Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 315

 

D. Eduardo Santa María.

Relato de unos éxtasis inolvidables
 de las niñas, el 26 y 27 de enero de 1962.

 

Conchita y Mari Loli durante una marcha extática.

 

 

D. Eduardo Santa María: relato de unos éxtasis inolvidables de las niñas, el 26 y 27 de enero de 1962.

 

Coplas cantadas por las niñas: 

 

“Hombres, mujeres, y niños,

Ya sabéis nuestro mensaje,

La Virgen quiere se cumpla,

Para bien de los hogares,

Seguid cristianos la Virgen,

Con humildad y fervor,

Pedidle nos haga un sitio,

En la celestial mansión.”

 

 

Primer éxtasis, Mari Loli

 

            Estábamos en la cocina del establecimiento de Ceferino Mazón en Garabandal, sobre las 11:30 de la noche el día 26 de enero, varios señores de Segovia llegados a Garabandal con nosotros hacía aproximadamente una hora, la señora de Andreu con su hija, Begoña, los señores de Alfonso, mi mujer y yo.  Hablamos todos normalmente con Mari Loli y su madre, cuando la niña nos comunicó tener una llamada y al poco tiempo, a las doce en punto (medianoche) entra en éxtasis cayendo este estado desde el poyo en que estaba sentada al suelo de rodillas y saliendo de la cocina de rodillas hasta el establecimiento, donde se incorpora y sube las escaleras siempre en este estado de trance al piso superior, recoge las medallas y rosarios que había sobre una mesita elevándolas y dándolas a besar a la Visión, siempre vueltas hacia arriba, coloca varias cadenas con medallas a los dueños de las mismas sin equivocarse nunca.

 

            Eleva algunas estampas y en una de ellas dice “¿que no la quieres besar?--¿Por qué?  ¡Bésala!  ¿Que no?--¡Qué pena!--Esta estampa era un recordatorio de una señora fallecida no hace muchos días cuya nieta estaba allí y era la que había entregado la estampa.  Como dato interesante hay que decir que muy impresionada la mencionada joven se pasó la noche rezando, según nos dijeron, y al día siguiente la estampa fue besada dos veces por la Visión.

 

            Como iba diciendo, seguía dando a besar medallas y rosarios y uno de ellos se lo entregó a mi mujer diciendo:  “Para el P. Andreu.”  Según supimos después, este rosario pertenecía al P. Gómez, jesuita, residente en Valladolid, que el verano pasado estuvo en Garabandal y entregó a la niña su rosario con el fin de que fuese besado por la Virgen.  Este sacerdote tuvo que marcharse de Garabandal dejando a la niña en trance y aunque dejó una nota para que entregaron su rosario al P. Andreu, en tanto tiempo no lo había hecho, dándolo todos por perdido.  Se lo entregué yo mismo en Valladolid siendo testigo de la emoción y la alegría que tuvo este Padre al recibirlo.

 

            Estaba presente, en estos momentos, la niña Jacinta en estado totalmente normal, pero como estas niñas se comunican y se ven unas a otras dentro del campo de visión, unas señoritas de Segovia pidieron a Jacinta que dijera a Mari Loli que preguntase a la Virgen si estaba contenta con ellas--respondiendo Mari Loli al salir del trance, que no podía decir nada--pero después confió a mi mujer:  la Virgen ha dicho que “tienen que rezar más y ser más buenas.”  Al referir esta frase a las interesadas, estas se emocionaron mucho pues según nos dijeron era exactamente las mismas palabras que las había dicho el P. Andreu al finalizar los Ejercicios Espirituales que dio en Segovia y precisamente a esas dos jóvenes.  Esto me lo confirmó el mismo P. Andreu en mi entrevista con él en Valladolid.  En este momento estaba yo situado justamente detrás de la niña que estaba quieta hablando muy bajito con la Virgen y con el Crucifijo en la mano derecha decía:  “Jacinta está muy triste porque no te ve hasta el día 18--que te vea un poquitín--sólo un poquitín--se lo hacen los días muy largos, aunque solo sea un poquitín--por lo menos haz que los días sean más cortos.”

