Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 297

 

Emilio se confiesa después de cuarenta años.

Mi vida cambió completamente con las Apariciones.

 

Altar mayor y retablo de la Iglesia de San Sebastián de Garabandal donde Emilio comulgó después de casi cuarenta años.

 

 

Emilio se confiesa después de cuarenta años. Todo cambió en mí durante las Apariciones de la Virgen en Garabandal.

Dice Emilio:

Yo llevaba casi cuarenta años sin confesar y un día me dice una de las videntes que le había dicho la Virgen que me tenía que confesar y yo me decía que eso no, que de ningún modo me iba a confesar.

Pasaron unos quince días y se me metió en la cabeza lo de ir a confesar y unas ganas de ir yo solo a confesarme. Y me decía:

-- Pero a donde voy a ir yo, si ni siquiera se rezar.

No sabía a donde tirar, nada más que quería confesar. Me acordaba de lo que me había dicho la vidente y además me entró una cosa en mí que me hacía querer ir a confesar pero es que me daba vergüenza.

En una ocasión tuve que ir al Hospital Valdecilla de Santander.

Estaba por allí Don Valentín -- el párroco de Garabandal -- y me dijo que podía confesar con él en la Capilla. Y así fue que confesé y comulgué a solas. Me sentía en Gracia de Dios y mi vida cambió completamente.

 

Jacinta da a besar a la Virgen un rosario.

 

Don Valentín me puso de penitencia rezar un Rosario pero resulta que yo ya no tenía ni idea y no me acordaba de cómo se reza un rosario. Entonces Don Valentín me cambió la penitencia y me dijo que acudiese a Misa en el pueblo tres días en esa semana.

La primera vez había poca gente, fui a Misa y comulgué.

La segunda misa era de funeral en el pueblo y estaba la Iglesia llena de gente y me dije:

-- Yo no comulgo aquí. A mí me conoce todo el mundo y ¿qué va a decir la gente?. La gente sabía que antes yo no confesaba ni comulgaba.

Sentía una vergüenza horrorosa de lo que diría la gente de mí. Pero cuando llegó la hora dije:

-- Señor, ayúdame.

Corazón de Jesús que se venera en la Iglesia de Garabandal.

 

De pronto me levanté y me fui como si me fuesen llevando suavemente, comulgué y volví a mi asiento lleno de alegría interior.

Durante un tiempo fue como una contradicción porque había quien me recordaba mi vida pasada. Pero, cada vez, aquella vergüenza que tenía fue desapareciendo y mi vida cambió completamente.

Ahora me duele una barbaridad todo mi comportamiento anterior. Todo este cambio se lo debo a la intercesión de la Virgen de Garabandal. Por su intercesión, Dios ha cambiado mi vida completamente.

Emilio González Álvarez.
Cantabria.

 

 

A. M. D. G.  et   B. M. V.

Ad Maiorem Dei Gloriam  et  Beatae Mariae Virginis

A Mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.

 


 

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