Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 29

 

Walter J. Kushion.

Curaciones: El Bebé "Milagro", el Padre Anselmo.

El Dr. Michael y Helen Rozeluk en Ukrania.

 

Dice Walter:

Puedo decir que lo que gané como Inspector de Bancos, nunca sentí cuánto dinero perdí yo por dejar ese trabajo hace seis años. Me siento mejor aquí mostrando a un peregrino por el pueblo las casas, los sitios donde ocurrieron las Apariciones o traduciendo como intérprete y escribiendo cartas generales informativas y también particulares contestando a los que me escriben.

Walter aprendió a hablar en castellano cuando vino a Garabandal y relata la historia de cómo conoció estas Apariciones.

Yo vivía con mi madre, mi hermano y mi hermana. Ahora, mi madre, viuda, murió de 82 años. Mi hermano murió cuando tenía 56 años. Mi hermana cuando su cumpleaños de 55 años. Los tres murieron en tres años, 1967,68 y 70.

Mi hermana era asistenta para nuestro párroco y cada mañana tenía que levantarse a las cinco y media. Daba de desayunar a mi hermano antes de marcharse a su trabajo. Entonces iba a la Iglesia, a la casa del Sacerdote, un kilómetro andando y después con un coche de segunda mano.

Ella siempre estaba leyendo periódicos católicos y también estaba trabajando como maestra para los crios en la fé católica. También ayudaba en el coro de la Iglesia. Por todo esto ella un dia encontró un trocito de noticia en el periódico de Detroit, de Michigan; era sobre Garabandal, sobre las Apariciones. Pero en aquel año ya se acabaron, creo que era el año 1966 cuando oí por primera vez de las Apariciones de la Virgen aquí en Garabandal.

Yo entonces tenía ya 49 años. Mi hermana empezaba a escribir a este periódico, a la señora que ha escrito esa noticia, tambien ha escrito al Señor Sánchez Ventura para pedir si hay algo en inglés. Entoces daban señas de donde pueden comprar el libro ya traducido al inglés. Ella compró este libro, "Las Apariciones de Garabandal", después ella me dió para leerlo. Me decía: ¿por qué tú no vas allí a ver qué pasó?.

Pero esto ocurrió muy lejos, en Europa y nunca fuí a Europa. Durante la guerra estaba en el Pacífico, hasta Islas Filipinas y Japón, pero nunca Europa. Para ir durante mis vacaciones de tres semanas o posible un mes, viajar aqui, dificil, porque no entendía mas que el inglés y el polaco que aprendí de mis padres. Pero después de un año leí otra vez el libro de las Apariciones. Mi hermana me empujaba para visitar Garabandal. Entonces, en noviembre del año 1968 ya murieron mi hermano y mi madre.

Entran los pensamientos de ¿qué es la vida?, ¿por qué trabajo siendo soltero?, yo no sabía cuantos años voy vivir y seguir trabajando únicamente para meter dinero en el Banco, en acciones o cualquier cosa o comprando cosas únicamente para gastar dinero y trabajando así. Al final dejé mi trabajo cuando ya tenía cincuenta años.

Compré billete de ida y vuelta a Europa, durante tres semanas. Fuí primera vez a Fátima, me quedé allí seis dias; pasaba por aquí, Garabandal, tres dias, incluido el viaje, pero en aquel día estaban las cuatro videntes en el pueblo. Las ví a todas: Jacinta, Conchita, Mari Loli y Mari Cruz. Era para mí como un regalo, porque es raro cuando estaban todas en el pueblo a la vez. Seguí hasta Lourdes, después a París, donde Rue du Bac, la Milagrosa, después volví a mi casa. Esto ocurrió en Noviembre de 1968.

En el invierno de 1968 ha venido una Señora, bien conocida por aquí ahora, por las peregrinaciones desde Massachusetts, de los Estados Unidos. Y ella estaba ahí en Detroit, mostrando cine y diapositivas, y hablando de las Apariciones de Garabandal. Fuimos, mi hermana y yo, y una noche mas, durante el invierno. La conocí y hablé con ella y ella decía que iba a tener una peregrinación en Mayo del año 1969, el año próximo. Por eso vine con su grupo, por segunda vez pasábamos por aquí: Irlanda, Francia, España, Portugal, por sitios de peregrinación y volví a mi Estado de Michigan.

Entonces pensaba: voy a venir a Garabandal para vivir. Había un seminario o conferencia en Fátima y era un buen viaje para mi hermana. Ella se encontró con las cuatro videntes y para ella era como un regalo. Esto ocurrió en Julio del año 1969.

