Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal
Capítulo 302
Madre María Luisa Riera
y Hermana Rosa vieron y creyeron.Se les hizo difícil creer hasta que recibieron varias pruebas personales.
La Virgen dijo: Vengo por todos mis hijos con el deseo de acercarlos a Nuestros Corazones.
Por largo tiempo, Madre María Luisa, había oído hablar de las Apariciones de Garabandal pero pidió a la Santísima Virgen que si estas apariciones eran falsas no permitiese que ella fuese allá de ningún modo. Sucedió todo lo contrario todo se le fue arreglando para subir a Garabandal.
A petición de una de sus amigas habló personalmente con su Madre Provincial y, al contrario de lo que pensaba, de que no le permitiría ir a Garabandal, sucedió todo lo contrario: no le puso ningún impedimento y le permitió ir. Salió de Barcelona el 26 de Septiembre de 1962 sobre las ocho de la mañana.
Poco después, se enteró, de que unas horas después no hubiera podido salir de Barcelona en esa dirección debido a unas inundaciones muy grandes que hubo en Molins de Rey que no les hubiera sido posible atravesar hasta varios días después.
Tanto María Luisa como Rosa no eran fáciles de impresionar y no creyeron hasta que recibieron una prueba. Tiempo atrás, su amiga Mercedes pidió a Loli que pidiese a la Virgen le dijese algo para María Luisa. Mari Loli se lo escribió para que se lo llevase a su convento. Era un hermoso mensaje personal, muy extraordinario y consolador, pero todavía le faltaba algo más a María Luisa, esto es, creer que realmente venía de la Virgen. Por esto tenía tanto deseo de venir a Garabandal.
Loli desenreda con toda facilidad los rosarios y cadenas,
los pone en círculo y los da a besar a la Virgen.
Vio como Loli entregaba a sus dueños cadenas y rosarios sin confundirse ni ver a la persona lo que le sorprendió muchísimo. Por esto, Mercedes les pidió a las Hermanas que pusieran sus anillos de religiosas entre los otros anillos de matrimonio para que Loli los diese a besar a la Virgen y se los devolviese.
Fue algo extraordinario para Madre María Luisa que Loli vino a ella sin verla, cayó de rodillas delante de ella, le dio a besar el Crucifijo a la Virgen y después a María Luisa, saca del bolso un anillo y se lo da a besar a la Virgen, luego se lo da a besar a ella y se lo pone en su dedo. Dice María Luisa:
-- no pude ser el mío.
Poco después de examinar el anillo, rompió a llorar y dijo temblorosa:
-- ¡es el mío!.
De rodillas, Loli hizo lo mismo con la Hermana Rosa. Pero ella todavía se hacía muchas preguntas y dijo: "puede ser que alguien se lo haya dicho a la niña", sin darse cuenta que Loli, en éxtasis, no podía oir ni ver a la gente.
La Virgen le tenía preparado algo más a la Hermana Rosa para que creyese. Esta le dio su Crucifijo a Conchita para que lo diese a besar a la Virgen en su próximo éxtasis. Poco después, Conchita salió en éxtasis de la cocina de su casa, da a besar el Crucifijo a la Virgen y después a mucha gente que estaba alrededor de su casa y vuelve de nuevo a la cocina.
La Hermana Rosa pidió a la Santísima Virgen que si era Ella quien se aparecía que viniese Conchita a darle a besar el Crucifijo. La Hermana Rosa deliberadamente se puso lejos, de tal modo que había una gran cantidad de gente entre ella y Conchita.
Entonces, Conchita sale de nuevo de su casa, se abre paso por entre la gente, llega donde la Hermana Rosa y le da el Crucifijo a besar, se acerca todavía más a la hermana, tan cerca que casi la tocaba.
Cae de rodillas, de tal modo, que el pie de la Hermana quedó bajo las rodillas de Conchita y no podía moverse de allí. Le da a besar el Crucifijo a la Virgen y de nuevo a besar a la Hermana Rosa por largo tiempo. Fue en este momento que la Hermana Rosa creyó completamente pues la niña no veía en éxtasis más que a su Visión y era muy claro para ella por lo que vio y sintió que la Santísima Virgen la había llevado allí a Conchita tal como se lo había pedido, pasando por entre todos y buscándola a ella sola.
Después de esto y como más prueba le devolvió su Crucifijo antes de terminar el éxtasis como prueba de que ese Crucifijo era realmente de ella. La Hermana Rosa quedó emocionada de esta delicadeza de la Virgen ya que normalmente los Crucifijos que llevaban las niñas los devolvían después de terminado el éxtasis.
Fue así como estas dos Hermanas Religiosas bajaron completamente convencidas de que las Apariciones eran verdad, no tanto por los hechos externos sino por las Gracias recibidas de la Santísima Virgen. Sucedió días más tarde que muchos sacerdotes y seminaristas y religiosas, todos estaban deseando subir a Garabandal después de los muchos testimonios que habían oído de la gente que venía de allí, todos ellos, dando gracias a la Virgen por haberles concedido la Gracia de conocer este bendito lugar de la Apariciones y de caminar y rezar en compañía de aquellas benditas niñas y de la Santísima Virgen.
A. M. D. G. et B. M. V.
Ad Maiorem Dei Gloriam et Beatae Mariae Virginis
A Mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.