Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 317

 

Delicadezas de la Virgen con sus pequeñas.

 

Jacinta da a leer a la Virgen una petición.

 

 

Delicadezas de la Virgen con sus pequeñas.

Algunas notas en que D. Valentín Marichalar, el párroco, explica lo sucedido.

 Dice don Valentín:

 Loli tiene aparición hacia las 3:20(de la madrugada), ocurre algo curioso, estando en éxtasis fue a coger la ropa que su madre había tendido en la calle. Como había mucho viento, su madre le mandó meter la ropa en casa y se disponía a salir cuando cayó en éxtasis con la linterna encendida en la mano. Se santigua varias veces en casa, da la cruz para besar y sale a la calle, volviendo a casa con la ropa recogida. Inmediatamente después se le pasó el éxtasis.

Hay otro aspecto interesante, mientras esperábamos la aparición, se habló ante María Dolores de que existen muchos fenómenos extraños de tipo visionario (telepatía, profecía, apariciones de difuntos a los que están a punto de morir) y una de las personas que estaban presentes, francesa, explicó que tales fenómenos pueden admitir una explicación puramente natural o científica.

Después de esta charla le preguntamos a Loli, si lo que se le había dicho sobre estos fenómenos la hacia dudar de que ella viese a la Virgen, Loli afirmó categóricamente que estaba totalmente segura de que veía a la Virgen. No manifestó la menor inquietud al respecto.

Después de la aparición en que recogió la ropa, Loli explicó por qué lo hizo en éxtasis. Cuando su madre le mandó recogerla no se atrevía a hacerlo porque le daba miedo ir al lugar donde estaba tendida ya que había mucha oscuridad (todos observamos que sentía este miedo tan natural a su edad). Dijo Loli que la Virgen se le apareció para que no tuviera miedo de ir a recogerla. Y la Virgen llevó a Loli en éxtasis a recoger la ropa.

 

En otra ocasión se habló lo siguiente:

Antes de la aparición se había hablado delante de ella (Loli) de que si su éxtasis era puramente natural se le podría hacer terminar soplándole a ella en los ojos. Cuando entró en éxtasis Loli, su padre la sopló varias veces en los ojos y con fuerza y lo único que observamos es que inmediatamente después de soplarle se le bajaban los párpados abriéndolos de nuevo enseguida. En el momento en que su padre le soplaba Loli se sonreía porque dice que la Virgen le contaba lo que estaba ocurriendo y le decía que, a pesar de los esfuerzos de su padre Ceferino, el éxtasis continuaba. Nada más terminar la aparición Loli fue a la iglesia y le dio el Angel la comunión.

 

Quisieron engañar a Loli:

En otra ocasión, hacia las 2:10 de la mañana tiene aparición Loli. La tenía anunciada de dos a dos y media. A pesar de que la tratamos de engañar diciéndole la hora que era con media hora de retraso tuvo la aparición a la hora anunciada. Dentro del éxtasis le preguntó a la Virgen por qué había avisado antes de lo prometido. La Virgen le explicó nuestro truco (por eso vino antes según Loli). Esta aparición duró 10 minutos, luego fue a la iglesia, cayó de nuevo en éxtasis y recibió la comunión.

 

La delicadeza de la Virgen con las Almas del Purgatorio: las frecuentes visitas al Cementerio.

... Después del rosario del pueblo, caen en éxtasis Jacinta, Loli y Conchita. Dura hora y cuarto. Pese a la nieve muy abundante suben a los pinos, rezan el rosario, van al cementerio, Loli y Conchita anuncian que tendrán otra aparición en las primeras horas del día siguiente.

Primeros detalles del Milagro.

Día 25-11-62. Hemos de anotar que en las primeras horas de esta mañana ha tenido Conchita un éxtasis en el que dijo que el milagro se realizará a las 8:30 de la tarde. La misma hora en que produjo el primer éxtasis con el Angel. (18-6-61 a las 8:30). También ha dicho que durante el milagro se producirán curaciones de enfermos.

Día 6-12-62. Hacia las 5:30 de la mañana comienza Conchita y le dura 90 minutos. Después de su aparición Conchita dijo cosas interesantes. Son las siguientes: 1. Un día, poco antes del milagro de Conchita, ocurrirá algo que traerá como consecuencia que mucha gente deje de creer en las apariciones de Garabandal. Estas dudas no se deberán a un excesivo retraso del milagro. 2. El día del milagro desaparecerá la nota que ella firmó en Santander asegurando que las apariciones de Garabandal son falsas.

Día 17-12-62. Conchita, Loli, y Jacinta tuvieron aparición. Había varias personas de Colunga (Asturias), dio a besar las medallas que traían devolviéndoles a cada una la suya.

