Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 208

 

Llegué al pueblo, lo hice por
mera curiosidad y salgo creyendo.

 

Mari Loli pone la alianza a su dueño, guiada por la
Santísima Virgen, sin mirar a la persona y sin equivocarse nunca.

 

 

Llegué al pueblo, lo hice por mera curiosidad y salgo creyendo.

Relato de un suceso del que fue testigo María Josefa Villa.

Dice María Josefa:

Quiero que quede constancia de un hecho que presencié en compañía de mi marido durante un éxtasis de Loli en una habitación de su casa por la que directamente se salía a la calle. Cuando íbamos a Garabandal casi siempre nos dirigíamos primero a casa de Loli, por ser la más cercana y por tener confianza con sus padres.

Al llegar le preguntamos si vería a la Santísima Virgen y nos contestó que sí. Entonces le di mi alianza y la de mi marido. Al verme hacer esto, siguieron mi ejemplo las personas que allí se encontraban, que eran bastantes.

Entre ellas había un matrimonio catalán que estaba pasando sus vacaciones en Santander y aunque él no creía en las apariciones, su esposa, después de un gran esfuerzo, logró convencerlo para que la llevase a Garabandal; esta señora también dio las dos alianzas.

Cuando llegó el éxtasis, esas alianzas fueron besadas con todas las demás, y Mari Loli, yendo de un lado para otro, iba colocándolas en los dedos de sus propietarios.

A poco de comenzar el éxtasis, el señor catalán había abandonado la habitación; en la calle, se fue a situar en la parte trasera de la casa, en una total oscuridad, como tratando de esconderse.

Llegado el momento, Loli colocó la alianza en el dedo de la señora que se encontraba cerca de la puerta de la habitación, y seguidamente, sin titubear, salió a la calle, dobló la esquina y se dirigió a la parte trasera de la casa, donde se encontraba este señor y en plena oscuridad le cogió la mano derecha y al ir a colocar la alianza se le oyó decir:

-- ¡Ah! ¿Que aquí no?

Y dejando la mano derecha le cogió la izquierda y en el dedo correspondiente de esta mano le colocó la alianza.

La niña regresó a la habitación y al poco rato terminó su éxtasis. Este señor que había venido detrás de Loli, entró en la habitación muy impresionado y llorando de emoción.

A la niña, después del éxtasis, él la preguntó:

-- ¿Por qué me cambiaste la alianza de mano?

Y ella, rápidamente, respondió:

-- La Virgen me dijo: este señor es catalán y ellos la llevan en la mano izquierda.

Estos hechos parecen pequeños para que Nuestra Señora descienda a ellos; sin embargo los lleva a cabo para hacemos comprender que Ella se preocupa hasta de los más insignificantes detalles y éste, aunque lo parezca, no es de los pequeños, pues tiene gran importancia por ser la alianza el símbolo del matrimonio.

También durante este éxtasis Loli se dirigió a nosotros y nos colocó nuestras alianzas; un desconocido que se encontraba en nuestro grupo me dijo:

-- Qué confiada es usted; le ponen un aro y no verifica si es el suyo.

Yo le contesté:

-- Es que no tengo ninguna duda.

El me replicó:

-- ¿Sería tan amable de decirme cómo se llama su marido?, porque llevará grabado su nombre.

Yo le contesté:

-- Así es, y se llama Félix.

Me la quité y a la luz de un pequeño candil que apenas dejaba ver, la miró y vi su cara de perplejidad al comprobar que, efectivamente, era la mía. Lo mismo ocurrió con la de mi marido después de requerir mi nombre. Su asombro fue tal que sólo repetía:

-- No lo comprendo, no lo comprendo.

Más tarde nos comentó:

«Llegué al pueblo, lo hice por mera curiosidad y salgo creyendo que aquí hay algo digno de estudio y respeto».

 

A. M. D. G.

 


 

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