Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal

Capítulo 22

 

Simón y María, padres de Jacinta.
 Testimonio de un grupo de vecinas del pueblo.

 

Jacinta dá a besar a la Virgen un Rosario.

Dice Simón:

María desconfiaba mucho, yo siempre creí porque la vigilé bastante. Estuve medio año yendo a las seis de la mañana con ella a la calleja, acompañando a mi hija a rezar el Rosario. Medio añito, dícese luego, hiciera malo, hiciera bueno, en tiempo de invierno. 

Foto: Simón, el padre de Jacinta, trabajaba mucho en las faenas del campo y con el ganado. Durante mucho tiempo acompañó a su hija a rezar el rosario en la calleja.

Yo le decía: tú duerme tranquila que ya te llamo yo a las seis.

Y en una ocasión pues no la llamé, porque me había acostado a las dos de la mañana. Jacinta tuvo Aparición a la noche. Me dice ella:

-- padre, me llama a las cuatro que me dijo la Virgen que a las cuatro tendré Aparición.

La Virgen no las despertaba si estaban durmiendo, las teniamos que llamar nosotros. Le dije:

-- tú duerme tranquila que ya te llamaré.

La llamo a las seis, dice ella:

-- pápa, ¿qué hora es?.

-- las seis.

-- y ¿cómo no me llamó a las cuatro?.

-- me acosté a las dos, ¿te crees que voy a estar toda la noche en vela?. Que te hubiera llamado la Visión.

Se me hechó a llorar.

-- ¿te levantas o me acuesto yo?.

Se levantó y estuvo de aquella unos meses sin tener aparición. Decían algunos que lo hacían(el tener Aparición) cuando les daba la gana a ellas. La mia no. Yo puedo decir que no lo hacía cuando le daba la gana.

Don Máximo se convirtió durante la Apariciones, no era católico, era protestante, y vino con los padres Andréu, con los dos hermanos. Me acuerdo la noche en que el padre Andreu estaba en casa de Ceferino muy mal de una pierna por un accidente de automovil y después se fue a dormir a casa Fania, donde también estaba Don Máximo. Le llevaron entre dos a dormir ahí.

Jacinta tuvo Aparición, se va a esa casa, picó a la puerta y entra allá. Don Máximo estaba primero y el Padre Ramón Andréu estaba mas allá en una habitación, cada uno en su cama, pero Don Máximo estaba a la entrada y él mas allá. El Padre Andréu estaba rezando para que si le daba el Crucifijo a besar a Máximo que lo besara y que no lo negara. Y Jacinta le dió a Máximo el Crucifijo y lo besó. No es que fuera hombre malo pero era protestante. Máximo después se convirtió y se bautizó. Su mujer era católica.

La noche de los gritos en que las niñas vieron el Castigo:

Se confesó todo el Pueblo. Estaba alli un Padre con nosotros. Era un Padre que iba para Santo Toribio, lo guiaron mal allá en Unquera y vino aqui. Los vaqueros cuando bajaron, enterados de lo que habia pasado se fueron a confesar.

Esto estuvo muy abandonado. Habian de haber escrito todas las cosas.

Sobre los Pinos:

Me acuerdo cuando se plantaron, cuando la Dictadura, cuando Primo de Rivera. Primo de Rivera fué en 1925. Se plantaron esos pinos y se plantó como una hectárea de terreno por allí. Los otros pinos y plátanos y arbolado todo caducó y quedaron esos pinos. Estaba de presidente del pueblo entonces el padre de Maximina, se llamaba Serafín.

Yo tenia que ir al ganado y no podia ver mucho de las Apariciones pero en el invierno sí, porque estaba en casa. Una noche la Aparición estuvo siete horas, tuvo algun descanso, pero cuatro horas consecutivas sí, sin tener un descanso, en éxtasis, moviéndose. Jacinta tuvo también Aparición en casa, estando enferma. Estuvo como dos horas allá en la cama hablando con la Visión.

Otro dia ella se levantó y se puso su madre a la puerta y decía para si, pensando: ¡no sales esta noche!. Pero cuando llego la hora de la llamada, Jacinta cogió a su madre por un brazo y se hechó a correr y se marchó sin chaqueta y entonces le dió su madre a Loli la chaqueta para que se la pusiese porque había estado muy mala de anginas.

