Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 91

 

D. Félix Gallego.

La Sagrada Forma tiene luz propia y desprende LUZ.

 

D. Alejandro Damians consiguió sacar, de noche, algunos
fotogramas de los últimos instantes de la Comunión visible de
Conchita. De uno de estos fotogramas es esta fotografía.

 

El Sr. Obispo de Santander, D. Eugenio Beitia Aldazabal, se interesó por este film y escribió a D. Alejandro Damians solicitando una copia del mismo ya que "podía ser de gran interés y servicio para la Iglesia".

Se puede ver que la Sagrada Forma tiene LUZ propia y un halo de luz alrededor. Según el testimonio de Pepe Díez apareció de repente y como una Forma normal pero viva y fue creciendo en espesor y circunferencia, con vida propia en su interior.

Según el testimonio de Benjamín Gómez la LUZ que desprendía era una LUZ muy agradable, como todo lo divino, y de un blanco muy brillante que sin embargo no cansaba nada la vista.

 También dijo Benjamín que el blanco de la Sagrada Forma no se parecía a ningún otro de la tierra, es decir, que no puede verse toda su blancura ni su brillo en una foto por las limitaciones de esta.

Dios, en su inmenso Amor, ha querido darnos este obsequio de su Amor, una prueba visible de que Él está "real y verdaderamente" presente en la Santísima Eucaristía.

 

Don Félix Gallego fue testigo de esta LUZ.

Don Félix Gallego, médico de Requejada-Polanco, cerca de Torrelavega, cuenta cómo él mismo, después del milagro de la Comunión visible de Conchita y yendo la niña hacia la iglesia, vio perfectamente en derredor de su boca entreabierta una aureola de luz.

 

Dice D. Félix.

El día 18 de julio de 1962, día en el que estaba anunciado el Milagro de la Forma, de la Comunión de Conchita, estaba yo con Faito Fontaneda en frente de la casa esperando el momento en que se produjese el milagro.

Como yo soy muy poco partidario de las masas le propuse a este amigo que nos fuéramos por atrás que así lo íbamos a ver mejor. Le propuse dar la vuelta a la casa y cogerla a la salida del camino. El no aceptó, total que al poco rato me fui yo solo dando vuelta a la esquina y me planté en el camino de la salida de Conchita precisamente en el sitio por donde ella luego iba a pasar.

Unos instantes después y a unos quince metros de distancia veo que viene Conchita con toda la masa de gente detrás. Después oí a la gente gritar:

-- Ya tiene la Forma ... ¡milagro, milagro! ... Conchita tiene la Forma en la lengua...

Yo estaba a cierta distancia y lo que yo pude observar, cuando ya ella pasó de delante de mí, después de recibir la Comunión, fue un halo luminoso alrededor de su boca cerrada pero algo entreabierta.

Al ver este halo luminoso es cuando me convencí de que lo que decía la gente era verdad, que Conchita había Comulgado.

Con ello se elimina la sugestión, el que yo me sugestionara, ya que me encontraba solo, en un sitio de lo mejor para verla pasar de frente y no estaba inducido a pensar ninguna cosa antes de ver esto.

Esto se lo comenté a algunos amigos. Toda la vida he tenido este recuerdo de haber visto a Conchita llevando esta luminosidad, esta fluorescencia en la boca que me confirmó que había sucedido el Milagro cuando la gente gritó ¡milagro! y que los que estaban cerca lo vieron.

Este halo de luz fue para mí prueba suficiente de que el Milagro se había realizado. Por mi profesión de médico no le di entonces mucha publicidad pero si que lo comenté a mis amigos como prueba de la veracidad del mismo.

Aquella misma noche, ya de regreso en su casa de Polanco, D. Félix redactó un informe que días después entregó a don Valentín el párroco para que lo hiciera llegar, si le parecía conveniente, a sus superiores.

 

A. M. D. G.

 


 

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