Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal

 

Capítulo 67

 

Los Objetos Besados por la Virgen.

¡Un regalo maravilloso de la Bendita Madre!

En Ucrania, en cada lugar, un gran número de personas vino a escuchar el Mensaje y a besar las medallas besadas por la Virgen en Garabandal

 

Un inciso para una preciosa noticia: 

Una niña de doce meses habla con la Virgen.

 

Dice John Landy:

Esta noticia aparece en el periódico "The New Orleans Clarion Herald", el 11 septiembre 2002, y dice que la niña Ana Maria Di Maggio, de solo 12 meses, anda de puntillas hacia una imágen de la Santísima Virgen y habla con Ella.

Habría sido maravilloso saber lo que dice, pues está en animada conversación con la Virgen. Sus padres dijeron que la niña, muy expresiva, con las manos en alto, balbucea un rato con Ella, entonces para de hablar y escucha la respuesta de Nuestra Señora antes de balbucear otra vez.

Después de unos pocos minutos, la conversación termina y la niña vuelve a jugar. Más tarde, saliendo de casa, ella no sólo habló a Nuestra Señora sino que le dió un beso de adiós.

Cada día, el padre y la madre ven a su hija en animada conversación con Nuestra Señora. Ellos esperan que la foto recuerde a los lectores las palabras de Jesús que dijo que, para entrar en el Reino de los Cielos, debemos ser como niños.

Los que conocen Garabandal, así como Lourdes y Fatima, conocen que Nuestra Señora habla con niños. Ellos entran en éxtasis, y cuando se les pidió dar una descripción de Ella, ellos dijeron que no era posible describir su belleza adecuadamente.

 

 

La visita a Ucrania del Dr. Michael y Helen Rozeluk fue bendecida con numerosas conversiones y curaciones. En todos los sitios asistieron más de mil personas, y hasta quince mil personas en el Santuario de Peregrinos de Hosiv, para  escuchar su testimonio sobre las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal.

 

Dice el P. Teodor Pylavskyj OSBM, párroco de Zolochiv, Ucrania:

Me gustaría compartir mis impresiones sobre la visita a Ucrania del Dr. Michael y Helen Rozeluk.

La estancia en Ucrania del Sr. y Sra. Michael y Helen Rozeluk de Canadá estuvo llena de bendiciones de Dios. Dr. Michael y Helen vinieron a Ucrania el 22 de Septiembre del 2002, no solo para visitar la tierra de sus padres, que habían emigrado a Canadá hace años, pero, sobre todo, con una misión, por invitación de S. E. el Obispo Sophronius Mudry, el Ordinario de Ivano-Frankivsk, Ucrania.

El fin de la invitación fue: dar a conocer en Ucrania el Mensaje de la Santísima Virgen María que Ella dió para la Humanidad durante sus Apariciones en Garabandal, España, durante los años 1961-1965.

Foto: El Obispo Sophronius Mudry con Helen y Michael.

Michael y Helen trajeron con ellos medallas milagrosas que la Santísima Virgen había besado en Garabandal durante sus Apariciones. Las medallas que el Dr. Michael y Helen tenían, fueron tocadas a la de Joey Lomangino, que fue besada por nuestra Bendita Madre.

Por medio de esa medalla milagrosa, el doctor Michael Rozeluk fue curado de una enfermedad incurable, y no solo él, sino también muchos. Dios le curó, no solo fisicamente sino también espiritualmente, haciendo de él y de su esposa unos verdaderos mensajeros de la Bondad y la Misericordia de Dios, por la intercesión de la Bendita Virgen María, que dijo en Garabandal:

-- Mi Hijo, por medio de los besos que he dado, hará prodigios.

Oí que los Rozeluks tendrían una reunión con los fieles en el Monasterio de Basilian en Ivano Frankivsk, el 24 de septiembre de 2002. Yo y cerca de treinta de mis parroquianos de la ciudad de Zolochiv fuimos a esa reunión. Vino mucha gente de Halychyna, Ucrania Occidental, con la fe y la esperanza de la ayuda de Dios y de la intercesión de su Madre Celestial.

Todos encomendaron a la Bendita Madre sus enfermedades, sus problemas, sus desgracias, buscando ayuda y consuelo. Los enfermos vinieron en automóviles, en sillas de ruedas o en brazos de otros.

