Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 61
El beso de nuestra Madre María.
Luis Porfirio y familia.
Luis Porfirio y familia fueron salvados milagrosamente por Nuestra Señora durante un grave accidente en las montañas de Méjico.
Curación de Tetiana y Nadia Popovich.
Por medio del beso que he dado, mi Hijo hará prodigios.
Luis Porfirio y su familia fueron salvados milagrosamente por Nuestra Señora durante un accidente en las montañas de Méjico.
Dice Luis Porfirio:
Con gran alegría relato el gran milagro otorgado por la Santísima Virgen del Monte Carmelo de Garabandal a mi familia que se confió del todo a ella.
Mi nombre es Luis Porfirio Martinez Alvarez; mi esposa se llama Cristina Calva de Martinez, mi hijo pequeño Luis Francisco Martinez Calva y mi madre, Maria Luisa Alvarez de Martinez Penaloza,
que puso a su familia entera bajo el cuidado de María.Durante un largo fin de semana, a primeros de noviembre de 1973, planeamos inicialmente un viaje al Valle de Bravo con algunos amigos, pero cuando supimos que los hoteles estaban llenos, decidimos ir a Morelia. Mi abuela paterna vivía allí y podíamos estar con ella sin preocuparnos por los hoteles.
Fui a decir adiós a mi madre y la dije de nuestros planes para ir a Morelia. Antes de salir, mi madre tomó una estampa besada por la Virgen del Carmen de Garabandal e hizo la señal de la cruz varias veces sobre mi cabeza, mis brazos y el pecho. Ella nunca había hecho esto antes y no sé por qué ella lo hizo ahora.
Cuando llegamos a Toluca, el primer pueblo en nuestra ruta, el tiempo empezó a ponerse mal y aún más subiendo a la montaña.
La lluvia que había caído, en parte se congeló, y la carretera se hizo resbaladiza. Era el primer momento crítico del viaje. Si frenase cuando el coche empezó a patinar, podría haber deslizado directamente contra el tráfico que venía en sentido contrario.
Pero por alguna razón, no frené y fue el primer favor de la Bendita Madre ya que no necesité frenar sobre el hielo.Nuestro viaje continuó sin mayor problema. Después de pasar por Toluca, el crepúsculo comenzó a caer. Cuando alcanzamos Vitacuaro era de noche y nosotros paramos para tomar algo. Recuerdo muy bien que nuestro hijo pequeño, Luis Francisco, se ponía contento cada vez que adelantábamos a otro coche con nuestro pequeño Renault.
Nuestro próximo objetivo era llegar a Ciudad Hidalgo. Llegamos a una bifurcación de caminos, uno que lleva a "Mil Cumbres" y el otro a Cinapecuaro que es el que nosotros tomamos. ¡Qué camino mas horrible!.
Como si fuera una advertencia sobrenatural, algo empezó a hacer ruido en el parte de atrás del coche. Paré a ver lo que era pero no encontré nada. Llevaba buena luz para iluminar la carretera.
El coche cae por un precipicio.
Íbamos ascendiendo y las curvas eran cada vez más cerradas y la carretera se estrechaba cada vez más. Repentinamente, el coche resbaló en la arena que cubre la superficie de la carretera y empezó a irse.
Pisé los frenos pero era demasiado tarde; la carretera giraba a la izquierda y el coche continuó directamente adelante hacia el precipicio.Se veía el barranco, repleto de árboles y obstáculos. El coche comenzó a dar vueltas, todos los cristales se rompieron en pedazos. Fuimos golpeados violentamente con todo tipo de cosas que golpeaban nuestros cuerpos y las caras; pero milagrosamente nada malo nos sucedió a nosotros. Recuerdo el pensamiento de que moriría.
