Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 270

 

Hermosos trinos reciben a los peregrinos.

Un grupo de pájaros les acompañaron con sus cantos hasta
 el lugar de la primera Aparición de San Miguel Arcángel.

 

Lugar de la calleja donde se apareció por
primera vez el Arcángel San Miguel.

 

 

Lo cuenta Maria José Álvarez , maestra jubilada de Cangas de Narcea, Asturias.

¿Por qué es tan creíble lo que dice María José Álvarez?

Porque es muy difícil que María José añada o quite cosas a los hechos que ella cuenta. No va con su temperamento. Su pasado de maestra nacional la hace especialmente cuidadosa en sus expresiones. En su hablar, se nota su sinceridad y su amor a la Virgen aparecida en Garabandal.

María José cuenta verazmente hechos avalados por testigos. Ella ha subido a Garabandal con grupos de peregrinos Asturianos. En muchas ocasiones ha subido con autocares llenos de peregrinos y hubo años en que subió todos los meses del año, excepto enero y febrero o por motivos de hielo o nieve.

En esta ocasión iba ella sola con un matrimonio asturiano: Aurora Menéndez y su esposo. Llegaron al pueblo de San Sebastián de Garabandal ya entrada la noche.

Al llegar a la entrada del pueblo, cerca de la casa de Mari Cruz, un grupo de pajarinos les recibieron con cánticos. Y, no solo las recibieron, sino que también las acompañaron hasta el lugar de la primera Aparición del Ángel.

 

Casa de María Cruz, a la entrada del pueblo durante las Apariciones.

 

La casa de la niña vidente Mari Loli, tal como estaba en tiempos de las Apariciones. Ceferino y Julia, padres de Loli, están en la puerta. A la izquierda de la casa se inicia propiamente la subida a la calleja y a los pinos. Por acá pasaron los tres peregrinos acompañados de sus pájaros cantando.

 

Hasta el huerto del manzano acompañaron los pajarinos a los tres peregrinos. Aquí, los pájaros se dejaron ver y luego se fueron. Lo sorprendente era que "ya era noche cerrada" y los pájaros cantaron todo el tiempo hasta este lugar. Actualmente, en este lugar, está la casa castillo denominada de Jaime (Jaime García Llorente), el Sevillano.

 

Dice Jaime que el árbol del manzano daba exquisitas manzanas. En esta foto se puede ver el árbol en el huerto del maestro, tal como estaba en tiempos de las Apariciones.

 

 

La calleja, en el lugar de la primera aparición de San Miguel Arcángel. Por aquí pasaron los peregrinos hacia el lugar llamado "el cuadro" y a los pinos.

 

Esto de los cantos de los pájaros, de noche, no es nuevo. En tiempo de las apariciones sucedió esto que cuenta Paquina de la Roza Velarde, señora del doctor Ortiz:

«Al reunirnos con nuestro grupo, pudimos oír a unos muchachos que andaban por el puentezuco que había ante el pórtico de la iglesia:

--  ¡Madre! ¡madre!. ¿No han oído cantar a muchos pájaros?.

Y unas mujeres contestaban:

-- Sí, también nosotras lo hemos oído.

Yo pregunté a mi cuñada Maruja, quien me dijo:

-- Yo lo he oído también; me hacía el efecto de una pajarera con miles de pájaros cantando a la vez, ¡y maravillosamente!.

Es que Jacinta estaba en éxtasis y los pajarinos, a la luz de la Virgen, empezaron a cantar hermosos trinos.

-- ¿No os disteis cuenta que fue al marcharse la niña cuando todo cesó?.

-- Pues no, no se me ocurrió relacionar lo de los pájaros con la presencia de la niña en éxtasis.

-- Pues, para mí, es evidente que una cosa se debía a la otra.

En esto llegó Fernando, el que había ido a ver de cerca los éxtasis de otras niñas, y le preguntaron: "Cuenta, cuenta, ¿qué es lo que has visto?". Dijo Fernando: No sabría explicároslo. He visto unas caras tan transformadas y de dulzura tan sensacional.

-- ¿Y no has oído cantar a muchos pajarines?.

-- No, no he oído nada.

(Los pajarinos solamente cantaban si la Virgen les hacía llegar su luz y su ternura, como Reina y Madre de todas las criaturas). Fernando no los oyó porque estaba en otro lugar más alejado.

-- Pero, ¡bueno!, ¿qué tonterías preguntáis?. ¡Los pájaros nunca cantan de noche!»

Esta rotunda afirmación dejó a la señora de Ortiz en el colmo del desconcierto. Si los pájaros nunca cantan de noche, ¿qué era aquello que ellas ciertísimamente habían oído?.

Cuando más tarde tuvieron ya suficiente confianza con las niñas y se enteraron de que había sido Jacinta la vidente que estuvo donde ellas aquella noche, le preguntaron sobre el canto de los pajarinos.

La niña se limitó a sonreír y a decirles: "Mi abuela también decía que oía a las golondrinas".

También los pajarinos se sentían felices con la presencia de la Virgen y, en su luz, cantaban hermosos trinos.

 

 

A. M. D. G.

 


 

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