Tenía la impresión de que los tiempos evangélicos habían vuelto, cuando Cristo caminó a través de las ciudades de Palestina y multitudes de personas le buscaban. En todos los ojos había una mirada de esperanza. Y verdaderamente, el amor de Dios, por las oraciones de los fieles y de Michael y Helen, se derramó abundantemente en todos sus hijos.

La primera cosa que noté es la gran fe de Michael y Helen; su amor a Nuestro Señor, a la Bendita Madre y a todos nosotros. Sus caras y sus ojos irradiaban amor. Sus oraciones eran muy sencillas pero llenas de amor sincero. Y, donde hay amor verdadero para el que sufre, está Dios.

Esta presencia de Dios en todos nosotros era muy evidente esa noche. Pienso que la mayor parte de las curaciones fueron espirituales. Quienquiera que no recibió una curación física, sin duda recibió la plenitud del amor de Dios para ser capaz de llevar su cruz o su enfermedad pacientemente y para ofrecerlo para la salvación de las almas. Lo sé de los testimonios de nuestros peregrinos.

Hubo también milagros de curación física. Nuestros peregrinos de Zolochiv fueron testigos de una curación milagrosa. Yo no lo vi personalmente, porque estaba en la iglesia en ese momento, pero mis parroquianos me contaron esta curación con gran emoción.

Helen, que oraba y daba a besar su medalla en la sala monástica, había tomado en sus brazos a un niño pequeño de unos cuatro años de edad, que era incapaz de andar desde su nacimiento.

Foto: Michael a la izquierda y Helen Rozeluk a la derecha de la foto. El niño está en el centro con sus padres.

El niño besó la medalla milagrosa y todos los presentes en el vestíbulo fueron testigos del milagro. Helen puso al niño abajo, en el piso, y el niño anduvo por sí mismo. Todos estaban emocionados. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras, al mismo tiempo, todos eran muy felices, llenos de gratitud a Dios por Su gran amor.

Dos mujeres de nuestro grupo fueron curadas también allí en Ivano Frankivsk. De este modo la gente fue testigo de una de las profecías de Garabandal que dice que: por estas medallas, besadas por Nuestra Señora, Jesús realizará milagros. Esto debe estimular a todos a aceptar el Mensaje que la Bendita Madre dió a la humanidad durante estas Apariciones.

Sorprende también la gran paciencia de Michael y Helen y su fortaleza. Es una gracia que Dios les dió. En el curso de casi dos semanas, ellos no tuvieron un día de descanso.

Cada día estas reuniones duraban entre seis a ocho horas, a veces más. En la Iglesia del Monasterio de Ivano Frankivsk, había tanta gente que los sacerdotes, al fin de la Santa Misa, eran incapaces de distribuir la Santa Comunión porque era imposible pasar por la multitud.

Es difícil estimar cuántas personas había: 2000 o 3000, quizás aún más, porque muchos estaban en el exterior de la iglesia. El padre Zenovy, el párroco de la aldea cercana de Radcha, estaba también allí dando a besar la medalla de Garabandal que él había recibido. Se atendió a todos. Todos pudieron besar las medallas.

Este viaje dejó recuerdos inolvidables en nuestras almas. Por eso nosotros damos las gracias al Obispo Sophronius Mudry, que siempre ha sido y continúa siendo un padre espiritual maravilloso para los fieles, por invitar a los Rozeluks a venir a la Diócesis de Ivano Frankivsk, Ucrania.

 

Curación de Ivanka Liskavatska.

 

La señora Ivanka es jubilada, de 65 años, y vive en Novoyavorivsk, en la provincia de Lviv, Ucrania. Lo que sigue es lo que ella contó para que se dé a conocer.

Foto: La Iglesia de San Josaphat en Novoyavorivsk, cerca de la ciudad de Lviv.

Recientemente, la señora Ivanka se sintió bastante enferma. Tenía un dolor abdominal, y por esto fue al hospital. Mientras estaba en el hospital, le empezaron a doler las piernas.

Sus piernas nunca antes tuvieron dolor. El médico dijo que ella tenía mal algunas venas profundas y prescribió medicación. Con las piernas doloridas y otros problemas, ella volvió a su casa.