Foto: María, madre de Jacinta. Era una de las mujeres que por las tardes salía tocando una campanilla al atardecer para que los vecinos rezasen las últimas Oraciones y para que todos rezasen por las Almas del Purgatorio.

En una ocasión, cuando dejó de tener Aparición le decia a las otras niñas: preguntadle a la Virgen cuando me viene a ver a mí. Pero la Virgen no decía cuando. Hasta que llegó un dia que vino Don Máximo y al enterarse le pedía a la Virgen que Jacinta volviese a verla. Don Máximo estaba en la Iglesia rezando y vino acá Loli en éxtasis donde Jacinta, y le dijo: dile a la Virgen que cuando me viene a ver a mí.

María: Jacinta no sabía que Don Máximo estaba ahí y luego me dice Don Máximo:

-- Yo, según vine, me enteré de esto y le fui a pedir a la Virgen para que Jacinta tuviese Aparición.

Estaba cenando y llega Mari Loli. Dice Jacinta:

-- Loli, dile a la Virgen que cuando la voy a ver, que cuando la veo yo.

Y Loli en éxtasis se pone muy alegre y dice:

-- luego.

Y poco después Jacinta hechó a correr detrás de Loli y poco después volvió a ver a la Virgen.

Entonces Máximo lloraba:

-- que he estado pidiendo que Jacinta tuviese Aparición. Una prueba mas.

Simón: Resulta que Jacinta tenía genio y un dia le mandó su madre no se qué y no lo hizo. Cuando estuvimos en el Cuadro, que les daba muchas veces la Comunión el Angel en el cuadro, en esta ocasión no le dió la Comunión el Angel a Jacinta y a la noche le dice su madre:

-- Ves como no estabas preparada, que no te dió la Comunión el Angel.

Ella se quedó triste. Estaban a veces todas en sitios distintos y en ocasiones es como que las avisaban y se reunian allí todas. Y a Jacinta ese dia la apartó sin darle la Comunión y luego se lo dijo a su madre.

Otro dia estábamos encima del pueblo en un invernal que tenemos ahí. Andábamos recogiendo la hierba. Don Valentín venía algun dia a decir Misa al pueblo y Jacinta fue a la Iglesia a ver si se confesaba antes de Misa y Comulgar. Pero no llegó a tiempo y Jacinta entonces confesó después de Misa y no habia comulgado ese dia. A la tarde le dió la Comunión el Angel.

A veces veiamos que el Angel tambien apartaba a otras. Yo, la mi hija, ví este motivo de no haber obedecido a su madre, por lo que no le dió la Comunión el Angel hasta que se confesó.

Vino una judia aquí con una de Burgos. Los padres era judios, no eran católicos ninguno y ella, la hija, quería bautizarse. Venia aqui durante las Apariciones y siempre venía a mi casa con la de Burgos que se llamaba Chón(Asunción).

María estaba con miedo de si sería el demonio que se aparecía. Le dió a ella y a Loli una botella de agua bendita y les dijo:

-- cuando tengais Aparición se lo hechais a la Visión.

Cuando tuvieron Aparición la hecharon el agua bendita, pero el agua bendita no fue hacia la Visión sino que giró en sentido contrario y fue a caer donde estaba la judia. Era la señal de que la Virgen quería que se bautizase.

María: Resulta que yo pues era muy desconfiada. No acababa de comprender estas cosas. Era lo primero de las Apariciones y yo le decía:

-- Jacinta, estaba también Mari Loli, tengo aqui un botelluco de agua bendita. Cuando tengais Aparición, por si acaso es el diablo, le tiráis agua bendita para que se vaya.

Entonces tuvieron Aparición y se pone Mari Loli a tirar el agua bendita a la Aparición. La judia traía una blusa blanca. Se pone a hechar el agua y le cae toda a la judia que estaba cara al otro lado. Después ya normales le decia Chón(Asunción). A ver Jacinta, siéntate en esa mesa y con agua natural ponte a hecharlo a ver donde cae y le caia delante de los piés pero aquel agua bendita fue para donde estaba la judia, no calló enfrente.