En esos pocos segundos que yo estaba asustado,
sentí una fuerte Presencia que viene hacia mí; sentí que era Dios. Todo esto sucedió tan rápido que no tuve tiempo de hacer un acto de arrepentimiento. Estaba tan asustado que me olvidé hasta de mi esposa y de mi hijo.Salí del coche que estaba volteado; el techo se aplastó contra los asientos menos donde me había sentado como si la mano santa de la Virgen me hubiese estado protegiendo la cabeza.
Comencé a llamar a gritos a mi esposa y a mi hijo de año y medio que yo me imaginé había sido despedazado. Mi esposa me contestó, desde cerca del coche, con nuestro hijo al lado de ella.
¡Qué milagro de Nuestra Madre y la Reina del Cielo, Nuestra Señora del Carmen de Garabandal!. Salimos sin un rasguño. El coche había chocado contra un tronco de árbol que lo había parado de ir más abajo.
No había huesos rotos, nada. El examen del doctor mostraba que las costillas se habían magullado por la fuerza del golpe, pero no había roturas.
Cuando nos dimos cuenta de que estábamos bien, rezamos en acción de gracias a Dios y a la Santísima Virgen por este milagro.¿Cómo salimos vivos?, es totalmente inexplicable. Cuando fui a buscar el coche, que había sido remolcado a Zinapecuaro, el comandante de la zona me dijo:
-- ¿Cómo pudo usted salir vivo?. Todos que los que se han salido en esa curva, han muerto.
Lo decía a causa del gran número de accidentes mortales que han ocurrido allí.
Mi familia y yo estamos siempre dispuestos a proporcionar las pruebas de la verdad de este milagro extraordinario. Yo nunca me olvidaré de la bendición que mi madre me dió, tocándome con la estampa milagrosa de la Bendita Virgen de Garabandal.
¡Muchas gracias, Virgen Santísima del Carmen de Garabandal!.
Luis Porfirio Martinez Alvarez.
Cristina Calva de Martinez, México.
Curación de Tetiana.
El beso de nuestra Madre María cura a Tetiana de su epilepsia.
Dice Tetiana:
Mi nombre es Tetiana. Vivo en Ivano Frankivsk, Ucrania. Quiero hablar de uno de los días mas maravillosos de mi vida. Sucedió el 3 de octubre de 2002. Fui a la ciudad de Lviv, 385 Calle de Zelena, a la iglesia de S. Michael para la Santa Misa.
En ese día había huéspedes de Canadá: El Sr. Michael y la Sra. Helen Rozeluk.
Hablaron acerca de su vida y de las personas "curadas" con las medallas besadas por la Santísima Virgen en Garabandal, España, donde Ella apareció durante cuatro años (1961-65). Me gustó mucho la actitud de estas personas hacia nosotros, los ucranianos. ¡Su amor, su sinceridad, la pureza de su alma!
Michael y Helen Rozeluk en la Iglesia de San Miguel en Lviv, Ucrania.
Cuando me acerqué al doctor Michael y le dije que tengo epilepsia, él colocó su mano con la medalla de la Bendita Virgen en mi cabeza, después en mi corazón.
Entonces él me miró y las lágrimas empezaron a fluir de sus ojos. Después de una pausa corta, él empezó a rezar; a rezar y a pedir a Dios y a la Santísima Virgen que me curasen, si era su Voluntad.¡Estaba tan sorprendida! ¡No sólo estas personas rezan por usted sino que están verdaderamente preocupadas por su bienestar!. Me sorprendió porque yo no estaba sola en esa iglesia. Además de mí había cerca de cinco mil personas allí. Ellos permanecieron con nosotros hasta que todos besaron la medalla.
Después de las oraciones y de besar la medalla, me sentí completamente sana. Doy gracias a Dios de que no he tenido ningún ataque de epilepsia desde entonces. Doy gracias a Bohdan y Luba Shyptur, que me sugirieron ir a Lviv. ¡Que Nuestro Señor los bendiga a todos!.
Tetiana,
Ivano Frankivsk, Ucrania.