Cuando ella volvió a su casa, no podía caminar mucho. Sólo cuando era absolutamente necesario y con gran esfuerzo, apoyándose en la pared, era ella capaz de andar por su casa. Estaba bastante decaida de ánimo. Incapaz de andar y apenas capaz de comer, se preparaba para lo peor. De esta manera, pasó las dos semanas siguientes.

Una parte de los 1500 participantes, en la iglesia de San Josaphat. La iglesia y el campo exterior se llenaron completamente.

 

Cuando Michael y Helen vinieron a hablar en Novoyavorivsk, cerca de la ciudad de Lviv, Ucrania, el 2 de octubre de 2002, la Sra. Ivanka no pudo ir. Sin embargo, al día siguiente, es decir el 3 de octubre de 2002, tomé la medalla de Garabandal que me habían dado y fui, con mi madre, a visitar a la señora Ivanka.

Rápidamente la informé acerca de esta medalla con el Beso de Madre María y de la promesa de Nuestra Señora. La di a besar a Ivanka y rezé por ella. Lo que sucedió lo averigüé de mi madre.

 

He aquí lo que Ivanka dijo:

Después de besar la medalla, yo caí en un sueño profundo. Tuve un sueño. En el sueño yo vi a la Bendita Virgen María. Ella me dijo:

-- Usted está curada.

 En mi sueño empecé a saltar de alegría. Decía a mi hija Tanya:

-- Estoy bien. Las piernas no me duelen más.

Con que yo me desperté y pensé, ¡ah, es sólo un sueño!. Sin embargo, cuando empecé a mover las piernas, encontré que el dolor casi había desaparecido.

Al día siguiente yo me sentía aún mejor y ahora mis piernas no me duelen nada. Puedo andar por mi casa sin dolor alguno. Jesús y María me curaron con la medalla de Garabandal. Mis otras enfermedades han mejorado también.

Dos mujeres de la ciudad de Zolochiv, Ucrania, que vinieron a Ivano Frankivsk, se han curado también. Una curó de los terribles dolores de cabeza que ha sufrido durante bastante tiempo. La otra tenía una inflamación que ha desaparecido.

 

El Bebé "Milagro".

 

Dice Bohdan Hrabovetsky:

Nuestra historia, llena de ansiedad, congoja y esperanza, tuvo lugar en la primavera de 1995. Mi esposa, Olenka, bajo la supervisión de doctores de primerísima categoría en uno de los hospitales más renombrados de Toronto, estaba en su octavo mes de embarazo.

Algunos problemas con sus dientes nos condujeron a consultar por referencias con el Dr. Rozeluk. Rozeluk, mientras trataba la dentadura de Olenka, también nos relataba su propia curación milagrosa en Garabandal, posterior a un serio accidente automovilístico.

Nos quedamos perplejos al escuchar la milagrosa curación del Dr. Rozeluk, quien fue sanado después de ocho años de haber padecido una enfermedad increíble, sólo por el poder de Dios. En ese momento no teníamos idea de que el destino nos uniría a Garabandal de una manera especial gracias al Dr. Rozeluk.

La curación del Doctor Michael Rozeluk, después de ocho años de dolores, se puede leer en el capítulo 12.

A la semana, o quizás dos, Olenka fue a su examen de ultrasonido como regularmente lo hacía. La prueba fue repetida siete veces obteniendo el mismo diagnóstico, bastante desalentador e inesperado: el bebé había apenas crecido en lo más mínimo, pesaba muy poco, solo 1 kilo 800 gramos y los brazos, piernas y cabeza se encontraban totalmente desproporcionados. Cuando preguntamos al doctor qué medicamento se podría utilizar para mejorar la situación, nos dijo que la medicina no podía solucionar nada y que se trataba ya solo de una cuestión de tiempo.

En medio de nuestra desesperación recurrimos al Dr. Rozeluk. Esa mismísima tarde el Dr. y su esposa Helen, vinieron a nuestra casa. Con ellos trajeron un vídeo sobre Garabandal, el cual observamos, y varios objetos a manera de relicarios bendecidos por el beso de Nuestra Señora en Garabandal. Sostuvimos una prolongada conversación y luego el doctor hizo tocar a Olenka su medalla relicario de la Virgen . Aunque Olenka no sintió nada en ese momento, Michael contó más tarde que sintió su mano y la medalla tornándose bastante calientes.