Ella, con el grupo de peregrinos, ha vuelto a los Estados Unidos. Pero yo me quedé en Fátima y regresé aquí a Garabandal con un Sacerdote y me quedé en la casa de Maximina. Esto ocurrió el 26 de Julio, la fiesta de Santa Ana, viví aquí hasta diciembre.

Volví para estar allí con mi hermana hasta Navidad, pensando volver acá a España después de las fiestas de la Navidad. Mi hermana estaba enferma y empezaban dolores fuertes para ella y tenía que ir al hospital y se quedaba allí dos o tres semanas, ella volvió a la casa y después de unas dos semanas fue al hospital otra vez y esta vez, el 14 de marzo, ella murió en el hospital.

Ahora, siendo el único en la casa es como la vida mia paró contra una pared. ¿qué pasará con mi vida ahora?, con tres que murieron en tres años. Regresé en mayo, un mes y medio después y desde entonces sigo viviendo aquí y voy a visitar mi pueblo y mi casa una vez por año.

Durante este tiempo puedo decir que empezaba a escribir cartas a mi hermana y entonces otros peregrinos han oido esto de mis cartas. Pidieron copias o de poder mandar la carta a ellos primero y ellos mandarla a mi hermana. Había ciertas personas que me decían: si puedes hacer copias, entonces vamos a saber todos los interesados lo que pasa en Garabandal desde aquel año. Había el otro libro escrito por el sacerdote francés, "Estrella en la Montaña". Entonces, una vez por mes o mes y medio, escribía una carta de información general de lo que pasaba por el pueblo. Dese entonces, durante los seis años pasados, he escrito bastante para un libro, hasta treinta y cinco cartas. Pero ya no escribo tanto porque ya se acabaron cosas, no me gusta repetir.

De 1970 a 1976 vinieron por acá peregrinaciones de España, Canadá, Estados Unidos, Méjico, Alemania, Francia, Irlanda, Inglaterra, Sudáfrica. Aparte de esto no recuerdo peregrinaciones de otros paises. Pero sí que pasaron familias, o matrimonios o peregrinos que venían por su cuenta, desde Australia, de Africa y de otros paises.

Incluso han venido peregrinos diciendo que el Milagro ya iba a ocurrir, sin darse cuenta que el Aviso no había ocurrido y que no puede ser si Conchita no lo había avisado. Es conocido que el ciego de Nueva York va a venir para aquí para ver el Milagro, va a tener nuevos ojos, y la primera cosa que él vá a ver será el Milagro. Bien, entonces sabemos que va a ocurrir durante su vida.

Sigo viviendo aquí únicamente para esta causa. Vienen por aquí peregrinos de toda clase; son de un extremo a otro extremo. Vienen enfermos de cuerpo, de mente, de su fé, toda clase de peregrinos, en grupo, solteros, matrimonios, familias.

Me impresiona mucho la fé que veo y la manera que practican su fé. A muchos les gusta hablar de cosas de Dios o de la Virgen, de sus Santos. Dicen: hoy es mi dia de santo, vamos a celebrarlo. Esto no es costumbre en mi país, en los Estados Unidos. Allí es muy raro cuando puedes hablar con una familia sobre cosas de Dios o de Misa, de la fé. La fé es una parte de su vida y su trabajo y la vida social es muy aparte de lo privado, no se mezclan tanto. Allí, la mitad de los habitantes no tiene fé. Un cuarto de ellos son católicos y el otro cuarto son otras religiones.

Por aquí, con una historia ya desde Santiago de Compostela, de Nuestra Señora del Pilar, ya es cerca de dos mil años. Mi pais no tenemos esta historia de Apariciones. Mi primera peregrinación fue a Santa Ana en Canadá y es justo el dia que viene para vivir acá, era la fiesta de Santa Ana.

Saco cines del pueblo, de costumbres de la gente, de los peregrinos, de las videntes para mostrar a otros lejos de aquí. Tengo ocho o nueve rollos de treinta minutos, del pueblo, de mis viajes.

Cuando nació el primer hijo de Mari Cruz e Ignacio Caballero, bautizado el Domingo de Pascua, yo soy el padrino del niño, con mucho gozo. Fue para mí un honor.