Aquella casa era muy pequeña y yo un dia tenia un dolor de cabeza y se me llenaba la casa de gente. Digo yo: me voy a la otra casa. Aquí dormían los muchachos, parte de ellos. Tenía aquí una habitación y entonces digo: me voy allí. Era una casa vieja. Entonces me vine ahí y Jacinta estaba cenando. Jacinta no salió de casa que no tenía Aparición.

Yo me vine después de cenar a esta otra casa y cuando mas tranquila estaba dan en picar a la puerta. Y eran Conchita, Loli, Don José Ramón y un tropel de gente. Abro la puerta, entran, se me afincan al par de la cama, me hacen una Cruz en la almohada y yo no pude volver a dormir. Me dije: es inutil esconderme que dondequiera me encuentran.

Simón: Iban a las camas. Si estabas en una casa que no era tuya o estabas con otra mujer, pues te descubrían. El matrimonio a veces, si tienen un hijo enfermo, ponen el niño en el medio. Pues hacían tres cruces entonces. Cada persona que dormía en la cabecera de la cama parecía que lo conocían y si hacían tres cruces es que tenían allí algun hijo.

En casa de mi hermana Tiva, entraron en un cuarto e hicieron una Cruz en la cabeza de la cama y otra en los piés y era que dormían así las muchachas. Entraban en una casa y todo lo descubrían. ¿Quién se lo dijo a ellas?.

Si veían mal comportamineto en una muchacha y un muchacho, les decian: ¡Ay, yo creía que érais matrimonio!. Se descubrieron muchas cosas.

Vino aquí uno de Galicia de la provincia de Orense. En la provincia de Orense estuve yo trabajando. El era de aquí de Palencia y habia estado aqui muchas veces y venía con unos rosarios ya besados por la Virgen y trajo mas rosarios, entre los unos besados trajo otros que no estaban besados. Se lo dió a una de las muchachas para cuando viese a la Virgen se los diese a besar. Y la niña en éxtasis apartó los que ya estaban besados y le dió a besar a la Virgen los que no lo estaban. ¿Cómo conocían ellas que algunos estaban besados?.

Uno de Unquera que se llamaba Jacinto hacía dos meses que le habia dado un Crucifijo a besar a la Virgen que se le dió a Jacinta. Y oyó esto de que los crucifijos o rosarios ya besados los apartaban ellas. Y decia él: ¿cómo lo van a saber?. Decidió hacer una prueba. Estando en casa de Ceferino, calló Jacinta en éxtasis y estaba allí el cura de Cosio, Don Valentín, y había mucha gente. Le dijo Jacinto a Loli:

-- dale este Crucifijo a Jacinta para que se lo dé a besar a la Virgen.

Le coge Jacinta y dice bien claro:

-- está besado.

Le pregunta Don Valentín a Jacinto:

-- ¿está seguro que está besado?.

Le dice Jacinto:

-- ¡Seguro!, ¡seguro!, hace dos meses que se le dí a besar a esta misma niña.

María: Estábamos cenando y vino una nieta de Tiva y habia venido uno de la linea diciendo que vino una señora para que cuando tengas Aparición le des a besar este Crucifijo a la Virgen y luego que se le lleves a su dueño. Entonces yo, como era tan desconfiada, le digo:

-- ¿qué sabe ella quién es su dueño?.

Tuvo Aparición Jacinta y yo la seguí. Anduvo por ahí y fue con mucha gente donde la señora que ya estaba acostada y le dije.

-- ¿es tuyo?.

Y me dice:

-- Sí, es mio que quise yo tener una prueba.

A continuación algunos testimonios de un grupo de vecinas del pueblo que espontaneamente hablan de los sucesos ocurridos durante la época de las Apariciones. Los guiones -- indican testimonios de diferentes vecinas.

-- les metían esas luces tan potentes, cuando estaban en éxtasis, y no pestañeaban.

-- en lo que miraban allá arriba, no estaban en el mundo.

-- y las pinchaban y no se enteraban.

-- Una noche estaba Maria Cruz en éxtasis y estaba Escolástico, el padre, con ella. Como decía la gente de que las niñas en éxtasis no sentian dolor quise hacer una prueba. Hartéme de picarle las piernas, pero no fue posible de que se moviese, no se movió nada, nada, como si tocara esa banqueta.

