Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 81
Benjamín Gómez vió a la Virgen de Garabandal,
tal como la veían las niñas, y escuchó su voz.
D. Benjamín Gómez, delante del huerto de la casa de Conchita.
Don Benjamín Gómez, vecino de Pesués, Cantabria, pueblo cercano a Garabandal, fue testigo de numerosos éxtasis de las niñas.
Durante las Apariciones de la Santísima Virgen María dió un cambio muy grande a su vida, ya que habia vivido apartado de la Iglesia durante muchos años.
Durante las Apariciones se convirtió y recuperó la paz y la felicidad de vivir en Gracia de Dios.
De entre los sucesos que vivió personalmente hay algunos que solía contar con frecuencia a los forasteros:
Siendo un hombre muy fuerte en su juventud, con una fuerza que, según decía, de joven, levantaba con facilidad, con ambas manos, un par de pesos que sumasen mas de cien kilos, sin embargo fue incapaz de mover a las niñas en éxtasis lo que le llamó la atención sobremanera.
En una ocasión tuvo una prueba de la existencia del Purgatorio:
Caminaba con su borrico por el campo cuando de pronto vió a un conocido suyo que habia muerto hace años. Estaba sufriendo, envuelto en una luz cálida como de fuego. El borrico se asustó y salió corriendo. Benjamín siguió mirando y se dijo, ¿cómo es posible que este hombre esté sufriendo allá en la otra vida sin que nadie le ayude?.
El sabía que, en aquel lugar, ese hombre habia tomado parte en un crimen durante la guerra civil y en aquel mismo lugar estaba padeciendo la culpa. Lo comentó con un viejo amigo suyo del pueblo de Pesués que le dijo:
-- yo también lo vi, pero no te lo quería decir porque no quería que te rieses de mí.
Desde entonces no cesó de pedir por él, en especial a partir de su conversión definitiva.
Un suceso muy importante para su vida fue cuando, por una grave enfermedad, entró en coma, ya sin poder comer ni beber. Todos en el pueblo esperaban la hora de su muerte.
Benjamín lo relata así:
En el año 1970, el 17 de Abril me parece que fué, vine yo a Garabandal y entonces no habia carretera todavía y subí andando. Yo andaba bastante regular ya, ya que llevo años padeciendo muchos padecimientos, Dios y la Virgen sabrán lo que hacen conmigo. Llego a Garabandal y mandé ir a la fuente de Conchita que llama el pueblo a buscar agua.
Bebo un poco de agua, con mucho cuidado porque venía cansado, y no sé lo que aquel agua pudo hacer en mi cuerpo. Lo cierto es que me puse muy mal, muy mal. Al dia siguiente me bajan en coche otra vez para mi pueblo.
Llaman al médico, me pone el termómetro y el hombre se asustó. Puso interés, nos conocemos hace muchos años, y yo mal, mal, estuve dieciocho dias sin comer ni beber nada porque sed tenía mucha pero si bebia dos gotas de líquido, de lo que fuera, era tal la friura que cogía que no habia forma de quitármelo, ni con cosas calientes ni con nada. Comer nada, de eso nada, no podía ser, prefería morir antes.
A los dieciocho dias empecé por tomar un poco de caldo de gallina. Así tiré hasta treinta y ocho dias se puede decir casi sin comer ni beber, a base de un poco de caldo de gallina.
Los últimos dias perdí el sentido completamente, ya no sabía si era de día o de noche y la gente ya estaba esperando a oir las campanas de la Iglesia avisando de que se murió Benjamín. Habian venido varios amigos de Torrelavega, Santander y hasta de Asturias y todos los dias esperaban oir que me había muerto.
En este punto, a muchos ha dicho que, de repente, despertó y se sintió sano, pero la verdadera historia la dijo años después, en privado, a un amigo suyo muy querido de él:
La Virgen del Carmen de Garabandal se le apareció a cierta altura sobre los piés de su cama, tal como la veían las niñas, y con amor de Madre le curó al instante y pudo ya levantarse, comer y hacer vida normal.
Dice Benjamín:
Aunque es un Milagro de Dios, yo digo que de la Virgen porque:
-- Esta pobre Madre ha hecho conmigo cosas que no puedo menos de llorar ... de que no puedo menos de ponerla en primer puesto y Ella hará conmigo lo que le parezca.
En este momento Benjamín llora ... de verdadera contricción, por amor a Dios y a la Virgen Madre.
