Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 282
P. Eliseo Buedo.
Superior de los Pasionistas de Santa Gema,
en tiempos de las Apariciones.
Viaje a San Sebastián de Garabandal, el 29 de Junio de 1962, festividad de los Apóstoles Pedro y Pablo.
El P. Eliseo Buedo consigue permiso de su Superior Provincial para ir a Garabandal.
Todo fue Providencia de Dios. En aquellos días, Carmen Zuleta, estaba en Barcelona, en casa de Jacinto Maristany, una persona muy amante de la Virgen y muy creyente en las Apariciones de Garabandal. Carmen quería ir a Garabandal, pero, al mismo tiempo, estaba dudosa de la realidad de las Apariciones.
Fue a casa de Mercedes Salisachs y le pidió a su esposo para que Mercedes la acompañase a Garabandal porque ella no quería ir sola. Durante esta visita, estaba presente el Padre Eliseo Buedo, Superior de los Pasionistas de Santa Gema. Carmen Zuleta, a pesar de su escepticismo, contó lo que le había sucedido anoche: cuando ella estaba discutiendo sobre las Apariciones de Garabandal con Jacinto Maristany, medio en serio medio en broma, ella dijo:
-- Voy a rezar tres Ave Marías a la Virgen y después abriré este libro a ver lo que me dice.
Ella tomó el libro, el único que estaba allí, sin saber de qué se trataba. Cuando lo abrió, la página empezaba con una cabecera en letras mayúsculas que decía: "APARICIÓN DE LA VIRGEN" y debajo una imagen de Nuestra Señora. Le impresionó mucho esto pero no le dio mucha importancia ante lo que ella pensó era "una coincidencia". El libro era una Biblia y el pasaje se refería al Apocalipsis de San Juan. No podía ser mas providencial este suceso.
El Padre Eliseo Buedo, parecía interesado, pero no le dio importancia a este suceso. Carmen y Mercedes ya habían decidido ir a Garabandal e invitaron al P. Eliseo a acompañarles. Él dijo que era imposible porque necesitaba permiso de su Superior Provincial, que en ese momento estaba en otra provincia. Mercedes le sugirió que le llamase por teléfono. La línea estaba ocupada y nos informaron que hasta dentro de tres horas no podrían comunicar con el Superior Provincial.
Se hacía tarde por lo que el P. Buedo ya iba a regresar al Monasterio y pidió que la conferencia telefónica le fuese transferida allí. Dijo:
-- Si Dios quiere que vaya, todo se arreglará, en caso contrario, si mi Superior no me lo permite, está claro que Dios no lo quiere.
Diez minutos más tarde, cuando estaba a punto de dejar a Mercedes y Carmen, sonó el teléfono. Era el Superior Provincial y le daba permiso para ir a Garabandal. Al día siguiente, el 29 de Junio de 1962, fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, salieron de Barcelona en dos coches. Había mucho sitio por lo que también fueron en este viaje el Dr. Puncernau, neuropsiquiatra, su hija Margarita, Alfonso Zuleta, y Guiomar, la hija de Mercedes.
Carmen Zuleta recibe una prueba.
Ya en Garabandal, antes del éxtasis de Mari Loli, Carmen le dio un papel con su peticiones para que se las presentase a la Virgen. Una de las peticiones la escribió en "ruso" y las iniciales de la persona implicada las puso también en alfabeto ruso para que "nadie se enterase". Cuando Mari Loli le dio la respuesta por escrito, puso el nombre completo, apellidos y nombre familiar y todo ello en español.
Carmen estaba molesta por esto e incluso pensó en irse del pueblo pero esa misma noche sintió una paz muy grande como que todo fue una caricia de la Virgen para que no dudase más. Desde entonces ya no tuvo duda de que era la Santísima Virgen quien se aparecía y de que todo aquello era sobrenatural, era de Dios.
La expresión de Jacinta, hablando con la Virgen, y Loli escuchando.
Por su parte, el Padre Buedo, recibió tantas pruebas que ya nunca más tuvo la más pequeña duda. Se sentía atraído por el ambiente de profunda religiosidad y amor a la Virgen que había durante las Apariciones. Un día dijo que nada le haría más feliz que ser el "párroco de Garabandal". El trato con la gente del pueblo le hacía sentirse en una atmósfera de profunda piedad.