-- Tenía un hijo en el servicio militar en Burgos y vino aquella noche con el coronel, con el capitán y mas gente. Tenemos una cuadra con dos puertas. Antes, para meter los carros, ponian dos puertas. Abrieron las dos puertas, metieron el coche y se tuvieron que marchar al bar que en casa no pudo entrar de la gente que habia. Era el dia del primer Mensaje, el 18 de Octubre de 1961, y estaba el pueblo que no se cabía en las casas de la gente que habia. Y con tanta gente es un milagro que nunca haya pasado nada. ¡Menudo milagro el no haber pasado nada!.

-- Una señora le dice al marido: Me voy a San Sebastián. El marido le dijo: tan mala como has estado cómo vas a ir allí a acabar de coger la muerte. Era un dia de mucha lluvia y tormenta. ¡Pues yo voy!, decía la Señora. Era este dia del Mensaje y cuando volvió perdió un zapato sin llegar a Cosio y llegó allí de vuelta toda pasada de agua. Cuando eso no habia carretera. Y desde entonces esa Señora que se llama Pepa dijo que después de ese dia curó y nunca mas le volvió a entrar un catarro.

-- En una ocasión estuvieron aquí Balduino y Fabiola, Martín Artajo, la señora y las hijas, que habian venido a las Cuevas de Altamira y ahí se enteraron de esto y se vinieron aquí. Por las revistas, todo el mundo conocía a Balduino y a Fabiola. Y la gente al verles decia ¡Balduino, Fabiola !... corrian al coche y ponian otra ropa pero qué mas daba, la cara era la misma. Martin Artajo paseaba con Fabiola para que no la conocieran y Balduino paseaba con las hijas de Martín Artajo. A la noche tuvo Aparición Loli. Todo el mundo procuraba arrimarse lo más que podía a las niñas en éxtasis y Balduino estaba al pié de Loli y la niña pisó así a Balduino. Y la niña hablaba con la Virgen y decia: ¡Ay!, pues vímoslo ... ¡ay! Balduino y Fabiola... Entonces Balduino trató de sacar el pié y no pudo y se tuvo que estar allí hasta que terminó el éxtasis, con lo que toda la gente pudo verle bien ya que él no fue capaz de sacar el pie hasta que terminó el éxtasis.

Después salió a la calle, que esto era dentro de la casa, y su padre con ella, la niña decía: ¡Ay papá, que me está diciendo la Virgen que me está pinchando un señor!. Fueron a mirar y estaba sangrando por el tobillo. Era que las probaban.

-- Estábamos unas cuantas así como yo ahora, sentadas junto a casa de Piedad y ellas, si se extasiaban y estaban cogidas del brazo de usted, tenia usted que correr todo lo que corrian ellas. No se podia soltar usted. Y esa noche se extasió Conchita y se agarró a un fraile. Y nosotras allí sentadas y la gente a correr detras de ella, con la poca claridad y las muchas esquinas, porque las casas están juntas. Y venga a correr y venga a correr y al fraile se le veía que ya no podía mas. Le tuve que secar toda la ropa de la sudada que cogió. Yo le decía a la niña, ¿pero como correis así?. Ellas no se daban cuenta sino que seguian en todo a la Aparición.

Estas cosas sucedian a algunas personas a modo de prueba de que eran verdad las Apariciones y les daba luego alegria de saber que era la Virgen que les quiso dar una prueba.

-- En una ocasión llegó un muchacho muy buen deportista que decía: A mí nadie me gana a correr. Ninguna niña ni nadie me gana a mí. En esto una de las niñas tuvo éxtasis y sale corriendo y el muchacho corría a todo cuanto daba de sí al par de ella. Era claro que la Virgen no queria ganarle la carrera pero en esto que la niña corre a toda velocidad derecha hacia una pared de una casa y el muchacho pensó: si esto no es de Dios, esta niña se mata contra la pared. El muchacho tuvo que frenar a tiempo pero la niña siguió sin frenar hasta la pared y allí paró al instante. Y decía a la Virgen: ¡Ah, es para que crea...!. El muchacho lo oyó y creyó ya que humanamente no era posible hacer aquello de parar al instante viniendo a tal velocidad.