Después de esta reunión nuestras noches se volvieron bastante calmas. Fue difícil entender cómo después de este gran golpe emocional, a pesar del constante temor, insomnio y ansiedad que traía aparejados, Olenka repentinamente experimentó una paz bendita y una Fé absoluta e inexplicable.

El 6 de mayo de 1995 era el día calculado. Justo antes de las 7 pm esa tarde Olenka entró a la sala de partos. Fue bastante difícil, un equipo de siete médicos estaba con ella. Hubo un momento en el que el bebé se estaba sofocando, ya que Olenka no tenía más fuerzas. Aunque estábamos esperanzados por un milagro, también teníamos presente de forma constante la desalentadora realidad de las pruebas médicas. Todo lo que podía hacer era orar por Olenka y por el bebé.

Cuando finalmente nació el bebé, ¡nuestra sorpresa y gozo eran increíbles!. Era un niño, pesando exactamente 3 kilos 200 grs. y midiendo 56 cms. Cuando se le solicitó a los doctores que explicaran esto a la luz de los hallazgos previos del ultrasonido, el médico que presidía el equipo solo atinó a extender sus brazos en ademán de asombro. Como lo mencioné anteriormente, esto ocurrió el 6 de mayo de 1995. De acuerdo con el calendario Juliano coincide con la fiesta de San Jorge. Para nosotros, entonces, no había absolutamente ninguna duda acerca de cómo llamar al bebé. El es Yuri, el nombre ucraniano de Jorge.

Y esa es nuestra historia. Pero solo para terminarla, el bebé fue bautizado en la Iglesia Católica Ucraniana de San Pedro y San Pablo en Scarborough, Ontario el 10 de Septiembre de 1995. El Padre Taras Dusanowsky, quien ofició la ceremonia, no pudo sino remarcar que este era sin lugar a dudas el bautismo más especial que haya hecho en su vida como sacerdote. El padrino del bebé, por supuesto, es el Dr. Rozeluk, a quien nuestra familia le debe esta increíble felicidad del milagro obrado por mediación de la medalla besada por la Virgen de Garabandal.

Ahora, con frecuencia pensamos: por qué, de entre todos los dentistas de Toronto, fue al Dr. Michael a quien nos acercamos, y por qué él, sin siquiera conocernos, compartió la historia de su curación en la primera visita que le hicimos. ¿Es una coincidencia que el bebé haya nacido en el Hospital de San Miguel?, ¿y por qué estamos súbitamente encontrándonos a nosotros mismos como parte integrante de los milagrosos eventos de Garabandal?. Solo Dios lo sabe.

 

Curación del Padre Anselmo.

 

Dice Michael Rozeluk:

A lo largo de mi vida he trabajado en muchas organizaciones y comités a través de los cuales llegué a conocer a muchos sacerdotes. Algunos de los jóvenes con quienes trabajé también fueron llamados al sacerdocio.

Cuando fui sanado en Garabandal, el 3 de Abril de 1994,  hice la promesa de retornar al año siguiente en acción de gracias. También comencé a sentir la nueva necesidad de asistir a misa con más frecuencia y no solo los Domingos.

Helen y yo empezamos entonces a compenetrarnos mucho en la difusión de los Mensajes de Garabandal y muchas personas comenzaban a invitarnos para hacer disertaciones. Como resultado, en vez de asistir a misa regularmente a una sola iglesia, nos encontrábamos con invitaciones de varias parroquias católicas, en distintas ocasiones, y de ese modo llegamos a ser conocidos por muchos curas en esas parroquias.

Justo antes de viajar en acción de gracias a Garabandal, en Abril de 1995, recibimos una llamada telefónica de un sacerdote que conocíamos muy bien, lo llamaré el Padre Anselmo. Habíamos conocido al Padre Anselmo por años, así que, por supuesto, él sabía de mi accidente, mis años de sufrimiento y luego mi curación milagrosa.

Llamó para preguntar si asistiríamos a misa en su parroquia aquella tarde. Cuando dijimos, "Sí," preguntó si podríamos pasar luego de la Santa Misa a verlo en la casa parroquial. No pusimos objeción alguna.