Diciembre 2002.
Curación de Nadia Popovich.
En el Monasterio de la Madre de Dios en Orangeville, Nadia Popovich es curada por el beso de nuestra Madre.
5 de noviembre de 2002.
Mi nombre es Nadia Popovich. Desde Ucrania, junto con mi marido y mis hijos, hemos venido recientemente a Canadá.
Mi relato es acerca de mi curación por la medalla que fue besada por la Bendita Madre en Garabandal.
Foto: Nadia Popovich con Michael Rozeluk en la Iglesia del Monasterio.
La Oración siempre ha sido una parte de mi vida. Pero en este momento yo quiero orar cada vez más, y decir a todos lo que me ha sucedido a mí y que la gracia de mi curación, que Nuestro Señor me dió, es para todos los que acuden a Él.
Trabajo como asistenta en una casa antigua. Es muy difícil trabajar con personas que son incapaces de levantarse, de vestirse por sí mismas y tener que levantarlas día tras día. Sin embargo, yo era consciente de que estas personas no deben culparse de que su vejez sea así.
Un día, sentí un terrible dolor en mi espina dorsal. Era tan fuerte, que mi frente se cubrió de sudor. Yo pensé que pasaría pronto pero, al contrario, el dolor se extendió a mis piernas.
Me era muy difícil estar de pie, aún más difícil acostarme. Fui a ver mi médico. Después de examinarme, me receta Tylenol Extra para que no vaya a peor. Necesitaba trabajar, así que empecé a tomar las tabletas. Las primeras tabletas me ayudaron pero después el dolor fue a peor. El médico me recomendó dormir sobre una tabla plana. Esta situación duró seis meses.
Un día, encontré la revista religiosa "SVITLO" en la vieja casa. Sólo tenía unas pocas páginas intactas. Había una artículo acerca de Dr. Michael y Helen Rozeluk, de cómo ellos ayudan a la gente a obtener la curación de sus enfermedades graves por medio de su medalla besada por la Santísima Virgen en Garabandal.
Mi corazón se llenó de esperanza y esta esperanza fue más firme cada día.Todos los domingos, nosotros vamos a la Santa Misa en el Monasterio de la Santa Madre de Dios en Orangeville, Ontario, no lejos de Toronto. Creí que me encontraría con Dr. Michael y Helen Rozeluk allí. Y eso es lo que sucedió un mes más tarde.
Ellos hablaron sobre Garabandal, sobre la medalla milagrosa. Helen dirigió el Rosario. Después, ofrecieron sus medallas para que las besásemos.
Besé la medalla y, cuando Michael dijo:
-- Jesús, pongo a Nadia en Tus manos.
Sentí como una brisa apacible y oí que alguien me decía de no tener miedo. Vi muchas luces diminutas que se unieron en una luz inmensa y fuerte. Pero no cegaba, más bien era apacible y muy agradable para mí. Esta luz cubrió mi cuerpo entero. Un fuerte calor me atravesó hasta las puntas de manos y pies.
¡Oí una música preciosa, sublime!. ¡Oh Dios mío!, nunca olvidaré esto. Cuando finalmente fui capaz de abrir mis ojos, me sentía como si hubiese nacido otra vez. Estaba del todo sana.
Cuando volvíamos a casa, miré al cielo. Me pareció mas azul que nunca. Sentía que algo maravilloso me había sucedido.
Entendí que el Señor había mandado Su Espíritu Santo sobre mí y Su Gracia. Hoy yo adoro y glorifico al Señor.Pero eso no es todo, porque después de ese día, por dos noches, álguien me despertaba y yo escribía poesía. Yo nunca había escrito un poema antes. Pienso que es el Señor que quiere enseñarme que el poder del Señor es infinito.
¡Gracias Dios mío, por tu Amor infinito para todos tus hijos!. ¡Gloria a Jesucristo!.Nadia Popovich.
Toronto, Canadá.