-- Una noche se perdió un rosario y había nevado y había barro. Le preguntaron a la Virgen y les dijo donde estaba. Le fueron a buscar y entre el barro encontraron el rosario.

-- Esta misma María, la de Simón, me debía dinero. No sé de qué me debería dinero, bueno de lo que fuera, me debia unas perras y venía a dármelas y yo decía: déjame en paz que yo no sé qué veo. Pues veo una estrella pasar baja por encima del tejado de casa Ceferino y trasponer por encima de la Iglesia. Me decia ella: te meto el dinero en el bolsillo, pero yo entusiasmada con aquello que veía. Llegamos a casa de Ceferino y estaba Don Valentín, el párroco, que también vió la estrella, hablando con un muchacho forastero que decía: ¡que yo he visto una estrella por encima del tejado!. Y para probarle decía Don Valentín:¡eso no es cierto!. Llego yo y le digo a Don Valentín: es ciertísimo. Les digo: ¿qué es lo que pasa?, eso lo he visto yo por mis propios ojos.

-- En una ocasión dijo la niña que la Virgen le dijo que ya se había llenado la Copa, por los pecados del mundo, y que la Virgen, como Madre, que sentiría que nos condenáramos. Que si la ayudábamos a Ella y visitábamos al Santísimo y cumpliamos el Mensaje que nos ayudaría para ser buenos y salvarnos.

-- Fue un hijo a Méjico y le dije a Conchita y a Jacinta que le preguntaran a la Virgen a ver si había llegado a Méjico y se lo preguntaron y me dijeron al otro dia que sí, que les habia dicho la Virgen que había llegado. Y así fue, era verdad que había llegado.

-- Éramos, empezando por mí, muchísimo mejores antes de las Apariciones que ahora. Ahora somos malísimos. Para la Iglesia éramos mejores antes. Porque antes aquí los hombres no faltaban a la Misa ni al Rosario y hoy nada. En el mes de Mayo no faltaba un hombre; dejábamos las labores y veníamos todos. La Iglesia llena. Los que vienen de fuera vienen con una devoción muy grande. Los que vienen aquí vienen con buena fé. Vienen con fé, que si no nadie vendría a este pueblucu. Aunque siempre hay gente que viene a pasar un rato, a veces haciendo burla. Pero los que vienen a quedarse vienen con mucha fé. Vienen a la Iglesia con una devoción bárbara.

-- Cuando las niñas están en éxtasis pues no están en el mundo. A usted no le oyen, ni le ven, ni nada. Pero si le dá algun objeto a las otras compañeras para que se lo bese la Virgen, esta se lo dá a la que está en éxtasis y se lo cogen y la niña que lo recibe en éxtasis después se lo va a dar a usted sin conocerle. Eso es una cosa maravillosa.

-- Una señora viuda que era de Santander le dice a Rosario: le vas a dar tú a Loli la alianza de cuando ella se habia casado, pero no le digas de quién es. Rosario le da a Loli la alianza de esa señora. Aquella noche Loli le dió a besar a la Virgen muchos rosarios y muchísimas mas cosas y con aquella alianza se fue derecho donde la señora que se escondió donde la escalera. Era en casa de Ceferino. Y fue allá Loli y se la puso en el mismo dedo de donde la señora habia sacado la alianza. ¡Cómo se emocionó!. Entonces aquella señora sí que creyó de verdad. ¿Quién le dijo a esta niña de quién era la alianza y de donde la saqué?.

-- Otra vez éramos cuatro o cinco compañeras y una se retrasó en darle a las niñas los objetos y dió en llorar, ¡con unas ganas!. ¿Hay señora por qué llora?: porque todas les dieron los objetos menos yo que no llegué a tiempo. Entonces le dije pues démelos que se los doy a otra de las niñas. La encontró luego llorando de nuevo y le digo: pero señora, ahora por qué llora. ¿Cómo no voy a llorar si la misma niña me lo vino a traer lo mio en la mano después de besarlo la Virgen.

 

A. M. D. G.


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