 

            Yo pedía con fervor una confirmación pensando en la tranquilidad que ello podía darme--y en este mismo instante, sin volverse, alargó el brazo derecho hacia atrás, girando la mano que sostenía el crucifijo y colocándolo justamente en mi boca para que lo besase.  Después, ya en postura natural siguió dando el crucifijo a besar, cayó de rodillas dos o tres veces dejándose caer de golpe, y bajando la escalera hacia atrás con la cabecita vuelta al cielo, llegó a la cocina sentándose en el poyo, en la misma posición en que estaba cuando comenzó el éxtasis, se persignó y volviendo a la normalidad preguntó:  “¿Quién me ha traído aquí?”--diciéndonos después que la Virgen la había dicho que volvería a visitarla a las 4 de esta misma madrugada.

 

 

2º éxtasis-- de 4:00 a 4:30 AM--Mari Loli

 

            Seguíamos todos los citados anteriormente, sentados en la cocina, la niña se echaba sobre el poyo del fogón pero no se dormía, sino que preguntaba la hora constantemente en su ansiedad porque llegara el momento de la Visión.  Una de las señoritas presentes la puso su reloj de pulsera con una cadenita de oro que la niña no hacía más que mirar, hablaba muy normalmente hasta que cerca de las cuatro se quitó el reloj de pulsera devolviéndoselo a la dueña con estas palabras:  “La Virgen no la gusta que me ponga cosas de éstas” y poniéndose de rodillas en el suelo añade:  “Vamos a rezar una estación.”  Comienza la oración que contestamos todos los presentes y después de decir Ave María Purísima se santigua, al terminar y acercar a la boca el dedo pulgar para besarlo, queda en éxtasis continuando con la mano a la altura de la boca y el dedo pulgar cerca de la boca un buen rato.  Se levanta, eleva varias cosas para que las bese la Virgen, sale a la calle, se dirige a la Iglesia, vuelve andando hacía atrás a una marcha velocísima, vuelve a entrar a la casa y sube al piso superior.

 

            Habla con la Visión:  “Si, vinieron los Fontaneda--y hoy Begoñita y su mamá y también los M. De Santa María--que me digas algo para decírselo a tu hermano.”  (estaba en coloquio con el P. Luis).  “¿Por qué has estado tan poquito?  Pues ante de irte besa la cruz--pero como no te veo no sé si la besas--¿Ya la has besado?” Y hablando nuevamente con la Virgen repite--“¿Por qué ha estado tan poquito?  Aquí hay un pintor que quiere saber si la medalla que te ha hecho te gusta.  Te sacará muy fea.  ¿Por qué te pintan tan fea en las estampas si eres tan guapa?  ¡Ah!  ¡Que te gusta la medalla!  Hay una señora que pide por su padre que está enfermo.  No te vaigas.  ¡Si sólo has estado medio minutín!  Estate otro medio minuto y así será uno”  Vuelve a incorporarse, cae de rodillas varias veces con unos golpes tremendos, baja la escalera y sale del éxtasis sonriente y nos dice que “luego” la volverá a ver.

 

 

Conchita, el 27 de enero de 1962 de 18:25-a-20:15

 

            En este día estaba anunciada la visita de la Visión a Conchita desde el día 8 de diciembre no la había tenido.  Estaba la niña impaciente desde la noche anterior en que la habíamos visitado, ansiosa de ver a la Virgen (VIGEN) como también la llama.

 

            Por la tarde, sobre las cuatro, estábamos reunidos en la cocina de la casa de Conchita las mismas personas que en la noche habíamos presenciado la acaecido con Mari Loli, además acababa de llegar el Dr. Ortiz a quien ya nos hemos referido en otras ocasiones.  Por la tarde también había llegado la señora mejicana (la del escapulario verde) con su hijo y su nuera.  Estábamos, repito, todos sentados en la cocina cuando nos vinieron a decir que Mari Loli y Mari Cruz estaban en éxtasis.  Yo continué un rato más en la cocina ya que veía a Conchita muy nerviosa y sin estarse quieta como suele acontecer cuando va a tener aparición.