Mientras iríamos de viaje a Garabandal en contados días más, el Padre Anselmo tenía el compromiso de tomar un vuelo al día siguiente, a otra ciudad para dirigir una misión cuaresmal. Helen y yo fuimos a Misa, la cual fue celebrada por otro sacerdote. Y luego pasamos a la rectoría a visitar al Padre Anselmo.

No reconocimos a la persona que nos saludó. El Padre Anselmo mostraba un semblante de color gris ceniza, se le veía muy desmejorado, despeinado y con muecas en el rostro que denotaban que estaba sufriendo un dolor severo.

El simple hecho de apoyarse en el marco de la puerta le consumió todas sus fuerzas. Al preguntarle qué había ocurrido, todo lo que pudo decir fue que cuando se levantó esa mañana, su espalda le dolía excesivamente y que no podía moverse. No podía inclinarse para ponerse sus calcetines ni para atar sus zapatos. No podía levantar los brazos para peinarse. Ni siquiera podía sentarse.

Se las arregló para ir a su médico quien le recetó calmantes para el dolor y relajantes musculares y lo envió después a un fisioterapeuta. Posteriormente se le dijo que necesitaría fisioterapia tres o cuatro veces por semana por lo menos durante un mes y medio. El doctor también le dijo que debía cancelar su vuelo ya que no se encontraba en forma para viajar a ninguna parte. Le dió un certificado de reposo para que pudiera solicitar a la aerolínea el reembolso de su pasaje sin mayores problemas.

Nos quedamos con el Padre un rato. Más tarde, otros tres feligreses se nos unieron con sus niños. El Padre nos pidió que recemos por él en Garabandal, lo cual prometimos hacer. Me preguntó si traía conmigo la medalla de Garabandal y si por favor se la podía colocar en la espalda. Lo hice. Luego preguntó:

-- ¿Qué hacemos ahora?.

Respondí:

-- Padre, recemos.

Los diez de nosotros presentes, 6 adultos y 4 niños, rezamos juntos el Padre Nuestro y el Ave María. Durante la oración, en silencio, le pedí a Dios, si era Su Voluntad, que le concediera a esta Sacerdote suyo la gracia de sanarse. En el mismo momento en que tuve ese pensamiento, el Padre Anselmo mostró un aspecto de lo más admirable en su rostro.

Sin decir palabra, se volvió y fue hacia su oficina. Mientras el resto de nosotros mirábamos estupefactos, se sentó en su sillón. Luego se levantó, dió una vuelta, se sentó otra vez, se levantó, levantó los brazos sobre su cabeza. Repitió esto varias veces. Después vino de nuevo junto a nosotros, puso las manos sobre su espalda y dijo:

-- No creerán esto, ¡no siento ningún dolor!.

Y alzó una vez más las manos sobre la cabeza.

¡La emoción en nuestro grupo era tremenda!. Reímos, lloramos. Le agradecemos y le rezamos a Dios por este obsequio maravilloso. Cuando los otros hubieron partido, el Padre nos invitó a ir a la cocina a tomar un poco de té. Su dolor había desaparecido. Y, sí, pudo tomar el vuelo el día siguiente para llevar a cabo su labor.

Helen y yo creímos conveniente dejar todo en manos del Padre Anselmo para que contara a los demás esta maravillosa curación. Pero antes de que pudiera hacerlo, los niños difundieron la noticia por la parroquia. Y de nuevo, de boca de estos angelitos, se escuchó lo siguiente:

-- ¿Te has enterado cómo el Padre Anselmo curó de repente?.

Preguntó uno de los niños más grandes. El más joven replicó:

-- Sí, pero recuerda lo que hicieron primero, ¡Rezaron!.

Y Dios respondió maravillosamente, como siempre lo hace. Más tarde, el padre mismo contó a todos los feligreses esta historia, confirmando lo que los niños habían dicho con anterioridad.

Tal es el maravilloso y pródigo amor que Nuestro Señor tiene por cada uno de nosotros. La Oración puede alcanzarlo todo. Abrid vuestros corazones a Jesús y dejad que se haga Su Voluntad.

 

A. M. D. G.

 


 

Índice de capítulos