Padre Buedo tuvo mensajes personales de gran importancia para él en repuesta a sus peticiones a la Santísima Virgen. Cuando había ido a Garabandal pensó que solo iba ser un espectador y, por su humildad, no quería hacerse notar pero, una vez allí, tuvo un trato privilegiado por parte de la Virgen y las niñas, ya que esto era frecuente cuando venían sacerdotes al pueblo.
Tuvo muchas pruebas. Solía esconderse, subiendo las escaleras hasta un sitio difícil de encontrar o irse a un sitio lejano. Pero las niñas siempre le encontraban. En una ocasión quitó el emblema Pasionista que llevaba prendido en el hábito y lo puso entre los objetos que Mari Loli iba a dar a besar a la Virgen. Pidió a la Virgen que:
-- Si era Ella quien verdaderamente lo besaba, que Mari Loli se lo volviese a poner en su sitio en el hábito.
El mecanismo de sujeción al hábito era difícil de manejar. Tenía un muelle difícil de saber cómo se ponía. Mari Loli, después de darlo a besar a la Virgen fue donde el Padre. Enfrente de él, empezó a ponérselo en el hábito. Viendo que era difícil de poner, paró, y dijo con voz muy clara:
-- Y ahora, ¿qué hago?.
Sonreía, como diciendo: "esto es para que veas que soy yo, la Virgen, quien te lo voy a poner". En ese momento suelta el muelle y, con gran facilidad, manejó el mecanismo de fijación del emblema y lo fijó al hábito. Después se fue a entregar los otros objetos a sus dueños.
Esa misma tarde, el Padre Buedo fue testigo de otro sorprendente suceso. Mercedes, la esposa de José, el mecánico, pidió a la Virgen que besase los anillos de boda de ella y de su marido pero que solo devolviese a su marido el suyo. Así sucedió, Mari Loli colocó su anillo a José, después que la Virgen lo besó. Después salió a la calle, llevando el anillo de Mercedes, y se fue a reunir con las otras niñas que estaban también en éxtasis. Esa noche las niñas subieron a los Pinos dos veces rezando el Rosario.
Jacinta y Loli en éxtasis.
Cuando bajaban, una multitud de gente las seguía con dificultad debido al desnivel del terreno, aunque las niñas bajaban despacio y siempre mirando a lo alto. José, que estaba muy cerca de las niñas, recuerda que oyó caer un objeto metálico contra las piedras, al suelo, y rodar por la pendiente abajo. No sabía qué era lo que cayó y nadie podía pararse a mirar a causa de la multitud que bajaba.
Al día siguiente, al despertarse, Mari Loli se dio cuenta que había perdido el anillo de boda de Mercedes. Por su parte, Mercedes, estaba molesta al saber esto pero, interiormente, sentía que no debía preocuparse por ello. Mari Loli le prometió que le preguntaría a la Santísima Virgen donde estaba el anillo. Le dijo: "cuando la Virgen me lo diga iré a buscarlo". Más tarde, en éxtasis, se le oyó preguntar a la Virgen:
-- ¿Dime donde está el anillo de Mercedes?. Yo lo perdí.
Cuando terminó el éxtasis, dijo:
-- Ya sé donde está.
Y salió de casa con José y el Padre Eliseo Buedo, llevando cada uno una linterna. La niña subió hacia los Pinos sin dudarlo. En la pendiente de subida a los pinos y al llegar a unos arbustos dijo:
-- Es aquí.
Entonces, el P. Buedo dijo que nadie moviese nada y enfocó su linterna hacia donde Loli señalaba que estaba el anillo, aún cuando no se veía. En efecto, al mover unas piedras pequeñas y debajo de una de ellas estaba el anillo de boda de Mercedes.
