusiera a que las mismas sean investigadas a nivel diocesano?P. Turner:
Sí, no me parece muy común. Pero la Santa Sede está solamente verificando lo que se hizo en Santander. Quieren proceder en un nivel más elevado, como una corte de apelaciones, ¿entiende?. ¿Por qué? Bien, aparentemente porque la difusión de estos mensajes ha alcanzado el mundo entero. No es un asunto local como Pontmain. Pontmain nunca pasó de ser un asunto local, y podría dar otros ejemplos de apariciones que tuvieron lugar en Francia. Y fueron todas locales excepto en el caso de Lourdes.Lourdes realmente llegó a ser internacional. Está siendo más internacional este año, 1992, de lo que nunca ha sido. Así, en tales circunstancias, cuando se torna ciertamente internacional, la Santa Sede siente que debería intervenir como una corte de apelaciones. Todo esto se hace en completa discreción.
Benedicto XVI cree en las Apariciones de Garabandal. Ya hemos visto que, siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Ratzinger estudió las Apariciones con gran interés y espera los acontecimientos profetizados.
También el Papa Juan Pablo II creía en las Apariciones de Garabandal. El leyó el libro en alemán sobre las Apariciones «Garabandal, Der Zeigefinger Gottes», de la foto, escrito por Albretch Weber.
A partir de su segunda edición se pueden leer estas palabras que el Papa escribió a su autor:
«Que Dios te recompense por todo. Especialmente por el profundo amor con que estás dando a conocer los sucesos relacionados con Garabandal. Que el Mensaje de la Madre de Dios sea acogido en los corazones antes de que sea demasiado tarde. Como expresión de gozo y gratitud el Santo Padre te da su Bendición Apostólica».
El Papa Juan Pablo II añadió un saludo personal con su letra y firma.
A. M. D. G.