Viviendo durante los primeros años junto de casa de Conchita, también charlando con Mari Loli y a veces con Jacinta y Mari Cruz. Es una vida muy, muy diferente. Puedo decir que lo que gané como Inspector de Bancos, nunca sentí cuánto dinero perdí yo por dejar ese trabajo hace seis años. Me siento mejor aquí mostrando a un peregrino por el pueblo las casas, los sitios donde ocurrieron las Apariciones o traduciendo como intérprete y escribiendo cartas generales informativas y también particulares contestando a los que me escriben.

Y hablando de las Apariciones con la gente del pueblo. Aquí, si empiezan a recordar los tiempos de las Apariciones, hablan de ello muy abiertamente, con toda confianza. Nunca olvidaré mi peregrinación a la Virgen de la Luz que está detrás de Peña Sagra, al otro lado de la Sierra. Antiguamente, muchos, desde aquí, hacían esta peregrinación en ayunas para comulgar allá en la ermita. Es algo admirable ya que yo, cuando llegué allá, estaba agotado, me parecía que mis pies no andaban mas y ellos, no solo hacían la ida, sino también la vuelta andando.

 

El Bebé "Milagro".

 

EL BEBÉ “MILAGRO”

Nuestra historia, llena de ansiedad, congoja y esperanza, tuvo lugar en la primavera de 1995. Mi esposa, Olenka, bajo la supervisión de doctores de primerísima categoría en uno de los hospitales más renombrados de Toronto, estaba en su octavo mes de embarazo.

Algunos problemas con sus dientes nos condujeron a consultar por referencias con el Dr. Rozeluk. Rozeluk, mientras trataba la dentadura de Olenka, también nos relataba su propia curación milagrosa en Garabandal, posterior a un serio accidente automovilístico.

Nos quedamos perplejos al escuchar la milagrosa curación del Dr. Rozeluk, quien fue sanado después de ocho años de haber padecido una enfermedad increíble, sólo por el poder de Dios. En ese momento no teníamos idea de que el destino nos uniría a Garabandal de una manera especial gracias al Dr. Rozeluk.

La curación del Doctor Michael Rozeluk, después de ocho años de dolores, se puede leer en el capítulo 12.

A la semana, o quizás dos, Olenka fue a su examen de ultrasonido como regularmente lo hacía. La prueba fue repetida siete veces obteniendo el mismo diagnóstico, bastante desalentador e inesperado: el bebé había apenas crecido en lo más mínimo, pesaba muy poco, solo 1 kilo 800 gramos y los brazos, piernas y cabeza se encontraban totalmente desproporcionados. Cuando preguntamos al doctor qué medicamento se podría utilizar para mejorar la situación, nos dijo que la medicina no podía solucionar nada y que se trataba ya solo de una cuestión de tiempo.

En medio de nuestra desesperación recurrimos al Dr. Rozeluk. Esa mismísima tarde el Dr. y su esposa Helen, vinieron a nuestra casa. Con ellos trajeron un vídeo sobre Garabandal, el cual observamos, y varios objetos a manera de relicarios bendecidos por el beso de Nuestra Señora en Garabandal. Sostuvimos una prolongada conversación y luego el doctor hizo tocar a Olenka su medalla relicario de la Virgen . Aunque Olenka no sintió nada raro en ese momento, Michael contó más tarde que sintió su mano y la medalla tornándose bastante calientes.

Después de esta reunión nuestras noches se volvieron bastante calmas. Fue difícil entender cómo después de este gran golpe emocional, a pesar del constante temor, insomnio y ansiedad que traía aparejados, Olenka repentinamente experimentó una paz bendita y una Fé absoluta e inexplicable.

El 6 de mayo de 1995 era el día calculado. Justo antes de las 7 pm esa tarde Olenka entró a la sala de partos. Fue bastante difícil, un equipo de 7 médicos estaba con ella. Hubo un momento en el que el bebé se estaba sofocando, ya que Olenka no tenía más fuerzas. Aunque estábamos esperanzados por un milagro, también teníamos presente en forma constante la desalentadora realidad que las pruebas médicas habían lanzado. Todo lo que podía hacer era orar por Olenka y por el bebé.

Cuando finalmente nació el bebé, ¡nuestra sorpresa y gozo eran increíbles!. Era un niño, pesando exactamente 3 kilos 200 grs. y midiendo 56 cms. Cuando se le solicitó a los doctores que explicaran esto a la luz de los hallazgos previos del ultrasonido, el médico que presidía el equipo solo atinó a extender sus brazos en ademán de asombro. Como lo mencioné anteriormente, esto ocurrió el 6 de mayo de 1995. De acuerdo con el calendario Juliano coincide con la fiesta de San Jorge. Para nosotros, entonces, no había absolutamente ninguna duda acerca de cómo llamar al bebé. El es Yuri, el nombre ucraniano de Jorge.