Fueron muchas las pruebas que el P. Eliseo Buedo recibió de la Santísima Virgen, como solía suceder con los sacerdotes que subían a Garabandal. Él estaba muy feliz de estas delicadezas de la Virgen para con él. La noche antes de irse de Garabandal, una de las niñas, en éxtasis, fue a su habitación, se arrodilló en la puerta de entrada y entró caminando de rodillas. Con el Crucifijo, hizo la señal de la cruz sobre la almohada de la cama donde dormía el sacerdote y también sobre la ropa que tenía en una silla. Después de esto, la niña caminó hacia atrás y fue a la habitación de enfrente, donde dormía Alfonso, que estaba allí en ese momento, y, con la misma delicadeza, hizo la señal de la Cruz sobre la almohada de su cama y salió.
En estas fechas, había dos cosas que estaban muy grabadas en todos los vecinos de Garabandal: Los sucesos de las noches de los gritos y el recuerdo del primer mensaje: "si no hacemos penitencia vendrá un castigo muy grande".
Loli besa a Jesucristo en la Cruz.
La Santísima Virgen pidió, una y otra vez, que "se dejase de ofender a Dios". Dijo Conchita que el único día que vio llorar a la Virgen fue cuando les dio a conocer el Mensaje: "Ya la copa se está llenando" por las ofensas contra Dios. Simbolizado en aquellas gotas de sangre oscura que caían sobre la copa. La Voz de la Virgen se apagaba con su llanto.
En una carta de Mercedes, con fecha del 21 de Junio de 1962, escribió a su cuñado David Toribio, vecino de Garabandal, que en esa fecha estaba en Barcelona, entre otras cosas, esto:
«Todo el pueblo está asustado por lo sucedido durante las visones de las niñas de la última noche y la noche anterior (días 19 y 20 de Junio). Imagínate qué horrible fue que hasta los hombres lloraron. Las niñas en sus visiones gritaban de un modo sobrecogedor. Decían que el Castigo vendría, pero no se les dijo la fecha. Les dijo en qué iba a consistir. Yo pregunté a Conchita sobre esto y ella me dijo: "No puedo decírtelo, te morirías de tristeza si te lo digo". En éxtasis, las niñas pedían a la Virgen que se llevase primero a los niños para que no sufriesen. Decían:
-- "Llévalos contigo porque ellos son inocentes".
Mari Cruz y Conchita durante una visión sobrecogedora.
Para nosotros pedían a la Virgen que fuésemos a confesar para que estemos preparados para cuando viniese el Castigo. Imagínate como fue que los 300 habitantes del pueblo fueron a confesar con un fervor como nunca antes. Lloramos durante la Santa Misa (era el jueves, 21 de Junio de 1962, día del Corpus Christi) y hubo unos cantos e himnos que cantamos con toda devoción.
Tuvimos la suerte de tener aquí un Franciscano que vino el miércoles por la mañana, con permiso para oir las Confesiones y celebrar la Santa Misa. A noche, éste Sacerdote Franciscano, estuvo también con nosotros cuando los gritos de las niñas. Los que estuvieron a su lado nos dijeron que él también lloraba. Cuando las niñas empezaron a gritar, él comenzó a rezar y nosotros rezábamos con él»
Jacinta y Loli, ante la visión de futuros sucesos.
Estos días estuvieron llenos de anécdotas y también, con la llegada de los forasteros, muchos sucesos se contaban de unos a otros. En una ocasión Conchita se hizo daño en la rodilla pero no fue estando en éxtasis ni por motivo de las apariciones. Conchita pidió a la Virgen que la curase pero Nuestra Señora le dijo:
-- "Vete al médico, que para eso está".
En cambio, del derrame que tenía en un rodilla cuando la primera noche de los gritos que la hizo estar en casa por orden del médico, curó por completo en los éxtasis de esos días, a pesar de los fortísimos golpes que se daba en las rodillas al caer. No se hacía ningún daño. Lo que sucedió el primer día, 19 de Junio de 1962, lo supo Conchita de la misma Virgen en su casa. La dijo todo lo que había sucedido en la calleja a las otras niñas.
Fue todo este ambiente de amor a Dios y sinceridad con la Virgen y su cariño, lo que hizo que el P. Buedo dijese que nada le haría más feliz que ser el "párroco de Garabandal".
A. M. D. G. et B. M. V.
Ad Maiorem Dei Gloriam et Beatae Mariae Virginis
A Mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.