 

            Efectivamente a las 6:25 P.M. Conchita sube al desván se sienta en su cama y entre en trance, baja la escaleras en éxtasis entrando nuevamente en la cocina, cae de rodillas, se levanta dando a besar una medalla a todos los presentes.  Después empieza a recoger rosarios y medallas y a elevarlos dando siempre a besar la parte anterior y en algunas medallas las dos caras.  Coloca unas cuantas cadenas de medallas en los cuellos de sus dueños y al colocar una cadena en el cuello de una de las señoritas segovianas dice:  “Está rota--no puedo--¡pónsela tú!”  Esta señorita me enseñó la cadena que efectivamente tiene un cierre muy raro con un seguro y resultaría dificilísimo colocarlo sin ver y mucho más sin tener idea como no puede tener Conchita de lo que son los seguros--pero--se lo colocó.  Después sale a la calle cruzándose con Mari Loli y Mari Cruz que vienen en sentido contrario también en éxtasis, se dirige a la Iglesia quedándose en la puerta y hacia atrás va rápidamente hacía el callejo que sube a los pinos, se para, da a besar el crucifijo y sube hacía los pinos a una velocidad tremenda.

 

               Al poco rato baja de espaldas, muy de prisa y se dirige a su casa entrando nuevamente en la cocina que estaba llena de gente.  Allí estaban entre los demás un matrimonio de Madrid con una niña de 4 años a la que se dirige Conchita poniéndose de rodillas delante de la niña da a besar el crucifijo y pone las alianzas a sus padres.  Esta niña en lugar de asustarse como parecía lógico a su edad, se sonreía con una sonrisa tan extraordinaria que a mí me hizo pensar si también habría visto algo.  Los padres lloraban y se abrazaban aunque cuando llegaron lo hicieron, según manifestaron, bastante escépticos en estos asuntos.  Cuando les puso las alianzas cayó ella (señora) de rodillas siendo levantada por Conchita. 

 

              Al ofrecer unas alianzas, entre ellas, había una sortija con una piedra encarnada, que Conchita tiró al suelo después de decir a la Visión:  “¡Ah!  ¿Que no la besas?”  Esta sortija pertenecía a una señorita de Santander que iba por primera vez un tanto incrédula también y al ver lo que sucedía se emocionó mucho y no teniendo ninguna medalla ni objeto religioso se la ocurrió entregar la sortija para que la besara la Visión, sin darse cuenta que las alianzas son una representación de un Sacramento y están benditas no siendo por lo mismo igual que una sortija cualquiera.  Esta señorita nos dijo luego que tenía a su padre muy enfermo y que la pedía a la niña que intercediera con la Virgen para que sanase, como efectivamente lo pidió luego Conchita.  Cae de rodillas varias veces hiriéndose en una rodilla en la que había tenido un grano y al caer de rodillas iba dejando sangre sobre los baldosines de la cocina. 

 

              Esto es muy interesante porque en la mañana siguiente al despedirnos de ella la Sra. De Andreu la preguntó por su herida contestando la niña “¿qué herida--si a mí no me duele y me hincau muchas veces.”  Al mirarla la rodilla pudimos todos comprobar que tenía una rayita en la piel como cuando a una herida o corte después de la postilla queda señalada la piel pero con piel nueva y esto unas cuantas horas después de habérsela hecho y de dejar sangre en el suelo.  Después de lo descrito y siempre en éxtasis se arrodilla y cae hacía atrás en una postura y con un recato extraordinariamente conmovedor, habla con la Virgen, pide por los ciegos, los paralíticos y los que no creen y levantándose se sienta en el poyo se santigua y vuelve a la normalidad, diciéndonos también que volverá a tener Visión el mismo día.

 

 

El éxtasis de Mari Loli y 1º de Mari Cruz

de 18:00 a 20:20

 

            No vi ya la primera parte de estos éxtasis por estar en la cocina de Conchita como decía anteriormente.  Yo salí a la calle siguiendo a Conchita y al cruzarse con Mari Loli y Mari Cruz seguí a estas dos que se dirigían a la Iglesia cogidas del brazo, mirando las dos hacía el cielo con la cabeza muy echada para atrás, llegaron a la puerta de la Iglesia donde se arrodillaron hablando con la Visión a la que pedían por los enfermos.  Después volvieron, siempre de la misma forma hacia el pueblo entrando en varias casas donde había enfermos a los que deban a besar el crucifijo; subieron también a la casa donde nos alojábamos, subiendo a los cuartos y haciendo la señal de la Cruz sobre las almohadas de las camas de los Alfonso, de Pilar Andreu y Begoñita y sobre las de Rosario y mía.  Salen otra vez a la calle y se dirigen a la casa de Conchita, donde estaba mucha gente esperando a Conchita.  Signan a todos menos a una señora mejicana (escapulario verde) salen de la cocina y antes de salir por la puerta de la calle se vuelven, entran nuevamente en la cocina y dan a besar el Crucifijo únicamente a la señora mejicana, saliendo después y subiendo por el callejo a los Pinos hasta el sitio denominado el cuadro, donde se hincan de rodillas, dan a besar el crucifijo y vuelvan a bajar al pueblo volviendo a su estado normal Mari Cruz y continuado todavía un rato Mari Loli.

