Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 225

 

La hemorragia desaparece.

Augusto A. Echavarri cura con las hojas de los pinos de la Virgen.

 

Las hojas de los pinos de Garabandal, en ocasiones, desprenden fragancias intensas y han sido medio por el que Dios ha obrado curaciones por la intercesión de la Santísima Virgen.

 

 

Augusto A. Echavarri.

Ft. Lauderdale. Florida. EEUU.

Yo curé con las hojas de los pinos de la Virgen.

Unos diez años después de las Apariciones de Garabandal, una mañana desperté y me encontraba muy mal. Sangraba de modo alarmante de alguna herida interna de origen desconocido. Vivía en Ft. Lauderdale, Florida, EEUU. Rápidamente llamé a una de mis hijas que vive en Miami.

Tras escucharme, me dijo que fuese inmediatamente al médico quien a su vez me dijo debía ingresar inmediatamente en el Hospital. Mi hija me dijo que en caso de ingresar en el hospital era mejor uno de Miami para tener a la familia cerca. Poco después de hablar, la hemorragia se hizo tan intensa que fui inmediatamente a un doctor de Ft. Lauderdale, especialista en medicina interna. Me dijo que estaba muy mal, por lo que iba a enviarme por urgencias a un hospital de Miami la mañana siguiente.

Estaba muy débil y demacrado. Pude asistir a la Santa Misa y recibí la Santa Comunión como solía hacer por las mañanas y me preparaba para ir al hospital.

Varios meses antes, una señora que iba a esta misa por las mañanas me habló de su visita a Garabandal, España, y me explicó que Nuestra Santa Madre se había aparecido allí a cuatro niñas y que hacía muchos milagros. Nunca había oído de estas Apariciones y estaba muy interesado en conocerlas.

Por extraño que parezca, esta señora vino esta mañana con un pequeño paquete que contenía unas hojas de los pinos donde la Santísima Virgen se había aparecido y las traía consigo, justo antes de yo salir para el hospital. Me dijo que parecía muy enfermo. Me dio las hojas de los pinos diciéndome que acudiese a Nuestra Madre de Garabandal, que Ella me ayudaría.

Entré en el Hospital con las hojas de los pinos en mi mano y rezando a la Bendita Madre de Garabandal pidiéndole ayuda.

Inmediatamente los médicos me hicieron varias pruebas y también exámenes por rayos-X pero mi hemorragia había desaparecido y no encontraron rastro de su procedencia. Fue una gran sorpresa para los doctores.

Durante una semana permanecí en observación. Pero no encontraron evidencias, excepto restos de una úlcera que ni yo sabía que la tenía ni en aquel momento me dolía.

Mi sorpresa fue mayor cuando inmediatamente recuperé mis fuerzas, el color natural de mi cara y me sentía una persona diferente. Pasaron ya dos años y estoy muy bien de salud.

Quiero dar las gracias a Nuestra Señora del Monte Carmelo de Garabandal por haberme socorrido y concedido esta gran gracia después de haber recurrido a su intercesión. Cuando todo me parecía imposible, Ella me curó.

Augusto A. Echavarri.
Ft. Lauderdale. Florida. EEUU.

 

A. M. D. G.

 


 

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