NOTA: Conchita dijo a Mercedes Salisachs que un señor que está totalmente paralítico se curará el día del milagro, esté donde esté, también se le oyó decir a Félix que sus asuntos se le iban a arreglar pronto. Lo oyó Félix y dice la niña que le dijo la Virgen que lo diga en alto. Loli y Jacinta fueron a casa de Cristín que estaba con los Sacramentos y como no podía besar el crucifijo, Jacinta hizo una cruz en la cama, había unos señores de Gijón que se impresionaron mucho por la pobreza de la casa y el cuadro que vieron, después de marcharse la niña, la enferma me conoció (don Valentín) y yo le hablé pues hasta entonces solo había recibido la Extrema Unción y la Absolución y el médico había dicho que se moría.

 

La Santísima Virgen.

Dice Conchita:

La primera vez que vimos a la Virgen, se nos apareció de repente.

-- Venía con dos Ángeles y el Niño Jesús, y había un Ojo encima de todos, con mucha luz.

 

Siempre se nos aparecía de repente, solo que unas veces traía el Niño y otras no. Su postura más habitual era estar con los brazos abiertos y extendidos, mirándonos:

-- Sus ojos eran ¡muy dulces y misericordiosos!, más bien grandes. Parecía como si no mirara a la cara, ni al cuerpo, ¡sino al alma!.

Su mirada es muy difícil de describir.

-- Hace a uno amarla más y pensar más en Ella. Mirándola a la cara, nos hace felices del todo, y mirándonos Ella, todavía más. Cuando nos hablaba, nos miraba, y también cambiaba de mirada durante la conversación.

Su voz:

-- es muy dulce y armoniosa, se oye por los oídos, aunque sus palabras penetran en el corazón; es como si metiera la voz dentro. ¡Hablaba con voz clarísima y dulcísima!.

Alguna vez se rió, además de sonreírse, que era lo habitual.

-- Se oía su risa, como sus palabras; pero la risa era más no sé qué que el habla. ¡No sé explicar su risa!. Nunca sabré explicarla, era muy hermosa.

Nos besaba casi todos los días, y salía de Ella. Eran besos de despedida en ambas mejillas. Alguna vez le pedí que me dejara besarla, y otras veces la he besado sin pedírselo.

Cuando terminaba de ver a la Virgen:

-- Salía como del Cielo, con muchas ganas de amar a Jesús y a María, y de decir de Ellos a la gente, ya que eso es lo único que nos puede alegrar: hablar y escuchar de la Virgen.

Quiero a la Virgen como si fuera mi madre. Con Ella se puede hablar de todo. Recuerdo que un día nos dijo:

-- Id muy limpias; yo también me cuidaba de eso cuando vivía en la tierra.

La Virgen nos llamaba antes de venir, eran tres llamadas:

-- La primera, era sentir de pronto una alegría muy suave. La segunda, era más fuerte. La tercera, ya Ella nos llevaba; salíamos a toda prisa a donde Ella quería que estuviésemos; Ella nos guiaba y nos llevaba como en un vuelo.

¡Quién viviera en aquellos tiempos que veíamos a la Virgen tantas veces!. Aunque tuviéramos que quedarnos sin dormir, no nos importaba. ¡Éramos muy felices!.

La Virgen, muchas veces, no nos miraba precisamente a nosotras, sino más lejos, a la gente que había detrás. Cambiaba a veces de semblante; pero sin dejar de sonreír. Yo le preguntaba:

-- ¿A quién miras?.

Ella me decía:

-- Miro a mis hijos.

Hablábamos con Ella de todo, hasta de nuestras vacas. Se sonreía mucho. También jugábamos. ¡Qué felices éramos entonces!. No sufríamos nada, aunque alguien se metiera con nosotras.

¡Qué bien se estaba con la Virgen!:

-- Era verdaderamente como una amiga, una madre; igual que si viviera con nosotras. Y nos llamaba por nuestro nombre familiar, como lo hacía la gente. No decía "María Concepción", sino "Conchita". Ni tampoco "María Dolores", sino "Loli", etc.

Ahora nos cansamos en los ratos de oración; pero entonces no sentíamos cansancio, ni sueño, ni nada. ¡La veíamos tantas veces!.

Un día, en una aparición de la Virgen, nosotras llevábamos puesto el cilicio, aunque muy flojo, y para que Ella se diera cuenta de que lo llevábamos, lo teníamos en la cintura, nos lo palpábamos de cuando en cuando. Nos dijo:

-- Sí, ya sé que lo lleváis; pero no es eso precisamente lo que pido de vosotras, ni lo que más me agrada, sino la fidelidad en la vida ordinaria.

 

 

A. M. D. G.  et   B. M. V.

Ad Maiorem Dei Gloriam  et  Beatae Mariae Virginis

A Mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.

 


 

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