Cuenta sobre esta Visión que:
-- Con ninguna cosa humana o imaginable podría explicar lo que sentí, lo divino y lo humano nada, nada, tienen que ver lo uno con lo otro.
Refiriéndose a que no sabía explicar con nada de acá, de este mundo, las cosas sobrenaturales que sintió viendo a la Virgen.
Posteriormente, desde su casa en Pesués, y en Garabandal, en su casita al lado de la de Conchita, dió a conocer a muchos las Apariciones y con su magnetófono solía poner a los forasteros fragmentos del Rosario que rezaban las niñas en éxtasis, con un rezo pausado y meditado de cada frase, y un énfasis en la voz. Después solía relatar el Milagro de la Comunión visible de Conchita que el mismo vivió personalmente.
Don José Ramón García de la Riva, cura párroco de Barro, Asturias, y
D. Benjamín Gómez, delante de la casa de Conchita.
Es muy conocido su testimonio de la Comunión visible de Conchita que el vió y le impresionó profundamente. Estando en Burgos, haciendo una declaración sobre esto, oyó la Voz de la Virgen.
Dice Benjamín:
Esto que voy a decir lo he dicho personalmente, pero es la primera vez que en magnetofón lo pongo.
A base de estas cosas tuve que ir en una ocasión a Burgos a hacer una declaración sobre esto. Cuando terminé de hacer la declaración, o sea, en mi interior pensé y dije:
-- ya no digo mas.
En este momento una voz, de una mujer, piénsese bien esto, una voz de una Mujer que lo divino no tiene nada que ver con la tierra, con una dulzura, rezando el Padre Nuestro.
Entonces reza el Padre Nuestro de esta manera:
-- Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu Nombre.
Entonces un señor que estaba sentado, que le tengo de testigo si hace falta, se levanta con una ilusión, hecha manos a la cabeza y dice:
-- ¡Dios mío!, pero ¿qué es esto?, ¿qué es esto Dios mío?.
La Virgen siguió hablando, yo creo que no rezando pero yo me quedé mirando la actitud del Padre y hablo las cosas claras que era un Sacerdote y Ella siguió hablando cuatro o seis palabras mas. Lo que dijo no lo pude saber.
Siempre deja algo para sufrir que es mas bonito que hubiera callado él hasta que hubiera terminado la Virgen de hablar, pero no pudo evitarlo. Sufrió tal clase de emoción que no pudo evitarlo y yo me quedé mirando la actitud de él ya que yo estaba muy sereno en aquel momento. Por eso digo que hay una Mujer en lo alto que estuvo en Garabandal y estaba allí mismo en ese momento.
Las niñas de Garabandal decian que tenia una voz que no se parecía a ninguna mujer de la tierra, porque todo era dulzura, y por esto yo les dije a las niñas en mas de una ocasión, cuando tuvieron las dudas:
-- Vosotras habeis visto a la Virgen, os lo digo yo que la habeis visto.
Porque su voz era como la niñas decian. En esto tienen toda la razón porque es una voz divina que no tiene comparación humana. Lo humano con lo divino no tiene absolutamente nada que ver lo uno con lo otro.
La muerte de Benjamín y su subida al Cielo coincidió con la Visita de la Virgen a su pueblo.
Estaba la Virgen peregrina de Fátima en su pueblo, en Pesués.
Como es sabido, en sus viajes por todo el mundo, la Virgen peregrina de Fátima puede llegar a un pueblo o parroquia pequeña en muy pocas ocasiones cada muchos años. Ese día estaba alli y a su pies estuvo Benjamín Gómez, en su entierro, en su caminar hacia el Cielo.
Este amor de la Virgen Madre para todos nosotros sus hijos es muy evidente en las Apariciones de Garabandal; decía la Virgen a Conchita durante la Aparición del 13 de Noviembre de 1965:
-- Dime Conchita, dime cosas de mis hijos, a todos los llevo bajo mi manto.
Y después de besar todo dijo:
-- Mi Hijo, por medio de este beso que he dado aquí, hará prodigios, repártelos a los demás.
Bendita la hora en que Dios envió a nuestra Bendita Madre a Garabandal. Con Ella nos vienen, de su Hijo, todas las gracias, en el presente y en el futuro.
A. M. D. G.
Ad Maiorem Dei Gloriam
A Mayor Gloria de Dios