Y esa es nuestra historia. Pero solo para terminarla, el bebé fue bautizado en la Iglesia Católica Ucraniana de San Pedro y San Pablo en Scarborough, Ontario el 10 de Septiembre de 1995. El Padre Taras Dusanowsky, quien ofició la ceremonia, no pudo sino remarcar que este era sin lugar a dudas el bautismo más especial que haya hecho en su carrera como sacerdote. El padrino del bebé, por supuesto, es el Dr. Rozeluk, a quien nuestra familia le debe esta increíble felicidad del milagro obrado por mediación de la medalla besada por la Virgen de Garabandal.

Ahora, con frecuencia pensamos: por qué, de entre todos los dentistas de Toronto, fue al Dr. Michael a quien nos acercamos, y por qué él, sin siquiera conocernos, compartió la historia de su curación en la primera visita que le hicimos. ¿Es una coincidencia que el bebé haya nacido en el Hospital de San Miguel?, ¿y por qué estamos súbitamente encontrándonos a nosotros mismos como parte integrante de los milagrosos eventos de Garabandal?. Solo Dios lo sabe.

Bohdan Hrabovetsky.
Toronto, Canadá

 

Curación del Padre Anselmo.

Dice Michael:

A lo largo de mi vida he trabajado en muchas organizaciones y comités a través de los cuales llegué a conocer a muchos sacerdotes. Algunos de los jóvenes con quienes trabajé también fueron llamados al sacerdocio.

Cuando fui sanado en Garabandal, el 3 de Abril de 1994,  hice la promesa de retornar al año siguiente en acción de gracias. También comencé a sentir la nueva necesidad de asistir a misa con más frecuencia y no solo los Domingos.

Helen y yo empezamos entonces a compenetrarnos mucho en la difusión de los Mensajes de Garabandal, y muchas personas comenzaban a invitarnos para hacer disertaciones. Como resultado, en vez de asistir a misa regularmente a una sola iglesia, nos encontrábamos con invitaciones de varias parroquias católicas, en distintas ocasiones, y de ese modo llegamos a ser conocidos por muchos curas en esas parroquias.

Justo antes de viajar en acción de gracias a Garabandal, en Abril de 1995, recibimos una llamada telefónica de un sacerdote que conocíamos muy bien, lo llamaré el Padre Anselmo. Habíamos conocido al Padre Anselmo por años, así que, por supuesto, él sabía de mi accidente, mis años de sufrimiento y luego mi curación milagrosa.

Llamó para preguntar si asistiríamos a misa en su parroquia aquella tarde. Cuando dijimos, "Sí," preguntó si podríamos pasar luego de la Santa Misa a verlo en la casa parroquial. No pusimos objeción alguna.

Mientras iríamos de viaje a Garabandal en contados días más, el Padre Anselmo tenía el compromiso de tomar un vuelo al día siguiente, a otra ciudad para dirigir una misión cuaresmal. Helen y yo fuimos a Misa, la cual fue celebrada por otro sacerdote. Y luego pasamos a la rectoría a visitar al Padre Anselmo.

No reconocimos a la persona que nos saludó. El Padre Anselmo mostraba un semblante de color gris ceniza, se le veía muy desmejorado, despeinado y con muecas en el rostro que denotaban que estaba sufriendo un dolor severo. El simple hecho de apoyarse en el marco de la puerta le consumió todas sus fuerzas. Al preguntarle qué había ocurrido, todo lo que pudo decir fue que cuando se levantó esa mañana, su espalda le dolía excesivamente y no podía moverse. No podía inclinarse hacia delante para ponerse sus medias ni para atar sus zapatos. No podía levantar los brazos para peinarse. Ni siquiera podía sentarse.

Se las arregló para ir junto a su médico, quien le recetó calmantes para el dolor y relajantes musculares y lo envió después a un fisioterapeuta. Posteriormente se le dijo que necesitaría fisioterapia tres o cuatro veces por semana por lo menos durante un mes y medio. El doctor también le dijo que debía cancelar su vuelo ya que no se encontraba en forma para viajar a ninguna parte. Le dió un certificado de reposo para que pudiera solicitar a la aerolínea el reembolso de su pasaje sin mayores problemas.