 

 

Otros éxtasis del mismo día

 

            Tanto Mari Loli como Conchita volvieron por la noche a tener unos éxtasis cortos pero muy bonitos en los que la Virgen les prometió volver a verlas al día siguiente domingo 28, día en que nosotros tuvimos que regresar a casa.

 

            En este éxtasis de Mari Loli habló mucho del P. Ramón, pidiendo a la visión que fuera por lo menos un año al pueblo--y después decía--“sino puede ser un año por lo menos que venga.”  Al terminar el trance escribió una carta al P. Andreu que le entregué yo mismo y cuyo contenido conozco y es hermosísimo pero naturalmente no puedo comentar.

 

            No recuerdo más detalles y es posible que no haya descrito lo que antecede por riguroso orden, pero tengo la seguridad de que es absolutamente cierto todo lo expuesto.

 

            Este día subió bastante gente, dada la época del año, gente de Madrid, de Segovia, de Santander, de Cabezón de la Sal, etc.  Todos estaban tan impresionados y tan ciertos de la realidad de lo que veían que emocionaba.

 

            Por ejemplo voy a exponer un caso comprobado por mi mismo:

 

            El mecánico que conducía el Jeep de la Sra de Pérez de Mendoza (madre del rejoneador del mismo apellido “Josechu”) al llegar al pueblo de Garabandal con el Jeep pidió permiso para volverse a Cossío diciendo que a él no le interesaban estos espectáculos--y al llegar a Cossío hizo varios comentarios de muy mal gusto sobre las niñas de Garabandal y los que íbamos a verlas.

 

            Al día siguiente, 27, subió otra vez al pueblo para llevar un telegrama a la señora de su hijo “Josechu” que había toreado en América la tarde anterior.  Se quedó y pidió a una de las señoras que había ido desde Segovia en el Jeep, precisamente a la llamada Carmen Cossío, que diera a las niñas una medalla que le había entregado su mujer--de la Virgen del Pilar.  En pleno éxtasis Conchita se acercó al mecánico lo dio a besar dos veces el crucifijo y le colocó la cadena con la medalla del Pilar.  Yo he visto llorar a este hombre y después al preguntarle no sé quien que por cuanto daría la medalla, dijo:  “Por nada del mundo y mi mujer que se apañe otra porque esta no me la quito yo en toda la vida.”

 

(firmado) Eduardo Santa María

 

 

            26 febrero 1962

            D. Celestino Ortiz Pérez, médico Pediatra.

 

            Cuando subí la vez anterior, Jacinta me dijo que no volvería a ver a la Virgen hasta el 18 de febrero, como efectivamente ha sucedido.  Desde esta fecha tiene éxtasis todos los días.  Y ha dicho, que a ella y Mari Cruz las ha anunciado la Virgen, que a partir del 26 no la verán más que los martes y sábados, en el Cuadro, donde se las presentó por primera vez.

 

            Los trastornos cerebrales de todos los tipos en la infancia presentan síntomas características como son:  astenia permanente, trastornos de sueño, agresividad del carácter y ansiedad difusa irrazonable e incontrolable.  Y después de 8 meses consecutivos, no solamente no presentan estos síntomas, sino todo lo contrario.  Las he encontrado alegres, e informado por sus padres duerman como “lirones,” siendo su carácter de una dulzura especial, continuando con la obediencia y sumisión sin límites a sus mayores.  Por tanto para mí, siguen estando tan normales como siempre.

 

(Dr.) C. Ortiz Pérez

 

 

A. M. D. G.  et   B. M. V.

Ad Maiorem Dei Gloriam  et  Beatae Mariae Virginis

A Mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.

 


 

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