Nos quedamos con el Padre un rato. Más tarde, otros tres feligreses se nos unieron con sus niños. El Padre nos pidió que recemos por él en Garabandal, lo cual prometimos hacer. Entonces, repentinamente, me preguntó si traía conmigo la medalla y si por favor se la podía colocar en la espalda. Lo hice. Luego preguntó,"¿Qué hacemos ahora?". Respondí: "Padre, recemos."

Los diez de nosotros presentes, 6 adultos y 4 niños, rezamos juntos el Padre Nuestro y el Ave María. Durante la oración, en silencio, le pedí a Dios, si era Su Voluntad, que le concediera a esta Sacerdote suyo la gracia de sanarse. En el mismo momento en que tuve ese pensamiento, el Padre Anselmo mostró un aspecto de lo más aturdido en su rostro. Sin decir palabra, se volvió y fue hacia su oficina. Mientras el resto de nosotros mirábamos estupefactos, se sentó en su sillón. Luego se levantó, dió una vuelta, se sentó otra vez, se levantó, levantó los brazos sobre su cabeza. Repitió esto varias veces. Después vino de nuevo junto a nosotros, puso las manos sobre su espalda y dijo, "No creerán esto, ¡pero no siento más ningún dolor!". Y alzó una vez más las manos sobre la cabeza.

¡La emoción en nuestro grupo era tremenda!. Reímos, lloramos. Le agradecemos y le oramos a Dios por este obsequio maravilloso. Cuando los otros hubieron partido, el Padre nos invitó a ir a la cocina por un poco de té. Su dolor había desaparecido. Y, sí, pudo tomar el vuelo el día siguiente para llevar a cabo su labor.

Helen y yo creímos conveniente dejar todo en manos del Padre Anselmo para que contara al resto, a su modo, esta maravillosa curación. Pero antes de que pudiera hacerlo, los niños difundieron la noticia por la parroquia ¡casi instantáneamente!. Y de nuevo, de boca de estos angelitos, se escuchó lo siguiente:

"¿Te has enterado cómo el Padre Anselmo se curó de repente?" preguntó uno de los niños más grandes. El más joven replicó, "Sí, pero recuerda lo que hicieron primero, ¡Rezaron!". Y Dios respondió maravillosamente, como siempre lo hace. Más tarde, el padre mismo contó a todos los feligreses esta historia, confirmando lo que los niños habían dicho con anterioridad.

Tal es el maravilloso y pródigo amor que Nuestro Señor tiene por cada uno y por todos nosotros. La Oración puede alcanzarlo todo. Abrid vuestros corazones a Jesús y dejad que se haga Su Voluntad.

Dr. Michael y Helen Rozeluk.

 

Michael y Helen Rozeluk en Ukrania.

 Foto: El niño que está en el centro con sus padres, a sus cuatro años no podía andar y fue curado al besar una medalla de la Virgen de Garabandal. Helen, después de darle a besar la medalla al niño, lo puso en el suelo y anduvo normalmente. Michael a la izquierda y Helen Rozeluk a la derecha del matrimonio.

La estancia en Ukrania del Sr. y Sra. Michael y Helen Rozeluk de Canadá estuvo llena de bendiciones de Dios. Dr. Michael y Helen vinieron a Ukrania el 22 de Septiembre del 2002, no solo para visitar la tierra de sus padres, que habían emigrado a Canadá hace años, pero, sobre todo, con una misión, por invitación de S. E. el Obispo Sophronius Mudry, el Ordinario de Ivano-Frankivsk, Ukrania.

El fin de la invitación fue el dar a conocer en Ukrania el Mensaje de la Santísima Virgen María que Ella dió para la Humanidad durante sus Apariciones en Garabandal(España) durante los años 1961-1965.

Michael y Helen también trajeron con ellos medallas milagrosas que la Santísima Virgen había besado en Garabandal durante sus Apariciones. Las medallas que el Dr. Michael y Helen tenían, fueron tocadas a la de Joey Lomangino, que fue besada por nuestra Bendita Madre.

Por medio de esa medalla milagrosa, el Dr. Rozeluk fue curado de una enfermedad incurable, y no solo él, sino también muchos. Dios le curó, no solo fisicamente sino también espiritualmente, haciendo de él y de su esposa unos verdaderos mensajeros de la Bondad y la Misericordia de Dios, por la intercesión de la Bendita Virgen María, que dijo en Garabandal: «Mi HIJO, por medio de los besos que he dado, hará prodigios».

 

A. M. D. G.

 


 

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